Buscando en google datos sobre cierta película de vampiros, me he tropezado con un pdf, y del pdf he saltado a esta págna:
http://wiki.benecke.com/index.php?title=Transylvanian_Society_of_Dracula
Se trata de la página web de un forense que, a juzgar por los temas que trata, debe de ser casi tan emo como los protagonistas de las series de policías.
Desde luego, el repertorio de temas, desde "el empalamiento desde el punto de vista forense" hasta "Los vampiros nazis" resulta, cuando menos peculiar.
Pero eso no es todo: el autor de la página vente unas camisetas, chaquetas de chándal y sudaderas con el logotipo de su empresa forense. Lo mejor para combinar con unas gafas negras y botas militares.
martes, 27 de mayo de 2008
lunes, 19 de mayo de 2008
Apurar, cielos, pretendo...
Apurar, cielos, pretendo,
ya que me tratáis así,
¿Qué delito cometí
contra vosotros naciendo?
En el trabajo, un día apoteósico. Baste comicaros que me planteo la necesidad de escribir una tesis llamada «la horca como recurso didáctico».
sábado, 17 de mayo de 2008
Día de Internet
Resulta que hoy es el día de Internet (bueno, de las telecomunicaciones, lo que incluye invenciones del siglo XIX como el telégrafo, el fax o el teléfono), así que voy a la página web de red.es para ver el programa, por si me paso por la casa de América. La página, por supuesto, está mal hecha, como toda página oficial española que se precie: la pancarta grande sobre el día de internet lleva al plan avanza, y sólo la pequeña muestra el programa oficial, en formato pdf (cuando lo normal sería un formulario web que mostrara en primer lugar la programación de hoy). A diferencia de lo que sucede en los pueblos, la semana de "fiesta" de internet acaba con el día grande, y resulta que ese día grande no se celebra nada especial (sólo las actividades que ha habido a lo largo de la semana: como es sábado, no se ha programado ninguna conferencia, ninguna demostración, ninguna charla). Bueno, eso os puede dar una idea de lo que es internet para los españoles...
En cualquier caso, surge, como todos los años, la pregunta:
Y, la verdad, no es fácil contestarla...
Bueno, eso es lo que pienso de la Red de Redes. Para todos vosotros, feliz día de Internet.
En cualquier caso, surge, como todos los años, la pregunta:
¿Cómo ha cambiado tu vida internet?
Y, la verdad, no es fácil contestarla...
- Internet ya no es la barra libre que fue tiempo atrás, pero aún así me ayuda a buscar documentación sobre los temas más variopintos. Me recuerdo a mí mismo, por ejemplo, buscando información sobre la INT 10H en las repisas de una librería, memorizándola y apuntándola al salir de la tienda. Eso, cuando no me era fácil acudir a una biblioteca, o el libro que buscaba no estaba a mano. Y lo mismo para la información que necesito profesionalmente. En internet puedo acceder a libros, tesis, artículos, enciclopedias,y páginas web. Pero, como ya he dicho, no es la barra libre que fue. En tiempos, google scholar y google books sólo remitían a libros que se podían leer en línea, mientras que ahora casi siempre remiten a una biblioteca universitaria, de la que ya no tengo carnet...
- Siguiendo con lo anterior, hace años que no utilizo disquettes, y el pendrive lo tengo para cuando voy al pueblo (donde no hay conexión). Mi método de trabajo es autoenviarme todos mis documentos desde los diferentes ordenadores del trabajo, para poder editarlos en cualquier lugar. ¿El problema? Que muchos de esos ordenadores tienen troyanos y constantemente he de estar cambiando las contraseñas que han sido comprometidas. ¡¡No sé por qué leches el Viruscan Corporate que usamos en el centro no tiene permisos suficientes para borrar los virus!!
- Internet facilita la comunicación, sí, pero crea amigos más inestables y probablemente más interesados. Es lo que en el siglo XV se denominaba simonía y ahora se denomina networking. Conoces a gente para fines determinados, y mantienes con ellos el contacto si tienes la paciencia decesaria para enviarles una línea o dos a la semana. Yo carezco de tal paciencia, y sólo conservo unos pocos amigos de chat (ninguno de los hechos por correo electrónico y ninguno de los antiguos amigos de las news de usenet). Casi todo el mundo envía sus correos a toda la libreta de direcciones, pero no suelo ser tan promiscuo como para responder a correos de amigos de mis amigos. Alguna vez lo he hecho, sí, pero no suele ser habitual. De todos modos, chatear a última hora de la tarde con esa estudiante de medicina que repasa sus apuntes a las 3 de la mañana en Tailandia es algo que nunca antes pensé que fuera posible.
- Internet ha creado el gran hermano. Yo sospecho que mis alumnos me graban y probablemente me publican en la red (pasatiempo habitual de los chavales: convencer a dos para que hagan como que se pegan y a continuación subirlo). He dejado de autobuscarme para no llevarme disgustos.
- Internet ha creado una nueva forma de jugar. Y, si bien es cierto que el juego online no es lo mío, de vez en cuando lo he practicado. Por supuesto, lo bueno del juego online es conocer gente, pero ya os he dicho lo que pienso de ello...
- Por último, Internet ha permitido la expresión del ego en infinitas formas. No, no sólo desde el 2.0: quienes no son analfabetos informáticos ya se expresaban en páginas web y en foros. Por mi parte, tengo una página personal, tres o cuatro blogs (he de decir a mi favor que varios de ellos son proyectos inconclusos de novelas), un dominio que alberga una web educativa (que, por los constantes problemas técnicos, nunca ha llegado a ser funcional), innumerables cuentas de correo y varios nicks en diferentes programas de mensajería electrónica, sitios sociales (que, realmente, ya no suelo visitar; y, además, ninguno de ellos es myspace o facebook) y, por supuesto, una cuenta de youtube.
Bueno, eso es lo que pienso de la Red de Redes. Para todos vosotros, feliz día de Internet.
martes, 13 de mayo de 2008
Me gustan los planes que salen bien...
Martes. El plan de hoy me obliga a ir a mi apartamento, dejar los trastos del trabajo, coger un par de cosas para mis padres, ir a su casa, acompañar a mi hermana a comprar un libro voluminoso (que yo cargaré), recoger una memoria para mi portátil que compré por internet (la casa de mis padres es el sitio ideal para enviar las compras por internet: si no están ellos, hay un portero) y volverme a mi piso.
Me molesta este plan, porque este viernes volví a llamar a Ya.com para que me enviasen de una vez por todas un router de sustitución (llevo muchísimo tiempo esperándolo: menos mal que sólo se me ha roto la parte del WIFI) y dije que se me podía localizar a las 3, pero a pesar de mi idea inicial he estado comiendo todos los días en casa de mis padres.
Al llegar al apartamento, compruebo el buzón. Ningún aviso de entrega, pero... ¡Coño, si está aquí, por fin, el borrador de la renta! Llevaba esperándolo desde abril y me ha llegado, como pronto, el 10 de Mayo. No sé si habrá llegado tarde (le han adelantado diversos envíos desde la República Checa y otros países del primer mundo), o es que sólo decidieron remitírmelo cuando hice llegar a hacienda la sugerencia de que aunque al pedirlo con la declaración del año pasado usé mi firma electrónica puedo quererlo en papel porque puedo haberme quedado sin internet.
Dejo mis trastos, cojo las mercancías para mi casa, recupero fuelle bebiendo un poco de coca-cola y me dispongo a salir. Estoy cerrando la puerta cuando aparece el bueno de Patricio (mi vecino) y me dice:
—Tengo un paquete para tí.
¡Coño, el router nuevo! Cuando pedí el anterior, avisé a Patricio para que pudieran dejárselo a él, (no sirvió de nada: después de jugar al gato y al ratón con la compañía de transportes, pedí que lo enviaran a casa de mis padres, por la razón arriba expuesta), pero esta vez no dije nada. Feliz, introduje el router en mi casa y volví a cerrar.
Llego a casa de mis padres. Hago un par de tareas domésticas (menores: no es cosa de echarse flores) y me siento a ver la TV con mi madre, actividad que he desarrollado en mis visitas desde que vivo solo (no es cosa de ir, ponerse en el ordenador, comer y volver a ponerse en el ordenador, dejándola sola). Entonces me alarga un paquete que ha llegado para mí.
¡Coño, el comic Maus de Art Spiegelman edición argentina que compré de saldo en abebooks y que no esperaba hasta dentro de 10 días! ¿Es posible que mi dicha sea tan completa? Pues sí, porque al volverme a mi casa (con el cómic, la memoria y dos o tres cosillas más), y después de haber tomado la precaución de comprar un poco de cerveza para celebrarlo, he probado router y memoria y ambos parecen funcionar a la perfección. Al nuevo router (un SMC: me extraña que los de ya.com no hayan ejercitado la garantía sobre mi viejo linksys) le falta la característica de asignar IP internas fijas según nombre de host, pero la suple con un DHCP que no caduca nunca. ¡Y además incluye un nuevo juego de microfiltros, un ladrón para el teléfono y otro cable de red! Y aunque la nueva memoria ha fallado al final del paso 7 (o al principio del 8) del memtest, creo que se debe a que el portátil estaba ya echando humo, después de 3 horas encendido sobre una superficie que retiene el calor.
Así que es el momento de meterse una cervecita al pecho, por lo bien que lo hemos hecho...
Me molesta este plan, porque este viernes volví a llamar a Ya.com para que me enviasen de una vez por todas un router de sustitución (llevo muchísimo tiempo esperándolo: menos mal que sólo se me ha roto la parte del WIFI) y dije que se me podía localizar a las 3, pero a pesar de mi idea inicial he estado comiendo todos los días en casa de mis padres.
Al llegar al apartamento, compruebo el buzón. Ningún aviso de entrega, pero... ¡Coño, si está aquí, por fin, el borrador de la renta! Llevaba esperándolo desde abril y me ha llegado, como pronto, el 10 de Mayo. No sé si habrá llegado tarde (le han adelantado diversos envíos desde la República Checa y otros países del primer mundo), o es que sólo decidieron remitírmelo cuando hice llegar a hacienda la sugerencia de que aunque al pedirlo con la declaración del año pasado usé mi firma electrónica puedo quererlo en papel porque puedo haberme quedado sin internet.
Dejo mis trastos, cojo las mercancías para mi casa, recupero fuelle bebiendo un poco de coca-cola y me dispongo a salir. Estoy cerrando la puerta cuando aparece el bueno de Patricio (mi vecino) y me dice:
—Tengo un paquete para tí.
¡Coño, el router nuevo! Cuando pedí el anterior, avisé a Patricio para que pudieran dejárselo a él, (no sirvió de nada: después de jugar al gato y al ratón con la compañía de transportes, pedí que lo enviaran a casa de mis padres, por la razón arriba expuesta), pero esta vez no dije nada. Feliz, introduje el router en mi casa y volví a cerrar.
Llego a casa de mis padres. Hago un par de tareas domésticas (menores: no es cosa de echarse flores) y me siento a ver la TV con mi madre, actividad que he desarrollado en mis visitas desde que vivo solo (no es cosa de ir, ponerse en el ordenador, comer y volver a ponerse en el ordenador, dejándola sola). Entonces me alarga un paquete que ha llegado para mí.
¡Coño, el comic Maus de Art Spiegelman edición argentina que compré de saldo en abebooks y que no esperaba hasta dentro de 10 días! ¿Es posible que mi dicha sea tan completa? Pues sí, porque al volverme a mi casa (con el cómic, la memoria y dos o tres cosillas más), y después de haber tomado la precaución de comprar un poco de cerveza para celebrarlo, he probado router y memoria y ambos parecen funcionar a la perfección. Al nuevo router (un SMC: me extraña que los de ya.com no hayan ejercitado la garantía sobre mi viejo linksys) le falta la característica de asignar IP internas fijas según nombre de host, pero la suple con un DHCP que no caduca nunca. ¡Y además incluye un nuevo juego de microfiltros, un ladrón para el teléfono y otro cable de red! Y aunque la nueva memoria ha fallado al final del paso 7 (o al principio del 8) del memtest, creo que se debe a que el portátil estaba ya echando humo, después de 3 horas encendido sobre una superficie que retiene el calor.
Así que es el momento de meterse una cervecita al pecho, por lo bien que lo hemos hecho...
sábado, 10 de mayo de 2008
Volviendo a nethack...
Hacía por lo menos un año que no jugaba a nethack, un juego de rol que pertenece a la categoría de los roguelike games, lo que quiere decir que se desprecia todo el aspecto gráfico en favor de la originalidad. No sé si es que soy un friki, pero, en mi caso, he llegado a hacer cosas como instalar una "puerta" de BBS y jugar al juego de rol en ella contenido, en modo local (a veces dos usuarios simultáneamente, en dos ventanas MS-DOS de Windows 3.1), o jugar a Angband en un Macintosh (si sabéis lo que es Angband, y lo que los Macintosh significaban en tiempos, comprenderéis la provocación que ello supone).
Hacía por lo menos un año, digo, que no jugaba a ese juego y había olvidado ya casi todas las tácticas, pero finalmente he logrado una partida que, aunque ha terminado abruptamente (siempre, incluso cuando soy cauteloso, acabo metiendo la pata, y esta vez cometí el error de intentar domesticar a un unicornio dándole una miserable manzana), ha resultado bastante interesante. Creo, incluso, que si nunca habéis jugado a nethack deberíais echarle un vistazo para ver las increíbles posibilidades de este juego. Porque, vamos a ver, ¿en qué otro videojuego se puede enlatar carne de orco para conservarla fresca, domesticar potros, enemistar a personajes neutrales o ver cómo un orco hace un agujero y cae por él al siguiente nivel de la mazmorra? Y todas estas características, tan admiradas en juegos ultramodernos como Creed of the Assasins, en un humilde programa gratuito de los años 80.
Enlace a la grabación de la partida
Hacía por lo menos un año, digo, que no jugaba a ese juego y había olvidado ya casi todas las tácticas, pero finalmente he logrado una partida que, aunque ha terminado abruptamente (siempre, incluso cuando soy cauteloso, acabo metiendo la pata, y esta vez cometí el error de intentar domesticar a un unicornio dándole una miserable manzana), ha resultado bastante interesante. Creo, incluso, que si nunca habéis jugado a nethack deberíais echarle un vistazo para ver las increíbles posibilidades de este juego. Porque, vamos a ver, ¿en qué otro videojuego se puede enlatar carne de orco para conservarla fresca, domesticar potros, enemistar a personajes neutrales o ver cómo un orco hace un agujero y cae por él al siguiente nivel de la mazmorra? Y todas estas características, tan admiradas en juegos ultramodernos como Creed of the Assasins, en un humilde programa gratuito de los años 80.
Enlace a la grabación de la partida
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