miércoles, 29 de mayo de 2019

Podidos

Antes los publicistas eran auténticos maestros en el arte de seleccionar palabras. Este año me llamó la atención que el PSOE ganase las elecciones con un lema tan absurdo como «haz que pase» —que significa tanto 'haz que suceda' como 'Haz que no me importen vuestros problemas'—, pero más me extrañó que la derecha no hiciera bromas a propósito de este doble sentido no buscado.

A este respecto, sería interesante fijarse en el nombre de un partido que ha sido prácticamente destrozado en las elecciones. El nombre de Podemos está claramente inspirado en aquel eslogan de Obama, «Yes, we can», pero al elegirlo no se ha tenido en cuenta la homonimia entre podemos presente de indicativo del verbo poder, 'somos capaces, tenemos el poder' y podemos presente de subjuntivo (a menudo con valor imperativo) del verbo podar, 'recortemos, eliminemos lo que es innecesario'.

Y también es, para quienes tengan memoria, un eufemismo. Del mismo modo que yo en mis clases digo «¡miércoles!» para no ofender los oídos de esos muchachos que están todo el día con —la ¡verga!— en la boca, recuerdo haber oído muy de niño el verbo poder sustituyendo a otro que comienza por jota. Y también se lo oí a gente mayor, no tan niño: Herminia, la vieja librera de mi barrio —tendría cien años si siguiera viva—, decía «¡poder esto!, ¡poder lo otro!» cuando se hallaba irritada o sorprendida.

En definitiva, a Podemos lo han podido. Lo han podido sus escisiones, que en buena ley habrían de llamarse efluencias o efluvios en simetría a las confluencias que le dieron el poder. Lo han podido los partidos de ultraderecha, que han sembrado el terror entre la izquierda, llevándola al voto útil para crear una barrera en los ayuntamientos que, sin embargo, la ultraderecha ha saltado. Y lo han podido, finalmente, las políticas reales que han demostrado que (el) poder, corrompe; incluso a Podemos: la corrupción de los ideales, la corrupción de las esperanzas, ha podido mas que la corrupción ética y económica que se perseguía en el adversario. Quizá por eso los curas dicen que poder es pecado...

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