martes, 12 de abril de 2005

¿Alguien cree en el voto electrónico?

Redactando el artículo anterior conocí firstmonday, y en su portada he encontrado el artículo The democratic divide sobre el voto por internet.
Su autor ataca a esta idea pero, en lugar de hacerlo utilizando (como haría yo) temores cyberpunk sobre tratamiento de los datos del voto, lo hace lanzando una andanada a los argumentos de los defensores del voto electrónico:
El principal argumento de los partidarios del voto por internet es que facilita la participación. Pero sólo la facilita a quienes pueden votar desde su casa, ya que votar por internet desde un colegio electoral es absurdo, hacerlo desde una biblioteca o centro público de acceso es poco íntimo, y votar por internet desde el trabajo es una invitación al caciquismo.
Si a esto le añadimos que los grupos sociales que ejercen el voto coinciden con los grupos sociales que tienen internet en casa, la cosa parece mucho menos democrática, ¿verdad?
La conclusión no tiene desperdicio:
Sharon Strover ("Remapping the digital divide," Information Society, vol. 19, 2003) argues that "the focus on technologies as discrete systems and their users as isolated individuals masks some of the contradictory ideas that routinely accompany information technology policy and programs". One contradictory idea that we have discovered is that while the rhetoric of the Internet is one of both decentralization and connectedness, the behavior of Internet activity is similar to other social phenomena. It tends to cluster around centers of cultural and economic power and instead of creating new connections, it reinforces other indicators of connectedness, including potentially voting.

Efectivamente, la sociedad de la información crea vínculos entre individuos, pero tiende a repetir (por cuestiones lingüísticas, económicas, etc.) los vínculos ya existentes.
Ejemplo de ello es este blog, que dejó de ofrecerse en inglés por falta de lectores
(aunque alguno me podría ofrecer, como contraejemplo, lo que le pasó a Alicia Nutria, que ahora sólo aparece en la lengua del tal Shakespeare).

3 comentarios:

José Moya dijo...

El problema fundamental que se plantea en el voto electrónico es el problema fundamental que se plantea al diseñar, por ejemplo, un juego de mus para ordenador: ¿cómo convencer al jugador de que el ordenador no ve sus cartas?

Porque, vamos a ver, si me tengo que identificar con un certificado, si el gobierno tiene que saber que yo soy yo, cómo garantizar el anonimato de mi papeleta? especialmente, si el programa de voto va a estar en el servidor, es decir, cerrado a cualquier pesquisa en este sentido.

Aunque soy un entusiasta de los ordenadores, soy de aquellos que, cuando comenzaron a sortear la mili con un ordenador, pensó "vaya, habrán comprobado la aleatoriedad del algoritmo pseudoaleatorio"? Afortunadamente, yo nunca participé en aquel sorteo. Ventajas de ser un cegato.
y

José Moya dijo...

Acabo de descubrir una página de gazapos de prensa llamada malaprensa, cuyo editor parece ser también remiso al voto electrónico (ver esto)

Josu dijo...

Hola José

Absolutamente de acuerdo con tu renuencia al voto electrónico, como digo efectivamente en mi página
No al voto electrónico, que amablemente has citado.
Es innecesario, es caro y es peligroso. Con capas y capas de tecnología que los ciudadanos comunes no entenderíamos, sólo llegaríamos a tener lo que ya tenemos.
Con ganancias mínimas.
Un saludo
Josu-Malaprensa
www.malaprensa.com