A veces me pregunto si para ser periodista hay que saber leer. Escribir, parece que sí, aunque en algunos casos no está tan claro, pero leer, lo que se dice leer... No quiero ofender a Diegos o Nepiones, líbreme Dios, pero desconozco al periodista que, cuando recibe un texto susceptible de convertirse en incendiario a través de una lectura deficiente, desaprovecha la oportunidad. Es como mis alumnos, que leen "moro" en un romance y ya me tildan de racista. Y yo no soy racista (¡Putos españoles! ¡idos a vuestro país!). Bueno, a veces un poco, pero con ese rancio racismo de los españoles contra su propia raza.
Ejemplo de ello es un artículo publicado hoy en La Razón y en Periodista digital (el artículo es literalmente el mismo, con firmas diferentes. Sospecho que el autor aprovechó la oportunidad que le dio el medio digital para ocultar su identidad, pero también podría ser un caso de apropiación indebida de los derechos morales sobre una propiedad intelectual). Se trata de un artículo polemizando sobre un supuesto artículo o libro de Manuel Mandianes, quien curiosamente aloja su blog precisamente en periodistadigital. Ni este medio ni La Razón remiten a la fuente original, aunque el periódico en papel incluye un pie en que habla de una supuesta nota de prensa del CSIC que no está entre las notas de prensa publicadas en la web del CSIC. Probablemente se refieren a la Revista de Prensa de este organismo, que sí recoge artículos que citan a Mandianes en otros medios (uno de ellos también reproducido en periodistadigital). En cualquier caso, aprovechan el hecho para cargar contra el organismo utilizando el arma arrojadiza de los presupuestos públicos.
A nada que busquemos artículos de Mandianes en la red (por ejemplo, Acontece Dios o ¡Oh supermercado, Catedral nuestra!) veremos que, desde luego, nada más lejos de su intención que atacar al catolicismo. Simplemente, se interroga sobre el laicismo actual, desde una perspectiva que, habiendo leído sólo dos artículos suyos (dos más que el autor del artículo de La Razón) me parece absolutamente católica, de un catolicismo unamuniano, es cierto, pero actualmente admitido (admitido por todos los que viven fuera del fundamentalismo).
He dejado un comentario sobre ello en pd, y otro par atacando a quienes, agarrando el rábano por las hojas, se dedican a decir cosas que suenan a "Mandiane no dice nada original, ¿para eso le pagan?" sin darse cuenta de que las palabras que leen no son sino un resumen de un resumen.
Obviamente, todo el mundo sabe, o debería saber, que la primitiva iglesia decidió que sus ritos coincidieran temporalmente con celebraciones paganas (el ciclo de Mitra; el mes de 12 días que los calendarios pre-lunares concedían para el ajuste entre los calendarios solar y lunar; las saturnalias; los ritos del solsticio...). De ahí, por ejemplo, fiestas como Santa Lucía, que da inicio a la Navidad en Suecia, o la Candelaria (Purificación de la Virgen), con que se cerraba (o abría, todo es relativo) el año litúrgico derivado del calendario solar (después vienen fiestas lunares, como Cuaresma, Pascua o Pentecostés). Lo que se pregunta Mandianes es: "Entonces, ¿por qué este ataque a las navidades desde la esfera laica?"
Es un tema de actualidad, que últimamente ha surgido en las noticias pero del que parece que ya se hablaba el año pasado, aunque nos hemos olvidado de ello. Cito su texto publicado en El Mundo con motivo de la navidad de 2005: "Los laicistas [...] siguen poniendo el belén pero sin la sagrada familia, siguen celebrando la Nochebuena pero sin nada que haga alusión a la Buena Nueva y siguen felicitando a los amigos pero sin nada que haga alusión al motivo histórico que dio origen a la costumbre [...] Todos ellos buscan desesperadamente nuevos ritos [...] que llenen el vacío que deja el olvido de los tradicionales". ¿A alguien le suena a anticristiano?
miércoles, 27 de diciembre de 2006
La razón de la sinrazón (I)
He de confesarlo: leo La Razón. El siniestro motivo: la mayor amplitud de su lista de programación televisiva, que incluye diversos canales locales de Madrid. Dicho lo cual, y tras la flagelación oportuna, admitiré que otro de los oscuros motivos es la gracia que me produce la distorsión de la realidad que ofrece este periódico. ¿Para qué tomarse un tripi, si La Razón te ofrece un viaje gratis?
Dedicaré luego un artículo a lo más destacado de hoy, pero comenzaré hablando de lo de ayer. En la sección de fotos, una imagen de un cartel en que, bajo una forma y un cáliz, aparece la dirección web hostia.org. El pie de foto menciona que se trata de una campaña de "higiene lingüística" para que la gente conozca el significado de la palabra "hostia" y no pronuncie el nombre de dios en vano.
O sea, que ahora no podemos decir "Pachi, eres la hostia", sino "Pachi, estás como Dios"; no podemos decir: "me voy a comer un cochinillo de la hostia", sino "me voy a comer un cochinillo que tiembla Dios", y tampoco podemos decir "Me cago en la hostia" sino "Me cago en la madre que parió al copón".
Ignoran en La Razón y en hostia.org aquel adagio de Machado según el cual la blasfemia demostraba el calado de la religiosidad en el pueblo. Sólo se puede uno cagar en un Dios si cree en él, pues, en caso contrario, ¿por qué va a echarle la culpa de sus males a un ser en el que no cree?
Dedicaré luego un artículo a lo más destacado de hoy, pero comenzaré hablando de lo de ayer. En la sección de fotos, una imagen de un cartel en que, bajo una forma y un cáliz, aparece la dirección web hostia.org. El pie de foto menciona que se trata de una campaña de "higiene lingüística" para que la gente conozca el significado de la palabra "hostia" y no pronuncie el nombre de dios en vano.
O sea, que ahora no podemos decir "Pachi, eres la hostia", sino "Pachi, estás como Dios"; no podemos decir: "me voy a comer un cochinillo de la hostia", sino "me voy a comer un cochinillo que tiembla Dios", y tampoco podemos decir "Me cago en la hostia" sino "Me cago en la madre que parió al copón".
Ignoran en La Razón y en hostia.org aquel adagio de Machado según el cual la blasfemia demostraba el calado de la religiosidad en el pueblo. Sólo se puede uno cagar en un Dios si cree en él, pues, en caso contrario, ¿por qué va a echarle la culpa de sus males a un ser en el que no cree?
El ataque de los anglófilos voladores
El estúpido actor del anuncio pronuncia afectadamente los /yigas/ que tiene un emepetrés o similar, dejando claro que no sólo ignora que en español el prefijo se pronuncia /jiga/ (igual que kilo se pronuncia /kilo/ y no /káilo/); también desconoce que, si quisiera pronunciarlo conforme a su lengua original, el griego, tendría que pronunciar /giga/ con g suave.
Oh, Dios, ¿es que no hizo la ESO ni el BUP? ¿No recuerda aquella práctica tabla de unidades (deci, centi, mili, micro, nano, pico, femto, ato hacia atrás; deca, hecta, kilo, mega, giga, tera hacia adelante) que aprendíamos en física? ¿No le dijeron que los sufijos, aunque usados por anglosajones pelirrojos y con pecas, tenían un origen griego y constituían un sistema internacional?
Pa'brirse las venas, 'amos.
Oh, Dios, ¿es que no hizo la ESO ni el BUP? ¿No recuerda aquella práctica tabla de unidades (deci, centi, mili, micro, nano, pico, femto, ato hacia atrás; deca, hecta, kilo, mega, giga, tera hacia adelante) que aprendíamos en física? ¿No le dijeron que los sufijos, aunque usados por anglosajones pelirrojos y con pecas, tenían un origen griego y constituían un sistema internacional?
Pa'brirse las venas, 'amos.
martes, 26 de diciembre de 2006
Un nuevo punto de vista sobre la doctrina militar de EEUU y Reino Unido
Ahora que la guerra de Iraq ha dejado de ser noticia, encuentro entre los libros que mi padre lleva a fichar al ordenador un pequeño folleto de la propaganda británica escrito durante la Gran Guerra para defender a uno de los suyos:
(La hazaña de Fryatt, si se preguntan cuál fue, consistió en embestir con su mercante a un submarino alemán. Para los alemanes, se trató de un ataque sorpresivo y no avisado; para los británicos, de un acto de legítima defensa por el cual el Almirantazgo le concedió una distinción.)
Durante la guerra franco-prusiana de 1870, varias fuerzas irregulares francesas hicieron una guerra intermitente contra el ejército alemán. En el curso de la guerra, los alemanes fusilaron a todos los soldados pertenecientes a esos cuerpos irregulares que cayeron en sus manos. Esa conducta brutal despertó indignación entre muchas gentes y en muchos países. Y ahora, en virtud de un artículo de las Convenciones de la Haya, relacionado con la dirección de la guerra terrestre, tales soldados tienen el derecho a ser tratados de la misma manera que los soldados de línea cuando militan bajo un jefe responsable, llevan una insignia distintiva, usan sus armas abiertamente, y obedecen las leyes de la guerra. Más aún: puede prescindirse hasta de los requisitos de tener un jefe responsable y una insignia distintiva cuando la población se levanta espontáneamente para resistir al invasor; y en este caso, los cuerpos de ejército no autorizados, armados, y que obedecen las leyes de la guerra, tienen el derecho, caso de ser capturados, a que se les trate como prisioneros de guerra.Anónimo: La ejecución del Capitán Fryatt, París: Thomas Nelson & Sons, (s/f, posterior a agosto de 1916), págs. 35-36 («¿Era Fryatt un franco-tirador?»)
(La hazaña de Fryatt, si se preguntan cuál fue, consistió en embestir con su mercante a un submarino alemán. Para los alemanes, se trató de un ataque sorpresivo y no avisado; para los británicos, de un acto de legítima defensa por el cual el Almirantazgo le concedió una distinción.)
sábado, 23 de diciembre de 2006
Dibujos animados clásicos...
Si hay algo por lo que siento fascinación son los dibujos animados clásicos. Así que cuando, buscando en boingboing un enlace publicado a primeros de mes, me he encontrado una lista con versiones en la red de los 10 mejores dibujos clásicos (que remite a cityrag), me he emocionado. La lista no está hecha al azar: remite a una página de Wikipedia que recoge, en principio, un estudio hecho entre 1000 profesionales de la animación. Lo nuevo de cityrag es que tras buscarlos en google video, youtube y yahoo!video, nos incluye enlaces para verlos.
Aún no he conseguido verlos todos, pero os puedo decir lo que me ha gustado de cada uno.
De Duck Amuck, un clásico que seguro que habéis visto, como yo, por la televisión, me ha encantado su juego metacinematográfico.
De Felix in Holywood, que creo que es el primer dibujo del gato Félix que veo, me han fascinadon su sencillez y su originalidad: para solventar los problemas de comunicación del cine mudo, la película se convierte en un cómic, donde salen globos de los labios de los personajes, con lo que se evitan muchas cortinillas de texto.
De A unicorn in the garden y One Froggy Evening me encanta que su historia no requiera apenas palabras; no hace falta saber inglés para entenderlas. Pero no me explico que el primero tenga una posición peor en el ránking: es cierto que la calidad del coloreado es peor, pero la historia está mejor trabajada y el dibujo de líneas sencillas es más atractivo.
Por último, de Gertie the dinosaur, otro dibujo primitivo como Félix el Gato, cabe lamentar que el comienzo de su versión online esté cortado.
Os recomiendo que los veáis, y que aprovechéis, asimismo, los enlaces que aparecen en youtube y que llevan en muchas ocasiones a otros "dibus" entrañables.
[EDICIÓN: 13/2/2009 Actualización de links.]
Aún no he conseguido verlos todos, pero os puedo decir lo que me ha gustado de cada uno.
De Duck Amuck, un clásico que seguro que habéis visto, como yo, por la televisión, me ha encantado su juego metacinematográfico.
De Felix in Holywood, que creo que es el primer dibujo del gato Félix que veo, me han fascinadon su sencillez y su originalidad: para solventar los problemas de comunicación del cine mudo, la película se convierte en un cómic, donde salen globos de los labios de los personajes, con lo que se evitan muchas cortinillas de texto.
De A unicorn in the garden y One Froggy Evening me encanta que su historia no requiera apenas palabras; no hace falta saber inglés para entenderlas. Pero no me explico que el primero tenga una posición peor en el ránking: es cierto que la calidad del coloreado es peor, pero la historia está mejor trabajada y el dibujo de líneas sencillas es más atractivo.
Por último, de Gertie the dinosaur, otro dibujo primitivo como Félix el Gato, cabe lamentar que el comienzo de su versión online esté cortado.
Os recomiendo que los veáis, y que aprovechéis, asimismo, los enlaces que aparecen en youtube y que llevan en muchas ocasiones a otros "dibus" entrañables.
[EDICIÓN: 13/2/2009 Actualización de links.]
viernes, 22 de diciembre de 2006
Mapas...
En el departamento me encargaron, como tarea navideña, que buscase preguntas que hacer a los chavales para que buscasen información en la biblioteca acerca del río Mississippi. Algo esencial, para mí, es que busquen la zona por la que se mueve Huckleberry Flynn.
Pero, claro, me gustaría saber en qué estado está ese St. Petersburg, probablemente imaginario, en que se sitúa el personaje. Porque Petersburgs hay a patadas en la cuenca del Mississippi. Una pista es que está cerca de otra población llamada Goshem, y que bajando por el río se llega a Cairo (lo cual no es ninguna pista, porque Cairo está en la unión del Mississippi y el Ohio). Así que me he tirado un buen rato buscando en google maps, para establecer, sin ninguna evidencia a favor (no quiero consultar ninguna página de estudios sobre la obra de Twain), que las aventuras se desarrollan en Indiana.
Pues bien: por el camino, he encontrado esta curiosa población estadounidense que me gustaría que consideraseis.
Pero, claro, me gustaría saber en qué estado está ese St. Petersburg, probablemente imaginario, en que se sitúa el personaje. Porque Petersburgs hay a patadas en la cuenca del Mississippi. Una pista es que está cerca de otra población llamada Goshem, y que bajando por el río se llega a Cairo (lo cual no es ninguna pista, porque Cairo está en la unión del Mississippi y el Ohio). Así que me he tirado un buen rato buscando en google maps, para establecer, sin ninguna evidencia a favor (no quiero consultar ninguna página de estudios sobre la obra de Twain), que las aventuras se desarrollan en Indiana.
Pues bien: por el camino, he encontrado esta curiosa población estadounidense que me gustaría que consideraseis.
miércoles, 20 de diciembre de 2006
Panorámica del Real Jardín Botánico
Ahí va una panorámica del Real Jardín Botánico, tomada con la luz invernal que se filtra a través del plomizo velo de nubes. Espero que os guste.
martes, 19 de diciembre de 2006
Para Gloria
Gloria tiene un pequeño problema en su blog: Tras cambiarse a beta, no sabe cómo hacer que vuelva a aparecer la etiqueta "NN comentarios".
En principio, el problema es que blogger ha eliminado código personalizado que aparecía en cada entrada, y al borrarlo se ha borrado también el diseño de entrada. Puedes editar el aspecto de las entradas de blogger en la solapa "Diseño". Haz clic en en vínculo "Editar" del cuadro "Entrada". Te saldrá el menú de diseño de entrada que aparece a la izquierda. Asegúrate de que la casilla "5 comentarios" (que en tu blog se llama de otra manera) esté marcada.
Después, te queda pelearte con la plantilla para introducir tu código personalizado. Eso ya es más complejo. Sólo diré que, si alguno usa haloscan, en una entrada anterior de este blog aparece un vínculo a un foro donde explican cómo hacerlo funcionar.
En general, para todo lo demás, lo mejor es hacer un nuevo elemento de página de tipo HTML/JavaScript. Y tener a mano la plantilla guardada de blogger clásico.
lunes, 18 de diciembre de 2006
Invierno
Para mí, Madrid siempre será el invierno. Quizá porque, aunque viví en lugares más fríos, fue en esta ciudad donde, de pequeño, me hundí hasta la cintura en la nieve, en el alcorque de un árbol de la chopera del Retiro. Cuando vivía en la Rioja, siempre pensaba en la nieve de Madrid; pero al volver aquí vi poca nieve: mucha menos que en el Valle del Ebro. Y es que uno puede comprender que las piernas de un niño de cuatro años son muchísimo más cortas que las de uno de seis, pero otra cosa es conseguir que esa información racional se integre en el recuerdo. Y también es cierto que ese patio de gravilla, fragmentos de uralita y pararrayos radiactivos del Bretón solía amanecer cuajado de hielos, pero no de nieve.
Mi siguiente recuerdo me devuelve a la capital, ya cumplidos los once. Encerrados en la antigua capilla —en aquel tiempo ya sala de vídeo— del colegio, veíamos caer los copos de aguanieve (allí aprendí la palabra), suspirando por que cuajasen en el suelo. Pocas veces lo hacían. Pero, allá por mis trece años, una gran nevada convirtió las calles, y especialmente las resbaladizas losas del Paseo del Prado, en un granizado de barro: una gran pista de nieve sucia. Llegamos empapados al colegio, y empapados volvimos de allí. Mi padre nos prometió que, si en otra ocasión caía una nevada igual, nos quedaríamos en casa. Supongo que olvidó esa promesa, pero, como creo haber comentado alguna vez en esta bitácora, nosotros la recordamos fielmente. Sólo que no nevó.
El invierno de Madrid es, a pesar del refrán, benévolo. Cuento en los inviernos de mi infancia más días de sol que de lluvia o nubes, y a ese sol agradezco el haber hecho de mí un niño gordezuelo, lector y escritor, pues sentado al sol y escribiendo pasaba todos los recreos que seguían a la hora del comedor escolar. Luego adelgazaría, dejaría de escribir y por último de leer, pero esa ya es otra historia.
A pesar de todo, he sido siempre muy friolero, por eso mi obsesión con la nieve.
Por ejemplo, a mis dieciocho, yendo de Atocha a Plaza de Castilla para coger el autobús a Cantoblanco, pues el tren se detenía al llegar a los helados cambios de Chamartín. Los compañeros jugando en la nieve —yo no me atreví, y ahora lo lamento—. Al llegar cierta hora, los escasos asistentes nos enfrentamos con la pereza de atravesar el manto helado en autobús. Maria Luisa Cerrón, nuestra profesora de Literatura Medieval, se ofreció gentilmente a llevarnos. No sé por qué, pero me sentí especial, de alguna manera.
O por ejemplo, en ese período vago que se extiende entre los veinticinco y los treinta, saliendo a la calle el fin de semana de la Constitución para comprar un regalo para mi madre. Cogiendo el metro entre estaciones próximas, para evitar esa nieve que se colaba en el plumas, a pesar de la cerrada capucha.
O en esas navidades de hace tres años, o aquellas de hará unos cinco, con grandes nevadas y coches atascados en los alrededores de Madrid. Nevadas que te hacían sentir especial cuando pisabas nieve virgen en la Casita del Príncipe de Aranjuez o en el Retiro.
Pero también juegan un papel importante en mi vida las nieves fuera de Madrid, a pesar de que no esquío: como en ese viaje a Cerezo y La Pinilla que hice con los compañeros de laboratorio de mi hermano. Hay viajes para ver nieve, y hay nieves de viaje. Nieves de los Cameros, que bloqueaban el coche en diciembre, estropeando los planes de una boda; o que caían, a finales de Abril, sobre las brasas de la barbacoa.
Nieves del puerto de Piqueras, que duran hasta Mayo y fecundan la tierra. ¡Nieve! Flotando en el viento, caprichosa y frágil como una polilla, dura y cruel como el acero. ¡Nieve! ¡Nieve de los tópicos navideños, de las latitudes civilizadas! ¡Nieve! ¡Nieve que estrujar entre los dedos, que lanzar, que pisar; nieve donde revolcarse! ¡Nieve que caiga sobre los peatones al otro lado del cristal, que convierta los coches en objetos decorativos! ¡Nieve que haga de los árboles candelabros fantásticos; que encienda la falda de los montes; que difumine la realidad cotidiana!
¿No estáis vosotros también deseando que nieve?
Mi siguiente recuerdo me devuelve a la capital, ya cumplidos los once. Encerrados en la antigua capilla —en aquel tiempo ya sala de vídeo— del colegio, veíamos caer los copos de aguanieve (allí aprendí la palabra), suspirando por que cuajasen en el suelo. Pocas veces lo hacían. Pero, allá por mis trece años, una gran nevada convirtió las calles, y especialmente las resbaladizas losas del Paseo del Prado, en un granizado de barro: una gran pista de nieve sucia. Llegamos empapados al colegio, y empapados volvimos de allí. Mi padre nos prometió que, si en otra ocasión caía una nevada igual, nos quedaríamos en casa. Supongo que olvidó esa promesa, pero, como creo haber comentado alguna vez en esta bitácora, nosotros la recordamos fielmente. Sólo que no nevó.
El invierno de Madrid es, a pesar del refrán, benévolo. Cuento en los inviernos de mi infancia más días de sol que de lluvia o nubes, y a ese sol agradezco el haber hecho de mí un niño gordezuelo, lector y escritor, pues sentado al sol y escribiendo pasaba todos los recreos que seguían a la hora del comedor escolar. Luego adelgazaría, dejaría de escribir y por último de leer, pero esa ya es otra historia.
A pesar de todo, he sido siempre muy friolero, por eso mi obsesión con la nieve.
Por ejemplo, a mis dieciocho, yendo de Atocha a Plaza de Castilla para coger el autobús a Cantoblanco, pues el tren se detenía al llegar a los helados cambios de Chamartín. Los compañeros jugando en la nieve —yo no me atreví, y ahora lo lamento—. Al llegar cierta hora, los escasos asistentes nos enfrentamos con la pereza de atravesar el manto helado en autobús. Maria Luisa Cerrón, nuestra profesora de Literatura Medieval, se ofreció gentilmente a llevarnos. No sé por qué, pero me sentí especial, de alguna manera.
O por ejemplo, en ese período vago que se extiende entre los veinticinco y los treinta, saliendo a la calle el fin de semana de la Constitución para comprar un regalo para mi madre. Cogiendo el metro entre estaciones próximas, para evitar esa nieve que se colaba en el plumas, a pesar de la cerrada capucha.
O en esas navidades de hace tres años, o aquellas de hará unos cinco, con grandes nevadas y coches atascados en los alrededores de Madrid. Nevadas que te hacían sentir especial cuando pisabas nieve virgen en la Casita del Príncipe de Aranjuez o en el Retiro.
Pero también juegan un papel importante en mi vida las nieves fuera de Madrid, a pesar de que no esquío: como en ese viaje a Cerezo y La Pinilla que hice con los compañeros de laboratorio de mi hermano. Hay viajes para ver nieve, y hay nieves de viaje. Nieves de los Cameros, que bloqueaban el coche en diciembre, estropeando los planes de una boda; o que caían, a finales de Abril, sobre las brasas de la barbacoa.
Nieves del puerto de Piqueras, que duran hasta Mayo y fecundan la tierra. ¡Nieve! Flotando en el viento, caprichosa y frágil como una polilla, dura y cruel como el acero. ¡Nieve! ¡Nieve de los tópicos navideños, de las latitudes civilizadas! ¡Nieve! ¡Nieve que estrujar entre los dedos, que lanzar, que pisar; nieve donde revolcarse! ¡Nieve que caiga sobre los peatones al otro lado del cristal, que convierta los coches en objetos decorativos! ¡Nieve que haga de los árboles candelabros fantásticos; que encienda la falda de los montes; que difumine la realidad cotidiana!
¿No estáis vosotros también deseando que nieve?
domingo, 17 de diciembre de 2006
Maldición bíblica.
«El trabajo os hace libres», decían los nazis, y algo parecido es dogma de fe entre los capitalistas, según los cuales el trabajo (y no el sucio dinero) contribuye a la realización de las personas. Pero hay quienes, como Galbraith, insinúan que es una falacia predicar la dignidad del trabajo cuando aquellos con trabajos más cómodos son quienes la exaltan. Los hebreos lo tenían más claro: «te mantendrás con el sudor de tu frente».
Cuando cursaba primero de carrera, uno de mis profesores, quizá con ánimo de epatar, insinuaba, de vez en cuando, que la búsqueda del pleno empleo era uno de los grandes fiascos del comunismo: «Lo que hay que buscar es que nadie trabaje». Y medios, la verdad, parece que los hay: Esos grandes hombres de negocios a quienes he mencionado perifrásticamente en el primer párrafo suelen decir, cuando se encarnan en economistas, que la sociedad actual va abandonando las labores «musculares» y centrándose el "trabajo cerebral" (que los romanos llamaban "ocio"), representado por las empresas de servicios. Algunos servicios, convendría decirles, son también «musculares», como el ídem doméstico, pero eso no viene al caso. La gran tacha de su argumentación es que, a continuación, se quejan de los salarios poco competitivos y el encarecimiento de la mano (sí, he dicho bien, mano, no cerebro) de obra.
¿Por qué no sustituirla por máquinas?, entonces.
Un (neo) ludita nos diría que las máquinas generan paro. Cierto. También llevarse las empresas a otras tierras, alegando la baratura de la mano de obra ajena. Las máquinas... ¿no son sólo para reemplazar el trabajo manual? Imposible convencerles. La maldición bíblica viene muy bien explicar la diferencia económica. ¿Qué inventaremos cuando consigamos desterrarla?
Cuando cursaba primero de carrera, uno de mis profesores, quizá con ánimo de epatar, insinuaba, de vez en cuando, que la búsqueda del pleno empleo era uno de los grandes fiascos del comunismo: «Lo que hay que buscar es que nadie trabaje». Y medios, la verdad, parece que los hay: Esos grandes hombres de negocios a quienes he mencionado perifrásticamente en el primer párrafo suelen decir, cuando se encarnan en economistas, que la sociedad actual va abandonando las labores «musculares» y centrándose el "trabajo cerebral" (que los romanos llamaban "ocio"), representado por las empresas de servicios. Algunos servicios, convendría decirles, son también «musculares», como el ídem doméstico, pero eso no viene al caso. La gran tacha de su argumentación es que, a continuación, se quejan de los salarios poco competitivos y el encarecimiento de la mano (sí, he dicho bien, mano, no cerebro) de obra.
¿Por qué no sustituirla por máquinas?, entonces.
Un (neo) ludita nos diría que las máquinas generan paro. Cierto. También llevarse las empresas a otras tierras, alegando la baratura de la mano de obra ajena. Las máquinas... ¿no son sólo para reemplazar el trabajo manual? Imposible convencerles. La maldición bíblica viene muy bien explicar la diferencia económica. ¿Qué inventaremos cuando consigamos desterrarla?
jueves, 14 de diciembre de 2006
En el semáforo
Hoy la he vuelto a ver: ¡hacía tanto tiempo!: Fue un breve momento, como la primera vez que la miré —la había visto antes, pero sólo la miré entonces—: había cruzábamos en direcciones opuestas. Volvió hacia mí su rostro erosionado por los años, y sólo vi a la que había sido, a la que fue entonces. Dijimos «¡Hola!»; dudamos; ambos teníamos prisa. Sólo un instante —ya lo dije— y, al igual que en la anterior ocasión, sólo me dejó dudas sobre su existencia.
miércoles, 13 de diciembre de 2006
Agotado...
Miércoles. No es el día más cargado de la semana, pero tampoco es nada ligero. Semana previa a las evaluaciones. Reunión de departamento a las 15:00. Comemos de bocadillo, aun así llegamos tarde y, gracias a nuestra capacidad para la distracción, la reunión se prolonga hasta las 17:00. No es demasiado, y más teniendo en cuenta que todavía me puedo refugiar en casa de mis padres, a 15 minutos del trabajo. Pero luego tengo que preparar pruebas para mañana, lo cual me lleva hasta las 18:40 y me deja mentalmente agotado. No acaba ahí la cosa. Tengo unos exámenes que corregir. Y un chaval me ha dejado el cuaderno (yo les dije que me lo dieran el lunes, y hoy es el día que peor me venía, desde luego). Necesito tomarme un respiro, aunque no termine de corregir los exámenes.
Creo que nunca conseguiré tener las notas a tiempo.
Creo que nunca conseguiré tener las notas a tiempo.
domingo, 10 de diciembre de 2006
Ya he programado el script
Este el script del que os hablé el otro día. No funciona demasiado bien y tampoco permite añadir información (mis escasos conocimientos de php no me permiten arriesgarme a colocar una conexión chapucera a la base de datos y que me la ataquen; por otra parte, prefiero revisar lo que me envíe la gente), pero creo que es un interesante muestrario de lo que puede hacer opensearch.
He puesto sólo sitios españoles o versiones españolas de sitios internacionales (y además, con miedo de que sus dueños se mosqueen) pero creo que aun así es un sitio interesante.
Además, si corrijo un par de detalles el sitio funcionará también con mozilla.
Enlace al script para agregar sitios al botón de búsqueda de Internet Explorer 7.
EDICIÓN (9/1/2008): Enlace actualizado.
He puesto sólo sitios españoles o versiones españolas de sitios internacionales (y además, con miedo de que sus dueños se mosqueen) pero creo que aun así es un sitio interesante.
Además, si corrijo un par de detalles el sitio funcionará también con mozilla.
Enlace al script para agregar sitios al botón de búsqueda de Internet Explorer 7.
EDICIÓN (9/1/2008): Enlace actualizado.
sábado, 9 de diciembre de 2006
Desplegable de búsqueda de IE 7.0
Acabo de descubrir el desplegable de búsqueda de IE 7.0. Es como el de Firefox (incluso creo que usa el mismo formato de archivo de definición de búsquedas, el opensearch de a9), pero con un pequeño cambio: la página de Microsoft alberga muy pocos ficheros de definición, pero incluye un motor para crear nuevos ficheros (sospecho que se podrían importar los de Firefox, si no estuvieran incrustados mediante chrome en las páginas en que aparecen).
Aunque sé muy poco php, voy a ver si consigo crear una página que muestre una lista con los principales buscadores de interés para los españoles, con apartados para búsquedas en diarios, en librerías, en el isbn español, en diccionarios (WordReference, DRAE y Dict.org), en imágenes y... mi favorito: la búsqueda en imdb. Y si la cosa funciona bien, a ver si añado soporte para otros navegadores.
Aunque sé muy poco php, voy a ver si consigo crear una página que muestre una lista con los principales buscadores de interés para los españoles, con apartados para búsquedas en diarios, en librerías, en el isbn español, en diccionarios (WordReference, DRAE y Dict.org), en imágenes y... mi favorito: la búsqueda en imdb. Y si la cosa funciona bien, a ver si añado soporte para otros navegadores.
¿Letra pequeña... o imposible?
Supongo que en algún rincón de la librería del BOE dormirá una ley que indique que, por pequeña que sea una letra, para tener efectos legales ha de ser legible, aunque sea con microscopio. Vean lo que sucede si aumentamos (scan a 1200dpi) la letra pequeña de un anuncio de YA.COM: el papel de pulpa utilizado en el diario es incapaz de imprimir letra tan pequeña (de 1 mm de altura, es decir, de unos 3 puntos postscript).
viernes, 8 de diciembre de 2006
Miseria de las ciencias humanas
Esta mañana leo, como tengo costumbre, la prensa de ayer. Titular en portada de El Mundo:
Rajoy ofrece a Zapatero consensos sobre ETA, el Estado y la Historia. Imagínense qué diría cualquier científico si se hablara de consensos sobre ETA, el Estado y la Biología, por ejemplo. Triste, pero cierto, es que las ciencias humanas, y más en esta era postmoderna que vivimos, son absolutamente negociables, fruto de un consenso, pero no de un consenso científico, sino político o social. Propongo a Rajoy y Zapatero como nuevos miembros de esa Academia de la que mi padre es correspondiente.
[¿Meteríais esto en Mala Prensa? No sé si los periodistas tienen mucha culpa en lo ridículo del titular.]
Rajoy ofrece a Zapatero consensos sobre ETA, el Estado y la Historia. Imagínense qué diría cualquier científico si se hablara de consensos sobre ETA, el Estado y la Biología, por ejemplo. Triste, pero cierto, es que las ciencias humanas, y más en esta era postmoderna que vivimos, son absolutamente negociables, fruto de un consenso, pero no de un consenso científico, sino político o social. Propongo a Rajoy y Zapatero como nuevos miembros de esa Academia de la que mi padre es correspondiente.
[¿Meteríais esto en Mala Prensa? No sé si los periodistas tienen mucha culpa en lo ridículo del titular.]
jueves, 7 de diciembre de 2006
No soy partidario de las teorías postmodernas, especialmente por cuanto se refiere al relativismo cultural e incluso científico. Sin embargo, educado como estoy en ellas, adolezco de un importante defecto: la carencia de criterios que me permitan valorar una obra literaria. Así, nada me permite demostrar que Cervantes sea mejor escritor que Corín Tellado; en todo caso, puedo afirmar que estoy más acostumbrado al primero que a la segunda.
Es este un defecto que ya había percibido antes, cuando algún amigo me recomendaba con gran efusividad una obra literaria. Ni Siddharta ni El guardián entre el centeno me han conmovido lo más mínimo; de Cortázar puedo decir que, si me gusta, probablemente haya sido por mi afición tardoadolescente a todo lo raro. En Hamlet veo una descripción de la indecisión juvenil que no resiste la comparación con ninguna obra de Conrad; veo mejor literatura en cualquier diálogo de Platón que en Aristófanes. Molière, por otra parte, es entretenido, pero parece mejor construida cualquier película de Wilder.
Es por ello que, a modo de profiláctico, estoy tratando de leer El canon occidental, libro que originó una tormenta académica hace unos años y que ahora se puede obtener en edición económica. El libro de Bloom también tiene sus defectos: por decirlo de un modo romántico, en él se transparenta esa tendencia según la cual el norteamericano, hijo del fanatismo religioso, es incapaz de considerar ninguna época histórica anterior a Lutero. Así, el autor, aunque mencione de pasada a Dante y Petrarca, y también a algunos clásicos —y, por supuesto, esa Biblia que los católicos procuramos no leer— considera que el origen del canon ha de ser Shakespeare. «Un anglosajón», diréis. Sí, pero la paja en el ojo ajeno sólo evidencia la viga en el propio: carezco de cualquier educación formal relativa a literatura no hispánica. Además, la nacionalidad del autor trae consigo un interesante efecto secundario: sabe escribir. Compárenlo con cualquier crítico español contemporáneo (o por ejemplo con ese Helios Jaime cuyo libro comenté el otro día) y sabrán a qué me refiero.
Es este un defecto que ya había percibido antes, cuando algún amigo me recomendaba con gran efusividad una obra literaria. Ni Siddharta ni El guardián entre el centeno me han conmovido lo más mínimo; de Cortázar puedo decir que, si me gusta, probablemente haya sido por mi afición tardoadolescente a todo lo raro. En Hamlet veo una descripción de la indecisión juvenil que no resiste la comparación con ninguna obra de Conrad; veo mejor literatura en cualquier diálogo de Platón que en Aristófanes. Molière, por otra parte, es entretenido, pero parece mejor construida cualquier película de Wilder.
Es por ello que, a modo de profiláctico, estoy tratando de leer El canon occidental, libro que originó una tormenta académica hace unos años y que ahora se puede obtener en edición económica. El libro de Bloom también tiene sus defectos: por decirlo de un modo romántico, en él se transparenta esa tendencia según la cual el norteamericano, hijo del fanatismo religioso, es incapaz de considerar ninguna época histórica anterior a Lutero. Así, el autor, aunque mencione de pasada a Dante y Petrarca, y también a algunos clásicos —y, por supuesto, esa Biblia que los católicos procuramos no leer— considera que el origen del canon ha de ser Shakespeare. «Un anglosajón», diréis. Sí, pero la paja en el ojo ajeno sólo evidencia la viga en el propio: carezco de cualquier educación formal relativa a literatura no hispánica. Además, la nacionalidad del autor trae consigo un interesante efecto secundario: sabe escribir. Compárenlo con cualquier crítico español contemporáneo (o por ejemplo con ese Helios Jaime cuyo libro comenté el otro día) y sabrán a qué me refiero.
martes, 5 de diciembre de 2006
Varios...
Antes de sumergirme en la vorágine de la corrección de exámenes, me gustaría hablar en este blog de una serie de asuntos que han suscitado mi interés en los últimos tiempos. Ya, ya sé que no os interesan en absoluto, pero ello no os librará de leerlas.
1) Servicios de atención al cliente y software libre. Estoy acostumbrado a utilizar software libre; por eso, si encuentro un defecto en un programa, escribo a quienes lo han desarrollado, preguntándoles si lo han resuelto en otra versión, o si por casualidad se trata de algo que yo he hecho mal. He seguido esa misma línea de conducta a propósito de la actualización de los controladores para una capturadora de TDT que le regalé a mi hermana y he visto que, al menos en la atención a clientes de habla hispana, las compañías se limitan a dar largas. Si no funciona una feature de la versión anterior que, según la ayuda (no actualizada, pero esa es otra) debería funcionar, se dicen cosas como "Mediacenter 3 no es el mismo programa que Mediacenter 4, y algunas cosas funcionan de distinta manera". Si se pregunta sobre una feature que no existe, pero sería ingenioso incorporar (como un botón en el mando a distancia para escuchar las pelis de Telemadrid en español en lugar de en versión original) la respuesta es "no, no se puede. Use el ratón". Si se pregunta por qué el teletexto ha dejado de funcionar dicen "el teletexto es una característica de la TV analógica, que no es soportada por la TV digital" (mentira cochina: ¿alguien ha conseguido usar los subtítulos DVB en los canales (ahora todos digitales) de Astra? ¡siempre hay que usar los de teletexto!) Si se responde razonadamente a lo anterior, la amable señorita de soporte se despide cordialmente.
En el mundo opensource eso sería cavar la propia tumba, pero, claro... el artilugio en cuestión no es opensource. Ni siquiera es compatible con reproductores multimedia de otra marca.
2) La hora de Galicia. Leo en un breve del periódico que los nacionalistas gallegos han planteado la posibilidad de establecer su propio huso horario, compartido con Canarias, Portugal e Inglaterra. La idea es, por supuesto, incendiaria, pues la competencia en cuestión horaria (como en pesas, medidas, etc.) es del estado. Sin embargo, no por ello deja de ser sensata. Ya hemos dicho aquí anteriormente que lo absurdo es tener la hora de Vilna, la capital de uno de esos europeos estados bálticos donde los rusos son metecos, apátridas o algo así. Si el meridiano de Greenwich pasa por Castellón, que está al este de España, es ilógico tener la hora del este de Greenwich y no la del oeste. Pero a los territorios de su graciosa majestad británica no se puede llegar a pie (al menos eso piensan quienes no han oído hablar de Gibraltar) y Portugal es algo así como un estado de tercera, y por eso España siempre ha querido tener la hora del eje París-Berlín. Tener esa hora en los países catalanes y la otra en la patria de Breogán sería, creo yo, una bonita solución de compromiso, sobre todo porque, con una hora u otra, seguiríamos llegando tarde a todas partes: ¡al fin y al cabo, españoles!
3) Escribir rápido y no revisar lo escrito es un grave error, y por ello yo he mandado a mis conocidos un horrible correo con la palabra "ha habierto". Sí, es explicable: la primera hache ha inducido la segunda (me pasa mucho al escribir a máquina). Pero sigue siendo un fallo garrafal. Aquí la expongo a la vergüenza pública.
1) Servicios de atención al cliente y software libre. Estoy acostumbrado a utilizar software libre; por eso, si encuentro un defecto en un programa, escribo a quienes lo han desarrollado, preguntándoles si lo han resuelto en otra versión, o si por casualidad se trata de algo que yo he hecho mal. He seguido esa misma línea de conducta a propósito de la actualización de los controladores para una capturadora de TDT que le regalé a mi hermana y he visto que, al menos en la atención a clientes de habla hispana, las compañías se limitan a dar largas. Si no funciona una feature de la versión anterior que, según la ayuda (no actualizada, pero esa es otra) debería funcionar, se dicen cosas como "Mediacenter 3 no es el mismo programa que Mediacenter 4, y algunas cosas funcionan de distinta manera". Si se pregunta sobre una feature que no existe, pero sería ingenioso incorporar (como un botón en el mando a distancia para escuchar las pelis de Telemadrid en español en lugar de en versión original) la respuesta es "no, no se puede. Use el ratón". Si se pregunta por qué el teletexto ha dejado de funcionar dicen "el teletexto es una característica de la TV analógica, que no es soportada por la TV digital" (mentira cochina: ¿alguien ha conseguido usar los subtítulos DVB en los canales (ahora todos digitales) de Astra? ¡siempre hay que usar los de teletexto!) Si se responde razonadamente a lo anterior, la amable señorita de soporte se despide cordialmente.
En el mundo opensource eso sería cavar la propia tumba, pero, claro... el artilugio en cuestión no es opensource. Ni siquiera es compatible con reproductores multimedia de otra marca.
2) La hora de Galicia. Leo en un breve del periódico que los nacionalistas gallegos han planteado la posibilidad de establecer su propio huso horario, compartido con Canarias, Portugal e Inglaterra. La idea es, por supuesto, incendiaria, pues la competencia en cuestión horaria (como en pesas, medidas, etc.) es del estado. Sin embargo, no por ello deja de ser sensata. Ya hemos dicho aquí anteriormente que lo absurdo es tener la hora de Vilna, la capital de uno de esos europeos estados bálticos donde los rusos son metecos, apátridas o algo así. Si el meridiano de Greenwich pasa por Castellón, que está al este de España, es ilógico tener la hora del este de Greenwich y no la del oeste. Pero a los territorios de su graciosa majestad británica no se puede llegar a pie (al menos eso piensan quienes no han oído hablar de Gibraltar) y Portugal es algo así como un estado de tercera, y por eso España siempre ha querido tener la hora del eje París-Berlín. Tener esa hora en los países catalanes y la otra en la patria de Breogán sería, creo yo, una bonita solución de compromiso, sobre todo porque, con una hora u otra, seguiríamos llegando tarde a todas partes: ¡al fin y al cabo, españoles!
3) Escribir rápido y no revisar lo escrito es un grave error, y por ello yo he mandado a mis conocidos un horrible correo con la palabra "ha habierto". Sí, es explicable: la primera hache ha inducido la segunda (me pasa mucho al escribir a máquina). Pero sigue siendo un fallo garrafal. Aquí la expongo a la vergüenza pública.
domingo, 3 de diciembre de 2006
Visto en el Metrópoli
Tres Aguas. Uno de los espacios punteros del suroeste de la comunidad, construido sobre una antigua cañada real
(La luna de Metrópoli, semana del 1 al 7 de diciembre de 2006, página 110)
What the fuck!!?? ¿Qué mierda de reporteros o gabinetes de prensa redactan estos publirreportajes del suplemento de ocio del diario El Mundo (edición Madrid), que ni siquiera se dan cuenta de que el hecho de edificar sobre una cañada real no es, ni con mucho, loable? ¿a quiénes contratas, Pedrojota? ¿quiénes leen el periódico? y, sobre todo, ¿alguien me puede pasar la ley en la que aparece el nuevo trazado de la antecitada cañada, obligatorio para poder edificar legalmente sobre ella?
(La luna de Metrópoli, semana del 1 al 7 de diciembre de 2006, página 110)
What the fuck!!?? ¿Qué mierda de reporteros o gabinetes de prensa redactan estos publirreportajes del suplemento de ocio del diario El Mundo (edición Madrid), que ni siquiera se dan cuenta de que el hecho de edificar sobre una cañada real no es, ni con mucho, loable? ¿a quiénes contratas, Pedrojota? ¿quiénes leen el periódico? y, sobre todo, ¿alguien me puede pasar la ley en la que aparece el nuevo trazado de la antecitada cañada, obligatorio para poder edificar legalmente sobre ella?
Escuchado en las noticias...
Antena 3 TV, noticiero de las 3 de la tarde de hoy:
"... un insecticida, probablemente un matarratas..."
Si alguien se pregunta por qué un matarratas no puede calificarse de insecticida, que vuelva a estudiar la biología de la E.S.O., por favor.
"... un insecticida, probablemente un matarratas..."
Si alguien se pregunta por qué un matarratas no puede calificarse de insecticida, que vuelva a estudiar la biología de la E.S.O., por favor.
sábado, 2 de diciembre de 2006
Enviado a la AEPD
Llega a mi bandeja de entrada un precioso correo ofertándome guías de teléfonos en formato TXT, y sugiriendo explícitamente que se pueden emplear para la búsqueda inversa. Reenvío el código fuente del mensaje a la Agencia Española de Protección de datos, utilizando el formulario en la página de dicha entidad.
El proceso se cuelga, con un mensaje sobre la aparcición de caracteres ilegales.
Aunque podría tratarse de un cuelgue provocado por el código fuente que he adjuntado, mi primera comprobación se refiere a la eliminación de tildes y diéresis en las casillas "Nombre del remitente" y "Apellidos del remitente". El mensaje sale perfectamente.
A continuación me veo obligado a redactar un nuevo mensaje:
En mi mensaje anterior he comprobado que su software no permite el procesado de tildes y diéresis en el nombre del remitente. Por favor, actualicen su software. España no es sólo una eñe, también existen los acentos.
Por cierto, si a alguien le interesa, hay una organización un tanto friki, Ciñe, que aparte de exigir la eñe, exige el resto de caracteres. Bien por ellos.
El proceso se cuelga, con un mensaje sobre la aparcición de caracteres ilegales.
Aunque podría tratarse de un cuelgue provocado por el código fuente que he adjuntado, mi primera comprobación se refiere a la eliminación de tildes y diéresis en las casillas "Nombre del remitente" y "Apellidos del remitente". El mensaje sale perfectamente.
A continuación me veo obligado a redactar un nuevo mensaje:
En mi mensaje anterior he comprobado que su software no permite el procesado de tildes y diéresis en el nombre del remitente. Por favor, actualicen su software. España no es sólo una eñe, también existen los acentos.
Por cierto, si a alguien le interesa, hay una organización un tanto friki, Ciñe, que aparte de exigir la eñe, exige el resto de caracteres. Bien por ellos.
viernes, 1 de diciembre de 2006
¿Adjetivos Propios?
Acabo de enterarme de que en inglés no sólo hay nombres propios, sino también adjetivos propios. Se trata de lo que en castellano llamaríamos sustantivos, con la particularidad de que carecen de marca de plural y de genitivo. Lo más gracioso de todo es que me he enterado de ello leyendo un documento legal sobre cómo citar cierta marca reservada.
Realmente, el término adjetivo propio tiene su lógica, aplicado a las marcas comerciales. Se trata de algo parecido a lo que en castellano llamaríamos adjetivo relacional: Así, en la frase "Las patatas Turruncún van rellenas de atún", "Turruncún" es complemento (adjetivo), como "andaluzas" en "Las patatas andaluzas..." Observaréis que en inglés Andalusian se escribe con mayúsculas: es un... adjetivo propio.
Las marcas comerciales funcionan como núcleo de sintagma en frases como "Felipe conduce un Biscúter", pero si observamos ejemplos como "Juan calza unas Nisu" nos damos cuenta de que lo que hay en realidad es un determinante seguido de un complemento: uno de los dos ha asumido el lugar del núcleo (en casos como este, los gramáticos se enfrentarían a duelo por demostrar cuál de los dos).
La gramática inglesa, donde los adjetivos no expresan el género ni el número, puede explicar fácilmente la situación: Turruncún, Biscúter o Nisu serían adjetivos sustantivados. Pero en español la cosa cambia. Hay que suponer la sustantivación de un nombre que previamente se ha "adjetivado" (hay un nombre, Nisu, en aposición a un sintagma nominal, unas ∅ al que le falta el sustantivo).
¿Qué explicación es más sensata? Yo creo que ninguna de las dos, pero por lo menos nos permiten dormir tranquilos. Si los españoles optáramos por reconocer que "Nisu" es un adjetivo, habría que escribirlo con minúsculas; si los ingleses lo considerasen sustantivo, tendrían que pluralizarlo. Así que cada gramática lo explica de la manera que le crea menos problemas.
Realmente, el término adjetivo propio tiene su lógica, aplicado a las marcas comerciales. Se trata de algo parecido a lo que en castellano llamaríamos adjetivo relacional: Así, en la frase "Las patatas Turruncún van rellenas de atún", "Turruncún" es complemento (adjetivo), como "andaluzas" en "Las patatas andaluzas..." Observaréis que en inglés Andalusian se escribe con mayúsculas: es un... adjetivo propio.
Las marcas comerciales funcionan como núcleo de sintagma en frases como "Felipe conduce un Biscúter", pero si observamos ejemplos como "Juan calza unas Nisu" nos damos cuenta de que lo que hay en realidad es un determinante seguido de un complemento: uno de los dos ha asumido el lugar del núcleo (en casos como este, los gramáticos se enfrentarían a duelo por demostrar cuál de los dos).
La gramática inglesa, donde los adjetivos no expresan el género ni el número, puede explicar fácilmente la situación: Turruncún, Biscúter o Nisu serían adjetivos sustantivados. Pero en español la cosa cambia. Hay que suponer la sustantivación de un nombre que previamente se ha "adjetivado" (hay un nombre, Nisu, en aposición a un sintagma nominal, unas ∅ al que le falta el sustantivo).
¿Qué explicación es más sensata? Yo creo que ninguna de las dos, pero por lo menos nos permiten dormir tranquilos. Si los españoles optáramos por reconocer que "Nisu" es un adjetivo, habría que escribirlo con minúsculas; si los ingleses lo considerasen sustantivo, tendrían que pluralizarlo. Así que cada gramática lo explica de la manera que le crea menos problemas.
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