Hoy se inauguraba en mi instituto la exposición de la revista La sombra del membrillo, con asistencia de algunos de los ganadores de su concurso de poesía (ya sabéis que es un concurso internacional, y que por tanto no han estado todos). Sabía que seguramente se pasaría alguien a cantar, pero pensaba en un alumno que suele prestarse a tales eventos. Me he llevado una sorpresa.
Resulta que, por un retorcido camino que comienza en Getafe y pasa por vietnam y Barcelona, alguien ha contactado con Marcos Casal Cao, de
La Sonrisa de Julia, y lo ha convencido para que tocara cuatro canciones ante un público compuesto por más o menos, sesenta adolescentes (incluidos alumnos y dos premiados que venían de fuera), los profesores y las autoridades y patrocinadores. A las dos últimas, tocadas cuando ya había sonado la sirena del fin de las clases, se han unido algunos alumnos de bachillerato que acababan de salir de sus aulas.
Muchas gracias, Marcos. Tu voz en el escenario es impresionante. En estos tiempos de voces sintéticas, alguien por fin me ha demostrado que en un básico se puede sonar mejor que en un disco.
Pero en realidad, a quien tengo que darle muchas, muchísimas gracias, es a Juan Antonio, el profesor que ha sacrificado tiempo y dinero para sacar adelante un proyecto en el que era difícil creer. Gracias a ti, se oirán algunas voces.
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