Durante la guerra franco-prusiana de 1870, varias fuerzas irregulares francesas hicieron una guerra intermitente contra el ejército alemán. En el curso de la guerra, los alemanes fusilaron a todos los soldados pertenecientes a esos cuerpos irregulares que cayeron en sus manos. Esa conducta brutal despertó indignación entre muchas gentes y en muchos países. Y ahora, en virtud de un artículo de las Convenciones de la Haya, relacionado con la dirección de la guerra terrestre, tales soldados tienen el derecho a ser tratados de la misma manera que los soldados de línea cuando militan bajo un jefe responsable, llevan una insignia distintiva, usan sus armas abiertamente, y obedecen las leyes de la guerra. Más aún: puede prescindirse hasta de los requisitos de tener un jefe responsable y una insignia distintiva cuando la población se levanta espontáneamente para resistir al invasor; y en este caso, los cuerpos de ejército no autorizados, armados, y que obedecen las leyes de la guerra, tienen el derecho, caso de ser capturados, a que se les trate como prisioneros de guerra.Anónimo: La ejecución del Capitán Fryatt, París: Thomas Nelson & Sons, (s/f, posterior a agosto de 1916), págs. 35-36 («¿Era Fryatt un franco-tirador?»)
(La hazaña de Fryatt, si se preguntan cuál fue, consistió en embestir con su mercante a un submarino alemán. Para los alemanes, se trató de un ataque sorpresivo y no avisado; para los británicos, de un acto de legítima defensa por el cual el Almirantazgo le concedió una distinción.)
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