viernes, 28 de mayo de 2004

El relato del jueves: El primer ordenador.

(Este es el relato de ayer: no pude acabarlo antes de la media noche).

Muchos hombres concibieron, a lo largo de la historia, la idea de construir una máquina que pudiera hacer operaciones matemáticas. Supongo que habréis oído hablar, por ejemplo, de la calculadora de Pascal. O quizá conozcáis los diseños de Babbage, que en 1837 se aproximó mucho a una buena definición de la estructura de una computadora, pero no pudo llevar a cabo su idea, por la falta de tecnología adecuada. Pero, ¿cuál fue la primera computadora...?
Seguramente me respondáis que la primera computadora fue ENIAC... Bueno, eso es cierto, quizá, pero no exacto. Ya os hablé, por ejemplo, de Zuse, cuya primera máquina es anterior al ENIAC... y, aunque no electrónica, era más avanzada en algunos conceptos. Y mencioné de pasada los ordenadores Colossus, que desde 1943 descifraron el código de las Enigma alemanas. ¿Qué nos hace pensar que el ENIAC, de 1946, fue el primer ordenador?
Bueno, en primer lugar podemos descartar a Zuse por dos motivos. En primer lugar, a diferencia del Colossus, su ordenador era electromecánico, no electrónico (afortunadamente, el partido nazi no tenía interés en invertir en ordenadores). En segundo lugar, su ordenador fue destruido durante la guerra. Respecto de los Colossus de Turing, podemos decir que eran ordenadores dedicados, que ejecutaban un programa preconcebido durante su construcción. Por otro lado, hay dudas sobre otro ordenador, el que Atanasoff construyó hacia 1942, y que según algunos autores no era operativo. Por eso el ENIAC, ordenador electrónico multiuso, ha venido siendo considerado durante mucho tiempo el primer ordenador de la historia.
Pero, realmente, ¿podemos considerarlo un ordenador? Para programar el ENIAC, había que volver a cablear, mediante clavijas como las de una centralita telefónica antigua, las conexiones entre los diversos componentes del ordenador. ¿Es eso "programar"?

A Von Neumann, un científico procedente de un campo totalmente ajeno a la computación, se debe la definición moderna de computadora: una computadora puede almacenar en su memoria los programas, además de los datos.
Este concepto procedía de una idea de Babbage, que había pensado en la posibilidad de alimentar a su computadora con programas escritos en una cinta de papel perforado. Pero Babbage había pensado que necesitaría cintas distintas para el programa y para los datos. La idea había sido mejorada en las computadora de Zuse (que no había leído a Babbage), capaz de almacenar sus instrucciones en la misma cinta que los datos, y quizá (no estoy seguro) en el ASCC de Aiken, otra computadora electromecánica financiada por IBM para la universidad de Harvard.
Pero una auténtica máquina de Von Neumann puede almacenar los programas en su memoria electrónica, no en la cinta de datos. En ese sentido, se puede considerar el EDVAC, en cuyo diseño colaboró Von Neumann como el primer ordenador capaz de almacenar los programas en su memoria.

El EDVAC se comenzó a construir en 1946, y no fue completamente operativo hasta 1952. En el intervalo se fabricaron otros ordenadores, como el "Manchester Baby" (un aparato de pruebas para los componentes de hardware del Ferranti Mark I) , que realizó su primer cálculo en 1948, el EDSAC de la universidad de Cambridge, que realizó su primer cálculo en la universidad de Cambridge, o incluso el Univac I, que, proyectado en 1948, estuvo disponible comercialmente desde 1951. El primer ordenador diseñado para su uso en negocios, el LEO I, también se entregó en 1951. Por tanto, cualquiera de estos ordenadores podría considerarse anterior al EDVAC, que, sin embargo, se proyectó antes.

Por otro lado, hay dudas sobre cuál fue el primer ordenador diseñado para su comercialización. ¿El Ferranti Mark I, disponible desde febrero de 1951, del que se vendieron 9 unidades en 6 años? ¿El Univac I, cuya primera unidad fue probada un mes después (30 de marzo de 1951) pero del que se fabricaron 12 unidades en 4 años? Sea cual sea, tenemos que reconocer el esfuerzo de sus creadores y la audacia de quienes arriesgaron su dinero en tal empresa. Espero que mis palabras hayan despertado vuestra curiosidad por saber más sobre aquellos genios y sus extravagantes computadoras.

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