lunes, 21 de febrero de 2005

Julio

Dicen que 2004 fue año malo. En este voy de obituario en obituario.
Acaba de morir Julio, el mayor de los hermanos de mi madre, y también el primero que fallece por causa no violenta (prefiero este término al de "muerte natural" pues, ¿no es absolutamente natural morir si un camión aplasta tu vehículo o si una bala te perfora el bulbo raquídeo?). Su muerte (esperada, aunque... no, hay cosas que nunca se esperan) es, por tanto, un anuncio que me obliga a prepararme para vivir, próximamente, nuevos sucesos dolorosos.

No tuve mucha relación con mi tío Julio, quizá porque sus hijos (ahora médicos como él, y primeros en el pagerank de Google si buscáis por mi apellido materno) eran demasiado mayores como para jugar conmigo. Así que mi relación con él, al que por otra parte veía poco (sólo cuando visitábamos su finca en verano o cuando, con motivo de alguna contusión, me aprovechaba del hecho de tener un familiar médico), era muy limitada. Pero, en cualquier caso, recuerdo de él su cordialidad; el modo en que trataba siempre a los sobrinos pequeños; su paciencia en las reuniones familiares cuando alguno de los hermanos comenzaba a discutir con los demás (algo que entre hermanos siempre ocurre), su vitalidad.

Siempre te recordaré en tus días alegres de verano, rodeado de hijos, sobrinos y nietos. Descansa en paz, Julio.

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