martes, 14 de febrero de 2006

¿Estado de guerra?

Una de las noticias que destaca hoy msn.com (versión en inglés) es un informe de la O.N.U. (que, aparentemente, es este, de hace varios días) que pone a EE.UU. a caer de un burro a raíz del asunto Guantánamo. Los EE.UU. se defienden diciendo que la ONU no ha visitado Guantánamo (se negó a hacerlo, puesto que se les negó el derecho a entrevistarse con los presos) y que la supuesta indefensión de las víctimas no ha de considerarse dentro de los límites del derecho civil o penal, sino a la luz de la legislación militar, ya que hay una "guerra".

Curioso esto último. En primer lugar, porque a los prisioneros no se les reconoce su derecho a ser juzgados según las leyes para prisioneros de guerra, pues son "combatientes no militares". Es decir: usted invade un país, el país levanta unas milicias (no todos los países tienen recursos para mantener un ejército profesional) y esas milicias no son militares, sino combatientes no autorizados sin derecho a que se les aplique la convención de Ginebra. Bien.

Pero lo más espectacular es que Bush diga que hay una guerra. Guerra, ¿contra qué? Cito Wikipedia:
En Derecho internacional la guerra es un concepto jurídico reconocido y regulado. Según este Derecho, no se considera guerra en sentido jurídico las contiendas civiles entre combatientes de un mismo país, ni la lucha de un Estado contra grupos de insurrección, como pueden ser terroristas, piratas, etc.


El término "Guerra", procedente del término "Ataque" es una de esas metáforas engañosas (otros ejemplos podrían ser "Supremacía racial" o "Dictadura del proletariado") que, sin ser mentiras (machadiana distinción) actúan como grandes engaños sobre un pueblo. Y lo malo es que el pueblo las cree.


Cito a continuación unas palabras del Cónsul General de EE. UU. en Barcelona, Juan A. Alsace (El Periódico de Catalunya, 2 Febrero 2006, p. 6) para que veáis hasta dónde se ha llegado (el subrayado es mío):

[... Respuesta a los "ataques" ...]
Empezaré con mesura. EE.UU. fue atacado el 11 de septiembre de 2001 por un enemigo al que no le importan la vida, la libertad o la ley, un adversario brutal que ha demostrado desprecio por las convenciones de la civilización en ataques consecutivos por el mundo, incluyendo Madrid. La Administración de George Bush y el pueblo norteamericano que lo ha elegido en dos ocasiones han respondido a estos ataques con mesura. Buscamos el equilibrio entre la necesaria eficacia para enfrentarnos a la amenaza y dar seguridad a los norteamericanos —y a los amigos de EE.UU.— manteniendo el respeto por los derechos civiles que ciudadanos estadounidenses —y nuestros aliados— necesitan.
[... Guantánamo ...]
Los presos en Guantánamo son combatientes enemigos que llevaban armas contra EE.UU. o apoyaban a los que las llevaban. Su detención, necesaria por cuestiones de seguridad nacional, exigencias militares y sentido común, ha permitido salvar vidas inocentes en EE.UU. y en el extranjero. Los detenidos han sido visitados innumerables veces por la Cruz Roja Internacional, miembros del congreso y los medios de comunicación internacionales.

[... Traslados internacionales ...]
Además, y como han expresado la secretaria de estado, Condoleeza Rice, y nuestro embajador en España, nuestras actividades antiterroristas son coherentes con las garantías ofrecidas a todos los gobiernos implicados, incluyendo un punto de partida muy claro: que Estados Unidos no tortura ni aprueba la tortura.



Para los que, desde aquel asunto del Maine (otro ataque a EE. UU. por un enemigo peligrosísimo), nos fiamos de los medios como de las serpientes, el texto anterior es muy interesante.

En primer lugar, la noción de equilibrio y mesura. Está bien que un Cónsul valore tanto a sus compatriotas como para considerar que las 2986 víctimas de los atentados del 11 de septiembre (a los que se pueden sumar unos cuantos miles más de víctimas de atentados en Eurasia y África) valen más que unos pocos millones de muertos, pero, por otro lado, es un poco feo menospreciar así a los habitantes del tercer mundo.

En segundo lugar, resulta curioso comprobar cómo un zarrapastroso afgano, entrenado por el gobierno de EE.UU. para hacer la guerra a los rusos, puede convertirse en un peligro para los ciudadanos de dicho país. ¿Quieren decir que si lo sueltan en Afganistán no valdrán de nada los hipertecnológicos controles aeroportuarios que se han establecido? Vaya, no esperaba que lo confesaran así de fácil.

En tercer lugar, como en el entierro de Pompeyo, hay una antorcha que brilla por su ausencia en el desfile de organizaciones que han podido visitar a los presos de Guantánamo. Dicha organización es la O.N.U., a quien se le permitió visitar las instalaciones militares pero no hablar con los presos.

En cuarto lugar, Alsace se refiere a los informes de Bybee (y Gonsales) sobre lo que debe considerarse tortura. Lamentablemente, técnicas consideradas por Alexander Solzhenitsyn como las más horrendas técnicas de desgaste mental, son perfectamente legales hasta para... ¡la Unión Europea! En ese sentido, no nos extrañamos de que Blair (las prácticas represivas de cuya nación recibieron el visto bueno de la UE anteriormente comentado) defienda su utilización.

Y, para terminar, os recuerdo que si yo combatiera a un enemigo a quien no le importan la vida, la libertad o la ley; un adversario brutal que ha demostrado desprecio por las convenciones de la civilización, es decir, a mis alumnos, aplicando los métodos apoyados por Juan A. Alsace, obtendría un despido fulminante y una condena penal.

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