sábado, 31 de enero de 2009

Los cables de extensión USB retráctiles y sus problemas

Es posible que alguno de vosotros se haya planteado comprar alguna vez un juguetito como este que compró mi hermana hace unas semanas:

Se trata de un cable universal USB formado por un alargador extensible y una serie de adaptadores. Parece una idea genial: en un rincón de la cartera o del bolso, se puede llevar lo necesario par usar en cualquier ordenador toda clase de aparatos digitales (siempre y cuando no sean de marca: obviamente, no vale para una cámara Sony, ni para un mp3 Ipod, ni para un smartphone Ipaq). Esencial si, como le ocurre a mi hermana, necesitas a cada momento volcar en tu ordenador del trabajo los contenidos de cámaras de distintas marcas.

Yo mismo, como equipación básica para mi portátil, poseo un juego similar, guardado en un bonito estuche que Salvador Bachiller tuvo en oferta en sus antepenúltimas rebajas. Y por eso conozco el problema de estos cables extensibles.

Se trata de un cordón muy fino que da problemas en los dispositivos USB 2.0. No sé si estos se deben a la falta de algún hilo (aparentemente, sólo lleva dos, mientras que el USB presenta cuatro conectores más la masa) o a la falta de blindaje electromagnético (esencial cuando uno tiene la mesa del ordenador llena de altavoces, teléfonos inalámbricos y otras fuentes de interferencias), pero el caso es que no funciona con dispositivos USB 2.0, y, como no es un aparato inteligente (es sólo un cable, no un hub), no puede comunicarle este hecho al ordenador.

¿Cuál es la solución? Que seamos nosotros quienes informemos al ordenador, bien colocando el cable en un hub USB 1.0, bien deshabilitando el USB 2.0.

Cómo deshabilitar el USB 2.0 en Windows.


Nota1: Comprobado en windows 2000 y XP. Es posible que funcione en Windows 98, Millenium y/o Vista.
Nota2: Es probable que este procedimiento requiera reiniciar el equipo.


Lo que tenemos que hacer es deshabilitar el Enhanced Host Controller en el Administrador de dispositivos:
Inicio → Configuración → Panel de Control → Vista Clásica → Sistema (hasta aquí también se puede llegar pulsando ALT+INTRO sobre MiPC [Equipo], pero sólo si se muestra MiPC [Equipo] en el escritorio).
Solapa Hardware → Botón Administrador de dispositivos.
A continuación, en la lista, desplegamos el icono Controladoras de bus serie universal (USB) y buscamos algo que tenga un nombre parecido a Enhanced Host Controller, Controlador de Anfitrión Mejorado o Controlador de Host Ampliado (según la versión de windows, las traducciones pueden variar; además, el nombre del fabricante de la placa de nuestro ordenador, o el número de modelo de USB pueden preceder al nombre o alterar su traducción; en todo caso, buscamos algo con el icono USB que añada las palabras Enhanced, Ampliado o Mejorado).
Una vez lo hemos localizado, pulsamos el botón derecho del ratón (el izquierdo si está configurado para zurdos) y seleccionamos deshabilitar.
Hecho esto, es probable que el ordenador nos pida reiniciar el sistema, especialmente si ya estaba en uso algún dispositivo USB.

Finalmente, os recuerdo que, cuando terminemos de usar nuestro cable, tenemos que volver a habilitar el controlador, siguiendo los mismos pasos pero seleccionando "habilitar". Mientras no lo hagamos, todos los dispositivos USB funcionarán como USB 1.0, es decir, endiabladamente lentos.

Cómo deshabilitar el USB 2.0 en Linux.


Abrimos una consola (o pulsamos CONTROL-ALT-F2 e ingresamos) y escribimos:
su -c "modprobe -r usb-ehci"
Para habilitarlo de nuevo, escribimos:
su -c "modprobe usb-ehci"
Es conveniente no tener dispositivos usb conectados cuando desactivemos ehci, o que, al menos, hayamos desactivado los respectivos módulos con modprobe -r.

viernes, 30 de enero de 2009

El juego del viernes: Bos Wars / Cstalin

No sé si recordáis el videojuego Dune. Como fanático que fui del libro, de la película de David Linch (tengo que reconocer que infumable excepto para los fanáticos de la novela o del director) y del juego de tablero de Avalon Hill, no tuve más remedio que instalarlo en mi 486. Inmediatamente, me descubrió el mundo de los juegos de Estrategia en Tiempo Real, (RTS) una variación de los juegos de estrategia que combinan táctica y gestión económica con acción.
A Dune le siguieron Command and Conquer y Warcraft, del mismo fabricante (Westwood), que acabaron por popularizar el género.

Precisamente en la serie de Command and Conquer se basaron los autores de Stratagus, una biblioteca para la creación de juegos RTS a partir de la cual se distribuyó un juego homónimo para linux, pronto renombrado a Battle Of Survival (Bos Wars).

Bos Wars renuncia a los efectos tridimensionales de Spring en favor de la jugabilidad y, quizá, para permitir que se pueda seguir disfrutando del juego en equipos sin una tarjeta gráfica potente. Junto a la posibilidad de establecer un juego multijugador (posibilidad que adolece de la falta de un servidor centralizado que permita poner en contacto a jugadores que se desconocen entre sí), Bos Wars incorpora un motor de inteligencia artificial para partidas de un solo jugador, y dos campañas de juego (Spring presenta la posibilidad de crear campañas, pero no incluye ninguna). Sin embargo, los escenarios son bastante fáciles y la variedad de piezas es limitada.

Quizá por ello exista CStalin. CStalin es un "mod" (una variante) de Bos Wars que incluye un nuevo juego de unidades y edificios y una campaña nueva para recrear las andanzas del dictador ruso. La dificultad es mucho mayor (el nivel uno de Cstalin equivale al último nivel de Bos Wars) y se cuida mucho la evolución de las unidades. Sin embargo, la mayor variedad de unidades se paga con un archivo que pesa mucho más (220 megas frente a los 46 de BosWars).

Descargadlos, instaladlos y contadme lo que pensáis sobre ellos.

miércoles, 28 de enero de 2009

El cuento del miércoles: Zorrerías

Sobre la mesa de cemento del merendero han quedado unas migas de algo que parece queso. Un cuervo ha descubierto esos restos de la comida campestre de algún excursionista descuidado, y con ellos celebra un banquete.
Cautelosamente, una raposa emerge de entre los bujos y se acerca, al olor de la comida. El cuervo, asustado, toma con su pico el envoltorio metálico y consigue arrastrar en él la mayor parte de las migas. Después, se percha en la rama de un álamo.
Mientras tanto, el cánido ha trepado al banco, y de ahí ha saltado al tablero hormigonado para descubrir una exigua cantidad de queso que lame con fruición, pero le deja insatisfecho. Encaramada a la mesa, contempla la vulpeja la frenética actividad del córvido. Un instante después, gira y salta en torno del Populus alba para comprobar que el ave se halla fuera de su alcance. Finalmente, se vuelve hacia los arbustos con el rabo entre las piernas, como si se hubiera rendido.
El cuervo, receloso, ha tomado de nuevo en su pico el envoltorio metálico y, con cuidado de no perder ninguna miga, vuela a una rama superior, donde queda a la defensiva.
En ese momento, la zorra pide al director del documental permiso para hablar, y el director se lo da. Avanza de nuevo hacia el erecto pobo y, con unos ladridos en que se adivina un todo de afectación dice algo que, desde Esopo, viene traduciéndose más o menos así:
—Oh, cuervo, la más bella de las aves, cuyas negras alas nada han de envidiar a las del colorido papagayo ni a la azulada cola del pavón: dime si es cierto que tampoco tu voz, que tan bien sabe imitar silbos y voces, supera en registros no ya a la del ruiseñor, sino a la misteriosa ave del paraíso.
En ese momento, el córvido emite un grazido que el buen conocedor identifica como grito de alerta, y en que el fabulista creyó escuchar la vanagloria y pompa del cuervo. Sea lo que fuere, el caso es que la envoltura de papel de plata cae al suelo, donde se convierte en merienda de la marfusa, mientras el cuervo, en el árbol, llora sus miserias.

martes, 27 de enero de 2009

Leo en República de las letras, 2008, número 107(web)(resumen), el prólogo que Julio Rodríguez Puértolas ha dedicado a la nueva edición de su Historia de la literatura fascista española (Akal, 2008). Hace ya tiempo que había oído comentarios sobre la primera edición de su libro, procedentes de gentes de derechas que no le criticaban el "tirar de la manta", sino el olvidarse de tal o cual autor fascista, o incluir como fascistas autores que, para mi interlocutor, no eran suficientemente fascistas. Hay que aclarar que quien hacía las críticas se podía situar en el ala derecha del PP (si no directamente en las JONS), y que, por tanto, se podía suponer que sabía de qué estaba hablando. Esto hizo que, en su día, me entraran ciertas ganas de leer el libro, aunque no en la ajada edición de la Biblioteca Regional que por entonces frecuentaba.
Finalmente, no leí el libro, y, quizá por ello me he acercado más a este prólogo, que figuraba como una especie de auto-reseña en un número especial dedicado a aquel Congreso de escritores antifascistas celebrado en nuestro país durante la guerra. Es un prólogo demoledor, que arremete fuertemente contra el espíritu de amnistía ("ley del olvido") que recorrió nuestra transición hasta el final del mandato de Felipe González. Generaciones enteras de literatos, profesores universitarios, críticos, se ponen en solfa. Una frase muy acertada, que lamentablemente no puedo ahora citar literalmente, nos recuerda que, mientras podemos comprender que un guardia inculto o un funcionario de ínfimo nivel ejerzan la labor de censura y purga de la cultura, la cosa se pone muy negra cuando son los más celebrados escritores, los más egregios catedráticos, los más agudos críticos, quienes manejan los hilos de la censura.
Evidentemente, no es una característica única de la censura fascista española. No hace ni veinticuatro horas leí una observación similar, a propósito de otro régimen totalitario, en Vida y Destino de Vasili Grossman. Pero no por ello deja de ser cierto que esa situación permite la creación de una nueva élite cultural que ve despejado su camino hacia los laureles del éxito.

No soy partidario del revanchismo histórico; tampoco del revisionismo. Pero sí de colocar a cada uno en su lugar. Es posible que esta obra sea de utilidad para ello. No puedo asegurároslo: os lo diré cuando la lea entera.

sábado, 24 de enero de 2009

Cómo editar entradas ocultas en un formulario

EDITADO: 27/1/2009
A menudo sucede que en un formulario web (por ejemplo, en el de nuestro router) hay datos que queremos cambiar, pero no nos dejan introducir valores en la casilla.
Una solución cutre y rápida para solventar el problema, sin tener que ir a Firefox e instalar un complemento de edición de páginas "al vuelo" (firebug o greasemonkey), es hacer lo siguiente:

  1. Mostrar el código fuente de la página. Ver →Código fuente;
  2. Buscar la entrada <form (usar la función de búsqueda del bloc de notas).

  3. La entrada tiene la forma <form ... name=...>. Anotar lo que sigue a "name=", que es el nombre del formulario.

  4. Buscar de manera similar las entradas <input (casilla de entrada), y apuntar el nombre de la que nos interesa (normalmente suelen tener un nombre descriptivo).

  5. A continuación, en la barra de direcciones:
    javascript:window.alert(document.nombre_form.nombre_input.value=valor_deseado);
    (sustituir nombre_form por el nombre del formulario y nombre_input por el nombre de la casilla de entrada.

  6. Repetir para cada casilla de entrada que queramos cambiar.

  7. Finalmente, pulsar el botón de envío del formulario.


Observación para frikis:
La razón de utilizar window.alert() es que, si no lo hacemos, el valor que estamos cambiando sustituirá a la página web que estamos viendo.

miércoles, 21 de enero de 2009

El cuento del miércoles: nadie es culpable.

¿No tienes la culpa? ¿Estás seguro? Recuerda que, el otro día, habías pasado ante el cartel y lo miraste como si la cosa no fuera contigo. Recuerda que viste a aquellos muchachos revolviendo entre las piedras y te dijiste: «es sólo un juego». No te hallabas, es cierto, entre los chiquillos a los que Mohammed les enseñó, con una sonrisa, su hallazgo. Pero deberías haber supuesto que algo así podría suceder. No le pediste: «déjame verlo»; ni se lo quitaste de la mano, ni lo agitaste ante los asustados ojos de sus amigos. «Es inofensivo», hubieras exclamado tú también. Y luego, como ellos, como cualquier persona a la que encuentran los doce años en la calle y sin balón, hubieses terminado por emplear la lata como pelota de fútbol. Y quizá, al sacar una falta, el fuerte chut hubiera activado la espoleta.

viernes, 16 de enero de 2009

El juego del viernes: Lego World Builder

Visto que la semana pasada no me dio tiempo a publicar las secciones semanales, esta vez las he redactado previamente, confiando en el motor de publicación programada de blogger, que funciona desde hace unos años (es decir, justo cuando ya no me interesaba).

Aunque mi primera intención fue hablar de un RTS, como en el artículo anterior, he preferido presentaros un juego flash que me parece especialmente interesante.

Lego World Builder es un juego de lógica albergado en la página web de la conocida factoría danesa.

El reto consiste en hacer llegar un objeto fabricado con piezas de Lego del punto A al punto B, obedeciendo una serie de reglas, tan sencillas como diabólicas:

  1. El objetivo del juego es llevar un objeto previamente conocido a una casilla determinada, o formarlo allí (por ejemplo, colocar un pato en una esquina del tablero)

  2. Sólo podemos crear un objeto nuevo si previamente poseemos un plano (sólo puedo fabricar un pato si tengo el plano del pato)

  3. Además, sólo podemos crear un objeto en una casilla adyacente a un montón de piezas que contenga en cantidad suficiente las requeridas por el plano (por ejemplo, si tengo un plano del pato, puedo fabricar un pato allí donde haya cinco ladrillos amarillos y una batería).

  4. Para obtener un plano nuevo hace falta que movamos un objeto construido a una casilla adyacente al plano (por ejemplo, para obtener el plano del buggy, hemos de hacer que nuestro pato llegue a la casilla en que está el plano)

  5. Cada objeto puede moverse sobre terrenos diferentes (por ejemplo, el pato puede moverse sobre el agua y la tierra).

  6. La cantidad de movimientos o acciones que puede realizar un objeto (antes de que se agote su energía) está limitada.

  7. Algunos objetos pueden transportar un número determinado de piezas de un montón a otro. (por ejemplo, el pato no puede transportar piezas, y el buggy transporta 3)

  8. Algunos objetos (como la excavadora o el gorgojo) pueden utilizarse para modificar el terreno.

  9. Todos los objetos se pueden desarmar para convertirse en un montón de piezas de lego.

En esta última regla reside la gracia del juego: en obligar al sufrido jugador a aprovechar piezas del objeto antiguo para fabricar uno nuevo, o incluso a fabricar varios objetos que no puedan transportar piezas pero que puedan pasar una barrera infranqueable, para, una vez al otro lado, desarmarlos para fabricar uno nuevo.

Por último, un consejo sobre este programa: podéis, como es usual, encontrarlo en otras páginas que recopilan juegos flash, pero es posible que tengáis problemas: este juego requiere una ventana mucho más amplia que el marco de incrustación de casi todos esos sitios web, a causa de lo cual es posible que alguno de los botones imprescindibles quede oculto. Por otra parte, dado que este juego se presta a que su creador añada niveles, es recomendable jugar allí donde está la versión más actualizada: en la página oficial.

miércoles, 14 de enero de 2009

El cuento del miércoles: esclavo

Hace frío, y es tarde. Por la calle no caminan sino dos o tres personas enfundadas en abrigos largos y protegidas con gorro, bufanda y guantes. Tras la bruma, se escucha el aullido de una sirena.

No sé por qué estoy aquí fumando un cigarrillo, como si esperase a alguien, en la boca del metro. Salí de casa para tirar la basura, pero, después de dejar cada bolsa en su contenedor, entré en el bar y compré una cajetilla. Después me tomé una caña.

No huyo de nadie. Arriba sólo me espera House, o los anuncios del intermedio. Dejé la tele encendida porque volvía en un momento, pero después de salir del bar me he llegado hasta el metro, y he estado a punto de entrar. Uno se hiela aquí fuera.

Y, sin embargo, no puedo moverme. Debo de tener un aspecto cómico, pero, afortunadamente, no sale nadie. Y tampoco se me ve desde la acera. Toda la realidad al alcance de mis ojos son la entrada y las dos escaleras. Por eso fumo, para entretenerme, para controlar el paso del tiempo. No sé por qué, pero estoy convencido de que volveré a mi casa cuando termine el tercer cigarrillo. Es una convicción absurda, como esa que hace a los niños evitar las grietas de las baldosas, o aquélla que nos impulsa a participar en la primitiva de la empresa, por si toca. Así que, después de esperar un momento, lo pongo en mis labios y enciendo el mechero.

En ese momento, escucho unos pasos. Un hombre malencarado baja las escaleras con paso tambaleante. Pone una jeringuilla en mi cuello, y me pide todo lo que lleve encima. Le doy el monedero, el reloj, el paquete de tabaco y fuego. Con el mismo paso tambaleante, entra caminando en el túnel del metro.

Doy tres caladas más al cigarro, arrojo la colilla y, libre por fin, corro hacia el metro, salto los tornos y empujo escaleras abajo a ese cabrón drogadicto.

Tres sugerencias, sin acritud..

Es casi imposible ponerse en contacto con mi proveedor de internet, ya sea por teléfono (al menos usando el número gratuito), por vía postal o por correo electrónico. Finalmente he descubierto una dirección electrónica para sugerencias. Bueno, al fin y al cabo, una queja no es sino una sugerencia de mejora...

¿Adivináis cuál es el proveedor?



1) Les sugiero que escriban correctamente su denominación social y dirección en http://www.miproveedor.com/ayuda/quienes.htm
Algún burofax que he enviado a dicha dirección con la denominación social que aparece en su página me ha sido devuelto como "desconocido". La Ley 34/2002, de Servicios de la Sociedad de la Información y de Comercio Electrónico, exige, en su artículo 10, apartado 1, letra (a), que en las páginas de internet aparezcan los datos correctos de contacto.

2) Les sugiero que hagan posible acceder a http://acceso.miproveedor.com/clientes/login escribiendo en el navegador acceso.miproveedor.com, y no redirijan esta página a internet.miproveedor.com, donde hay que buscar el área de clientes, oculta en la esquina de menor relevancia (la inferior derecha).

3) Les sugiero que hagan posible examinar los contratos en la página de clientes (por ejemplo, en el apartado "facturación"), o bien los envíen al cliente mediante correo electrónico o postal. Lo anterior es una exigencia tanto del RD Legislativo 1/2007 por el que se aprueba el Texto Refundido de la Ley General para la Defensa de los Consumidores y Usuarios, como de la citada Ley 34/2002, en su artículo 27, apartado 4.

En este momento estoy esperando en mi correo electrónico un contrato de [miproveedor] que debería haberme llegado hace 2 días, y estoy pensando ejercer mi derecho de desistimiento (derecho recogido en el RDL 1/2007). Es cierto que la LSSI acepta, en el apartado 3 del citado artículo 27, la posibilidad de simplificar dicha información en caso de acuerdo previo entre ambas partes, pero yo le pedí explícitamente el envío del contrato al teleoperador con quien contraté.


Atentamente,
[mi nombre]
[mi nº de contrato]

domingo, 11 de enero de 2009

Más nieve en Madrid

A pesar de lo que decían mis compañeras de trabajo el otro día, me constaba que había cuajado alguna nevada en Madrid desde marzo de 2004, momento en que comencé este blog. Efectivamente: mirando las estadísticas, he visto que alguien, buscando "nieve madrid extraño" en Google ha entrado a un viejo artículo llamado Nieve en Madrid en el que comento una nevada anterior, en febrero de 2005. Como en la ocasión actual, se habló de imprevisión, lo que indica que los Ministerios de Fomento y Consejerías de Obras Públicas de este país se suelen cubrir de gloria sea quien sea el titular.

Gracias a los datos con que nos estuvieron bombardeando el viernes, puedo corregir las impresiones impresiones infantiles de las que os hablaba en el artículo citado: mi último invierno en Madrid fue, por lo visto, uno de los más abundantes en nieves; por eso, a mi llegada a La Rioja, me pareció que allí nevaba poco.

miércoles, 7 de enero de 2009

El cuento del miércoles: Compras

Era un hombre maduro vestido con un jersey de rombos y con gafas de concha, probablemente soltero, o con suficientes años de matrimonio a sus espaldas como para dejar de preocuparse por complacer a su esposa. Tenía la cara de despistado de quien, buscando un atajo para llegar al Corte Inglés esquivando las turbas navideñas que invaden sol, había acabado en un callejón lateral. Entró en la tienda y se puso a mirarlo todo, acercando mucho la cabeza a los artículos y suscitando las sospechas de las dependientas. Por fin, cogió un juego de madera de los que había en la estantería azul.

La dependienta estuvo tentada de decirle que los artículos de la estantería azul no se vendían, que eran los que don Carlos reservaba para su colección personal. La verdad es que nunca había quedado claro por qué esos estaban reservados, mientras que otros idénticos permanecían cubriéndose de polvo en el almacén, a la espera de comprador. Así que tomó aquel juego de madera, lo envolvió cuidadosamente con un papel dorado, y le pegó una cinta.
—Gracias por su compra, y feliz Navidad.

A la semana volvió. Dijo algo de que el juego estaba incompleto. Faltaban el viento norte y el crisantemo. La dependienta no puso demasiadas trabas para cambiar la caja. Sólo necesitaba abrirla, para ver que realmente faltaban las piezas. Realmente le daba lo mismo; el juego volvería al proveedor y el canje no supondría ningún problema para la tienda. Pero había que hacerlo para desinventivar futuras reclamaciones.

Cuando tocó la tapa, algo en los ojos velados por las gruesas gafas de concha le hizo desistir de su idea. Dejó la caja apartada y se metió al almacén a buscar una nueva. Le pasó un plumero para quitarle el polvo y, ya en el mostrador, la abrió ante el cliente. El mahjong estaba completo.

Mientras el cliente se iba, con una sonrisa de satisfacción hacia su casa, ella colocó la caja en la estantería azul, y junto a la estantería un cartel que indicaba, claramente, que aquellos juegos no se vendían.

sábado, 3 de enero de 2009

El cómic del sábado: La legión del espacio

Para retomar mi sección semanal de los sábados sin que me pille el toro, nada mejor que hablar de algo que ya conozco desde hace bastante tiempo. Tanto, que muchos de mis lectores estarán acostumbrados a ver el enlace (y la viñeta que lo acompaña) en el margen derecho de la página.

La legión del espacio es una tira semanal mantenida por el guionista Alfredo Álamo y el dibujante Fedde Carroza en que se parodian todos los tópicos de esa cultura friki que se reúne en torno a las películas de serie B, los cómics de superhéroes, la ciencia ficción, la fantasía épica y el terror. Los autores no dejan títere con cabeza: Darth Vader, Spiderman, Frankenstein, los robots de Asimov, Hal 9000... incluso el Principito y Borges tienen parodia propia.

Cada lunes, los legionarios (unos individuos clonados a partir de algún ser cabezón y con un enorme orificio donde debería estar su abdomen)) son visitados por distintos villanos o, peor aún, por su sargento, que los envía a extravagantes misiones. Sus principales enemigos son dos: los insidiosos alien, siempre infiltrados en sus bases, y los malvados pulpos espaciales.

La vida del legionario es dura, aunque cuenta con recursos inestimables, como el Turboblaster 30000, el Sanguinator 30000 y la receta secreta: cerveza, cerveza y más cerveza.

En resumen: una desternillante tira que podéis disfrutar todos los lunes.

viernes, 2 de enero de 2009

El juego del viernes: Spring

Año nuevo, blog nuevo. Una manera de revitalizar este anquilosado blog en que últimamente sólo aparecen mis pataletas (a menudo injustificadas) es volver a la vieja costumbre de las secciones semanales. Y ya que hoy es viernes, comenzaré por la que era la sección del viernes: los juegos.
Como sabréis, muchas de mis recomendaciones sobre juegos se refieren a productos que no encontraréis en las tiendas por dos razones: la primera es que, como los libros que recomiendo, mi selección de videojuegos se centra en los relativamente antiguos. Y, por otra parte, se trata de programas gratuitos, usualmente de código abierto. De hecho, aunque soy un converso de windows (lo que suscitará sospechas y rencores por igual entre usuarios de linux y de windows), mi buscador favorito para encontrar programas es sourceforge, página en la que, como veis al margen, sigo teniendo un proyecto abierto, aunque en la práctica está más tieso que la mojama.




Spring (antes llamado TA: Spring) es un RTS (juego de estrategia en tiempo real) creado como clon de Total Anihilation, que pasó sin pena ni gloria por nuestras tiendas. Precisamente por su carácter de clon, el módulo por defecto de Spring, "Absolute Anihilation", está legalmente restringido a los poseedores del juego original, si bien los creadores no han tomado ninguna medida para forzar esta situación.

Para mantener su carácter de software abierto, sin embargo, se ha procurado que Spring sea plenamente personalizable, y que los usuarios puedan crear (y de hecho, han creado) módulos totalmente nuevos para jugar con piezas distintas a las del original. Así, podemos situar la acción en las estrellas, en una isla tropical , en las costas de normandía o en el circuito de un ordenador; además, también podemos convertirlo en un juego de acción con vista subjetiva ("First Person Shooter"), si ese es nuestro deseo.

Antes de instalarlo, conviene saber que Spring es un juego con unos requisitos bastante severos de tarjeta gráfica; en muchos ordenadores con chips poco potentes, por ejemplo en los portátiles, podría no funcionar. En cuanto a procesador principal, en cambio, es mucho más tolerante, siempre que no estemos utilizando emulación de Opengl (que es el truco habitual para intentar que funcione en ordenadores con GPUs baratas o sin GPU).

El proceso de instalación, que era muy tedioso, se ha simplificado hace unos meses con la creación de un instalador, que nos permite seleccionar qué módulos (conjuntos de piezas), mapas (tableros de juego) y AIs (robots de inteligencia artificial) deseamos descargar. En caso de que nos dejemos algo, siempre podremos instalarlo posteriormente desde el cliente de juego online.

Sin embargo, el instalador nos proporcionará un juego que sólo funciona mediante una conexión a internet. Si deseamos poder jugar sin conexión, debemos instalar además el "lobby server" (Lobby server en la página de descargas ) y conectarnos a él.

Básicamente el proceso para jugar sin conexión consiste en:
1) Ejecutar el lobby server.
2) Ejecutar el cliente de Spring
3) Configurar Spring para que se conecte a localhost.
4) Conectarse.
5) "Host battle".
6) En la ventana de batalla, añadir un bot (el mejor es KAI, a menos que juguemos en un escenario con mar: KAI no sabe crear barcos, y, por tanto, no puede eliminar a nuestros submarinos).
6) Pulsar "Ready" y "Start Battle".

Otra manera de jugar contra una inteligencia artificial es ejecutar el programa "Spring demo", pero entonces jugaremos contra un oponente mucho más simple que pronto se quedará sin unidades. En teoría, se puede crear una "campaña" para jugar con "Spring demo" (y el programa trae un complemento para que lo hagamos), pero no he visto que ningún aficionado se haya tomado la molestia de publicar tales campañas, pues la salsa de este juego está en el modo multijugador, que no disfrutaremos hasta que hayamos dominado el combate contra la inteligencia artificial y los atajos de teclado.

Un juego interesante, en resumen, con que entretenerse hasta que los reyes, tan majos ellos, nos traigan sus regalos.