Debe de ser que nos gusta la sorpresa. Aunque sepamos que nos engañan, que al final el asesino será quien menos esperamos. El primer muerto de la historia, el propio detective, todos los sospechosos en masa. ¡Es un truco tan viejo! Lo que cuesta, realmente, es que nos sorprenda.
Nos gusta Agatha Christie por lo mismo que nos gusta Amenábar. Por más que sea poco original (ya hicieron lo mismo M. Night Syamalan en El Sexto Sentido y Philip K. Dick en Ubik), al final no caes en la cuenta de que el protagonista está muerto desde el principio. Es la sorpresa, la voluntad de sorpresa. Al final, lo que nos gusta de Agatha y de sus seguidores es que consigan hacernos olvidar que ya sabíamos como acababa la obra.
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