Entre las novedades electrónicas que se anuncian últimamente, hay algunas que tienen muchos años de antigüedad. Me fascina que a la gente le atraigan ahora los tablet, por ejemplo, cuando se trata de un término acuñado hace más de cinco años (2003) que tuvo muy poco éxito hasta el año pasado (quizá porque principalmente se veía como una plataforma de trabajo, o bien como una forma de controlar la domótica).
Pero no son sólo los tablet. Resulta que ahora Sony ofrece un mando con sensor de movimiento para su PS3, años después de que Nintendo haya hecho lo mismo con su Wii (2006).
El invento de Sony se relaciona con la experiencia 3D, que yo hubiese podido disfrutar con Quake en mi viejo Pentium III (2001, creo) si hubiera comprado las gafas Revelator para la Elsa Erazor (lamentablemente, no eran unas cutregafas polarizadas de 100 euros, sino unas gafas sincronizadas con el monitor y la tarjeta gráfica, mucho más caras. De todas maneras era lógico: en lugar de comprar TV y gafas, sólo se necesitaban gafas). Una 3D parecida en cutredad a la que ahora se está imponiendo en los cines, pero usando la vieja tecnología no apta para daltónicos de las gafas de celofán, podía experimentarse con la aplicación geográfica de la NASA mucho antes de que se ofreciera en Google Earth.
¿Y qué decir de la alta definición? Resulta que, años después de que las videoconsolas con chips de 128 bits (o más) marcaran el desarrollo tecnológico, nos damos cuenta de que esos estupendos gráficos eran a 625 (en realidad, 530) líneas, cuando los PC ya operaban con una resolución estándar de 768. Y aunque la alta definición ha llegado a la vez al mercado de videoconsolas y televisores y al de ordenadores y monitores (a éste incluso antes), se nos vende el pack de PS3+televisor Sony como la mejor opción para jugar en alta definición.
Pero si es sonrojante que aceptemos los mensajes de Apple o Sony, más ridículo es el mensaje de Microsoft, que anuncia "una nueva manera de jugar", el Kinect, que no es sino una evolución de lo que Sony consiguió hace años con la EyeToy (y que, como sabrán los lectores de mi bitácora, hace tiempo se ha adaptado al PC, e incluso a los teléfonos móviles). Ahora no somos nosotros los que aparecemos en pantalla, sino un muñeco; la cámara web tiene alta resolución; se añade, además, un control de voz que venía ofreciendo Microsoft para sus usuarios angloparlantes desde, al menos, 2003 (Windows XP), y que creo recordar ya existía en varios juegos para XBox (consola con la que no tengo el placer de haber jugado). Por el tamaño de la cámara, espero que gran parte de la tecnología se haya acelerado con chips en su interior: si no, sólo ganaría en comodidad de transporte y almacenaje a la mamotrética Wii Fit.
Así que ya sabéis: compradlo todo estas navidades y fardad de ello con vuestros amigos, porque no sabrán que se trata de tecnologías nuevas, pues son analfabetos digitales como vosotros.