lunes, 3 de enero de 2022

Harrow: Las diez mil puertas de Enero

Portada y lomo del libro
Harrow, Alix E.: Las diez mil puertas de enero. Barcelona, Roca, 2021. 398 páginas. 24 cm.
ISBN:
978-84-18014-95-6
Descriptores IBIC:
FA, FM
Descriptores:
Fantasía, baja fantasía.

Enero Demico es una niña huérfana de madre que vive en la mansión del patrón de su padre, a quien aquel mantiene recorriendo el mundo en busca de objetos antiguos.

Un día, Enero ve como se abre para ella una Puerta, un lugar que conecta su mundo con otro. Y aunque esa puerta se cierra, la experiencia cambiará algo en ella.

Pero el cambio definitivo llegará cuando encuentre un libro llamado Las diez mil Puertas, que despertará en ella el deseo de buscar esos lugares donde las fronteras entre mundos son tan tenues, así como la siguiente pregunta: ¿quién está cerrando las puertas?

Con una exquisita ambientación a caballo entre el final del siglo XIX y el comienzo del XX (o entre Drácula y Huckleberry Finn) y una imaginación desbordante que crea mundos con una pincelada y nos retrotrae a los clásicos del género, la autora crea una historia sólida, sin cabos sueltos.

Aunque la relación amorosa entre Enero y Samuel parece inverosímil (ese amor sin esperanzas de correspondencia que se mantiene de los nueve a los diecisiete años, a pesar de una larga separación), la protagonista está bien construida y resulta humana en sus decisiones y motivaciones.

El narrador empleado es un doble narrador no fiable que, sin embargo, va ganándose la confianza del lector poco a poco, a pesar de las digresiones que marcan esos fragmentos en que la memoria infantil o la escasez de datos hacen dudar. Creo que este es otro de los aciertos de la novela.

El lenguaje es correcto, a veces un poco empalagoso, y solo he detectado cuatro o cinco erratas a lo largo de cuatrocientas páginas.

Una de las pocas cosas que chirrían en el libro es la constante referencia a Argosy, The Strand y colecciones de literatura de quiosco del mundo anglosajón. Cierto que ello le da un sabor de época especial, pero leído desde España uno se pregunta si sería publicable fuera del propio país una novela con constantes referencias a La Ilustración Española e Hispanoamericana, Ramón Sopena o la Editorial Calleja. Evidentemente, un autor estadounidense tiene garantizados varios cientos de millones de lectores que conocen, aunque sea de oídas, el género ínfimo norteamericano y británico de la Belle Époque.

Lo más destacable de la novela es que, siendo en sí misma una obra cerrada, abre puertas a la imaginación y al recuerdo de otras novelas que quizá llevan demasiado tiempo acumulando polvo en nuestros anaqueles. Y solo por eso merece la pena leerla.

No hay comentarios: