- Olvidar toda mi cultura y mi educación.
- Desprenderme de la moral de esclavo judeocristiana.
- Despreciar al prójimo más que a mí mismo.
- Ignorar absolutamente los sentimientos de los demás. Evitar la empatía.
- Fomentar mi egoísmo.
- Aprobar el uso de la violencia.
- Ignorar los designios de la razón.
- Cultivar los sentimientos negativos: odio, ira, desprecio...
- Negar mi confianza a todo el mundo.
- Adoptar una conducta errática, para provocar una angustiosa sensación de indefensión en el resto de las personas.
(*) Los objetivos se enuncian siempre utilizando infinitivos, aunque estos sean sinónimos de los nombres deverbales correspondientes
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