Laura Gallego: Finis Mundi.. Editorial SM. ISBN 978-84-348-7011-6. 252 págs. Juvenil (a partir de 10 años). Histórico-Fantástico. Edad Media. Juglares.
Empecé a saber de Laura Gallego por dos alumnas del IES Isabel la Católica (ahora tendrán 25 años) que eran fanáticas de cierto automovilsta asturiano y de esta autora. Y poco a poco empecé a observar que no eran casos aislados. Laura Gallego es una muy popular novelista en la franja infantil y juvenil, y si triunfa será por algo.
Finis Mundi, la primera novela de esta escritora, no es tan consistente como otras obras posteriores. Se nota que la autora está buscando su voz, y que todavía no se manejan completamente las artimañas que permiten cerrar las tramas dejándole al lector voraz ese regusto que le inclina a correr a la librería y comprar el volumen siguiente de una saga. Pero ya es un gran libro.
Un monje escapa de un monasterio arrasado por los atacantes. Con él lleva un códice que habla del inminente fin del mundo. La salvación de la Tierra depende de que encuentre tres objetos mágicos escondidos en lugares especiales. Pronto se une a un juglar que le enseñará a recorrer el mundo con cierta seguridad y le ayudará a reconocer los lugares mágicos de los que habla el libro. En el camino, un grupo misterioso se enfrentará a ellos, intentando que fracase su misión; pero también encontrarán nuevos aliados. Ese es, a grandes rasgos, el argumento del libro.
El libro está dividido en tres partes, cada una encabezada por una cita latina, un tópico de la época, en la que se da el tono de lo que ocurrirá: el mundo envejece, las ruinas crecen, el fin del mundo se acerca. En cada parte la "búsqueda" del objeto mágico nos acercará a distintas maravillas del mundo medieval y, en el caso del último eje, pre-medieval. Pero se observa cierta brusquedad en la introducción del elemento didáctico, que no cala en el lector (aunque a quien esto escribe no le ha parecido más brusca que en la aplaudida Los Pilares de la tierra, donde a cada paso le explicaban a uno lo que era una ojiva, como si no lo supiera). Quizá por ese didactismo exagerado se ha clasificado el libro para una edad tan temprana, a pesar de alguna alusión (velada, eso sí) al destino que aguarda a toda juglaresa.
A pesar de su didactismo, el libro se lee muy fluidamente y mantiene enganchado al lector (he de confesar que lo leí prácticamente de un tirón, y si detuve la lectura fue porque a altas horas de la madrugada consideré que debía trabajar al día siguiente). Aparecen ya los trucos de novela negra con los que Laura Gallego nos deleita en todas sus obras de fantasía medieval, introduciendo pistas falsas acá y allá para despistar al lector y mantener la intriga. Pero falla la construcción del final, un final que parece artificial, un deus ex machina que arruina la construcción tan perfecta de una trama en que todo encajaba hasta el momento. Y que además no gustará al lector... pero sí a quienes defienden a capa y espada la novela juvenil transmisora de valores, como si los clásicos que los profesores de literatura mandamos leer no estuvieran cargados de machismo, racismo y defensa de la desigualdad social (a pesar, por supuesto, de lo que dice en los catálogos de las editoriales).
En cualquier caso, es un libro recomendable. Si ya habéis leído otros de Laura Gallego quizá esperéis más, pero si no habéis leído nada de ella, es una buena introducción a su obra.
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