sábado, 7 de abril de 2012

Terror de la A a la Z: Nuria

Nuria vuelve del pueblo en su coche y llama a los niños para que la ayuden a descargarlo. Trae la compra de la semana: leche, tarritos para el niño, yogures, paquetes de pasta, fiambres, carne...

Su madre la recrimina: no era necesario que comprase nada, pues la casa ya está bien abastecida. Nuria insiste en que no van a bajar todos los días a comer al piso de su madre, porque los niños dan mucha lata. Pero doña Dolores no quiere ni oír hablar del tema.

Una pequeña procesión de niños y mayores con bolsas entre el coche y el zaguán se demora unos momentos. Luego, Nuria decide llevar su vehículo a la cochera, relativamente apartada de la puerta principal, mientras la abuela vigila a los nietos que van subiendo poco a poco la compra al primer piso de la casa.

Después de pelearse con la cerradura, abre la puerta de la cochera, vuelve a montarse en su auto y lo aparca dentro. Se ve una luz a la izquierda, en ese retrete que hace años que nadie usa, si no es para enchufar la manguera de lavar el coche. Nuria abre la puerta y descubre, colgando de una tubería, el cadáver de un perro que se balancea sobre la mugrienta taza.

Sobreponiéndose a la primera impresión, Nuria lo descuelga y comprueba si está vivo. Entonces, el perro se retuerce y muerde su mano. Después se aleja, tan asustado como ella.

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