lunes, 29 de septiembre de 2008

Art Spiegelman: Maus

Art Spiegelman:
Maus. Historia de un sobreviviente. Aquí comienza mi historia. Buenos Aires: EMECÉ. ISBN 950-04-1385-X
——:
Maus II: Historia de un sobreviviente. Y aquí comenzaron mis problemas. Buenos Aires: EMECÉ. ISBN 950-04-2788-5


Hace mucho tiempo, desde que leí las primeras reseñas, había querido leer la obra maestra de Art Spiegelman, Maus, subtitulada Historia de un sobreviviente. Sin embargo, los altos precios editoriales del cómic en España (el primer tomo cuesta 21,90 euros en España, pero hay ediciones de EE.UU. desde 10 dólares y desde 35 pesos, unos 8 euros, en Argentina) me hicieron dejar su compra para mejor ocasión (al fin y al cabo, no soy un aficionado a la novela gráfica). Cada vez que iba a visitar una librería de saldo con sección de cómics miraba los precios y, a diferencia de lo que ocurría con otras series, nunca vi que bajasen. Así que finalmente he acabado comprando de segunda mano una de las ediciones argentinas, cuya traducción es impecable.

El aspecto más llamativo de Maus, y la única característica que conocía previamente, es que esta polémica obra trata el holocausto utilizando una forma que a muchos repugna: se nos cuentan los horrores con estética de tebeo infantil, de "monitos", como dicen allá en las Américas. Los judíos son ratones, los nazis son gatos. Y, como todo el mundo sabe, los gatos exterminan a los ratones. A algunos puede parecerles que Spiegelman dulcifica el holocausto. Nada más lejos.

Spiegelmann utiliza la alegoría animal para mostrar que los vecinos de toda la vida pertenecen, de pronto, a especies diferentes, que no quieren verse entre sí. Y también la utiliza de vez en cuando para hacer ver que, en un territorio en que nadie le conoce, bien puede un ratón convertirse en gato o cerdo, o un gato convertirse en ratón. Porque, al fin y al cabo, no son tan diferentes.

Un aspecto mucho más delicado del cómic es el tratamiento de la figura de Vladek, padre del protagonista. Si no apareciera, se podría aceptar el uso infantil y juvenil de este volumen (es significativo que haya quienes incluso recomiendan este uso; yo, personalmente, no lo haría). Pero Vladek tiene que aparecer en la obra, porque Spiegelmann no desea hacer una historia del holocausto, sino una historia del sobreviviente, de Vladek.

¿Y qué tiene de malo? Que, como el propio autor comenta, su padre posee todas las características del estereotipado judío ridículo de opereta: es rico, tacaño, egoísta y contrario a llevar su vida social fuera del ámbito hebreo. Art trata de contrastar estos vicios mostrando numerosos ejemplos de judíos que no se corresponden con ese estereotipo, como los vecinos de su padre, la húngara que protege a Anja en Auschwitz o el propio Art. Y también se pregunta, a través de una larga búsqueda, por qué su padre ha acabado siendo así (¿Quizá por el largo período de carestía? ¿O por la pérdida de un hijo? Pero otros supervivientes no han sufrido esa transformación). El narrador se pregunta si la culpa es suya, si quizá le falló a su padre. Pero, finalmente, su psicoanalista sugerirá una extraña explicación que convence más al lector.

Porque, y ahí el tercer acierto de la obra, este libro es un cómic dentro del cómic: el dibujante se convierte en narrador interno que nos habla del complicado proceso creativo de la obra, gradúa la información (al padre le cuesta hablar de lo sucedido) y guía nuestra comprensión de esta novela gráfica. Incluso se nos muestra bromeando sobre el artificio de la animalización. Y es curioso que, como en el Quijote, la metaliteratura se intensifique en la última parte.

Como veis, me cuesta enormemente comunicaros todo lo que me ha transmitido este libro. Así que lo mejor es que le echéis una ojeada a la versión original (en Amazon) ((segunda parte) o que vayáis a vuestra biblioteca. Seguro que los muy incautos lo tienen clasificado con la literatura infantil.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me da que nuestra biblioteca no está tan equipada... pero ya probaré... En realidad, el libro que estoy buscando es YO FUI MEDICO DEL DIABLO, de Bereiter... y no lo encuentro por ningún lado.