Aunque no os lo creáis, hace muy poco que leí por primera vez este libro, una obra consagrada de la literatura española del siglo XX. Escrito por Ignacio Aldecoa, refleja la soledad de los marginados mediante un argumento que podríamos llamar naturalista, aunque los críticos literarios me miren mal por elegir este término (aplicado, sobre todo, al realismo de finales del siglo XIX y comienzos del XX y al tremendismo de los años cuarenta del siglo XX) y no el de novela social o novela rural, que le correspondería por su época.
El argumento, como digo, es naturalista porque se elige a un miembro de una clase social baja, se nos cuentan (eso sí, a posteriori) sus orígenes, y como en la filosofía de Taine, la raza, el medio y el momento determinan el destino del protagonista:
Un gitano vividor y fogoso. Una noche de juerga, prolongada hasta el día siguiente. Una discusión absurda provocada por la conjunción de la resaca y el abrasador viento solano. Una primera huída, con un arma en el bolsillo que se resiste a abandonar a su dueño. La muerte de un guardia civil, y a partir de ahí la verdadera fuga. El pueblo vecino, Madrid, Alcalá,... El garrote siempre en el aire. La generosidad de los parias de la sociedad, de los elementos antisociales, y el abandono de las viejas amistades y la familia.
Un libro duro, pero merece la pena leerlo.
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