Algo malo de Madrid es que la playa está lejos: tan lejos que no puedes hacer una escapadita para ver el mar y volver en el día.
La Rioja, el lugar donde suelo pasar los veranos, está también bastante lejos del mar, pero lo suficientemente cerca como para que casi todos los veranos haya algún día de playa o, por lo menos, de mar: tomamos la autopista y nos acercamos al Cantábrico, ya sea en Laredo, en San Vicente de La Barquera (donde una amiga tiene base fija) o, como este año, en Bermeo.
El 23 de agosto nos acercamos a Bermeo, donde pasamos las últimas horas de la mañana y las primeras de la tarde, y después fuimos a San Juan de Gaztelugatxe, que es esa roca sobre el mar que veis en la foto. Sí, subir hasta allí es una auténtica romería. Y la sorpresa de la jornada fue que Café, el perrillo de mi amiga Güigüi, fue capaz de subir hasta la cumbre por sus propios medios, ante la admiración de los turistas que lo recibieron sorprendidos.
3 comentarios:
San Juan está bien...yo fui andando desde Bermeo, un camino bonito. Después de subir los 222 escalones (o algo así eran) me fui hasta Bakio, también andando. Estoy practicando, je, je. Es bastante recomendable la excursión.
Ehhh!!!!!!!
Y ese viajecillo? No tenía ninguna noticia. Supongo que os dio tiempo a volver para la fiesta de disfraces, de la que NO HE RECIBIDO NI VISTO NI UNA SOLA!!!!!
Si te sirve de consuelo yo me he pateado egipto entero la semana pasada
Esa Café... diría que vale su peso en oro pero, siendo como es un ínfimo can, diré que vale el mío (que no soy ínfimo, con franqueza)
Por cierto, por si curiosidades, sepan lectores de aquí el maestro que Café es mi otra hermana.
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