- ISBN:
- 84-7634-231-4
- Descriptores:
- Ciencia Ficción, Vida de ultratumba, Poderes psíquicos,
Después de leer el libro de Budrys de la reseña anterior, y quedando medio fin de semana largo por delante, decidí releer Ubik, que probablemente es el libro que más veces he releído. Calculo que lo leí dos o tres veces entre los catorce y los veinte, alguna más antes de acabar la carrera y supongo que esta hará la quinta lectura, aunque al leerlo di con muchas cosas que se me habían pasado o había olvidado. Por ejemplo, el poema-dedicatoria, que en esta edición está en la página de créditos y por eso no lo había visto hasta la fecha.
La portada del libro no da pista alguna sobre el argumento. Orbis usaba ilustraciones futuristas genéricas para sus obras, y en eso se parece a Martínez Roca, editorial de la que licenció esta traducción. Así que diré que Ubik pertenece a una época en que Philip K Dick escribía muchísimos relatos sobre psi, es decir, personas con poderes paranormales.
El disparador narrativo es el siguiente: Rucinter, dueño de una agencia anti-psi dedicada a bloquear los poderes psicológicos de pecognoscientes y telépatas, está preocupado por la repentina desaparición de los psi más poderosos. Así que va a un moratorio, institución donde podrá consultar con el cadáver de su esposa difunta, conservado en hielo. Sin embargo, la presencia de un adolescente muerto (o más bien, semivivo), Jory, interfiere la recepción electrónica de las ondas cerebrales. Privado de esta guía, mandará a sus mejores hombres, entre ellos el protagonista, Joe Chip, a la Luna, tras la pista de que quizá los telépatas se hayan infiltrado en una compañía allí establecida.
No puedo contar mucho más sin destripar el libro, pero es fantástica la ambientación ("worldbuilding", como dicen ahora). En mis años de adolescencia me fascinaban esa liberalidad en la dispensación de drogas (que ya conocía por otros libros del autor), los electrodomésticos a monedas (creo recordar que los recuperan en la película El quinto elemento), las agencias antipsi como posibles vendedoras de humo (pues solo ellas saben si hay un psi espiándonos) y la publicidad personalizada por todas partes. Es el ciberpunk de Blade Runner, aunque sin replicantes.
Pero en realidad la trama de la obra no trata de los psi, sino del viejo mito de la caverna que conoceréis unos por El mago de Oz y otros por Matrix: el problema de la capacidad humana para distinguir la realidad de la fantasía, para saber si dormimos o estamos despiertos, si vivimos o hemos muerto. Y al llegar a este punto, y a riesgo de reventar la novela, he de decir que esta última relectura me ha hecho pensar en It, o en El cazador de sueños, y es que en esta novela también hay un Pennywise, aunque eso no quiere decir que King copiara a Dick. Lo más probable es que ambos, adictos a sustancias tóxicas, hayan llegado por distintos caminos a un mismo tipo de villano.
(A partir de aquí puede haber spoilers. Léalos cortando y pegando el texto aquí o en otro descodificador Rot13).
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La lectura de esta novela es hipnótica y lisérgica, como las cosas que PKD se metía al cuerpo (y que en aquella época aún no le habían pasado factura). Procedan con moderación, no sea que, como me pasó en mi adolescencia, se queden enganchados.