La noticia surgió el miércoles, creo, pero yo no quería hablar sobre nada nuevo antes de haber escrito el famoso artículo 1000 (que luego descubrí que era el 998, porque Blogger cuenta los artículos que están en "borrador"; tendré que des-borrar esos dos artículos). La noticia, digo, llenó de gozo ecologista varios hogares este miércoles, pero se trata de un gozo infundado.
Para justificar la subida de la luz (subida que es perfectamente justificable si tenemos en cuenta que, a pesar de la ley de Carnot, varios medios han publicado últimamente que un trayecto de 100 kilómetros en vehículo eléctrico cuesta un tercio de lo que costaría en vehículo propulsado por combustión de hidrocarburos), el congreso ha aprobado unánimemente un proyecto de ley para extinguir el uso de las bombillas tradicionales (bombillas incandescentes), "salvo en casos en que sean imprescindibles" (todavía no he leído qué casos sean esos).
Para explicar la medida, ocupó la pantalla el ministro del ramo, que explicó que, según las estadísticas, el 20% del consumo eléctrico se va en iluminación. Sí señores: a pesar de mis protestas cada vez que cambian la hora aduciendo ahorro energético gracias a la luz, parece que el electrodoméstico que más horas pasa encendido es la bombilla, y no el frigorífico y el arcón congelador, el televisor de cada habitación, el ordenador compartiendo archivos, el router que te cambia la IP si lo apagas y te fastidia, la impresora y el escáner que no tienen "apagado duro", y que se estropean o se desconfiguran si los desenchufas, la wii, la play y la xbox (al menos la primera me consta que tampoco tiene apagado duro), el pvr, el disco externo del pvr (no lo apagues, que entonces no graba), el vídeo, el DVD (este sí lleva apagado duro porque es de marca cutre), los tres terminales inalámbricos, el cargador de baterías, el móvil cargando...
No, señores, lo que más gasta (una quinta parte del consumo!) es la iluminación. Tampoco se nos dice si la encuesta está hecha sobre hogares, sobre oficinas o sobre el total global (evidentemente, iluminar cada calle de Madrid cuesta un congo, y antes de que lleguen los autobuses o el metro llegan las farolas a cada calle: la farola la paga el urbanizador, pero su luz suele ser del ayuntamiento). Cuesta creerlo, pero si existe realmente esa encuesta (y no se elaboró, por ejemplo, en la anterior crisis del combustible, allá por los 70), habrá que admitir, contra lo que dije en su día, que la electricidad sigue siendo básicamente lo que era a principios del siglo XX: luz.
En cualquier caso, tienen sus Señorías que considerar que no siempre el ahorro viene por lo evidente. Ejemplo número 1. En mi comunidad de vecinos, las lámparas de la escalera son bombillas de bajo consumo. Las lámparas están temporizadas y son independientes para cada tramo de escaleras. Y, sin embargo, no ahorran electricidad: gastan mucha más. ¿Por qué? Porque la gente como yo, que en condiciones normales es capaz de bajar de un segundo a un bajo usando las escaleras (y la casa sólo tiene tres pisos), se decide por el ascensor en cuanto ve que el mezquino temporizador no permite siquiera dar vuelta a la llave y bajar el primer tramo de escalones. Por no gastar 60 Watios durante 1 minuto, gastamos 3000 durante 30 segundos. El ahorro es evidente.
Y lo mismo les puede suceder con las bombillas fluorescentes compactas, alias de bajo consumo. Es cierto que su duración es mayor, y su consumo mucho menor, pero, ¿han tenido en cuenta que como residuo son mucho más peligrosas que las otras? ¿Han tenido en cuenta que mientras las pilas, que ya no contienen mercurio, son depositadas en contenedores específicos, poca gente se toma la molestia de llevar las fluorescentes compactas a un punto limpio?
Además, las fluorescentes compactas no son adecuadas cuando se requiere iluminación instantánea. Por ejemplo, un frigorífico, que en principio podría beneficiarse del hecho de que las bombillas de bajo consumo no emiten calor, necesita una iluminación instantánea, para que el usuario cierre pronto la puerta.
Por otro lado, muchas bombillas fluorescentes todavía no se han beneficiado de los últimos avances en sus hermanos mayores, los tubos fluorescentes. Estos tubos, tan denostados por el parpadeo y la extraña gama de colores proporcionados por sus versiones más antiguas, han mejorado mucho en los últimos años, y deberían ser la opción a considerar (pues, a diferencia de la versión compacta, no tiras a la vez el tubo y su cebador). Y hay una opción última: la tecnología LED, que tímidamente está tratando de desplazar al sector más derrochador de las bombillas incandescentes (se trata de las halógenas, que en sus montajes habituales gastan mucho más, pero de las que nadie dice nada negativo), sin demasiadas posibilidades. Evidentemente, no se puede sustituir una minihalógena de 50W con un juego de led de 5 W pero, ¿y un juego led un poco mayor?
viernes, 27 de junio de 2008
jueves, 26 de junio de 2008
Artículo 1000
El aprendiz de arqueólogo se acerca a la cripta y pregunta a su maestro acerca del contenido de la pequeña caja metálica que le pidió que descifrara. Con una mirada entre la indiferencia y la insatisfacción, éste le responde:
—Vidas. Sólo vidas.
—Pero, maestro —replica el osado aprendiz, quizá el mejor alumno pero también el más impertinente—, ¿no son las vidas los ladrillos con que se construye la historia?
El gran investigador no contesta a su discípulo; se limita a hacer una seña que podría ser una invitación para que le siga. Entra en el archivo y atraviesa salas y más salas cubiertas de estantes llenos de urnas metálicas como la que el joven le llevó; de cilindros gruesos y finos, de contenedores de almacenaje dentro de los que —según le han contado— hay pequeños rollos plásticos o placas planas y frágiles del mismo material. Finalmente, abre una puerta blindada y le hace pasar al sanctasanctórum, una sala fría pero muy seca donde se guardan objetos fabricados en un quebradizo tejido llamado papel. Hay quien dice que existe otra sala aún más secreta en que se guardan auténticos lienzos de tela pintada.
—Estoy seguro —dice— de que, en nuestro camino, hemos pasado junto a dos o tres obras maestras de la literatura, de la pintura, de la música, del cine. También es posible que junto a ellas se almacenen mil, dos mil fotografías que nos permitan comprender los detalles de la arquitectura de aquellos que nos precedieron. Sin embargo, el archivo comprende billones de objetos, cada uno con millones de inscripciones, muchas de más de mil palabras.
»Si nuestros antecesores no hubieran usado tanta variedad de materiales, o si tuviéramos tiempo de introducirlos todos en la rejilla positrónica, quizá sería posible eliminar los registros duplicados, o averiguar, a partir de ellos, los gustos de los antiguos. Alguna vez se ha propuesto, pero con miles de planetas por excavar, y cientos, incluso miles, de ciudades excavables por planeta, la tarea desborda el presupuesto del Ministerio de Retrospección. Eso sin contar con la necesidad de reconstruir los alineamientos magnéticos de las cajas de almacenamiento, y la configuración fotónica de los rollos de celuloide y el papel.
»Además, conocer los gustos de nuestros antepasados no es demasiado útil. Aunque en los registros del siglo XX terrestre hay muchas alusiones sobre un tal Bergman, alabado por la gente de su tiempo, sólo se ha conservado, con innumerables copias, una obra de Spielberg y una película erótica casera de título y autor desconocidos.
»Parece que, a finales del siglo XX o principios del XIX, hubo un giro cultural. Nuestros tatarabuelos dejaron de interesarse por la literatura, el cine, la música o la prensa hechas por profesionales y empezó una era de Amateurismo. Durante 300 años, desaparecen todos los registros históricos y son reemplazados por chismorreos: mensajes privados, fotografías familiares, diarios personales —a veces con más de mil artículos—. A eso se une la desaparición de todo archivo fiable: los ciudadanos, que no hacían ascos a ser grabados en posturas comprometedoras, exigían, en cambio, que los censos se borrasen a los 50 años.»
Después de sus palabras, el maestro devuelve la urna metálica al aprendiz, que la lleva hasta el estante correspondiente. Después de rotularlo, lo abandona al polvo durante otros 20 años.
En la cara superior de la urna —un viejo disco duro de 1000 terabytes—, una traviesa alma del pasado había holografiado el Romance Sonámbulo, confiado en que los arqueólogos del futuro pudieran distinguirlo de una etiqueta.
—Vidas. Sólo vidas.
—Pero, maestro —replica el osado aprendiz, quizá el mejor alumno pero también el más impertinente—, ¿no son las vidas los ladrillos con que se construye la historia?
El gran investigador no contesta a su discípulo; se limita a hacer una seña que podría ser una invitación para que le siga. Entra en el archivo y atraviesa salas y más salas cubiertas de estantes llenos de urnas metálicas como la que el joven le llevó; de cilindros gruesos y finos, de contenedores de almacenaje dentro de los que —según le han contado— hay pequeños rollos plásticos o placas planas y frágiles del mismo material. Finalmente, abre una puerta blindada y le hace pasar al sanctasanctórum, una sala fría pero muy seca donde se guardan objetos fabricados en un quebradizo tejido llamado papel. Hay quien dice que existe otra sala aún más secreta en que se guardan auténticos lienzos de tela pintada.
—Estoy seguro —dice— de que, en nuestro camino, hemos pasado junto a dos o tres obras maestras de la literatura, de la pintura, de la música, del cine. También es posible que junto a ellas se almacenen mil, dos mil fotografías que nos permitan comprender los detalles de la arquitectura de aquellos que nos precedieron. Sin embargo, el archivo comprende billones de objetos, cada uno con millones de inscripciones, muchas de más de mil palabras.
»Si nuestros antecesores no hubieran usado tanta variedad de materiales, o si tuviéramos tiempo de introducirlos todos en la rejilla positrónica, quizá sería posible eliminar los registros duplicados, o averiguar, a partir de ellos, los gustos de los antiguos. Alguna vez se ha propuesto, pero con miles de planetas por excavar, y cientos, incluso miles, de ciudades excavables por planeta, la tarea desborda el presupuesto del Ministerio de Retrospección. Eso sin contar con la necesidad de reconstruir los alineamientos magnéticos de las cajas de almacenamiento, y la configuración fotónica de los rollos de celuloide y el papel.
»Además, conocer los gustos de nuestros antepasados no es demasiado útil. Aunque en los registros del siglo XX terrestre hay muchas alusiones sobre un tal Bergman, alabado por la gente de su tiempo, sólo se ha conservado, con innumerables copias, una obra de Spielberg y una película erótica casera de título y autor desconocidos.
»Parece que, a finales del siglo XX o principios del XIX, hubo un giro cultural. Nuestros tatarabuelos dejaron de interesarse por la literatura, el cine, la música o la prensa hechas por profesionales y empezó una era de Amateurismo. Durante 300 años, desaparecen todos los registros históricos y son reemplazados por chismorreos: mensajes privados, fotografías familiares, diarios personales —a veces con más de mil artículos—. A eso se une la desaparición de todo archivo fiable: los ciudadanos, que no hacían ascos a ser grabados en posturas comprometedoras, exigían, en cambio, que los censos se borrasen a los 50 años.»
Después de sus palabras, el maestro devuelve la urna metálica al aprendiz, que la lleva hasta el estante correspondiente. Después de rotularlo, lo abandona al polvo durante otros 20 años.
En la cara superior de la urna —un viejo disco duro de 1000 terabytes—, una traviesa alma del pasado había holografiado el Romance Sonámbulo, confiado en que los arqueólogos del futuro pudieran distinguirlo de una etiqueta.
martes, 24 de junio de 2008
Arqueología Industrial...
No me apetecía dedicar a este tema la que va a ser entrada 999 del blog, pero se trata de un asunto que me indigna.
En España nos tenemos por muy protectores del patrimonio histórico, pero luego, actuamos como nos da la gana. Especialmente cuando se trata de actuar sobre un edificio laico (recuérdese el caso del edificio desprotegido para construir sobre él un pastiche que mantuviera las líneas del vecino Banco de España, Dios y el Euribor lo hundan en la miseria, o las recientes des-protestas que quieren convencernos de que el ya lejano caso Sagunto fue un mero despropósito electoralista).
Pues bien, nuestro interés por las antigüedades llega a su mínimo cuando se trata de objetos y edificios industriales, ya sean linotipias de una empresa pública que en lugar de enviarse al Museo de Ciencia y Tecnología (¿tiene sede ya?) se envían a la chatarra, ya se trate, como en esta ocasión, de los escasos residuos del neomudéjar industrial, demolidos para hacer una macrooficina.
Es posible que sostengáis (probablemente con razón) que el neomudéjar fue, desde su comienzo, de mal gusto. Un pastiche propio de la cultura tercermundista —o si preferís, periférica— que fue la española a finales del siglo XIX y durante buena parte del siglo XX (quizá todavía lo sea). Supongo que triunfó porque el neomudéjar, basado en el uso de ladrillos, aunaba pretensiones estéticas y baratura. En cualquier caso, buena parte de los edificios más bellos de Madrid (se trata de un superlativo relativo, y por tanto no excluye la fealdad) se construyeron en este estilo. Y casi todos ellos han sido objeto de rehabilitaciones bárbaras, como la Central Eléctrica del Mediodía (actual CaixaForum), en que se construyó una estructura sobre el tejado, se cegaron las ventanas originales y se abrió una nueva (si el edificio no tenía suficiente luz o superficie para construir un centro cultural, lo más respetuoso hubiera sido construir otra cosa).
Pues bien, leo el viernes en un diario gratuito (Diario Qué, edición Madrid, 20 de julio de 2008, página 5 [pdf]) un artículo sobre la ventajosa y benéfica construcción de una sede empresarial en el sur de la ciudad. Y, junto a él, veo la fotografía de un edificio neomudéjar con el pie "se derribará este edificio", así, sin explicación alguna.
La explicación está en un artículo anterior del mismo diario, que lamentablemente no leí: el 23 de abril de 2008, en la misma página (la 5) del diario aparecía un artículo [pdf] en que se avisaba de que se iba a derribar la sede de CLH, sede cuya fotografía, que mostraba el estilo neomudéjar, aparecía debajo. No vi la fotografía y por tanto no pude mandar ninguna carta a la corporación municipal, que parece ya ha decidido que traer a Madrid a los empleados de Repsol repartidos por diversos lugares de la Comunidad bien merece derribar un edificio histórico... y aumentar la huella energética de la capital. Pues no se olvide que, además de derribar este edificio, ensancharán las calzadas de Méndez Álvaro para facilitar el tráfico rodado. Postura muy consecuente con la política de peatonalización de Gallardón.
En España nos tenemos por muy protectores del patrimonio histórico, pero luego, actuamos como nos da la gana. Especialmente cuando se trata de actuar sobre un edificio laico (recuérdese el caso del edificio desprotegido para construir sobre él un pastiche que mantuviera las líneas del vecino Banco de España, Dios y el Euribor lo hundan en la miseria, o las recientes des-protestas que quieren convencernos de que el ya lejano caso Sagunto fue un mero despropósito electoralista).
Pues bien, nuestro interés por las antigüedades llega a su mínimo cuando se trata de objetos y edificios industriales, ya sean linotipias de una empresa pública que en lugar de enviarse al Museo de Ciencia y Tecnología (¿tiene sede ya?) se envían a la chatarra, ya se trate, como en esta ocasión, de los escasos residuos del neomudéjar industrial, demolidos para hacer una macrooficina.
Es posible que sostengáis (probablemente con razón) que el neomudéjar fue, desde su comienzo, de mal gusto. Un pastiche propio de la cultura tercermundista —o si preferís, periférica— que fue la española a finales del siglo XIX y durante buena parte del siglo XX (quizá todavía lo sea). Supongo que triunfó porque el neomudéjar, basado en el uso de ladrillos, aunaba pretensiones estéticas y baratura. En cualquier caso, buena parte de los edificios más bellos de Madrid (se trata de un superlativo relativo, y por tanto no excluye la fealdad) se construyeron en este estilo. Y casi todos ellos han sido objeto de rehabilitaciones bárbaras, como la Central Eléctrica del Mediodía (actual CaixaForum), en que se construyó una estructura sobre el tejado, se cegaron las ventanas originales y se abrió una nueva (si el edificio no tenía suficiente luz o superficie para construir un centro cultural, lo más respetuoso hubiera sido construir otra cosa).
Pues bien, leo el viernes en un diario gratuito (Diario Qué, edición Madrid, 20 de julio de 2008, página 5 [pdf]) un artículo sobre la ventajosa y benéfica construcción de una sede empresarial en el sur de la ciudad. Y, junto a él, veo la fotografía de un edificio neomudéjar con el pie "se derribará este edificio", así, sin explicación alguna.
La explicación está en un artículo anterior del mismo diario, que lamentablemente no leí: el 23 de abril de 2008, en la misma página (la 5) del diario aparecía un artículo [pdf] en que se avisaba de que se iba a derribar la sede de CLH, sede cuya fotografía, que mostraba el estilo neomudéjar, aparecía debajo. No vi la fotografía y por tanto no pude mandar ninguna carta a la corporación municipal, que parece ya ha decidido que traer a Madrid a los empleados de Repsol repartidos por diversos lugares de la Comunidad bien merece derribar un edificio histórico... y aumentar la huella energética de la capital. Pues no se olvide que, además de derribar este edificio, ensancharán las calzadas de Méndez Álvaro para facilitar el tráfico rodado. Postura muy consecuente con la política de peatonalización de Gallardón.
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jueves, 19 de junio de 2008
Windows Live se toma en serio a los usuarios!!!
Aunque creo que al final no escribí un artículo sobre ello, siempre me pregunté por qué le daban el Príncipe de Asturias a Google, ignorando que este motor, que nos cae tan simpático, tampoco tiene una funcionalidad muy distinta de Yahoo! o MSN Windows Live!, o de los diversos buscadores por ellos absorbidos.
Me viene esto a la mente ahora que recibo, como muchos otros usuarios, el siguiente mensaje de Windows Live, respuesta a mis plegarias:
No he podido sino responder con un "Gracias" en mayúsculas y con cuerpo 36...
Me viene esto a la mente ahora que recibo, como muchos otros usuarios, el siguiente mensaje de Windows Live, respuesta a mis plegarias:
Quizá hayas recibido un mensaje de correo electrónico indicándote que Microsoft planea retirar el protocolo DAV que usa Outlook Express para tener acceso a Windows Live Hotmail. Como respuesta a los comentarios de los clientes solicitando más tiempo para evaluar soluciones alternativas, hemos decidido posponer la retirada de este protocolo y estamos investigando otras alternativas para tener acceso a Windows Live Hotmail a través de Outlook Express. Es decir, si usas Outlook Express para tener acceso a tu cuenta de Windows Live Hotmail, podrás continuar haciéndolo después del 30 de junio. Nos encargaremos de informarte cuando dispongamos de planes adicionales y con la debida antelación para que la transición se realice de la manera más adecuada.
No he podido sino responder con un "Gracias" en mayúsculas y con cuerpo 36...
Vacaciones...
Finalizado el curso escolar, quedan sólo las evaluaciones antes de que comiencen mis vacaciones. La mañana de hoy no ha sido para mí tan estupenda como para mis alumnos (al final, se me han ido las ganas de observar las actuaciones de mis tutorandos en el festival colegial) y ha tenido un remate amargo con la aparición de dos alumnos (uno de ellos, en realidad, ex-alumno desde enero) ridiculizándome a la salida del instituto. Supongo que las vacaciones, el alcohol o los petardos se les habían subido a la cabeza, aunque, por otro lado, no estaban muy lejos de su actitud habitual. Pero he llegado a casa, he dejado los bártulos y he pensado: ¡qué diablos! no vamos a dejar que nos amarguen el que suele ser el día más estupendo del curso escolar.
Para celebrar el acontecimiento cambiaré, como solía ser mi costumbre, la imagen de mi perfil, de modo que el playero horterolo sustituirá de nuevo al vampiro draculín (incluso en el blog alternativo y draculinesco "cartas del vampiro"). Además, esta entrada hace la 997 de mi blog y, aunque todavía no he preparado nada, espero celebrar la milésima entrada antes de agosto, con algo interesante...
A niños, niñas y docentes, felices vacaciones. A los opositores, suerte. A todos los demas... «Madrid en verano y sin familia, Baden-Baden...»
Para celebrar el acontecimiento cambiaré, como solía ser mi costumbre, la imagen de mi perfil, de modo que el playero horterolo sustituirá de nuevo al vampiro draculín (incluso en el blog alternativo y draculinesco "cartas del vampiro"). Además, esta entrada hace la 997 de mi blog y, aunque todavía no he preparado nada, espero celebrar la milésima entrada antes de agosto, con algo interesante...
A niños, niñas y docentes, felices vacaciones. A los opositores, suerte. A todos los demas... «Madrid en verano y sin familia, Baden-Baden...»
miércoles, 18 de junio de 2008
De móviles
Absurda la propuesta de cobrar al receptor por las llamadas, que ya se probó en el mercado español con las tarifas internacionales.
Hay panolis, sí, que son capaces de valorar la medida: se trata de esos getas que llaman mucho, y a quienes les suele molestar que tú te limites al correo electrónico. Para muchos de estos, hace tiempo que funcionan servicios como SMS.ac: el emisor reparte los gastos del mensaje con el receptor, con lo que le parece baratísimo un mensaje por el que le cobran, en realidad, un congo.
Y del mismo modo que en estos servicios de mensajes, en un hipotético sistema de copago de llamadas los principales peligros vienen de las comunicaciones no deseadas...
Hay panolis, sí, que son capaces de valorar la medida: se trata de esos getas que llaman mucho, y a quienes les suele molestar que tú te limites al correo electrónico. Para muchos de estos, hace tiempo que funcionan servicios como SMS.ac: el emisor reparte los gastos del mensaje con el receptor, con lo que le parece baratísimo un mensaje por el que le cobran, en realidad, un congo.
Y del mismo modo que en estos servicios de mensajes, en un hipotético sistema de copago de llamadas los principales peligros vienen de las comunicaciones no deseadas...
De crisis, petróleos y otros
Llego a casa pensando en escribir un artículo sobre la crisis energética en el blog. Entonces pongo la TV mientras cuece mi almuerzo y veo a Bush en CNN+ hablando sobre el petróleo. ¿Coincidencia, o fatum?
El mensaje de Bush viene a decir lo siguiente:
Los malvados demócratas, con sus neuras ecologistas, han impedido que hagamos nuevas perforaciones en el Golfo de México (nombre técnico: Plataforma Continental) y en las reservas naturales de Alaska (nombre técnico: el Ártico). La tecnología actual permite que ahora perforemos en dichos lugares sin riesgos. Además, hay que crear nuevas refinerías (¿para qué, si no hay petróleo con que abastecerlas?), lo que crearía buenos puestos de trabajo (sí, ya imagino cuán buenos) en construcción (léase: curritos edificando), ingeniería (léase: curritos montando oleoductos) y refinado.
Finalmente, hace una alusión a que las petroleras se ven acosadas por juicios y ecologistas (supongo que sería mejor que los jueces dejasen el caso Exxon Valdez y otros similares pudriénose sobre la mesa de su despacho).
Dejando aparte el hecho objetivo de que sí, con más petróleo bajarían los precios, se nos viene a las mientes considerar:
1) Que el daño al medio ambiente producido por la extracción de petróleo no se debe sólo a la extracción en sí: también a la necesidad de dar alojamiento y comida a los trabajadores, al transporte (recuérdense los frecuentes casos de pérdida en oleoductos en Nigeria y la Amazonia, y de hundimientos de petroleros) y a la emisión de gases en el refinado.
2) Que si el refinado en EEUU se hace en las mismas condiciones que en España, no es un "buen trabajo", como tampoco lo es la construcción. ¿Se ha planteado Bush por qué en su juventud eligió ese gris trabajo de empresario que le condujo finalmente a la presidencia, en lugar de elegir la construcción? Como dice Gilbraith, "quienes más valoran el trabajo son quienes tienen trabajos menos fatigosos".
3) Que de las palabras de Bush se podría hacer un contrafacto adaptándolas a la droga, la prostitución, etc. La producción de cualquiera de estas mercancías aportaría "buenos trabajos" (si lo es el refinado, cualquier cosa lo es) y bajaría los precios del producto en cuestión. Eso sí: tendrían la misma oposición política y judicial que los benévolos trabajos petrolíferos que el Presidente del Mundo (pues, al fin y al cabo, lo es), propone.
El mensaje de Bush viene a decir lo siguiente:
Los malvados demócratas, con sus neuras ecologistas, han impedido que hagamos nuevas perforaciones en el Golfo de México (nombre técnico: Plataforma Continental) y en las reservas naturales de Alaska (nombre técnico: el Ártico). La tecnología actual permite que ahora perforemos en dichos lugares sin riesgos. Además, hay que crear nuevas refinerías (¿para qué, si no hay petróleo con que abastecerlas?), lo que crearía buenos puestos de trabajo (sí, ya imagino cuán buenos) en construcción (léase: curritos edificando), ingeniería (léase: curritos montando oleoductos) y refinado.
Finalmente, hace una alusión a que las petroleras se ven acosadas por juicios y ecologistas (supongo que sería mejor que los jueces dejasen el caso Exxon Valdez y otros similares pudriénose sobre la mesa de su despacho).
Dejando aparte el hecho objetivo de que sí, con más petróleo bajarían los precios, se nos viene a las mientes considerar:
1) Que el daño al medio ambiente producido por la extracción de petróleo no se debe sólo a la extracción en sí: también a la necesidad de dar alojamiento y comida a los trabajadores, al transporte (recuérdense los frecuentes casos de pérdida en oleoductos en Nigeria y la Amazonia, y de hundimientos de petroleros) y a la emisión de gases en el refinado.
2) Que si el refinado en EEUU se hace en las mismas condiciones que en España, no es un "buen trabajo", como tampoco lo es la construcción. ¿Se ha planteado Bush por qué en su juventud eligió ese gris trabajo de empresario que le condujo finalmente a la presidencia, en lugar de elegir la construcción? Como dice Gilbraith, "quienes más valoran el trabajo son quienes tienen trabajos menos fatigosos".
3) Que de las palabras de Bush se podría hacer un contrafacto adaptándolas a la droga, la prostitución, etc. La producción de cualquiera de estas mercancías aportaría "buenos trabajos" (si lo es el refinado, cualquier cosa lo es) y bajaría los precios del producto en cuestión. Eso sí: tendrían la misma oposición política y judicial que los benévolos trabajos petrolíferos que el Presidente del Mundo (pues, al fin y al cabo, lo es), propone.
martes, 10 de junio de 2008
Europa no es sólo la eurocopa...
Lamentablemente, Europa no es sólo la Eurocopa. Es también ese organismo en que una comisión elegida a dedo y basada en el democrático principio de que cada miembro sea de una nacionalidad distinta (imaginemos, en comparación, una España con un ministro de cada autonomía) dicta normas que, a menudo, chocan con los deseos de los ciudadanos. El europarlamento puede oponerse, claro, pero generalmente sólo se le da el derecho al pataleo.
Una de esas normas dictadas por la comisión es la que permitirá semanas laborales de 65 horas. Condicionadas, claro, al acuerdo entre empresario y trabajador, pero ya se sabe que el trabajador, en estos casos, acaba por ceder siempre.
Un escándalo, ¿verdad? Pues sepan que ha pasado desapercibido en una entrada de menos de 1 minuto en el informativo de CNN plus, entre más de 10 minutos dedicados a la crisis del transporte y más de 20 dedicados a la Eurocopa.
¿Y quiénes se oponen a los horarios estajanovistas de la comisión? Pues parece que sólo los países mediterráneos. Asombra ver que Francia, que tanto se movilizó contra la directiva de los servicios, calle ahora. Quizá es que ya ha externalizado toda su fuerza de trabajo en algún país del Este. Luego se quejarán los Alemanes de que se les vayan las empresas fuera.
Una de esas normas dictadas por la comisión es la que permitirá semanas laborales de 65 horas. Condicionadas, claro, al acuerdo entre empresario y trabajador, pero ya se sabe que el trabajador, en estos casos, acaba por ceder siempre.
Un escándalo, ¿verdad? Pues sepan que ha pasado desapercibido en una entrada de menos de 1 minuto en el informativo de CNN plus, entre más de 10 minutos dedicados a la crisis del transporte y más de 20 dedicados a la Eurocopa.
¿Y quiénes se oponen a los horarios estajanovistas de la comisión? Pues parece que sólo los países mediterráneos. Asombra ver que Francia, que tanto se movilizó contra la directiva de los servicios, calle ahora. Quizá es que ya ha externalizado toda su fuerza de trabajo en algún país del Este. Luego se quejarán los Alemanes de que se les vayan las empresas fuera.
lunes, 9 de junio de 2008
Aburrimiento...
No debería tener tiempo para aburrirme, porque hemos entrado en esa época en que me paso el día estresado. Sin embargo, el hecho de que el examen que debía celebrar hoy haya sido pospuesto a causa de las pruebas de conocimientos generales de lengua (quizá debería escribir aquí alguna de las preguntas y las soluciones, pero es que creo que hay institutos donde no se han celebrado hoy), y el que haya (por un año) presentado mi declaración y solucionado los diversos marrones relacionados me dan un par de tardes de libertad que malgasto como puedo.
Uno de esos medios para malgastar el tiempo es abrir una cuenta en google appserver y tratar de crear una aplicación usando python, un lenguaje de programación que no me gusta y no entiendo. Para ser un lenguaje de programación orientado a objetos, me parece demasiado complicado. Ni en el manual de google ni en los de los módulos a los que se remite dejan claras todas las propiedades y métodos del lenguaje, que, para mi, tiene lo peor de visual basic (esos objetos-salchicha que alargan la línea ad infinitum) unido a lo peor de lisp (las definiciones crípticas como el enigmático operador lambda: aunque lo comprendía cuando estudié semántica hace diez años, mi cerebro ya no es tan ágil), unido a lo peor de fortran (dejémoslo claro: si a mis alumnos les cuesta dejar margen, no habría para ellos nada más diabólico que un lenguaje donde la indentación no es una orientación sino que define la estructura del programa).
Otro es seguir jugando a nethack, estrellándome cada vez antes de llegar al nivel 7 (sólo lo superé en una ocasión) a causa de la codicia (¿cómo voy a dejar pasar una fuente potencialmente cargada de agua mágica sin beber de ella?), el hambre (66% de las veces muero sin comida, o envenenado por ella) o los descuidos (corro sin mirar la pantalla y acabo golpeando a un ser amistoso, que me vapulea).
Y aunque persisto con python y con nethack, creo que quizá debería hacer otra cosa. No sé, salir, ir a la feria del libro... Claro que, la última vez que pasé por allí, volví con los brazos destrozados y ocho kilos de publicaciones institucionales en ellos (me acompañaba mi hermana, opositora obsesionada por recopilar información). Para eso, prefiero quedarme en casa.
Uno de esos medios para malgastar el tiempo es abrir una cuenta en google appserver y tratar de crear una aplicación usando python, un lenguaje de programación que no me gusta y no entiendo. Para ser un lenguaje de programación orientado a objetos, me parece demasiado complicado. Ni en el manual de google ni en los de los módulos a los que se remite dejan claras todas las propiedades y métodos del lenguaje, que, para mi, tiene lo peor de visual basic (esos objetos-salchicha que alargan la línea ad infinitum) unido a lo peor de lisp (las definiciones crípticas como el enigmático operador lambda: aunque lo comprendía cuando estudié semántica hace diez años, mi cerebro ya no es tan ágil), unido a lo peor de fortran (dejémoslo claro: si a mis alumnos les cuesta dejar margen, no habría para ellos nada más diabólico que un lenguaje donde la indentación no es una orientación sino que define la estructura del programa).
Otro es seguir jugando a nethack, estrellándome cada vez antes de llegar al nivel 7 (sólo lo superé en una ocasión) a causa de la codicia (¿cómo voy a dejar pasar una fuente potencialmente cargada de agua mágica sin beber de ella?), el hambre (66% de las veces muero sin comida, o envenenado por ella) o los descuidos (corro sin mirar la pantalla y acabo golpeando a un ser amistoso, que me vapulea).
Y aunque persisto con python y con nethack, creo que quizá debería hacer otra cosa. No sé, salir, ir a la feria del libro... Claro que, la última vez que pasé por allí, volví con los brazos destrozados y ocho kilos de publicaciones institucionales en ellos (me acompañaba mi hermana, opositora obsesionada por recopilar información). Para eso, prefiero quedarme en casa.
miércoles, 4 de junio de 2008
Just listen to the music of the traffic in the city...
When you're alone and life is making you lonely
You can always go - downtown
When you've got worries, all the noise and the hurry
Seems to help, I know - downtown
Just listen to the music of the traffic in the city
Linger on the sidewalk where the neon signs are pretty
How can you lose?
The lights are much brighter there
You can forget all your troubles, forget all your cares
So go downtown, things'll be great when you're
Downtown - no finer place, for sure
Downtown - everything's waiting for you
And you may find somebody kind to help and understand you
Someone who is just like you and needs a gentle hand to
Guide them along
So maybe I'll see you there
We can forget all our troubles, forget all our cares
So go downtown, things'll be great when you're
Downtown - don't wait a minute for
Downtown - everything's waiting for you
Dentro de este revival de los 60 que representan Ami Winehouse, Duffy y otras cantantes (no recuerdo a demasiados cantantes masculinos que se dediquen al revival; como mucho, a Robbie Williams, en cierto disco), me encanta la canción del anuncio de Chevrolet. Su título es Downtown y fue popularizada por Petula Clark (Video de 1964 referenciado desde last.fm), aunque para entonces ya era un clásico... También la he visto interpretada por Frank Sinatra (aparece en su disco Strangers in the Night, de 1964).
Es posible que la versión usada en el anuncio sea de Emma Bunton porque, de acuerdo con esta página, una subdivisión de Universal cuyo nombre parece aludir al mundo de la publicidad publicó hace dos años un disco con una versión cantada por ella. En cualquier caso, según last.fm, la canción volvió a la actualidad desde su uso en esa serie tan exitosa llamada "Perdidos", que tanto me aburre a mí. O sea que mirando la cartátula del disco saldríamos de dudas.
Cuando estás solo y la vida hace que te sientas solitario,
siempre puedes ir... al centro
Cuando tienes problemas, todo el ruido y la prisa
parecen ayudarte... al centro
Simplemente escucha la música del tráfico en la ciudad,
Permanece en la acera, donde las luces de neón son preciosas,
¿Cómo puedes perder?
Ahí las luces son mucho más brillantes
Puedes olvidar tus problemas, olvidar tus preocupaciones
Así que ve al centro, pues las cosas serán estupendas cuando estés en
el centro... No hay sitio mejor, seguro...
El centro... todo te está esperando...
Me resulta curioso el espíritu optimista con que esta canción se enfrenta al mundo urbano. Y es que, a pesar de películas como Metrópolis o Tiempos Modernos, casi todo el siglo XX vio los avances técnicos y urbanos con los mismos ojos esperanzados con que los vio el XIX, a pesar de la masificación, la polución y el triunfo del átomo. Luego vendrían los remordimientos ecológicos...
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