jueves, 19 de julio de 2007

El rápido ritmo de vida...

Es habitual, en los anuncios a la moda, hablar del acelerado ritmo de vida del hombre contemporáneo. Y es que tenemos la sensación de que nuestra vida es rápida, mucho más rápida que la de nuestros abuelos.

Pues bien, ahí va esa cita:

Por otra parte, juzgue usted mismo hasta qué punto es agradable, después de una tarde de carreras, tener un alto de media hora antes de vestirse para la comida. El número de ocupaciones que en la vida contemporánea nos agobian necesitan imperiosamente este reposo. Cuando un «cock-tail» se acaba a las nueve, es imposible estar a las nueve en punto en la casa de los anfitriones «viejo estilo» para obligarse a esta hora y trastornar el fin del día de sus invitados con el designio de permanecer fiel a una práctica desechada.

J. Sarrau: Nuestra cocina, al uso de familias. Madrid, 1935



(Al igual que en muchos otros casos, la "fatiga" del "ritmo acelerado" se reserva para quienes se dedican al dolce far niente. Lean La economía del fraude inocente, de Galbraith, quienes tengan alguna duda al respecto.)

Sobre el mismo tema, Tiempos Modernos y, quizá, La Deshumanización del Arte.

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