domingo, 28 de abril de 2019

CARNÉS, Luisa: Tea Rooms. Mujeres obreras (novela reportaje)

CARNÉS, Luisa: Tea Rooms. Mujeres obreras (novela reportaje). Madrid, Asociación de Libreros de Lance de Madrid, 2014. XVI+224 págs., 23cm
ISBN:
978-84-934382-7-2
Descriptores:
Narrativa española del siglo XX. Novela social. Feminismo.

Una compañera de trabajo trajo a una reunión de departamento, hace unos meses, este libro escrito por una de esas autoras silenciadas por la historia y prologado por un antiguo profesor de nuestro instituto al que yo no llegué a conocer. Ayer lo vi en la caseta institucional de la Feria del Libro Antiguo y de Ocasión [de Primavera] de Madrid y me abalancé sobre él.

Luisa Carnés, de familia humilde, fue sombrerera aprendiza, mecanógrafa, dependienta de salón de té y finalmente periodista gracias al éxito de esta su tercera novela. Toda esa experiencia vital se condensa en una novela que describe la vida de las trabajadoras en el Madrid de los años 30, sin caer en los tópicos y anacronías en que caen frecuentemente las reconstrucciones de esa época.

La novela tiene aciertos y fallos. Entre los aciertos, el protagonista coral, con párrafos que, escritos en los años 30, parecen sacados de La Colmena:

El muchacho que trae el género llega cada mañana y cada tarde con dos o tres tableros encima del rodete de fieltro obscuro que se pone sobre la cabeza. El muchacho que trae el género es bajito, muy delgado y tiene la nariz ganchuda como la de un loro y una boca ancha, de dientes blancos e irregulares.

Compárese la construcción del párrafo anterior con este de Camilo José Cela:

El gitanito, a la luz de un farol, cuenta un montón de calderilla. El día no le dio mal: ha reunido desde la una de la tarde hasta las once de la noche, un duro y sesenta céntimos. Por el duro de calderilla le dan cinco cincuenta en cualquier bar: los bares andan siempre mal de cambios.

El gitanillo cena, siempre que puede, en una taberna que hay por detrás de la calle Preciados, bajando por la costanilla de los Ángeles; un plato de alubias, pan y un plátano le cuestan tres veinte.

Quizá vosotros digáis que en el ejemplo de Cela hay un elemento social que en el de Carnés no está; pero el uso del presente y la repetición innecesaria del sujeto me han traído a la cabeza inmediatamente ese ejemplo.

Otra de sus "luces" es la descripción completamente naturalista de la vida femenina. En los libros naturalistas o de realismo social que había yo leído hasta el momento, nunca me había encontrado una descripción de una mujer que oculta su embarazo en que hubiera detalles como el ensanchamiento y oscurecimiento de las areolas. Luisa Carnés no tiene ningún pudor en contar esas cosas de las que entre mujeres se hablaba, pero que seguramente se evitaba comentar cuando la obra iba dirigida a un público masculino.

Entre las sombras, un panfletarismo evidente (en el último capítulo se ponen en boca de la oradora de una manifestación las opiniones de la autora sobre la necesidad de un cambio social), el folletinismo (se acaba incurriendo en tópicos como la mujer echada al arroyo y convertida en prostituta, o la joven de buena familia que queda en estado a causa de un sinvergüenza).

También perjudican a la autora el laísmo, el uso incorrecto del imperativo (no solo en los diálogos), la confusión entre los parónimos actitud ~ aptitud y otros fallos gramaticales que estropean algunas de sus páginas.

Sin embargo, recomendaría esta novela encarecidamente a la gente que quiera conocer cómo era la vida de sus abuelas; a esa gente que ha leído con gusto Barrio de Maravillas e incluso a quienes siguen series como Las chicas del cable

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