...tan pobre y mísero estaba,
que sólo se sustentaba
de unas yerbas que comía
¿Habrá otro —entre sí decía—
más pobre y triste que yo?...
(Esto es un poco críptico, para respetar la intimidad del aludido).
No sé si sabéis que estoy colaborando en proyectos voluntarios relacionados con los ordenadores. Pues sí. Pero estaba a punto de dejar uno de estos proyectos por motivos personales. Escribí a mi "jefe" (si se le puede llamar así) hablándole de los serios problemas que tenía yo. Sabía ya que los suyos no eran menores: pero hasta que me escribió no supe la magnitud del horror que se cernía sobre su vida.
... Y cuando el rostro volvió
halló la respuesta, viendo
que iba otro sabio cogiendo
las hojas que él arrojó.
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