Una de las peores cosas de la medicina de este país es que está completamente burocratizada. Eso sería un mal menor si la burocratización fuera responsabilidad única de los médicos, puesto que siempre es conveniente que los facultativos que nos atienden dispongan de información sobre nosotros. Pero es que a menudo son los departamentos de personal de nuestros empleadores los que colapsan la sanidad.
Ejemplo 1. Recuerdo que, en mi segundo año de interino, tuve que acudir al médico para poder quedarme en casa con fiebre. Evidentemente, el doctor hizo como dice House que hacen todos los doctores: se preguntó por qué iba a verle con un simple constipado y me recetó un paracetamol. Tengo un ambulatorio al lado de casa, pero el que me corresponde está al otro lado del Parque del Retiro, con lo cual todos podéis sospechar que la visita sólo sirvió para agravar mis síntomas. Me recuerdo a mi mismo suplicando afónico que alguien le dijera al conductor del autobús que abriera la puta puerta de salida, ya que no parecía haberse dado cuenta de que había pulsado el timbre hacía ya un buen rato. Obviamente, si el responsable de personal del instituto donde estaba yo trabajando hubiera sido menos estricto, habría pasado un día en cama y no dos o tres, y no habría contribuido a colapsar el sistema de la seguridad social.
Ejemplo 2. Durante la primera semana de trabajo de mi hermana, la mutua de previsión de su empleador (un ayuntamiento, concretamente el del pueblo donde vive esta chica) está realizando las revisiones médicas. Así que ella acude y le sugieren que se cuide una llaga purulenta que tiene en la cabeza. Visita a un dermatólogo privado, que le recomienda una intervención. La doctora, también privada, que realizará la intervención le dice que tiene que ser a primera hora de la mañana. Pero en el departamento de personal le dicen a mi hermana que las ausencias al trabajo por visita médica sólo son válidas justificante del médico de cabecera por medio. Imagínense ustedes: tiene que visitar al médico de cabecera para que le de un papel para una intervención en la sanidad privada. Impensable. De nuevo, un empleador (¡y de nuevo público!) que ayuda a colapsar el sistema sanitario público.
2 comentarios:
Tengo una anécdota curiosa, relacionada con el caso de tu hermana.
Cuando la pleura de mi pulmón izquierdo decidió fisurarse, por arte de birlibirloque yo tenía simultáneamente la cobertura médica pública y una privada como hijo de quien soy hijo. Me fui de urgencias a una clínica privada de Sevilla, donde me operaron. Evidentemente no pudieron darme de baja.
Mi situación personal me obligó a salir de la clínica y montarme en un coche camino a Cádiz. Era eso o pasar una semana solo en casa sin poder moverme ni siquiera para ir al baño. Así que pedí que me asignaran un médico de cabecera temporal, o sustituto, o como quiera que se llame el término, en un ambulatorio que tengo al lado de casa, en Cádiz. El trámite fue lento pero se pudo hacer.
Cuando ya llevaba 9 días sin ir a trabajar y sin darme de alta, pude ver a dicho doctor. Y, según me dijo, él no podía darme de baja. No logró darme una explicación razonable.
¿El resultado? Mi empresa tuvo un gesto conmigo, se fió de mí y me pagó los 37 días que estuve sin aparecer. Bien es cierto que en aquel momento 37 días de mi sueldo equivalían a unos 350 puercos euros, pero cualquier otro me echa sin dudarlo.
Me creo todo lo que cuentes de mi aldea. Van de modernos y luego mira.
Publicar un comentario