sábado, 26 de diciembre de 2015

Alfau: Cuentos españoles de antaño.

ALFAU, Felipe: Cuentos españoles de Antaño/ Prólogo y traducción de Carmen Martín Gaite. Ilustraciones de Rhea Wells. Madrid, Siruela, 1991. 140 págs. Índ., intr.,  ilustr. 23 cm.
ISBN:
84-7844-401-7.
Descriptores:
Cuento infantil. Cuento maravilloso.

Encontré estos cuentos en un mercadillo navideño y los compré pensando que iban a ser una colección de cuento tradicional a la manera de las de Aurelio Espinosa. Nada más lejos de la realidad. Se trata de cuentos poéticos a la manera de los de Wilde que toman la ambientación y personajes de la tradición  española como excusa para hablar sobre el origen de diversas plantas, animales, fenómenos de la naturaleza... como una especie de mitos sin dioses.

Está primorosamente ilustrada -los dibujos son reproducción de los de la edición original en inglés- y, al haberse traducido en tiempos recientes, la lengua es, aunque literaria, perfectamente accesible para las nuevas generaciones.

Ya les hablé en otra entrada del blog sobre el autor, un emigrante llegado a Nueva York con 14 años. Este es su segundo libro, y el primero que verá publicado (a sus 27 años), y aunque su composición parezca simplemente correcta -a la manera de cualquier autor mercenario que trabajase para calleja- hay ciertos indicios, acá y allá, que nos indican que el autor buscaba crearse una reputación literaria.

Por ejemplo, algunos comentarios irónicos del narrador. Inicialmente, guiado por la introducción, traté de atribuir a la renovación de la narrativa a principios del XX, con algo del Unamuno de Niebla y más del Pérez de Ayala de Troteras y Danzaderas, pero son indudablemente un remedo del Wilde de El príncipe Feliz. En el cuento "La rivalidad": "Realmente su conducta, incluso teniendo en cuenta que era un conde, sobrepasaba las normas de la más elemental educación". Y en el cuento "El gusano de oro", último del libro: "Porque el cuento que te he contado no es verdad".

También es literario el hecho de que el cuento inicial aluda a los demás de la colección y el final, como se acaba de indicar, nos devuelva a la realidad recordándonos la falsedad inherente a la ficción.

Carmen Martín Gaite destaca el aire cervantino de los personajes, especialmente el pintor del primer cuento, y el recurso constante a los narradores colaterales, algo que, si bien es cervantino, también es propio del cuento. Para ella el cuento más complejo es "El arco iris", que yo no encuentro bien resuelto; y el mejor compuesto "El sauce y el ciprés". Por mi parte, mi preferido es "La bruja de Amboto", el único en que veo algún reflejo de la tradición popular.

En cualquier caso, es una buena colección de cuentos que nos devuelve a ese mundo infantil donde todo era mágico.

domingo, 13 de diciembre de 2015

Isaac Asimov: Bóvedas de Acero.

ASIMOV, Isaac: Bóvedas de Acero. Orbis, 1986. 173 pág.
ISBN:
84-7634-087-7
Descriptores:
Ciencia Ficción. Robots. Detectives.

La Tierra, miles de años en el futuro. La ingente población vive apiñada en ciudades abovedadas —cavernas en el título original—, aisladas completamente del exterior, y con miedo a los espacianos, habitantes de los cincuenta mundos originalmente originalmente colonizados por la Tierra que después de independizarse han adquirido un poder espantoso gracias a su fantástica tecnología. En Espaciópolis, la única base espaciana en la Tierra, un eminente sociólogo es asesinado. El detective Baley de la policía de Nueva York se verá obligado a trabajar codo con codo con R. Daneel — la R significa Robot— para resolver el caso.

Se trata, claro está, de una de esas novelas sobre robots en que Asimov intentó dar rienda suelta a su talento para la novela detectivesca de solución ingeniosa (recuérdense sus Cuentos de los viudos negros), analizando por enésima vez las consecuencias de las famosas tres leyes de la robótica por él inventadas. Al lector actual le chocará el contraste entre futurismo e incapacidad para ver más allá de sus narices de estas novelas de la era de la guerra fría: se predicen las maravillas y las consecuencias de la robótica, varios miles de años en el porvenir, pero la situación de la mujer sigue siendo la misma; se anuncian los riesgos del crecimiento desaforado de la población, pero el límite de población está situado en unas cifras similares a las actuales; se ve como "medievalismo" el uso de gafas, pero los ciudadanos no se operan la vista. Aun así, la sociedad futura que se nos describe es sorprendente, y el caso es resuelto de manera magistral.

Libros en el cajón

Cuando los manuales de literatura abordaban la novela de la transición, era tópico habitual mencionar que en los ambientes literarios de los años 70 se esperaba la aparición, a la muerte de Franco, de grandes novelas guardadas en el cajón por los autores enemigos del régimen, y que ninguna de tales novelas apareció —quizá, pienso yo, porque precisamente la dificultad había estimulado el ingenio de los autores por el camino del posibilismo—. Sin embargo, acabo de descubrir que, hacia 1990, apareció uno de tales manuscritos, la obra Chromos de Felipe Alfau, que fue finalista nada menos que del National Book Award de Estados Unidos.

Y, curiosamente, lo que hace que este caso no pueda considerarse una excepción al tópico es que esta novela, de ambiente totalmente español, está escrita completamente en inglés y su autor, un emigrante, no se expatrió en el 36 por razones políticas, sino en el 16 por razones económicas; de hecho, fue rabiosamente franquista hasta su muerte. Y si sus obras pasaron sin pena ni gloria hasta tiempos recientes fue, quizás, porque se adelantó a su tiempo, como tantos otros: la censura del público es mucho más dura que la de cualquier organismo oficial.

¿Qué pasaría si Vincent Van Gogh o Franz Kafka hubiesen conseguido sobrevivir lo suficiente como para llegar a conocer la fama de sus obras? En el caso de este autor, que llega al éxito ya nonagenario, después de haber renunciado a la literatura durante más de cincuenta años, la reacción fue de auténtica misantropía. Alfau pasó sus últimos nueve años de vida aislado, evitando los periodistas y las llamadas, recluido en un asilo pagado por un susbsidio municipal.

He conocido el caso a través del prólogo que Carmen Martín Gaite hizo a sus Cuentos Españoles de Antaño, una obra para niños magistralmente editada por Siruela que he encontrado en uno de esos mercadillos que abundan en estas fechas. Ya les diré si merece la pena.

jueves, 10 de diciembre de 2015

Louis-Ferdinand Céline: Viaje al final de la noche

CÉLINE, Louis-Ferdinand: Viaje al final de la noche. Edhasa, 2003. 573 pág.
ISBN
84-350-0893-2.
Descriptores:
Novela francesa. Biografías imaginarias. Primera Guerra Mundial. Colonialismo.

Había oído hablar mucho de este libro, pero nunca lo había leído; por ello, al verlo en el bibliometro lo saqué sin pensármelo.

En la euforia alcohólica de una noche de verano, una pareja de amigos se presentan, sin pensarlo, en el banderín de enganche del ejército. Entre quince y veinte años después, la aventura termina en una borrachera a la orilla del Sena. Entre ambos momentos, una continua sensación de miseria y derrota que no deja al protagonista ni siquiera en los momentos más alegres.

Ferdinand Bardamu, apaleado por la vida en Verdún, en las colonias africanas, en Estados Unidos y -por supuesto- en los suburbios de su París natal, nos muestra su visión de la humanidad, una visión cínica, amoral, anómica y descarnada; y sin embargo profundamente humana. Lo mejor del libro es quizá esa prosa ágil, impactante, de Céline, llena de oraciones breves y a menudo sentenciosas en que se recurre a la jerga más sórdida para crear una extraña sensación de lirismo:

"Había muchos lloros en toda la feria, por los niños pisoteados, aquí y allá, entre las sillas, sin querer, y también por aquellos a los que enseñaban a dominar los deseos, los inocentes e inmensos goces de montar una y mil veces en el tiovivo. Hay que aprovechar la verbena para formar el carácter. Nunca es demasiado pronto para empezar. No saben aún, esos monines, que todo se paga. Creen que es por simpatía por lo que las personas mayores detrás de las taquillas iluminadas incitan a los clientes a gozar de las Maravillas que atesoran, dominan y defienden con sonrisas vociferantes. No conocen la ley, los niños. A tortazos se la enseñan los padres, la ley, y los defienden contra los placeres."

El aspecto más negativo de la obra es quizá el absoluto pesimismo que destila; de hecho, no sé cómo me puede haber gustado tanto esta obra, si su atmósfera recuerda tanto, en tantas ocasiones, sl decadente mundo de El astillero, de Onetti, obra que recomiendo no leáis a menos que seáis inmunes a la depresión.

El enigmático título de la obra, por su parte, es explicado en el centro de la obra de esta manera:

"Ánimo, Ferdinand —me repetía a mí mismo, para alentarme—, a fuerza de verte echado a la calle en todas partes, seguro que acabarás descubriendo lo que da miedo a todos, a todos esos cabrones, que debe de encontrarse al fin de la noche. ¡Por eso no van ellos hasta el fin de la noche!"

El final de la noche representa todo el dolor de la vida, esa copa que los burgueses acomodados no osan apurar, pero que en la clase obrera y la media-baja (Bardamu es hijo de una pequeña comerciante) forma parte del menú de todos los días.

lunes, 7 de diciembre de 2015

Validando la entrada.

Registro automáticamente mis entradas de "Ficción y creación" con safecreative.org. Pero, puesto que el servicio se ha detenido, probablemente a causa de cambios en blogger, debo volver a validar estas entradas. Para ello he preparado este absurdo cuento.

La etiqueta decía "7e846009-d793-3f76-ba5b-c4d3e0958835". Un número difícil de recordar. Siete enanitos vigilados por un gran hermano, que después de 600 años eran 9. De siete, nueve. Tres por tres. Fueron a la mina siete. Seis Bajaron. Volvieron arriba 5 de los 6 que bajaron. Comieron cuatro; devolvieron tres, pero enfermar, ninguno. De nueve enanitos cinco volvieron; Si ocho hubiesen ido, ocho menos tres hubieran sido cinco.

La historia contenida en la etiqueta era tan absurda que fue incapaz de memorizarla. Sin embargo, la cantidad de enanitos muertos en el proceso le reconcomía la conciencia.

martes, 21 de julio de 2015

Hedges y Sacco: Días de destrucciòn. Días de revuelta.

HEDGES, Chris (texto) y SACCO, Joe (ilustraciones): Días de destrucciòn. Días de revuelta. Barcelona, Planeta Cómic, 2014. 289 pág. Ilustr. Notas.
ISBN
978-84-16090-56-3
Descriptores:
Ensayo (Actualidad). Cómic

Mezclando el periodismo de investigación, el ensayo y el cómic, Chris Hedges y Joe Sacco nos hablan de las "zonas sacrificadas", los grupos humanos que han sido dados de lado por la expansión del estado moderno, la revolución industrial y el capitalismo neoliberal. El primer capítulo nos habla de los nativos americanos que, perdido su medio ancestral de naturaleza e insertos en una economía de beneficencia, pasan sus horas anestesiados en el alcohol y solamente ven salida en el tráfico de drogas y el crimen. Algo parecido ocurre en Camdem, antaño ciudad industrial, abandonada hoy por la falta de empleo y la bajada del precio de la vivienda, lo que a su vez ha provocado la ruina del ayuntamiento, que no puede costear su propia policía. En Virginia Occidental, el ansia por extraer rendimientos de unos filones cada vez más agotados han llevado a destruir las cumbres y sustituir las minas por explotaciones a cielo abierto. Si bien no es un procedimiento nuevo (viene a ser el ruina montium empleado ya por los romanos en El Bierzo), ha deteriorado no solo el paisaje (como en El Bierzo), la fauna y la flora, sino también la calidad del aire y las aguas y, en definitiva, la salud de los habitantes de la zona.

El cuarto capítulo es un panegírico a mayor gloria del movimiento occupy. Si en otros puntos se había conservado una cierta objetividad, aquí se exalta el movimiento antisistema como única manera de cambiar las cosas. Aunque algo de razón tiene, al menos en lo que concierne a la resistencia frente a regímenes comunistas, las tintas están demasiado cargadas y este capítulo por sí solo hace que el resto del libro pierda credibilidad.

De todas maneras es una obra interesante, especialmente para los europeos, porque muestra el capitalismo que viene: una forma deshumanizada de poder empresarial basada en la extracción máxima de recursos naturales y humanos, al menor coste posible, en que no es la empresa sino el sistema de beneficencia del estado el encargado de pagar los platos rotos. Los lectores de América Latina seguro que conocéis ya el sistema -y estáis acostumbrados a él-, pero en Europa occidental resulta muy novedoso.

domingo, 5 de julio de 2015

Paseo del Prado, cuatro de julio.

Como un gran pueblo en fiestas
Huele Madrid a orines:
Les hemos conquistado sus esquinas
A los perros.

martes, 28 de abril de 2015

Palabras en la ciudad

(Microcuento enviado en mayo de 2014 al concurso colaborativo de microcuentos de "cuentos para el andén")

El novelista enciende un cigarrillo y se asoma al balcón. Cada rostro que pasea por la calle lleva dentro la semilla de la que brotará un carácter. Por cada árbol, cada esquina, cada ventana, asoma una aventura, una intriga, un escenario. La ciudad es todas las ciudades del mundo.

Aplasta la colilla y vuelve a su mesa, y teclea con furia creciente una página inmaculada que según sale del carro se revela más y más vacía. Con orgullo la extrae y haciendo un avión, la lanza a la calle. ¡Toda la vida escribiendo y hasta ahora no había dicho nada!

domingo, 26 de abril de 2015

Ejemplares fantasma en Abies 2.x

En la biblioteca de mi instituto usamos todavía el viejo Abies2, pues con nuestra inestable conexión a internet no nos atrevemos a usar abies3. Uno de los problemas que nos ha surgido es que hay unos cuantos ejemplares que han sido catalogados en el pasado (prueba de ello es su código de barras de Abies) pero no aparecen en el catálogo por ninguna parte.

Analizando el problema a partir de una copia de seguridad que abrimos con Access, se manifiesta el origen del problema:

Abies guarda los autores en dos lugares diferentes. En primer lugar está el autor principal, que se almacena en el campo idAutor de la tabla [Fondos]. Por otro lado, en la tabla [Fondos_Autores] hay un registro que lista los autores secundarios y principales de cada fondo, con un campo llamado booleano "principal" que indica si estamos hablando del autor principal o no.

El problema es que al hacer el listado de ejemplares que sale en la pantalla principal de abies, los ejemplares se recuperan a partir de una consulta que solo toma aquellos ejemplares con valores definidos en la tabla [fondos_autores], es decir, que si por la razón que sea (probablemente una edición manual o una actualización mal hecha) se pierden los registros de la tabla [fondos_autores], los fondos desaparecerán de la vista de catálogo.

Podemos añadir la siguiente macro a una copia de seguridad de abies para averiguar qué ejemplares son los que se han convertido en "fantasmas". Aunque he añadido una funcionalidad de "reparación", yo no cambiaría nada a menos que me asegure de que no he vuelto a catalogar los ejemplares desaparecidos... (y teniendo en cuenta que es un proceso largo y que en medio hay que evitar prestar o catalogar ningún fondo, es complicado).

'Buscar ejemplares sin autor en la tabla fondos_autores
'(Ejemplares con autor declarado en fondos pero sin autor en fondos_autores)
' Creo que esa es la causa de que "Réquiem por un campesino español" de 
' Ramón J. Sender no aparezca en Abies, a pesar de que aparece en la tabla
' "ejemplares" y en la tabla "fondos".

Sub buscaEjemplaresSinAutor()
Dim Fondos As Recordset
Dim FondosAutor As Recordset
Dim xlApp As Excel.Application
Dim Book As New Excel.Workbook
Dim MySheet As Excel.Worksheet

Dim Db As Database

Set Db = Access.CurrentDb

Set xlApp = CreateObject("Excel.Application")
Set Book = xlApp.Workbooks.Add
Set MySheet = Book.Sheets(1)
        Book.Activate
        With MySheet
            With .Range("A:D")
                .HorizontalAlignment = xlLeft
                .Font.Size = 10
                .VerticalAlignment = xlTop
                .WrapText = True
            End With
            With .Range("1:2")
            .Font.Size = 12
            .VerticalAlignment = xlTop
            .HorizontalAlignment = xlCenter
            End With
            .Cells(1, 1) = "Fondos sin autor en IDAutores"
            .Cells(2, 1) = "IDFondo"
            .Cells(2, 2) = "IDAutor"
            .Cells(2, 3) = "A"
            .Cells(2, 4) = "Titulo"
            .Cells(2, 5) = "CodigoEjemplar"
            .Cells(2, 6) = "NumRegistro"
            .Cells(2, 7) = "[Signatura]"
            .Cells(2, 8) = "FechaAlta"
            .Cells(2, 9) = "[Arreglado?]"
            
            'Colorear el encabezado
            .Range("A1:G1").Cells.Interior.Color = RGB(&HFF, &HCC, _
                  &H99)
            .Range("A1:G1").HorizontalAlignment = xlCenter
            .Range("A1:G1").Merge
            .Range("A2:G2").Cells.Interior.Color = RGB(&HC0, &HC0, _
                  &HC0)
            .Columns(1).ColumnWidth = 8
            .Columns(2).ColumnWidth = 8
            .Columns(3).ColumnWidth = 20
            .Columns(4).ColumnWidth = 20
            .Columns(5).ColumnWidth = 8
            .Columns(6).ColumnWidth = 8
            .Columns(7).ColumnWidth = 8
            .Columns(8).ColumnWidth = 8
        FilaAct = 3
        End With
    
    
  consulta = "SELECT Ejemplares.CodigoEjemplar,Autores.a, "+ _
             "Fondos.Titulo, Ejemplares.Sig1, Ejemplares.Sig2,"+ _
             "Ejemplares.Sig3, Fondos.IdFondo,Fondos.IdAutor, " + _
             "Ejemplares.FechaAlta, Ejemplares.NumRegistro " + _
             "FROM (Fondos INNER JOIN Ejemplares ON " + _
             "Fondos.IdFondo = Ejemplares.IdFondo)" + _
             "INNER JOIN Autores ON Fondos.IdAutor = " + _
             "Autores.IdAutor ORDER BY Fondos.IdFondo"
  
    Set Fondos = Db.OpenRecordset(consulta, dbOpenDynaset)
    Fondos.MoveFirst
    Do Until Fondos.EOF
        While Fondos.Fields("idfondo") = "": Fondos.MoveNext: Wend
        idfondo = Fondos.Fields("IdFondo")
        consulta2 = "SELECT * FROM [Fondos_Autores] Where "+ _
              "[IdFondo]=" & idfondo & " ORDER By IdFondo"
        Set FondosAutor = CurrentDb.OpenRecordset(consulta2, _
              dbOpenDynaset)
        cuenta = FondosAutor.RecordCount
        'If idfondo = 3294 Then Stop
       If cuenta = 0 Then
            With MySheet
                .Cells(FilaAct, 1) = Fondos.Fields("idFondo")
                .Cells(FilaAct, 2) = Fondos.Fields("idAutor")
                .Cells(FilaAct, 3) = Fondos.Fields("A")
                .Cells(FilaAct, 4) = Fondos.Fields("Titulo")
                .Cells(FilaAct, 5) = Fondos.Fields("CodigoEjemplar")
                .Cells(FilaAct, 6) = Fondos.Fields("NumRegistro")
                .Cells(FilaAct, 6) = Fondos.Fields("Sig1") + _
                    " " + Fondos.Fields("Sig2") + _
                    " " + Fondos.Fields("Sig3")
                .Cells(FilaAct, 7) = Fondos.Fields("FechaAlta")
            End With
            FilaAct = FilaAct + 1
            respuesta = MsgBox( _
                    "El libro " + vbCrLf + Chr(34) + _
                    Fondos.Fields("Titulo") + Chr(34) + vbCrLf + _
                    "(autor: " + Fondos.Fields("A") + ")" + vbCrLf + _
                    "no tiene entrada de autor en la tabla " + _
                    "Fondos_Autores." + vbCrLf + _
                    "¿Crear entrada?", _
                    vbYesNo + vbQuestion, _
                    "Arreglar Autor")
            If respuesta = vbYes Then
                'Stop
                ' Inserta una línea en la hoja de cálculo
                ' avisando del arreglo.
                MySheet.Cells(FilaAct - 1, 9) = "ARREGLADO"
                'Inserta un registro nuevo en Fondos_Autores
                FondosAutor.AddNew
                FondosAutor.Fields("idAutor") = _
                     Fondos.Fields("idAutor")
                FondosAutor.Fields("idFondo") = _
                     Fondos.Fields("idFondo")
                Rem FondosAutor.Fields("idFuncion")= Vacío
                FondosAutor.Fields("Principal") = True
                FondosAutor.Update
            End If
        
        End If
        FondosAutor.Close
        Fondos.MoveNext
        Debug.Print ".";
    Loop
    Book.Application.Visible = True
End Sub

sábado, 25 de abril de 2015

Preocupados por la cultura científica... ¿inocentemente?

En los últimos meses, la necesidad de cultura científica ha sido protagonista de varias noticias: un extenso artículo en el National Geographic. La inclusión de una asignatura de cultura científica en el nuevo bachillerato, el borrador de cuyo currículo dedica un bloque a medio ambiente (tratado en otra asignatura de 2º), otro a medicina, otro a genética y otro a informática, en lo que parece un incoherente batiburrillo. La publicación de resultados de una encuesta sobre cultura científica, (1 y 2) en que los españoles quedamos en mal lugar (pero en mejor lugar que antes, todo hay que decirlo).

Cuando en un tiempo tan cercano se concentran la atención del poder y los medios sobre un mismo asunto, suele haber gato encerrado. Y el "gato" podría estar en una cuestión que aparece tanto en el artículo de National Geographic, como en los resultados de la encuesta y en el borrador de currículo: la seguridad de los organismos modificados genéticamente (de aquí en adelante, OMG).

Del mismo modo que el comunismo no es bueno ni malo per se ... los OMG tampoco son buenos ni malos per se

Del mismo modo que el comunismo no es bueno ni malo per se, sino que sólo es malo cuando lo pone en práctica una especie egoísta como la humana, los OMG tampoco son buenos ni malos per se. Son el último paso de una domesticación de las especies vegetales que a lo largo de los siglos ha usado la selección artificial, la hibridación y los esquejes para ir consiguiendo plantas más acordes con sus métodos de recolección y comercialización.

En mi opinión, el principal problema de los OMG se resume en tres puntos:

  • En primer lugar, si creamos una superespecie, corremos el riesgo de que se convierta en especie invasora acabando con la diversidad.
  • Se ha evitado ese problema haciendo que los OMG no se puedan reproducir por sí mismos (es decir, que sean viables como individuos pero no como especie). Sin embargo, esta decisión no ha sido solo producto de una reflexión pausada sobre los riesgos de crear una superespecie, sino (y aquí está el segundo problema) fruto de intereses económicos: si el OMG no se puede reproducir, las empresas vendedoras de semillas de OMG aumentarán sus beneficios vendiendo estos productos. De manera que los OMG, que a menudo se promocionan como una nueva revolución verde que acabará con la carestía de alimentos, solo solucionan la papeleta a los agricultores que tengan poder económico para comprar, un año tras otro, semillas especiales que (dada la constante bajada de precio de las producciones agrícolas) serán cada vez menos rentables.
  • El tercer problema está en las cualidades seleccionadas en la modificación. Del mismo modo que no hay ningún reparo ético que impida al hombre construir aviones, pero sí los hay para que construya bombarderos (y por eso la manera más simple de evitar que ciertos regímenes, como el iraq de Sadam Hussein, bombardeen a su población ha sido prohibir que vuelen sus aviones), modificar una especie no supone ningún peligro mientras no se haga con la intención de producir una especie peligrosa. Y ahí está el problema. Porque las especies modificadas más populares son aquellas que, o bien contienen tóxicos que destruyen a sus depredadores naturales (y en ese caso habría que comprobar que al llevar el tóxico a la planta no se aumente su toxicidad hacia el ser humano o hacia los animales domésticos o ganaderos alimentados con ella), o bien se las hace capaces de resistir mayores cantidades de tóxicos introducidos por el hombre.

El caso más famoso de este tercer punto son las semillas preparadas para soportar altas dosis de un conocido herbicida, herbicida al que en diversos países se ha acusado de producir infertilidad, cáncer o focomelia (una malformación productora de atrofia en las extremidades como aquella que en los años 50 y 60 causó masivamente la talidomida y por la que muchos españoles siguen, medio siglo después, sin percibir indemnización alguna). Evidentemente, las semillas que soportan altas dosis del herbicida serán rociadas más generosamente, y por tanto acabarán siendo más tóxicas —sin que esa toxicidad tenga que ver con su modificación genética, sino con la manera en que el agricultor las gestiona.

El problema de la ciencia es que opera de manera objetiva, dejando aparte la intencionalidad. Y cuando hablamos de seres humanos, individuos a menudo egoístas, debemos tener en cuenta siempre esa intencionalidad. Si quitamos la intencionalidad de los cálculos, es absolutamente natural, por ejemplo, eliminar a los individuos enfermos para preservar a la especie, práctica habitual entre muchas especies animales. Pero si científicamente es natural matar al débil, humanamente es inmoral matarle científicamente, como se ha hecho, y se seguirá haciendo, en los momentos más oscuros de la época contemporánea.

lunes, 20 de abril de 2015

Elvira Lindo: El otro barrio

LINDO, Elvira: El otro barrio. Madrid, Alfaguara (serie roja), 2004. 178 pág. 21 cm.
ISBN
84-204-0168-4
ISBN13:
[ 978-84-2040-1683-9 ]
Precio de lista:
8,10 € [comprada de 2ª mano por 1 €].
Descriptores:
Realismo, Juvenil, Centros de menores, Familias desestructuradas

Hoy tocaba patrullar las tiendas de segunda mano. Como parte de mi botín, esta novela que era lectura obligatoria en el instituto de Vallecas (barrio en que se desarrolla la acción) y que propusimos dos profesores infructuosamente para otro instituto de barrio obrero...

Tres amigos, refrescos, una lata de conservas, una película. Un plan simple. Pero al abrir la lata se desata una catástrofe que parece sacada un juego de rol (estoy pensando, obviamente, en el nethack). El protagonista acaba siendo responsable de la muerte de varias personas y es internado en un centro de menores. Allí, descubre que la vida, su vida, podría ser diferente si viviera en lugar, en el Otro Barrio en el que vive su abogado, otro lugar donde las cosas son de otra manera, porque la gente se tiene que preocupar por sobrevivir otro día.

Conocida por ser autora de Manolito Gafotas, Elvira Lindo hace gala de su sensibilidad para retratar la realidad madrileña. Pero El otro barrio no es una novela dirigida específicamente al público juvenil (a pesar de que siguen apareciendo esos guiños humorísticos un tanto infantiles, como la pifia ya mencionada. Bien mirado, y a pesar de su final más o menos feliz, el otro barrio es una novela desoladora, un melodrama propio de Dickens: familias desestructuradas, hijos de padres drogadictos, adultos que no atienden a sus ancianos padres, la alternativa de ser fiel a la propia clase y perecer o traicionarla y medrar... Si Manolito es —o finge ser— feliz, aquí se nos cuenta su oscuro futuro.




(Como siempre, esta entrada se publicará en Pinterest y Vingle)

miércoles, 8 de abril de 2015

Las estatuas también mueren - Reseña

"Las estatuas también mueren"
Dirección: Chris Maker, Alain Resnes, 
Fotografía de Ghis Cloquet.
Música: Guy Bernard.
30 minutos. Blanco y negro.
(Proyección en formato DVD en el Reina Sofía, 8 de abril de 2015, 19:30; 2ª proyección el 23 de abril a la misma hora).


"Cuando los hombres están muertos, entran en la historia. Cuando las estatuas están muertas, entran en el arte. Esta botánica de la muerte, es lo que nosotros llamamos la cultura.”

El museo transforma los objetos cultrales (en sentido antropológico) en objetos culturales (en sentido artístico), en obras muertas. Lo que hoy es un objeto de uso, mañana será un objeto artístico o histórico. Habrá perdido su esencia. Esa es la primera lección de esta película, que aprendemos mediante el recurso al arte dadaísta (cuya gracia está, precisamente, en aplicar a los objetos de hoy la mirada que el arqueólogo lanzará mañana).

La segunda lección la aprendemos a través de un espectacular montaje de fotografías de esculturas (principalmente los relieves que adornaban un palacio) de Benín. África tiene, al igual que Europa, una historia.

Sin embargo, esta idea -que es la que destacan la mayoría de las críticas- es enterrada inmediatamente por el recurso a la "foto fija" de un África primitiva que explica la diferencia entre el antiguo arte (enraizado en una concepción mágica del mundo) y el actual. Se insiste demasiado en materiales de archivo que muestran ese "primitivismo". Y aunque a continuación se critique la llegada del hombre blanco y la llegada, con él, de nuevos sistemas económicos, políticos y religiosos (de nuevo recurriendo a materiales de archivo que remontan a la Guerra Mundial), no se evita caer en una sustantivización de "lo africano" (o "lo negro", por usar el término de la época).

Está claro que este documental, a pesar de su carácter reivindicativo y sus intentos de concebir otra mirada etnológica diferente a la del colonialismo, no puede evitar ser hija de su época.

Por lo demás, admirables la fotografía de Cloquet y la música de Bernard.

lunes, 30 de marzo de 2015

Dmitri Glukhovsky: Metro2033.

GLUKHOVSKY, Dmitri: Metro 2033. El último refugio.Barcelona, Timun Mas (Planeta), 2014. 541 pág. 19 cm.
ISBN:
978-84-480-0500-9.
Precio de lista:
8,95 Euros [comprada de 2ª mano].
Descriptores:
Fantasía. Ciencia Ficción. Fantasía apocalíptica. Tercera guerra mundial.
Metro 2033, subtitulada en España «El último refugio», es una novela que muchos conoceréis a través del videojuego basado en ella. De hecho, yo tenía noticia del juego, pero no supe hasta hace poco que estaba inspirado en una novela. Como me gusta la fantasía apocalíptica y me llama la atención todo lo que tiene que ver con metros y trenes, me decidí a hacerme con un ejemplar, aprovechando otro pedido.
Artyom tenía unos dos años cuando el apocalipsis nuclear se desencadenó sobre Rusia. Su madre lo bajó a los túneles del metro, donde miles de ciudadanos se refugiaron. Pero después una horda de ratas (huyendo, quiza, de algún horror) mató a su madre. Desde entonces ha vivido con el comandante de la estación de la VDNKh. Ahora, quince años después, es un joven con madera de héroe que tratará de recorrer las diversas estaciones-estado en que se ha fragmentado la red de metro en busca de ayuda para defender su estación —y la red entera— contra la amenaza de los «Negros», una especie mutante telepática que está intentando penetrar en la red a través de la VDNKh. En su largo periplo, Artyom descubrirá toda la vileza y la generosidad del ser humano, las distintas concepciones políticas y religiosas del mundo y los logros de un mundo que ha desaparecido para siempre.
Se trata de una novela-río con todas sus ventajas e inconvenientes. Predomina la acción, interrumpida por algún paraje introspectivo o filosófico que intenta dar a la trama una hondura que quizá sobre. Hay detalladas descripciones de las magnificentes estaciones y de los opresivos corredores que las conectan, aunque se echa de menos un esquema de la red de metro que el editor podría haber incluido fácilmente. A cambio, hay un anexo final con las notas correspondientes a cada página (que no tienen llamadas en el texto, para no despistar al lector).
Los personajes no son demasiado profundos; tampoco se espera que lo sean. Como en una novela de Baroja, los personajes duran solo uno o dos capítulos antes de ser definitivamente descartados; por ello, a menudo se los describe justo lo necesario para darles cierta vida, o para explicar el sistema ideológico y social que los ha creado.
El gran acierto de la novela es lo que tiene de Viaje de Gulliver, de presentación de un mosaico de sociedades humanas que es una parodia de diversas ideologías (desde el trotskismo hasta el evangelismo), de manera que comprendemos las diversas maneras de arruinar el mundo que ha generado el hombre en su búsqueda de utopías.
Chirría el recurso constante al Deus ex machina, a la folletinesca salvación del personaje en el último minuto, que sin embargo tiene su explicación al final de la trama. Solo os diré que clasifico esta novela entre la fantasía (antes que en la ciencia ficción) porque queda claro que el protagonista es un "elegido" y se salva precisamente por serlo.
En resumen, una buena novela del género apocalíptico, sin zombies y con un héroe que, en vez de huir constantemente, sigue adelante para cumplir la misión que se le ha encomendado

martes, 24 de marzo de 2015

Del Toro & Hogan: Nocturna

TORO, Guillermo del; HOGAN, Chuck: Nocturna [Trilogía de la oscuriridad, I], Madrid, Suma de letras, 2009. 550 pág. 23 cm.
ISBN:
978-84-8365-148-3.
Precio:
22 Euros.
Descriptores:
Terror. Fantasía apocalíptica.
Últimamente no suelo tomar libros de las bibliotecas. Entre mi voracidad compradora y el hecho de que el trabajo (que, irónicamente incluye la actividad de bibliotecario) y los estudios me dejan poco tiempo, suelo restringir mis lectura a libros comprados, sin acercarme a las bibliotecas a por otros nuevos.

Si en este caso he hecho una excepción es porque recibí de Nocturna críticas bastante duras que hicieron que no me atreviese a comprar la obra. Por ahí se dice que Del Toro, habituado al lenguaje cinematográfico, ha hecho una novela como quien hace el guión de una película de acción, compuesto de breves planos de 20 segundos encadenados entre sí sin demasiada hilazón argumental.

Algo hay de eso (por ejemplo en el episodio, completamente desvinculado del resto, en que se contempla el eclipse desde una estación orbital), pero no es muy distinto de lo que muchos autores hacen últimamente: novelas polifónicas compuestas de secuencias hiperbreves. El hecho de añadir páginas de separación entre capítulo y capítulo ayuda a convertirlo en un tocho, que es lo que vende hoy día.

Personalmente, las pegas que le pongo a la novela son otras, en general derivadas del hecho de que se trata de una obra destinada a ser un best seller y que, por tanto, utiliza todas las recetas de los best seller americanos, hasta el aburrimiento o la desesperación del lector.

Por ejemplo, ese afán por hacer más reales a los personajes (¿en un libro de vampiros?) diciendo las marcas de todo lo que llevan (¿es realismo o es product placement?). Es cierto que a veces te hace decir, "vale, este tío se ha documentado porque sabe cuál es la marca buena de equipos de diálisis" (¿quizá es que en los equipos médicos las marcas buenas no tienen línea B, como sí tienen en la informática?), pero hay casos absurdos como cuando, al describir a un personaje que no volverá a aparecer, se insiste en comentar que la sudadera que lleva bajo el chaleco reflectante tiene el logo de los Mets. Si lleva el chaleco reflectante y es de noche, ¿cómo carajo se ve de qué equipo es la sudadera? O cuando se insiste en que la bolsa de deportes del cazarratas (que no sabemos si es ancha, estrecha, corta, larga, de bandolera, de mano, mochila, roja, verde o grafito) es de Puma. Le preguntaré a mi amigo Pedro, negociante de contratos publicitarios de tal marca, si se pagó o no se pagó a Hogan y Del Toro por meter esa frase.

La incorporación de los detalles tecnológicos que hace obsoleto a este libro (quizá sea un guiño irónico que los autores se regodeen en la obsoleta tecnología de los 80 de la tienda de Setrakian) provoca los momentos más chirriantes del libro, dado que cada término se traduce de manera distinta en cada región, y mientras que quien estas líneas escribe es español, la traductora ha elegido (creo que con acierto) el español que habla el propio Guillermo del Toro. Que un español no sepa lo que es "halar", es mera ignorancia; pero que no sepa lo que es "teatro en casa" no se debe a su propia ignorancia del idioma, sino a que a este lado del atlántico un teatro es el lugar donde actúan los actores... las películas se ven en el cine. Por eso digo que la aparición de tecnología ayuda a que chirríe la traducción.

Por lo demás, la obra se lee estupendamente. La saqué ayer a las 15:30 de la biblioteca; la empezaría a las 16:30 y no pude parar de leerla; de hecho, tuve que forzarme a hacer una pausa de un par de horas para las tareas domésticas y luego no volví a mirar el reloj hasta bien pasada la media noche. Esta tarde he devorado las 150 páginas que me quedaban.

¿Qué la hace interesante? En primer lugar, el planteamiento novedoso del vampirismo, que convierte a los vampiros en una especie de superzombis mutantes parasitados con mente de colmena: el summum de la serie Z reunida a través de todos sus géneros. En segundo lugar, el enfoque del conflicto: los vampiros son una plaga y hay que exterminarla. Por eso se elige a un médico, un cazavampiros y un exterminador como protagonistas. En tercer lugar, claro está, que he visto la serie The Strain, basada en esta novela (el título original de la cual es, de hecho, el mismo de la serie).

¿Cuáles son las diferencias con la serie? En primer lugar, encuentro bastante menos multicultural la novela que la serie. En la serie, Agustín "Gus" Elizalde tiene un papel mucho más importante que en el libro. También es mayor su vinculación con el malvado Eldritch Palmer. La niñera Neeva es asimismo un personaje totalmente secundario y desaprovechado en la novela. Por otra parte, aunque sabemos que Nora y Vasily Fet no son de origen anglosajón, no se insiste demasiado en sus antecedentes culturales (no me refiero a la "cultura" como sustituto políticamente correcto de "raza", sino a lo que un antropólogo quiere decir cuando habla de cultura). Setrakian es, entonces, el único de los protagonistas cuyo trasfondo cultural (en realidad debido más a su edad que a su origen europeo) "funciona". Y es una lástima, porque la serie es un canto a ese melting pot neoyorkino y a la capacidad de personas de distintos oficios, edades y creencias para enfrentarse a un peligro común —creado precisamente por uno de esos varones blancos anglosajones—.

En segundo lugar, no aparece el ayudante ex-nazi de Palmer. Este ayudante es un elemento importante en la serie, no solo porque es otro enemigo personal del viejo Setrakian, sino también porque explica cómo el viejo Eldritch, que ha visto el horror en que se convierten los vampiros, puede creer que él no acabará siendo una criatura desprovista de cerebro como los infectados, ni una masa horrenda como el Amo Serdu. En el libro será el cantante Bolívar quien encarne al infectado próximo a convertirse en vampiro mayor, pero al ser un recién creado no tiene el mismo peso que en la serie. En tercer lugar, y sin querer desvelar más de lo que ya he desvelado, el despliegue CSI originado por la aparición de la hacker (no recuerdo su nombre) en la serie es aquí suplantado por las habilidades más pedestres de los diversos personajes. Así, el plano de la casa del cantante, puertas "secretas" incluidas, lo obtienen de la revista People. ¿Para qué necesitas hackers, cuando los famosetes ventilan toda su vida privada a los cuatro vientos?

Si buscáis un libro profundo, con personajes bien construidos, diálogos chispeantes y descripciones detalladas,... ¡leed algo de Garcia Márquez, carajo! Pero si queréis pasar unas horas en la oscura Nueva York del eclipse, donde habita el mal reptante, donde los vampiros anidan, donde los héroes se juegan el pellejo por salvar a la Humanidad del desastre, id a la librería o biblioteca más cercana y hacéos con un ejemplar de Nocturna, de Guillermo del Toro.

domingo, 1 de marzo de 2015

Barceló y Romero: El otoño de las estrellas

BARCELÓ, Miquel;

ROMERO, Pedro Jorge: El otoño de las Estrellas, Barcelona, Ediciones B, 2001. 235 páginas

ISBN:
84-666-0299-2.
Descriptores:
Ciencia Ficción. Civilizaciones Alienígenas. Inteligencias extracorpóreas.
Precio Original: 12,71 euros.
Precio actual:
aprox. 5 euros en Iberlibro, portes incluidos.

Escrita por dos especialistas españoles en ciencia ficción y basada en una novela corta anterior escrita en catalán (Testimoni de Narom, que fue galardonada con el premio Juli Verne 1998), El otoño de las estrellas se presenta a sí misma como una obra CF hard, es decir, repleta de referencias científicas, a pesar de lo cual reconoce su deuda con obras más filosóficas o especulativas como Hacedor de Estrellas, de Stapledon.

La obra se estructura en dos relatos paralelos que confluyen al final de la obra. Uno de ellos, el que sigue de cerca la novela corta mencionada, cuenta como un especialista en soporte vital descubre que su novia ha decidido arriesgarse a salir al exterior de la base durante una tormenta. El otro, situado mil años después, habla sobre una humanidad muy evolucionada que ha sustituido sus cuerpos por estructuras formadas de nanorobots, conservando la conciencia individual. Ambas historias comparten un interés por la nanotecnología, la conciencia extracorpórea (espiritual en un caso, informática en el otro) y el panteísmo.

Es cierto que no hay excesiva acción y que los personajes tampoco están desarrollados con gran profundidad (al fin y al cabo, en una de las historias son seres cuya aburrida existencia abarca varios milenios, los suficientes como para que ningún sobresalto los transtorne), pero las sorprendentes propuestas tecnológicas bastan para mantener la atención del lector: el asombroso planeta Geria, que sufre cataclismos cíclicos; la expansión universal de la civilización convertida en haces de información que circulan a través de agujeros de gusano, la resurrección por medios tecnológicos...

Además, los autores ponen todo de su parte para explicar los términos científicos que emplean. Por ejemplo, explican el término nanómetro (a pesar de que cualquier estudiante de bachillerato debería conocerlo), las teorías sobre el comportamiento de los agujeros negros... Eso da a la trama un aire de credibilidad, hasta el punto de llegar los autores a indicar en su nota final que no debemos olvidar que esto no es ciencia, sino ficción.

En definitiva, un libro recomendable, sobre todo para aquellos que todavía ignoren que en Español también se escribe buena ciencia ficción.

jueves, 26 de febrero de 2015

miércoles, 25 de febrero de 2015

(enlatado) Lo que dijo el Vate...

Si yo fuera poeta
me haría diputado o periodista
pues el mejor esteta
solo pasa revista
al rico que le paga, o su cronista.

martes, 24 de febrero de 2015

lunes, 23 de febrero de 2015

Falta de empatía

No amo, porque amar hace daño:
pero ¡cuánto me daño dejando de amar!
No amo, porque amor es engaño:
pero ¡cuánto me engaño queriendo no amar!
Odio al hombre, a la masa, al rebaño,
¡También soy rebaño yo mismo al odiar!
Despreciaba el mundo como un ermitaño:
ahora soy otro huraño al que despreciar.

domingo, 22 de febrero de 2015

España, 1936?

Hemos llegado a un momento de gran fanatismo político. Da miedo pensar que la única alternativa a esa derecha que se dice en posesión de la razón pero que solo siembra el miedo sea una izquierda populista que, mientras proclama sus deseos de regeneración democrática, ha ido cayendo en los mismos errores que venía denunciando.

De un lado, dicen que necesitamos estabilidad. Estabilidad no hay mayor que la de la tumba, la del inmovilismo. ¿Nos venden siquiera eso? ¡No! Nos venden una "estabilidad" que está tan llena de reformas drásticas como la de sus enemigos: reformas que limitan la libertad para pensar y opinar mientras amplían la libertad para explotar al hombre y a la naturaleza. Son liberales como aquel que retrató Clarín en «La Regenta».

De otro lado, ofrecen cambio: un cambio arriesgado y temible; pero a la vez mantienen las raíces en la tierra podrida de este país.

A este lado de la raya, un régimen apoyado por Alemania y las agencias de calificación. Al otro, Venezuela y el bolivarismo.

¿Y en medio? En medio, el desierto. Leer «la Razón» es como leer el «Hola». pero leer el país es leer el periódico de ayer. El PSOE se ha retratado con el caso griego y con la ley antiterrorista, una ley de la cobardía y la vergüenza. Es fácil condenar a los terroristas cuando ya no son los de aquí, o cuando los de aquí ya hace tiempo que están convenientemente enjaulados y han dejado de darnos miedo. Es fácil también hacer la vista gorda cuando se indulta a otros asesinos que, al fin y al cabo, son gente respetable. No son de los nuestros: si lo fueran, nos habríamos manifestado ante sus prisiones. UPyD, el otro partido que se dice de centro, y al que en su día apoyé, es una inexplicable mezcla de fanatismo y racionalismo. Por lo menos, tiene cierta valentía.

Tratando de llevarse las migajas de esta ruptura de la vida cívica, de esta crisis de las democracias parecida a la que entre 1917 y 1939 sacudió el mundo, hay partidos que dicen estar a la derecha del PP (es decir, que pretenden no traicionar al pequeño empresario o al pequeñoburgués democristiano), como VOX; también ha nacido una coalición de partidos de izquierda que, sin embargo, ha cometido el error de permitir que en su seno se integre el cáncer de Izquierda Unida, un partido que ha demostrado sus corruptelas internas y su falta de previsión económica en diversos escándalos de los últimos años.

Así las cosas, solo veo dos soluciones, a cada cual peor: la guerra civil o la tercera guerra mundial. Gracias a la proverbial cobardía europea y a la inusual prudencia norteamericana, la segunda está lejos: al menos, no he oído que se haya enviado una flota a bloquear el Bósforo y proteger las aguas turcas y griegas ante la crisis de Ucrania. La primera, sin embargo, está cada día más cerca.

Una solución intermedia sería declarar al país colonia alemana o británica, y muerto el perro se acabó la rabia. La segunda opción parece más factible: no requiere sino ampliar las fronteras gibraltareñas. Pero, al igual que le pasó a Estados Unidos con Cuba en 1898, a España no la quiere nadie ni de colonia.

domingo, 8 de febrero de 2015

Profesión de fe, o manifiesto religioso

Desde las raíces católicas en que he crecido, desde la realidad prosaica cotidiana y desde la incredulidad positivista:

Creo firmemente que todo el mundo tiene derecho a mantener la esperanza de una vida espiritual y un mundo ultraterreno,

Así como a ser escéptico y negar tanto la inmortalidad como los aspectos sobrenaturales de la existencia.

Creo asimismo que la existencia de la divinidad no es falsable, y que como cuestión de fe está más allá de toda necesidad, posibilidad o conveniencia de demostración científica.

Defiendo que la única religión que debe ser atacada es la del fanático que ataca a los demás, la del descreído que invocando a Dios a cada momento defiende el paraíso y el infierno en este mundo y justifica su propia salvación y la condena de su prójimo.

Defiendo que el único ateísmo que debe ser atacado es el del fanático que ataca a los demás, el del profeta que (defendiendo la ley de la jungla) condena a los corderos y justifica a los leones.

Sostengo que conozco los horrores que en nombre de la rectitud han causado mis creencias. Y que no se compensan con los horrores que han causado las creencias ajenas: ningún horror se compensa con otro.

Sostengo que conozco también los genocidios que en nombre de la razón ha causado mi falta de fe. Y que los genocidios causados por supersticiones irracionales, aun siendo horribles, tampoco justifican los anteriores.

Proclamo que al proclamar que los hombres son hermanos, el dios judeocristiano no estaba hablando solo de algunos de los seres humanos, ni se refería a un sexo en concreto.

Proclamo que al proclamar que fueron creados iguales, la constitución liberal debería haber previsto algún mecanismo para buscar tal igualdad primigenia.

Por fin, manifiesto mi falta de conformidad con aquellos que condenan la moral de esclavos, pues los esclavos, mientras son devorados por los leones, saben que la causa justa es la suya.

Y manifiesto también mi falta de conformidad con aquellos quee defienden la supremacía, pues la civilización se ha construido con leyes, y el objeto de las leyes debe ser acabar con la tiranía de quienes no obedecen ley alguna.


jueves, 29 de enero de 2015

Inhumano

Debes morir
no porque te lo merezcas, sino
porque debes morir.
Quizá por eso tu indiferencia
hacia el dolor
que causas en los demás,
quiza por eso tu horrible desprecio
hacia el prójimo,
tu gélido corazón, tu rostro alegre
y tu cara de bobo
cuando se te reprocha
tu falta de empatía.
Has nacido para la muerte y acaso nos castigas
viviendo entre nosotros,
con la secreta satisfacción de que nunca
disfrutaremos
—pues somos viejos—
viendo cómo agonizas
abandonado
de tus nietos.

martes, 27 de enero de 2015

Locos y niños

Subo al metro en la estación de Aluche. Frente a mí una madre y su niña pequeña. Esta juega con un cartón en que su fotografía aparece rodeada de barras oblicuas a modo de un aspa que apunta hacia el centro. Reconozco el cartón. Lo usaron en la comisaría cuando me renové el pasaporte hace un mes. En su juego, la niña simula leer el cartón, aunque seguramente su edad no se lo permita. "No pueden pasar los pobres". La madre la mira con un gesto de bochorno y parece decirle "ya cállate", pero mi daltonismo me impide ver si su broncínea piel se enrojece. Dicen locos y niños la verdad: No pueden pasar los pobres.

lunes, 26 de enero de 2015

Umberto Eco: Baudolino

ECO, Umberto: Baudolino, Barcelona, Lumen, 2001. 531 páginas.

ISBN: 84-264-1309-9

Descriptores: Novela histórica

Cuando trabajé en Móstoles, hace más de diez años, haberse leído todos los libros de Eco era lo mínimo que se podía esperar de cualquier persona medianamente culta. Yo, que me proveo de libros en mercadillos y tiendas de segunda mano, tenía por ello un cierto complejo de inferioridad. Así que se me quedó clavada la espinita de no haber leído este libro, modelo (hace diez años) de lo que todo texto literario debía ser.

Lo primero que hay que decir de Umberto Eco es que, como alguna persona más culta que yo me ha reconocido, es un pedante de tomo y lomo. Eso no se puede negar. Pedante en todos los sentidos, desde el bueno de "ayo, maestro" que le daba Machado a esta palabra, hasta el malo que todos conocemos. Se le perdona, claro está, su pedantería porque suele conseguir escribir con una gracia que hace que se nos olviden sus vicios. Pero en ocasiones roza lo infumable, y creo que esta vez casi lo ha alcanzado. Yo, por mi parte, intentaré poner mi propia pedantería al nivel del autor de esta novela.

Hay que poner en contexto la obra, claro. Hasta que no tuve veintitantos años y cursé una asignatura de posgrado con José Antonio Marina, yo no supe lo que era la postmodernidad. La palabra, claro, flotaba en el aire en aquella España de los años noventa. Lo llevaba haciendo ya desde hace tiempo: era uno de los latiguillos de la Movida Madrileña, aquel movimiento entre lo casposo y lo punk que se apoderó de los años juveniles de quienes ya no cumplirán cincuenta. Pues bien: Baudolino es una síntesis de lo postmoderno. ¿Y qué es postmoderno? Para saber qué es lo postmoderno podríamos recurrir a la definición del manierismo (esa la aprendí antes), ya que el postmodernismo viene a ser a la modernidad lo que el manierismo al barroco; pero, para no aburriros, diré que es una corriente artística, literaria y científica que niega la posibilidad de acceder al conocimiento objetivo. Según el postmodernismo, todo lo que sabemos lo sabemos a través de alguien, en un contexto. La realidad es un gran libro sobre el que construimos narrativas. No hay normas o valores universales. La cultura no viene a ser sino un texto. ¿Aburridos, verdad? Para resumir, los postmodernos acaban imitando, apropiándose de las palabras de otros, huyendo a un mundo de la gran cultura del que en realidad se ríen o, por el contrario, reivindicando el pop. Introducir la narración dentro de la narración es uno de sus trucos preferidos.

Baudolino es un joven italiano adoptado a los catorce años de Edad por el emperador Federico Barbarroja. Después de aprender a escribir, es enviado a París, donde realiza estudios universitarios. Allí conoce a un grupo de estudiantes que pasan las horas haciendo cualquier cosa menos estudiar. Entre sus varias ocupaciones, componen versos e inventan historias que luego harán circular como ciertas entre las cancillerías reales. Todo esto nos lo cuenta el propio Baudolino, muchos años después, desde una Constantinopla saqueada por los latinos, y aderezado con criaturas propias de los bestiarios medievales, de forma que el lector comprende que, en realidad, toda la historia, desde el principio, no es sino una broma más del narrador.

Y una broma divertida, hasta cierto punto, si no fuera porque, para llegar hasta ella, el lector se ha tenido que enfrentar a un capítulo primero escrito en una lengua inventada que pretende ser el dialecto local de la patria chica del personaje —mezclado, como corresponde, con un poquillo de alemán y otro poquillo de latín—, lo que hace que llegar hasta la página 20 del libro sea un auténtico ejercicio de paciencia. ¿Se ve recompensado después? Para quienes somos aficionados al folklore medieval, sí: ahí están la vaca de Carcasona, la guarida del Viejo de la Montaña, los esciápodos y otros elementos de las leyendas de la época. Pero dudo que fuera del ámbito cultureta pueda triunfar este libro, tan anticuadamente postmoderno.


Nota: como todas mis reseñas con foto, esta será subida a Vingle y a Pinterest

Polución

A veces descubrimos
que huele a gasóleo en las calles más desiertas
y sabe a tubo de escape polvoriento
el aire que circunda nuestra cara
como una lija de barro alrededor de los ojos.
A veces intento asomar la cabeza fuera de este tufo
que ahoga los bronquios
y no puedo respirar, y aspiro
tan solo a que un viento venga
y barra esta mierda del aire
y se la lleve a otros
y envenene sus pulmones.
Mientras tanto, maldigo
esta suciedad en que me revuelco
a sabiendas de que no me queda otra,
pues soy yo mismo el que añade
ponzoñas a este mundo.

miércoles, 21 de enero de 2015

Investigaciones culinarias 1

Aunque yo no sea el "chef Jamie", estoy, como todo el mundo, interesado en recetas que se puedan preparar rápido. O, mejor dicho, que se puedan preparar rápido con lo que tengo en casa o con lo que puedo comprar a las 3.20 de la tarde, cuando llego a mi barrio, usando menos de 10 minutos para ello. Así que voy a ir documentando mis experimentos culinarios para ver qué opciones son útiles y cuáles llevan a caminos sin salida.

1- Puré de berenjenas y boniatos.

Un familiar me sugirió hace unos días la posibilidad de meter las berenjenas con piel en el microondas para que se asaran, sistema que yo ya había empleado para preparar patatas asadas y boniatos asados. Su plan era preparar puré; hasta ahora yo he probado el método presentando la berenjena entera, poniéndole cuñas de queso manchego en aceite por encima, ya sea después de asada (el queso funde poco), ya sea antes de asar, entre las dos mitades (la berenjena no se hace bien).
Como junto a mi casa hay una frutería donde suelo comprar el pan, me he provisto allí de berenjenas y boniatos. Veamos el resultado.
La berenjena (pequeña) estaba preparada en 9 minutos; el boniato (mediano) ha necesitado 5 más, a pesar de que he tenido la prevención de humedecer las dos verduras (el boniato, además, lo he lavado) para que se calentaran más. Después de vaciadar ambas y machacar la mezcla, el resultado no es demasiado atractivo: incluso a un daltónico como yo, esa mezcla de verde y naranja le parecería radiactiva. El sabor no estaba mal, pero esperaba más del contraste entre el ligero amargor de la berenjena y el dulce del boniato. Descarto la combinación, pero tendré que probar otras similares.

2- Merluza con tomate.

Odio la merluza; es más, me parece el pescado más insulso del mundo. Es cierto que los chefs dicen que tiene un sabor delicado, y que si se comete la osadía de echarle limón, pierde su sabor. Los mismos chefs echan pimienta a granel a los bistecs, dándole, supongo, sabor a chopped (a mí la pimienta me sabe a eso) y tampoco se privan de usar azúcar para disimular la acidez de los tomates de cámara. Pero no voy a entrar en discusiones.
El caso es que, aunque odio la merluza, tengo el colesterol por las nubes, y por eso me conviene tomar ese pescado blanco que con todo cariño ha sido conducido al genocidio por obra y gracia de la flota arrastrera. Y para que me sepa a algo, lo estoy preparando con salsas. Personalmente, me gusta cómo me queda en salsa verde, pero hoy quería probar algo rápido. Y aquí está lo que he hecho:
En una fuente para microondas con tapa, he metido un filete de merluza (congelado), unos pocos pimientos (de bote pero españoles: cómprenlos catalanes, aragoneses o leoneses si no les da su bolsillo para la denominación de origen: en caso contrario, serán tan de la Ribera como un Pisco Sour) y  un chorrito de tomate. He añadido también un par de rodajas de cebolla picadas, pero ha sido un error: han quedado crudas. Se mete todo al microondas 7 minutos, justo el tiempo que uno tarda en machacar y comerse la mezcla de boniato y berenjena del paso anterior. ¿El resultado? No es bacalao a la riojana, pero se deja comer.

lunes, 12 de enero de 2015

Julian May: La tierra multicolor

MAY, Julian: La Tierra Multicolor, Barcelona, Ultramar, 1989. 490 páginas.

ISBN: 84-7386-372-0

Descriptores: Viajes en el tiempo. Extraterrestres.

Inicia la saga: Exilio en el Plioceno

Ya sé, ya sé que este libro está descatalogado y que flaco favor le hacemos al empobrecido sector editorial publicando reseñas de libros así. Pero no podía evitar publicar esta. Si queréis leer el libro, podéis probar suerte en las bibliotecas públicas. En Madrid está en varias.

Tuve noticia por primera vez de esta novela cuando, de chavales, mi hermano y yo nos dedicábamos a comprar absolutamente todo lo que salía en la colección de ciencia ficción de Ultramar. Concretamente le recuerdo a él leyendo esta novela unas navidades; sin embargo, por alguna razón (seguramente un préstamo), perdimos esta novela y su continuación. En la biblioteca familiar quedaron las partes tercera y cuarta de la saga, y aunque con el cierre de la editorial compramos un buen número de volúmenes de la colección en el Vips (de hecho, peregrinamos de Vips en Vips), nunca pudimos recuperar este, hasta la pasada edición de la feria del libro antiguo y de ocasión, donde conseguí comprarlo a precio de oro (unos 10 euros... caro, teniendo en cuenta que los Ultramar valían 300 pesetas en la liquidación y 3 euros cuando, con el euro, los precios "no subieron"). Pero hasta estas navidades no tuve tiempo para leerlo.

Si habéis llegado hasta aquí es que de verdad os interesa el libro. Pues bien, el argumento se ha visto ya en la serie de TV "Terra 2", aunque ahí con menos imaginación.

Año dos mil muchocientos. La tierra ha entrado en contacto con los extraterrestres, que han impuesto un nuevo orden mundial pero, a cambio, nos han dotado de tecnologías maravillosas que han permitido colonizar varios planetas. La enfermedad y la vejez han sido vencidas. Las mutaciones han desarrollado individuos con poderes psíquicos. Y, aun así, hay gente a la que no le gusta vivir en ese paraíso edulcorado en que se ha convertido la Tierra.

Para ello, aprovecharán la invención fallida de un científico francés. Se trata de una máquina del tiempo que, sin embargo, funciona solo en una dirección (enviando objetos al pasado) y exclusivamente conectada a una época y lugar concretos: un valle francés en el Plioceno. Las personas desesperadas, aburridas de la existencia o en desacuerdo con las normas de no violencia, uso exclusivo del inglés, y religiosidad descafeinada se escaparán a través de esta máquina, primero de manera subrepticia y finalmente con el aplauso del gobierno, que además les proporcionará útiles de supervivencia maravillosamente miniaturizados.

Pero lo que encuentran en el Plioceno no es lo que esperaban... (y, como decían en un concurso de los 70 y 80, "hasta ahí puedo leer").

A pesar de ser claramente una space opera, es decir, una novela que busca la aventura por la aventura, hay detalles interesantes que relacionan la obra con la hard sf. Por ejemplo, las observaciones sobre el sistema de conexión energética global o la justificación de las propiedades del "decamolec" empleado en la miniaturización. También están muy documentados los ecosistemas europeos antes de la primera glaciación, lo que no impide que la autora haya añadido sus detalles sobre extraterrestes y poderes psíquicos, aunque, todo hay que decirlo, con bastante coherencia.

El libro se lee con facilidad a pesar de todos los detalles científicos o pseudocientíficos y a pesar también de todas las referencias culturales a las baladas francesas o a las sagas escandinavas (uno de los aspectos más curiosos de la literatura de género es que a menudo es más pedante que la literatura supuestamente seria). Obviamente, no tiene un contenido especialmente trascendental, aunque una de las preguntas que surgen en el lector después de leerlo tiene que ver con la parte que no se puede leer: cómo el hombre destruye el equilibrio entre especies al entrar en un ecosistema al que no pertenece. Y es que en este libro, como en las películas de zombies, uno acaba con la sospecha de que los malos son los humanos.