Es una de las ideas que contínuamente expone mi hermana: la gente, prefiere gastar en lujos, vicios, aficiones, imagen. A la hora de comer, en cambio, compran la peor marca blanca. Eso explica las colas en los Lidl, por ejemplo.
Para mí, era una idea en que se podía creer o no creer, pero Némesis aporta pruebas contundentes en un artículo que demuestra cómo Se puede ir en un SLK y racanear con la compra diaria.
Y es que supongo que, aparte de cierto amigo mío, habrá muchos más ejecutivos en paro conduciendo coches de alta cilindrada. En descargo de mi amigo, diré que el suyo es de cuarta o quinta mano, y que lleva años pensando en venderlo.
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