No le pasa nada, pero llora. Llora silenciosamente, sin lágrimas. Solo en ocasiones un suspiro o un gemido brotan de esa boca en que hace meses no se ve la sonrisa.
¿Qué le ocurrirá? Mi pudor me ha estado impidiendo preguntárselo todo este tiempo, pero ya no aguanto más; mi curiosidad es más fuerte...
—¿Qué te ocurre?
—Nada, profe...
Nunca le ocurre nada, pero esos ojos que sonreían el año pasado, esa voz que antaño poseía ese matiz agudo que da la sonrisa, ha desaparecido.
Las amigas tampoco parecen saber nada. No la ha dejado el novio, no la han castigado sus padres, no ha habido problemas en la familia...
Entonces, un día, deja de venir. Y es en ese momento cuando al final sonsacamos la razón de su tristeza. No son las amigas, ni el novio, ni los padres... Es un terror irracional a los demás, un terror que viaja por las redes y se aferra a nosotros. Un terror a lo que de social hay en las personas.
¿ Habéis sentido alguna vez ese miedo?¿Cómo se cura?¿Quizá al terminar la adolescencia?
Sea cual sea la respuesta, lo importante es que en la clase seguirá habiendo un asiento vacío, esperándola.
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