jueves, 19 de diciembre de 2019

Javier Cercas: Soldados de Salamina

CERCAS, Javier: Soldados de Salamina. Barcelona, Tusquets (colección Andanzas), 2002. 216 págs., 21cm
ISBN:
978-84-8310-161-2
ISBN 10:
84-8310-161-0
Descriptores:
Novela histórica. Guerra civil española.

No había leído aún Soldados de Salamina. Ni siquiera había visto la película, a pesar de que me tomé la molestia de grabarla una vez que la programaron en televisión. Conocía, eso sí, el argumento.

La novela es fingidamente autobiográfica. El protagonista, que se llama a sí mismo con el nombre del autor, sería un periodista relegado a la sección de cultura de un diario gerundense (si leemos las solapas, veremos que el auténtico Cercas ejerce una profesión distinta). Durante una entrevista, Sánchez Ferlosio le cuenta una anécdota de su propio padre, Rafael Sánchez-Mazas: su milagrosa salvacion cuando fue fusilado al final de la guerra. La publica años después en el periódico y, de repente, una carta le avisa de que la historieta que todos juzgaban batallita inventada podría ser real.

Tras una laboriosa investigación que se nos relata en la primera parte del libro, se dedica la segunda a reconstruir la vida de Sánchez-Mazas, centrándose, de un lado, en el episodio del fusilamiento y, de otro, en la implicacion del escritor en el ascenso de Falange, y su paso a segundo plano cuando Franco decidió unificar los partidos afines al régimen bajo la figura del Movimiento.

En la tercera parte, gracias de nuevo a una entrevista, el autor sigue la pista de un anónimo soldado republicano que podría ser el salvador de Sánchez-Mazas, y se relata su doloroso camino desde la guerra de España hasta la liberación de París.

El libro se lee de un tirón; pero la credulidad en la anécdota personal se rompe cuando se detectan ciertos truquillos de autor literario obsesionado con la simetría y la estructura perfecta: las dos entrevistas, el leit motif del pasodoble que une las tres partes de la narración. Los personajes están tratados con humanidad, hasta tal punto que nos encariñamos con ese número cuatro de Falange a pesar de que se nos repita, una y otra vez, que fue una de las personas que más conspiraron para incitar a los militares a sublevarse. La estructura tripartita de la narración hace que, sin embargo, al final del libro nos sintamos más cerca del comunista que pudo haberlo fusilado y que quién sabe (ahí está la gracia: no se asegura nunca) si lo salvo.

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