Reconozco que soy de natural vicioso. Si un conocido me propone comer de restaurante (aunque sea el menú del día) después del trabajo, me apunto. Si después de la comida propone postre y café, me apunto. Y si propone un orujo de hierbas, también me apunto, aunque sepa que luego voy a llegar a casa dando tumbos por las calles de carabanchel bajo.
Eso sí: yo sé que ha terminado mi jornada, mientras que la suya sigue...
En fin: feliz cumpleaños, Alberto. Yo, por mi parte, voy a echarme una siestecita...
miércoles, 27 de febrero de 2008
jueves, 21 de febrero de 2008
Lagartijas borrachas corrían por las aceras de mosaico...
Juan Goytisolo: Duelo en el Paraíso
Juan Goytisolo: Duelo en el Paraíso
Ya había caído el sol, pero la temperatura seguía siendo agobiante. Debía ser por la humedad, porque, realmente, sólo hacía 30 grados a la sombra. Las máscaras celebraban el penúltimo día de febrero, y último de carnaval, arrastrando su alegría por las calles ebrias. La música invitaba al goce y, en el puerto, el pueblo bebía de forma liberal, si no pródiga. Sombras embozadas aguardaban en cada esquina.
Balboa, a comienzos de siglo, no tenía el ruidoso tráfico que siguió a la construcción del canal; no dejaba de ser, sin embargo, el puerto por el que el oro de los Incas y la plata de Potosí, a través del Mar del Sur, habían arribado en tiempos a la Taza de Oro para partir de allí, a lomos de mulas, hacia el Mar Océano y Castilla. Una valiosa perla que Colombia no quería perder, pero que abandonaría pronto, después de que liberales y conservadores vertieran sangre durante cuatro años.
María, la tabernera, no distinguía entre unos y otros: a todos servía vino, mientras pudieran pagarlo. La misma política seguía, con los favores de sus protegidas, el rufián que bebía en la mesa del fondo.
Bajo pelucas empolvadas y antifaces, los honestos burgueses bajaban a cortejar a las muchachas del puerto, ignorando que los jóvenes calaveras subirían, de la misma facha, a visitar a sus esposas. El rasgueo de guitarra llenaba la atmósfera de aires alegres. Un ciego, en una esquina, pregonaba crímenes horrendos.
lunes, 18 de febrero de 2008
Atocha 8AM
La vieja marquesina de la estación de Atocha iluminada por la Aurora de rosados dedos... Con una buena cámara habría salido mejor, sin duda, pero... ¿quién va al trabajo con una reflex?
Igor Mitoraj
Si aún no lo habéis hecho, paseaos por el Prado y contemplad las esculturas de Igor Mitoraj.
Plegaria repetitiva.
La esperanza puede ser algo más que un brote verde.
Un desastre no es sólo un poco de desorden.
Pero pienso: ¡qué bueno
si sólo fuera eso!
Una historia es algo más que una lista de cifras.
Un día tiene más hojas que un calendario.
(y, sin embargo, qué bueno
si sólo fuera eso).
El amor es algo más que una cama deshecha.
La soledad no se acaba en una calle vacía
Y me dices: ¡qué bueno
si sólo fuera eso!
Quisieras que su rostro fuera sólo una imagen.
Lamentas que en su voz sólo hubiera sonido.
Te consuelas: ¡qué bueno
si sólo fuera eso!
Un desastre no es sólo un poco de desorden.
Pero pienso: ¡qué bueno
si sólo fuera eso!
Una historia es algo más que una lista de cifras.
Un día tiene más hojas que un calendario.
(y, sin embargo, qué bueno
si sólo fuera eso).
El amor es algo más que una cama deshecha.
La soledad no se acaba en una calle vacía
Y me dices: ¡qué bueno
si sólo fuera eso!
Quisieras que su rostro fuera sólo una imagen.
Lamentas que en su voz sólo hubiera sonido.
Te consuelas: ¡qué bueno
si sólo fuera eso!
jueves, 7 de febrero de 2008
De lenguas...
Es curioso cómo surgen los asuntos que trato en este diario. A menudo, cuando camino por la calle, un detalle llama mi atención, y pienso: «debería escribir esto en el blog». Frecuentemente, construyo un artículo completo en mi cabeza, que obviamente habré olvidado cuando me siente ante la pantalla. Y lo más habitual es que, con el paso de las horas, decida que no vale la pena escribir una línea. Pero, de repente, el mismo detalle surge acá y allá, y al cabo de una semana o dos se ha convertido en una conjunción de referencias que me impelen a escribir algo sobre el tema.
Digo esto porque, en el caso que vamos a tratar, he visto cientos de referencias a lo mismo (bueno, ellos no sabían que era lo mismo) y necesito organizar, de alguna manera, mis ideas.
Voy en el metro. Enfrente, un adulto joven con lo que parece un libro de ciencias naturales escrito en inglés. Inmediatamente deduzco que se trata de un profesor de un centro bilingüe. Y eso me lleva a mi primera idea. A saber:
1. En los (cada vez más numerosos) centros bilingües, las ciencias se enseñan en inglés. ¿No existe el peligro de crear una generación carente de vocabulario científico castellano?
Días después, un artículo sobre la transmisión del conocimiento científico llama mi atención. Se da la circunstancia de que mi hermano estuvo, durante una temporada, interesado en el tema, y lo aprovechó como asunto para un trabajo durante el curso de formación de profesores (otra cosa es que J. A. Marina —desconociendo los diversos significados de la conjunción O en español, que desde luego no se limitan a los reseñados por lógicos y matemáticos— se lo aceptara).
En el artículo, de nuevo, una referencia a la lengua:
2. Uno de los elementos que ha facilitado la difusión universal del conocimiento es el uso del inglés como lengua franca.
Efectivamente: como dice el artículo, Mendel fue un perfecto desconocido durante 30 años, y sólo cuando alguien rescató y tradujo sus trabajos se consiguió divulgar sus descubrimientos. El ruso Mendeleiev podría ser otro ejemplo. Por lo que a mí respecta, comprendo la necesidad de la lengua franca: ¡Me molesta tanto que a Antti Aarne le diera por nacer en Finlandia! Gracias a Thompson, un americano, he podido leer algo sobre sus trabajos.
En cualquier caso, resulta curioso tratar de promocionar la lengua española en Internet y, a la vez, promover el uso de otro idioma en ámbito científico. De hecho, la gente usa el inglés en Internet porque sabe que encontrará más lectores si emplea dicha lengua; es decir, por la misma razón que al escribir papers.
Más tarde, un artículo en alguno de los cinco o seis diarios que leo diariamente (¡¡y además, de gorra!!), probablemente en El País, menciona que un tal Maalouf (en el periódico no aclaran si se trata del famoso escritor Amin Maalouf) propone el conocimiento de una «segunda lengua materna», que no sea el inglés, y su asociación a un conocimiento cultural. Es evidente que el señor Maalouf se refiere al francés, pero aquí hay algo que no cuadra... Veamos la segunda idea:
3. El inglés es la lengua franca del comercio y la ciencia, pero parece que la «excepción cultural» exige el uso de una lengua distinta.
Finalmente, algo que no sé si será parte del circo nacional, pero que desde luego es una idea que llevaba tiempo rondándome la mente: los andaluces proponen enseñar eusquera, gallego y catalán para facilitar la movilidad de los trabajadores. Realmente, es una idea interesante que quitaría razón a quienes apoyan el favoritismo hacia trabajadores de una autonomía excusándose en el "privilegio por razón de idioma" que tienen catalanes, gallegos y vascos en su tierra. Sin embargo, sospecho que podríamos rescatar la idea del artículo anterior y concluir:
4. Si conocer una «segunda lengua» y una «segunda cultura» es una ventaja, ¿por qué no conocer la segunda lengua y segunda cultura de la propia nación?.
EDICIÓN (16-VI-8): Pequeños arreglos de estilo
Digo esto porque, en el caso que vamos a tratar, he visto cientos de referencias a lo mismo (bueno, ellos no sabían que era lo mismo) y necesito organizar, de alguna manera, mis ideas.
Voy en el metro. Enfrente, un adulto joven con lo que parece un libro de ciencias naturales escrito en inglés. Inmediatamente deduzco que se trata de un profesor de un centro bilingüe. Y eso me lleva a mi primera idea. A saber:
1. En los (cada vez más numerosos) centros bilingües, las ciencias se enseñan en inglés. ¿No existe el peligro de crear una generación carente de vocabulario científico castellano?
Días después, un artículo sobre la transmisión del conocimiento científico llama mi atención. Se da la circunstancia de que mi hermano estuvo, durante una temporada, interesado en el tema, y lo aprovechó como asunto para un trabajo durante el curso de formación de profesores (otra cosa es que J. A. Marina —desconociendo los diversos significados de la conjunción O en español, que desde luego no se limitan a los reseñados por lógicos y matemáticos— se lo aceptara).
En el artículo, de nuevo, una referencia a la lengua:
2. Uno de los elementos que ha facilitado la difusión universal del conocimiento es el uso del inglés como lengua franca.
Efectivamente: como dice el artículo, Mendel fue un perfecto desconocido durante 30 años, y sólo cuando alguien rescató y tradujo sus trabajos se consiguió divulgar sus descubrimientos. El ruso Mendeleiev podría ser otro ejemplo. Por lo que a mí respecta, comprendo la necesidad de la lengua franca: ¡Me molesta tanto que a Antti Aarne le diera por nacer en Finlandia! Gracias a Thompson, un americano, he podido leer algo sobre sus trabajos.
En cualquier caso, resulta curioso tratar de promocionar la lengua española en Internet y, a la vez, promover el uso de otro idioma en ámbito científico. De hecho, la gente usa el inglés en Internet porque sabe que encontrará más lectores si emplea dicha lengua; es decir, por la misma razón que al escribir papers.
Más tarde, un artículo en alguno de los cinco o seis diarios que leo diariamente (¡¡y además, de gorra!!), probablemente en El País, menciona que un tal Maalouf (en el periódico no aclaran si se trata del famoso escritor Amin Maalouf) propone el conocimiento de una «segunda lengua materna», que no sea el inglés, y su asociación a un conocimiento cultural. Es evidente que el señor Maalouf se refiere al francés, pero aquí hay algo que no cuadra... Veamos la segunda idea:
3. El inglés es la lengua franca del comercio y la ciencia, pero parece que la «excepción cultural» exige el uso de una lengua distinta.
Finalmente, algo que no sé si será parte del circo nacional, pero que desde luego es una idea que llevaba tiempo rondándome la mente: los andaluces proponen enseñar eusquera, gallego y catalán para facilitar la movilidad de los trabajadores. Realmente, es una idea interesante que quitaría razón a quienes apoyan el favoritismo hacia trabajadores de una autonomía excusándose en el "privilegio por razón de idioma" que tienen catalanes, gallegos y vascos en su tierra. Sin embargo, sospecho que podríamos rescatar la idea del artículo anterior y concluir:
4. Si conocer una «segunda lengua» y una «segunda cultura» es una ventaja, ¿por qué no conocer la segunda lengua y segunda cultura de la propia nación?.
EDICIÓN (16-VI-8): Pequeños arreglos de estilo
miércoles, 6 de febrero de 2008
En el ejemplar de hoy de La Razón se comenta que, probablemente, el modelo de la TDT evolucione al pago por visión. Y es que estaba cantado que, aunque QuieroTV había quebrado por su incapacidad para implantar un sistema de TV de pago que exigía intervenciones en antenas colectivas y demás (cosa siempre difícil de defender ante la comunidad de propietarios, especialmente cuando amplificar la señal de aquella televisión significaba a menudo crear interferencias en canales locales que el resto de vecinos sí podían ver), el problema se solventaría en cuanto se hubiera convencido a todos los españoles para modificar sus antenas.
Y ahora que ya las tienen adaptadas a la TDT, les haremos pagar por contenidos. Las empresas emisoras alegan que mantener 30 canales en abierto resulta imposible de financiar mediante la publicidad (¡pues subid el precio de la publicidad, en lugar de llenar la programación de teletiendas, no te fastidia!) y que el usuario estaría dispuesto a pagar si no tuviera que abonarse a nada (la abundancia de gente que descarga politonos así parece atestiguarlo).
Pero se encuentran dos problemas:
En primer lugar, el concurso para la TDT ha sido un concurso para canales en abierto. Aunque algunos operadores esperaban, desde el principio, la posibilidad de insertar programación codificada o a la carta, otros, como Ono (operador que, por cierto, no es santo de mi devoción) rehusaron presentarse a un concurso de licitación de TV en abierto.
En segundo lugar, la tecnología para la TV de pago mediante móvil y sin compra de tecnología adicional confía en la tecnología MHP/MHEG (java para receptores de TDT), de la que carecen la mayor parte de los receptores vendidos en España (incluido, por ejemplo, mi receptor Siemens de gama alta, o la TV de pantalla plana que les hemos regalado a mis padres que, en cambio, soporta CI. El desinterés del usuario hacia el MHP es lógico. Si casi ningún canal usa los extras más normales de la TDT (subtítulos, EPG en condiciones, audio estéreo en más de dos idiomas, etc.), ¿por qué pagar más por incluir en el receptor una característica que, a tenor de los comentarios en los foros de Mediaportal, ha fracasado en Alemania y otros países de nuestro entorno?
Por otro lado, el estándar para la TV digital codificada (válido para satélite y terrestre) no es la (podemos suponer que lenta) codificación software usando MHP, sino la codificación por hardware mediante módulos insertables en el Common Interface. Usar MHP, ¿no sería un paso atrás?
Y ahora que ya las tienen adaptadas a la TDT, les haremos pagar por contenidos. Las empresas emisoras alegan que mantener 30 canales en abierto resulta imposible de financiar mediante la publicidad (¡pues subid el precio de la publicidad, en lugar de llenar la programación de teletiendas, no te fastidia!) y que el usuario estaría dispuesto a pagar si no tuviera que abonarse a nada (la abundancia de gente que descarga politonos así parece atestiguarlo).
Pero se encuentran dos problemas:
En primer lugar, el concurso para la TDT ha sido un concurso para canales en abierto. Aunque algunos operadores esperaban, desde el principio, la posibilidad de insertar programación codificada o a la carta, otros, como Ono (operador que, por cierto, no es santo de mi devoción) rehusaron presentarse a un concurso de licitación de TV en abierto.
En segundo lugar, la tecnología para la TV de pago mediante móvil y sin compra de tecnología adicional confía en la tecnología MHP/MHEG (java para receptores de TDT), de la que carecen la mayor parte de los receptores vendidos en España (incluido, por ejemplo, mi receptor Siemens de gama alta, o la TV de pantalla plana que les hemos regalado a mis padres que, en cambio, soporta CI. El desinterés del usuario hacia el MHP es lógico. Si casi ningún canal usa los extras más normales de la TDT (subtítulos, EPG en condiciones, audio estéreo en más de dos idiomas, etc.), ¿por qué pagar más por incluir en el receptor una característica que, a tenor de los comentarios en los foros de Mediaportal, ha fracasado en Alemania y otros países de nuestro entorno?
Por otro lado, el estándar para la TV digital codificada (válido para satélite y terrestre) no es la (podemos suponer que lenta) codificación software usando MHP, sino la codificación por hardware mediante módulos insertables en el Common Interface. Usar MHP, ¿no sería un paso atrás?
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