viernes, 19 de abril de 2019

KEN Liu: Planetas invisibles. Madrid, Alianza (colección Runas), 2017. 379 págs., 21cm
ISBN:
978-84-9104-833-6
Descriptores:
Ciencia ficción. Narrativa china. Relato breve. Distopías. Robots.

Ken Liu es un autor de ciencia ficción que ha tenido una intensa labor como traductor de obras chinas en Estados Unidos. Este volumen está concebido como una introducción a la CF china dirigida a lectores estadounidenses, y una de sus carencias es que, aparentemente, se ha traducido la obra entera desde el inglés, adaptando pasajes de los cuentos a la cultura estadounidense (como ejemplo: se han sustituido las medidas tradicionales chinas por equivalentes estadounidenses, cuando para el español son tan exóticas unas como las otras).

El volumen incluye trece narraciones de seis escritores, precedidos de una introducción del compilador y seguidos por tres ensayos escritos por autores de los cuentos antologados. Las referencias constantes a "autor", "autora" en los siguientes párrafos tienen la finalidad de indicar el sexo de los diferentes creadores.

Del autor Chen Qiufan, me quedo con el primero de los tres cuentos antologados, "El año de la rata", una historia apocalíptica en que los graduados de la universidad, en paro, son movilizados en una guerra brutal contra ratas gigantes. Los otros dos relatos del mismo autor hablan también de futuros apocalípticos y cercanos: "El pez de Lijiang", sobre una ciudad turística cuyos habitantes reales han sido sustituidos por robots de parque temático; "La flor de Shazui", sobre una mujer maltratada en un entorno marcado por la especulación inmobiliaria. El primero es el menos oscuro de los tres (a pesar de todo su pesimismo) y el más cercano a la CF de aventuras.

De la autora Xia Jia aparecen tres relatos muy evocadores: "Cientos de fantasmas desfilan esta noche", "El verano de Tongtong" y "El paseo nocturno del dragón equino". Los tres crean atmósferas cargadas de melancolía: en el primero y el último los protagonistas son muñecos de feria humanizados que cuentan sus historias cuando ya no hay humanos en el mundo; el segundo, mi favorito, plantea una interesante solución para el problema de los cuidados en la cada vez más envejecida sociedad china.

Ma Boyong es el autor de "La ciudad del silencio", una distopía sobre un régimen totalitario que controla todo lo que dicen sus ciudadanos. Incluye referencias explicitas a 1984 y plantea el peligro de estar llegando a una sociedad en que los mecanismos tecnológicos de control del pensamiento sean peores que en el libro de Orwell.

Hao Jingfang es autora de dos cuentos muy distintos: "Planetas invisibles", que da título a la antología, es una poética colección de hipótesis (más filosóficas que científicas) sobre distintas versiones de la vida en otros mundos, al modo de las "ciudades invisibles" de Ítalo Calvino. "Entre los pliegues de Pekín", ganador de un Hugo, plantea la idea de una ciudad superpoblada en que no solo el poder adquisitivo o el espacio de vivienda, sino también el tiempo en el que se vive diferencian a unas castas de otras.

Tang Fei es la autora de "Chica de compañía", un relato más fantástico que de CF sobre una adolescente que proporciona placeres a millonarios.

"La tumba de las luciérnagas", obra de la autora Chen Jingbo, también está más en la fantasía que en la CF. Su historia es un encaje de leyendas en que la distinta velocidad del tiempo en distintos lugares resuelve una vieja historia de amor. Todo es sumamente confuso y se me hizo muy cuesta arriba su lectura.

Liu Cixin es el buque insignia de la CF china. De él se incluyen dos relatos: "El círculo", adaptación de un capítulo de la novela El problema de los tres cuerpos con que ganó un Hugo en 2015, y "Cuidando de Dios". El primero de los relatos se me hizo demasiado inverosímil por la aparición de conceptos que creo anacrónicos. Demasiado recurso a la aritmética decimal (¿se usaba en China?), y a las operaciones booleanas con sus nombres ingleses. Como construcción literaria, por lo demás, es perfecta la trama. Pero le da mil vueltas "Cuidando de Dios", que es una vuelta de tuerca a las creencias en la panspermia y los alienígenas divinizados tipo "El fin de la infancia" de Clarke, con un elemento humorístico evidente y un uso muy inteligente del distinto flujo del tiempo a velocidades cercanas a la de la luz. Los "dioses", extraterrestres longevos que han sembrado la semilla de la vida, han perdido todo contacto con la tecnología y no pueden reparar sus naves. Por eso descienden sobre la Tierra y piden ser acogidos por familias humanas a cambio de la información en sus computadoras. El problema es que hay millones de ellos. Es una buena reflexión sobre el problema del envejecimiento y una metáfora sobre como las nuevas generaciones chinas se ven traicionadas por las antiguas.

El conjunto es un interesante muestrario de las voces de la ciencia ficción en esa tierra de ciencia ficción. Ojalá alguien en Estados Unidos haga una antología similar de autores hispánicos vivos...

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