Acabo de leer 1984, de Orwell, por primera vez en mi vida. La causa de que no la leyera antes no ha sido dejadez, sino tacañería: sabía que seguramente podría encontrar este libro en edición barata en alguna librería de viejo. Así fue al final, aunque acabé siendo más liberal de lo que estoy acostumbrado: tres euros. Pero sabía que lo merecía.
No os voy a contar ninguna impresión ética o política sobre un libro que es archiconocido por nuestra generación y desconocido, curiosamente, por la que ha encumbrado a Gran Hermano y a los móviles con cámara. Lo que más me ha llamado la atención es la pervivencia, en el español de 1952 en el que se ha traducido la novela, de un tipo de construcción sintáctica que yo pensaba no había superado la Guerra Civil y que, desde luego, es incomprensible para las nuevas generaciones (pienso en mis alumnos aventajados de 3º de ESO): la prohibición de los pronombres clíticos a principio de oración. En efecto, aunque en la traducción de Rafael Vázquez Zamora aparecen numerosos "se" comenzando oraciones e incluso párrafos, todavía hay muchas oraciones que colocan el verbo al principio con un se en posición enclítica.
Eso me ha llevado a interesarme por este traductor, pero, con los limitados medios de que dispongo, sólo he averiguado que fue director artístico de una revista en la década de los 30 y que en los 60 todavía produjo alguna otra traducción. ¿Podría algún lector veterano decirme hasta cuándo figuró en las gramáticas la prohibición del Se proclítico a principio de oración?
Páginas especiales
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sábado, 24 de febrero de 2007
Ley de Murphy...
Ayer, el señor Murphy se ensañó conmigo.
En primer lugar, provocó un apagoncillo nocturno en mi casa, donde estoy usando un despertador eléctrico al que no le funciona la batería de protección contra apagones (no, no es que la pila esté agotada: ya probé a ponerle pilas nuevas). Gracias a que no me duché (lo haría, asqueado de mí mismo, a las dos de la tarde), llegué a tiempo para que no me pusieran un retraso, pero demasiado tarde como para realizar el examen que había programado.
En segundo lugar, ese viernes tenía que aprovechar mi temprana hora de salida para ir sin falta a un Caja Madrid a coger unos extractos de cuentas de la comunidad de la que soy propietario, pero el profesor de sociales me habló sobre los extraños justificantes de unos alumnos que previamente habían amenazado con no presentarse al examen y me vi obligado a llamarles a casa: perdí una hora en buscar los teléfonos, llamar a los teléfonos fijos, cambiar de despacho para poder llamar a los móviles y buscar números alternativos. No obtuve ninguna respuesta.
Salí pitando en un taxi y, después de hacer cola en el Caja Madrid, me encontré con que si intentaba pedir un extracto sin la cartilla (algo que yo, acostumbrado a usar cuentas corrientes en lugar de libretas, consideraba absolutamente normal), me cobraban. Como no se trataba de mi dinero sino del dinero de mis vecinos, fui a mi casa y llamé al vicepresidente. Él tampoco tenía la libreta. De hecho, recordaba, como yo, que cuando habíamos ido con el libro de actas al banco no nos habían dado libreta alguna.
¿Quién la tendría? El presidente anterior, "presidente de facto" puesto que, cuando hay que pedir una llave, ni Antonio ni yo solemos estar localizables. Él coge el correo de la comunidad, abre el cuarto de contadores a los distintos empleados, etcétera. Pero justo a esa hora estaba su piso vacío.
Así que llamé a la administradora, por si sonaba la flauta. Me dio media hora de plazo (retrasando con ello la ducha que necesitaba por momentos). Aproveché para hacer un par de cosillas (entre las que no entraba la corrección de 30 exámenes del otro grupo que había tenido ese viernes), volví a llamar, quedé en llamar a mi vecino por la tarde.
Después de ducharme y de comer un guiso improvisado de judía verde, cebolla, pechuga de pollo congelada y unas cuantas espirales (hay que aportar hidratos de carbono a la dieta), y tras hacer tiempo viendo en onda seis un telefilme no tan malo seguido de Inuyasha (serie de animación que no logro comprender pero que supera fácilmente a las cadenas rivales en su franja horaria), llamo a la vecina. Me da la libreta y sale conmigo a coger el correo de la comunidad. ¡Horror! Se ha dejado las llaves de su casa dentro. Me pide permiso para telefonear desde mi piso (por supuesto se lo doy, pero me horrorizo pensando en qué habría sucedido si en lugar de una mujer madura acostumbrada a memorizar números fuera una joven con toda su agenda en el móvil). La invito a tomar un café, que rechaza (¡Pero si a estas horas ya me he duchado! ¿Le habrá causado una impresión tan dura el estado de mi piso?). Esperará a su cuñada en el frío portal.
Aprovecho para actualizar la libreta en el cajero de Caja Madrid (nunca había actualizado una libreta, pero parece fácil); vuelvo al portal, la invito de nuevo a subir a mi piso, rechaza por segunda vez la oferta y nos dedicamos a hablar un rato, al cabo del cual subo nuevamente a mi piso. Son las siete menos algo, y la administración a la que tengo que llevar el correo y la cartilla actualizada abre hasta las siete y media. Me da tiempo a llegar, pero... es viernes, y casi todos los establecimientos cierran antes los viernes. Conviene telefonear. Efectivamente, salta el contestador. Bueno, qué se le va a hacer. El lunes, con más calma, llevaré los papeles.
(Por supuesto, como todos los días, también sucedió alguna cosa buena... pero estropearía el artículo si os la contara...)
En primer lugar, provocó un apagoncillo nocturno en mi casa, donde estoy usando un despertador eléctrico al que no le funciona la batería de protección contra apagones (no, no es que la pila esté agotada: ya probé a ponerle pilas nuevas). Gracias a que no me duché (lo haría, asqueado de mí mismo, a las dos de la tarde), llegué a tiempo para que no me pusieran un retraso, pero demasiado tarde como para realizar el examen que había programado.
En segundo lugar, ese viernes tenía que aprovechar mi temprana hora de salida para ir sin falta a un Caja Madrid a coger unos extractos de cuentas de la comunidad de la que soy propietario, pero el profesor de sociales me habló sobre los extraños justificantes de unos alumnos que previamente habían amenazado con no presentarse al examen y me vi obligado a llamarles a casa: perdí una hora en buscar los teléfonos, llamar a los teléfonos fijos, cambiar de despacho para poder llamar a los móviles y buscar números alternativos. No obtuve ninguna respuesta.
Salí pitando en un taxi y, después de hacer cola en el Caja Madrid, me encontré con que si intentaba pedir un extracto sin la cartilla (algo que yo, acostumbrado a usar cuentas corrientes en lugar de libretas, consideraba absolutamente normal), me cobraban. Como no se trataba de mi dinero sino del dinero de mis vecinos, fui a mi casa y llamé al vicepresidente. Él tampoco tenía la libreta. De hecho, recordaba, como yo, que cuando habíamos ido con el libro de actas al banco no nos habían dado libreta alguna.
¿Quién la tendría? El presidente anterior, "presidente de facto" puesto que, cuando hay que pedir una llave, ni Antonio ni yo solemos estar localizables. Él coge el correo de la comunidad, abre el cuarto de contadores a los distintos empleados, etcétera. Pero justo a esa hora estaba su piso vacío.
Así que llamé a la administradora, por si sonaba la flauta. Me dio media hora de plazo (retrasando con ello la ducha que necesitaba por momentos). Aproveché para hacer un par de cosillas (entre las que no entraba la corrección de 30 exámenes del otro grupo que había tenido ese viernes), volví a llamar, quedé en llamar a mi vecino por la tarde.
Después de ducharme y de comer un guiso improvisado de judía verde, cebolla, pechuga de pollo congelada y unas cuantas espirales (hay que aportar hidratos de carbono a la dieta), y tras hacer tiempo viendo en onda seis un telefilme no tan malo seguido de Inuyasha (serie de animación que no logro comprender pero que supera fácilmente a las cadenas rivales en su franja horaria), llamo a la vecina. Me da la libreta y sale conmigo a coger el correo de la comunidad. ¡Horror! Se ha dejado las llaves de su casa dentro. Me pide permiso para telefonear desde mi piso (por supuesto se lo doy, pero me horrorizo pensando en qué habría sucedido si en lugar de una mujer madura acostumbrada a memorizar números fuera una joven con toda su agenda en el móvil). La invito a tomar un café, que rechaza (¡Pero si a estas horas ya me he duchado! ¿Le habrá causado una impresión tan dura el estado de mi piso?). Esperará a su cuñada en el frío portal.
Aprovecho para actualizar la libreta en el cajero de Caja Madrid (nunca había actualizado una libreta, pero parece fácil); vuelvo al portal, la invito de nuevo a subir a mi piso, rechaza por segunda vez la oferta y nos dedicamos a hablar un rato, al cabo del cual subo nuevamente a mi piso. Son las siete menos algo, y la administración a la que tengo que llevar el correo y la cartilla actualizada abre hasta las siete y media. Me da tiempo a llegar, pero... es viernes, y casi todos los establecimientos cierran antes los viernes. Conviene telefonear. Efectivamente, salta el contestador. Bueno, qué se le va a hacer. El lunes, con más calma, llevaré los papeles.
(Por supuesto, como todos los días, también sucedió alguna cosa buena... pero estropearía el artículo si os la contara...)
¿Autorregulación publicitaria?
De todo lo que digo en el artículo anterior, se deduce que la autorregulación publicitaria no funciona ni ha funcionado nunca en España. Por tanto, alguien que tuviera un par de huevos y suficiente dinero para gastar podría demandar por publicidad engañosa al anunciante que ha programado los anuncios sobre dicha autorregulación. Desafortunadamente, me faltan lo uno y lo otro.
España es el reino del product placement.
Lo dice el Wall Street Journal ($$), en un artículo de pago reproducido íntegramente por el Pittsburgh Post Gazette y el Daily Report de Georgia que en España tradujo y comentó La Razón (periódico que, lamentablemente, se ha adherido a un sistema de archivo y consulta de ejemplares antiguos que hace muy difícil localizar el artículo en cuestión), y que también han comentado diversos blogs relativos a la publicidad televisiva:
España es el líder mundial en «product placement» o «publicidad encubierta».
Algo que destaca el Wall Street Journal es que el gobierno español ha mantenido una política de permisividad contra una práctica prohibida por la legislación comunitaria, y no sólo eso, sino que la ha llevado a extremos inauditos incluso en el reino de la publicidad, los Estados Unidos. Pero, como decía Súper Ratón, «no se vayan todavía, que aún hay más»: en el futuro, el gobierno no perseguirá esta práctica porque, como dijimos al comentar la nueva directiva sobre TV, la Unión Europea se ha rendido a la evidencia: Machacar al consumidor es rentable y no sólo de pan vive la industria audiovisual, sino de toda palabra que dice el publicista de turno.
En fin, que el gobierno de Izquierdas del PSOE está manteniendo, a pesar de sus múltiples frentes abiertos en incendiarias causas que a nadie le van ni le vienen, la misma política de «Pan y Circo» de sus predecesores: ¡con las esperanzas que nos dieron sus amenazas de cancelar concesiones a quienes vulnerasen las normas! Claro que entonces hablaban de la COPE. Es lo mismo que ocurre con la ley de partidos: a ver quién es el gracioso que la aplica a quienes convocaron manifestaciones a favor de Barrionuevo y Vera, esos dos grandes demócratas.
España es el líder mundial en «product placement» o «publicidad encubierta».
Algo que destaca el Wall Street Journal es que el gobierno español ha mantenido una política de permisividad contra una práctica prohibida por la legislación comunitaria, y no sólo eso, sino que la ha llevado a extremos inauditos incluso en el reino de la publicidad, los Estados Unidos. Pero, como decía Súper Ratón, «no se vayan todavía, que aún hay más»: en el futuro, el gobierno no perseguirá esta práctica porque, como dijimos al comentar la nueva directiva sobre TV, la Unión Europea se ha rendido a la evidencia: Machacar al consumidor es rentable y no sólo de pan vive la industria audiovisual, sino de toda palabra que dice el publicista de turno.
En fin, que el gobierno de Izquierdas del PSOE está manteniendo, a pesar de sus múltiples frentes abiertos en incendiarias causas que a nadie le van ni le vienen, la misma política de «Pan y Circo» de sus predecesores: ¡con las esperanzas que nos dieron sus amenazas de cancelar concesiones a quienes vulnerasen las normas! Claro que entonces hablaban de la COPE. Es lo mismo que ocurre con la ley de partidos: a ver quién es el gracioso que la aplica a quienes convocaron manifestaciones a favor de Barrionuevo y Vera, esos dos grandes demócratas.
jueves, 22 de febrero de 2007
Lo que me falta en Internet Explorer 7...
Cuando instalas un nuevo programa, te das cuenta rápidamente de las características nuevas. Sin embargo, tardas bastante en encontrar las características viejas que te han quitado.
En Windows XP, del que soy un usuario tardío, me costó bastante en descubrir que habían simplificado tanto los menús de seguridad para las carpetas que era inútil escribir sobre ello en el cursillo de seguridad informática para padres que estaba preparando. De hecho, prácticamente renuncié a escribir el cursillo cuando vi que esa característica, básica de Linux y existente en Windows NT y 2000, se había prácticamente relegado a la línea de comandos en el Windows XP.
Ahora en Explorer 7 acabo de ver que si mi vínculo para actualizar automáticamente todos los días el "cron" (conjunto de rutinas que se han de ejecutar todos los días) de la página apuntes.byethost3.com no funciona correctamente es porque Explorer 7 no permite crear links que se actualicen diariamente. Según Microsoft, el motor RSS de Explorer 7 ya realiza esa función... para las páginas que usan RSS, claro. Es decir, para los blogs, los diarios de internet y, en general, todas las páginas que usen algún tipo de CMS (motor de páginas web) que permita crear RSS. Pero no para las páginas personales que alguien se fabrique usando un programa de creación de páginas web, como Ms Word.
Y, por supuesto, tampoco podré (sin instalar soft de terceras personas, en mi caso wget para Windows) conseguir que mi ordenador descargue todo el contenido de una página web, o que acceda con una frecuencia preestablecida a un enlace que haga activarse al servidor.
Mmmm... Para una función útil que tenía explorer y no está en mozilla, van y se la cargan. ¡¡Serán tontos!!
En Windows XP, del que soy un usuario tardío, me costó bastante en descubrir que habían simplificado tanto los menús de seguridad para las carpetas que era inútil escribir sobre ello en el cursillo de seguridad informática para padres que estaba preparando. De hecho, prácticamente renuncié a escribir el cursillo cuando vi que esa característica, básica de Linux y existente en Windows NT y 2000, se había prácticamente relegado a la línea de comandos en el Windows XP.
Ahora en Explorer 7 acabo de ver que si mi vínculo para actualizar automáticamente todos los días el "cron" (conjunto de rutinas que se han de ejecutar todos los días) de la página apuntes.byethost3.com no funciona correctamente es porque Explorer 7 no permite crear links que se actualicen diariamente. Según Microsoft, el motor RSS de Explorer 7 ya realiza esa función... para las páginas que usan RSS, claro. Es decir, para los blogs, los diarios de internet y, en general, todas las páginas que usen algún tipo de CMS (motor de páginas web) que permita crear RSS. Pero no para las páginas personales que alguien se fabrique usando un programa de creación de páginas web, como Ms Word.
Y, por supuesto, tampoco podré (sin instalar soft de terceras personas, en mi caso wget para Windows) conseguir que mi ordenador descargue todo el contenido de una página web, o que acceda con una frecuencia preestablecida a un enlace que haga activarse al servidor.
Mmmm... Para una función útil que tenía explorer y no está en mozilla, van y se la cargan. ¡¡Serán tontos!!
miércoles, 21 de febrero de 2007
Varios informáticos
La tarjeta de sonido Realtek integrada en la placa base deja de funcionar
En los últimos días he experimentado un par de veces un extraño problema relacionado con mi chipset de sonido Realtek HD (0x10ec:0x882). Podía seguir oyendo los "sonidos del sistema" de windows ("exclamación" cuando había algún problema, "ding" cuando pulsaba en un botón cuando no debía, etcétera), pero las aplicaciones (mplayer, dxdiag, etc.) no podían acceder al sonido (no encontraban un dispositivo de sonido) y el apartado de multimedia del panel de control tampoco reconocía la tarjeta de sonido (es decir, desde el panel de control "sonidos de sistema" no podía hacer sonar esos sonidos del sistema que en otros lugares oía). El único programa que podía seguir manejando la tarjeta de sonido era el propio mezclador de Realtek, que incluye un par de tests de sonido.
¿Solución? Desinstalar y reinstalar, pero con un problema añadido: en las tarjetas realtek, después de reinstalar hay que indicar a la tarjeta qué conectores del ordenador utilizar para la salida de sonido.
¿Culpable? Tengo varios sospechosos. El primero es Pinnacle Media Center, con cuya configuración de sonido estuve jugando. El otro es WordPerfect 12 (sí, hay vida más allá de WP5.1), que usé el domingo por la noche (el lunes no funcionaba el sonido) y el lunes por la noche noche (el martes volvió a dejar de funcionar el sonido). Con ninguno de estos programas he conseguido reproducir el problema por tercera vez, pero tengo un tercer sospechoso: windows update. ¿Alguna pista?
Cotilleando con emule
Uno de mis vicios menos confesables consiste en recorrer la lista de usuarios de Emule y elegir la opción "ver archivos" en aquellos usuarios que lo permitan. Es una especie de insano voyeurismo, pero, teniendo en cuenta que emule desactiva por defecto la opción "permitir a otros usuarios que vean mis archivos", y teniendo en cuenta que hay otra opción para permitir que sólo los vean los amigos, he de suponer que si alguien deja que vea sus archivos es porque le apetece verlo. Además, en cualquier caso, siempre les quedará un mensaje en el log diciendo que les he visitado: si no les gustó que lo hiciera, que me escriban diciéndolo.
El caso es que, en mis visitas, encuentro cosas curiosas. Por ejemplo, ¿qué hacen la banda sonora de Heidi y un montón de cuentos infantiles junto a películas pornográficas cuyos títulos mencionan, en muchos casos, el incesto? Huy... eso me suena a Bagwell. Por otro lado, veo que hay gente que comparte C:\ (afortunadamente, no comparten las subcarpetas), ignorando que algunos programas (por ejemplo HP Director, usado para escanear) graban archivos sensibles (archivos temporales de fotos escaneadas) en dicha carpeta.
Todavía recuerdo un caso que leí en alguna parte (y ya os he contado en otra ocasión): alguien, en Japón, instaló un programa P2P en un ordenador de una base militar y lo configuró de forma que compartiera todos los directorios. Días después, un periódico publicaba un avance de unas maniobras militares sacado de dicho ordenador. ¡Si es que hay gente para todo!
sábado, 17 de febrero de 2007
Experiencias paranormales con la TDT
El receptor de TDT de la televisión del salón de mis padres es un modelo de gama baja, un TDT Sanyo TU-935 con firmware 10.6. Como el otro receptor de TDT que hay en el piso es un modelo para ordenador con antena propia, cada vez que tengo problemas en el del salón dudo si se deberán a la antena de la comunidad, que no tiene amplificados todos los canales (faltan los de la demarcación local: tmt/popular, 8madrid, etc.) o al propio aparato.
Digo esto porque a mediados de enero dejaron de funcionar los canales de RTVE en el receptor del salón. Durante un mes dudé si el problema se debería a la instalación comunitaria (quizá se había fundido uno de los amplificadores pero ninguno de los vecinos lo había notado, por no usar la TDT, o por no usar esos canales a través de ella). Pero como persistía el problema, decidí volver a sintonizar las emisoras de la frecuencia correspondiente a RTVE, 770000 kHz. Asunto arreglado.
Con el ordenador tuve una experiencia que quizá pueda servir para aclarar lo que había sucedido. En el ordenador uso dos programas de recepción de TDT: Pinnacle Mediacenter el que viene con mi receptora de TDT para ordenador, y Mediaportal un programa de código abierto que es el único programa alternativo al de Pinnacle que he comprobado que funciona con receptoras de dicha marca. Cuando instalé Mediaportal, me encontré con que para acelerar el proceso de búsqueda de canales se limitaba a listas cerradas que no incluían los canales de demarcación local. Por tanto, me vi obligado a buscar los datos de 8madrid (uno de mis canales favoritos: si no lo veis, pedid que os lo instalen) en un archivo de texto xml que había exportado desde Pinnacle Mediacenter. Pero el caso es que los datos no funcionaban. Finalmente, opté por ampliar el número de canales usados por el proceso de búsqueda (me llevó cosa de 5 minutos) y realicé de nuevo el proceso de búsqueda de canales (me llevó cosa de 5 días encontrar dónde estaba esa opción: Mediaportal no es nada intuitivo). Esta vez funcionó. Asombrado, miré los valores (PID y proveedor) correspondientes a 8madrid y comprobé que diferían de aquellos exportados desde Pinnacle.
Eso me lleva a suponer que cuando los valores de un canal cambian, se emite durante unos días algún tipo de señal avisando de ello al receptor. En el caso del receptor del salón, que ha estado apagado durante mucho tiempo, dicha señal de actualización no ha llegado a recibirse. Pero, efectivamente, los valores de TVE1 y TVE2 han cambiado: no sólo los nombres de los que ahora son «La 2» y «Clan TVE», sino el del proveedor de la señal y probablemente los PID.
Y digo yo, ¿por qué necesita cambiar los valores de configuración una emisora que lleva emitiendo algo más de un año? Misterios de la ciencia y la técnica.
Actualización (18/2/2007): Acabo de descubrir que con Pinnacle Mediacenter no veo TVE 1 ni TVE 2. Observando los valores de configuración de canales en Mediacenter y Media Portal, he comprobado que, efectivamente, han cambiado el ID de servicio y el TSID de uno y otro canal. Afortunadamente, Mediacenter puede actualizar rápidamente los valores... pero hay que decirle que lo haga:
Paso 1. Abrir MediaCenter Ajustes
Paso 2. Árbol "Canales\Editor"
Paso 3. Elegir el canal de TVE correspondiente (Estará dentro de "Todos los canales de TV"). Curiosamente, en esta pantalla se sintoniza bien el canal.
Paso 4. Botón Editar.
Paso 5. Botón "Actualizar" (es absolutamente imprescindible pulsar este botón, aunque se introduzcan manualmente los valores que aparecen más abajo).
Antes de pulsar "Cerrar", asegurémonos de que los ID de servicio y TSID sean los correctos (muestro los valores para Madrid):
TVE 1: ID Servicio 530, PMT Pid 100, TSID 1012, ONID 8916.
TVE 1: ID Servicio 531, PMT Pid 200, TSID 1012, ONID 8916.
Digo esto porque a mediados de enero dejaron de funcionar los canales de RTVE en el receptor del salón. Durante un mes dudé si el problema se debería a la instalación comunitaria (quizá se había fundido uno de los amplificadores pero ninguno de los vecinos lo había notado, por no usar la TDT, o por no usar esos canales a través de ella). Pero como persistía el problema, decidí volver a sintonizar las emisoras de la frecuencia correspondiente a RTVE, 770000 kHz. Asunto arreglado.
Con el ordenador tuve una experiencia que quizá pueda servir para aclarar lo que había sucedido. En el ordenador uso dos programas de recepción de TDT: Pinnacle Mediacenter el que viene con mi receptora de TDT para ordenador, y Mediaportal un programa de código abierto que es el único programa alternativo al de Pinnacle que he comprobado que funciona con receptoras de dicha marca. Cuando instalé Mediaportal, me encontré con que para acelerar el proceso de búsqueda de canales se limitaba a listas cerradas que no incluían los canales de demarcación local. Por tanto, me vi obligado a buscar los datos de 8madrid (uno de mis canales favoritos: si no lo veis, pedid que os lo instalen) en un archivo de texto xml que había exportado desde Pinnacle Mediacenter. Pero el caso es que los datos no funcionaban. Finalmente, opté por ampliar el número de canales usados por el proceso de búsqueda (me llevó cosa de 5 minutos) y realicé de nuevo el proceso de búsqueda de canales (me llevó cosa de 5 días encontrar dónde estaba esa opción: Mediaportal no es nada intuitivo). Esta vez funcionó. Asombrado, miré los valores (PID y proveedor) correspondientes a 8madrid y comprobé que diferían de aquellos exportados desde Pinnacle.
Eso me lleva a suponer que cuando los valores de un canal cambian, se emite durante unos días algún tipo de señal avisando de ello al receptor. En el caso del receptor del salón, que ha estado apagado durante mucho tiempo, dicha señal de actualización no ha llegado a recibirse. Pero, efectivamente, los valores de TVE1 y TVE2 han cambiado: no sólo los nombres de los que ahora son «La 2» y «Clan TVE», sino el del proveedor de la señal y probablemente los PID.
Y digo yo, ¿por qué necesita cambiar los valores de configuración una emisora que lleva emitiendo algo más de un año? Misterios de la ciencia y la técnica.
Actualización (18/2/2007): Acabo de descubrir que con Pinnacle Mediacenter no veo TVE 1 ni TVE 2. Observando los valores de configuración de canales en Mediacenter y Media Portal, he comprobado que, efectivamente, han cambiado el ID de servicio y el TSID de uno y otro canal. Afortunadamente, Mediacenter puede actualizar rápidamente los valores... pero hay que decirle que lo haga:
Paso 1. Abrir MediaCenter Ajustes
Paso 2. Árbol "Canales\Editor"
Paso 3. Elegir el canal de TVE correspondiente (Estará dentro de "Todos los canales de TV"). Curiosamente, en esta pantalla se sintoniza bien el canal.
Paso 4. Botón Editar.
Paso 5. Botón "Actualizar" (es absolutamente imprescindible pulsar este botón, aunque se introduzcan manualmente los valores que aparecen más abajo).
Antes de pulsar "Cerrar", asegurémonos de que los ID de servicio y TSID sean los correctos (muestro los valores para Madrid):
TVE 1: ID Servicio 530, PMT Pid 100, TSID 1012, ONID 8916.
TVE 1: ID Servicio 531, PMT Pid 200, TSID 1012, ONID 8916.
miércoles, 14 de febrero de 2007
El anonimato de Internet en las noticias
El diario hablado de Televisión Española afirmaba, este mediodía, que cierta asociación dedicada a la erradicación de las drogas se preocupa por la facilidad de obtener información en Internet, e incluso por las posibilidades que la Red de Redes ofrece al tráfico. Todo esto seguido de una serie de especulaciones sobre el mayor anonimato que ofrece internet.
La red no nos hace anónimos, sino todo lo contrario, a menos que consigamos un proveedor de anonimato situado en algún país reacio a colaborar con las autoridades occidentales (he oído casos sobre gente que usa ordenadores de Irán, por ejemplo). E incluso en esos casos, el gobierno puede preguntarse «¿Qué hace este tío hablando con un jodido ordenador iraní?» y sospechar de nosotros. No hace ni una semana, los mismos periodistas que hablan de anonimato contaban cómo la policía había detenido a unos pederastas que se comunicaban por la red. ¿Les valió de algo ese supuesto anonimato?
Las autoridades pueden pedir los registros de navegación al administrador del sitio web, al proveedor de "hosting" (el "posadero" que alberga la página) o al proveedor de acceso, e incluso sin pedir esos registros puede tener más datos.
Por poner un ejemplo, yo puedo saber (y cualquiera que consulte mi enlace sitemeter antes de 48 horas) que este extraño comentario ha sido dejado por un norteamericano, concretamente un cliente de RoadRunner residente en un municipio concreto de Nueva Jersey. ¿Qué no sabrá la policía?
Dejaos de ilusiones, chavalines. Si la policía no se dedica a perseguir a cada inútil que pone una oferta de drogas en una página fácilmente localizable por Google, es porque tiene cosas más importantes que hacer. Pero no os confiéis: en cuanto tengan tiempo irán por vosotros.
La red no nos hace anónimos, sino todo lo contrario, a menos que consigamos un proveedor de anonimato situado en algún país reacio a colaborar con las autoridades occidentales (he oído casos sobre gente que usa ordenadores de Irán, por ejemplo). E incluso en esos casos, el gobierno puede preguntarse «¿Qué hace este tío hablando con un jodido ordenador iraní?» y sospechar de nosotros. No hace ni una semana, los mismos periodistas que hablan de anonimato contaban cómo la policía había detenido a unos pederastas que se comunicaban por la red. ¿Les valió de algo ese supuesto anonimato?
Las autoridades pueden pedir los registros de navegación al administrador del sitio web, al proveedor de "hosting" (el "posadero" que alberga la página) o al proveedor de acceso, e incluso sin pedir esos registros puede tener más datos.
Por poner un ejemplo, yo puedo saber (y cualquiera que consulte mi enlace sitemeter antes de 48 horas) que este extraño comentario ha sido dejado por un norteamericano, concretamente un cliente de RoadRunner residente en un municipio concreto de Nueva Jersey. ¿Qué no sabrá la policía?
Dejaos de ilusiones, chavalines. Si la policía no se dedica a perseguir a cada inútil que pone una oferta de drogas en una página fácilmente localizable por Google, es porque tiene cosas más importantes que hacer. Pero no os confiéis: en cuanto tengan tiempo irán por vosotros.
martes, 13 de febrero de 2007
Estoy quemado
Estoy quemado. He tratado de poner remedio a la situación, pero he probado todos los métodos y la situación, en lugar de mejorar, se agrava por momentos. Hoy he llegado prácticamente al límite. Voy a aguantar —claro que aguantáré: las he pasado más putas— pero no sé cómo acabaré. De momento veo que cuanto más me quemo más me invade la desidia, que aumenta el problema pero mitiga en mí sus efectos. Y eso es lo que realmente me preocupa.
domingo, 11 de febrero de 2007
Vaya casualidad!!!
Decido probar el repertorio de televisiones en español de worldwidemedia y aterrizo en la única TV en español que aparece para Estados Unidos, una televisión "cristiana" que abro por curiosidad, suponiendo que será, como casi todas las cadenas de telepredicadores que hay por estos lares, de algún grupúsculo protestante que valore el proselitismo sobre todas las cosas. Pero no, la EWTN debe de ser católica, porque está saliendo en pantalla una iglesia del siglo XVI... Espera un momento... Esa iglesia me suena. ¡Pero si es la iglesia de Santiago, de Logroño! He aterrizado en el capítulo dedicado al recorrido por Navarra y La Rioja de una serie sobre el Camino de Santiago. Ante mis ojos van pasando Clavijo, Nájera... Mmm, si no estuviera tan torpe, sacaría una captura de pantalla para tener pruebas... Riojanicos, os conocen hasta en los Estados Unidos!!!
sábado, 10 de febrero de 2007
Los carnavales y las leyes contra el ruido, en el programa del Boris
Boris Izaguirre y Ana Siñeriz, esos dos grandes intelectuales que ha dado la raza hispánica al mundo, debatían ayer en Cuatro sobre un caso curioso: un grupo de vecinos que han protestado, ley en mano, contra los ruidosos carnavales canarios, y a los que un juez ha dado la razón.
No entraré en polémica sobre si el interés particular ha de rendirse ante el general (los carnavales atraen numerosos visitantes hacia las Islas Afortunadas), ni sobre si el Carnaval es transgresión y, por tanto, también transgresión contra las leyes (también las fiestas de los pueblos son transgresoras, pero hace ya unos años que no permiten que en Nalda se decapiten gallos vivos). Me limitaré a hacer una observación sobre un detalle que muestra hasta qué punto la Siñeriz (la gramática permite ese la delante de los patronímicos femeninos) y el otro sabio se dedican a hablar sobre asuntos de los que no tienen ni idea.
A lo largo del acalorado debate, se comienza a discutir sobre si los 50 decibelios que exige el juez son una medida draconiana. Entonces, alguien envía un mensaje al programa: «El silencio produce 40 decibelios». Siñeriz e Izaguirre deciden comprobarlo y se callan (lo cual se agradece), y después los técnicos de Cuatro se apresuran a comprobarlo, con un equipamiento que, obviamente, no está pensado para medir el ruido, sino la intensidad de la señal de entrada a los equipos de grabación, amplificadores de por medio. Es cierto que 40 decibelios son el «ruido silencios» de una biblioteca, pero una biblioteca llena de gente, con el pequeño ruido producido por los susurros, la gente que coloca y deja los libros, etcétera. Más interesante es que 50 decibelios son el límite legal de ruido que tiene que escucharse en el dormitorio de la vivienda situada encima de un bar (dentro del bar en sí habría unos 80 decibelios). Sospecho que a Boris, que seguramente tenga algún bar o se dedique a promocionar alguno, le interesaría conocer este dato. También le interesaría, seguramente, releer la sentencia, pues es probable que en ella ese límite de 50 dB se refiera al dormitorio, no a la calle.
¿Por qué medir el ruido en el dormitorio? Por algo que parece haber escapado al entendimiento de los dos tertulianos. Normalmente, quien se queja del ruido es quien está intentando dormir mientras nosotros molestamos. Pues aunque nosotros estemos de fiesta, hay gente que trabaja al día siguiente.
No entraré en polémica sobre si el interés particular ha de rendirse ante el general (los carnavales atraen numerosos visitantes hacia las Islas Afortunadas), ni sobre si el Carnaval es transgresión y, por tanto, también transgresión contra las leyes (también las fiestas de los pueblos son transgresoras, pero hace ya unos años que no permiten que en Nalda se decapiten gallos vivos). Me limitaré a hacer una observación sobre un detalle que muestra hasta qué punto la Siñeriz (la gramática permite ese la delante de los patronímicos femeninos) y el otro sabio se dedican a hablar sobre asuntos de los que no tienen ni idea.
A lo largo del acalorado debate, se comienza a discutir sobre si los 50 decibelios que exige el juez son una medida draconiana. Entonces, alguien envía un mensaje al programa: «El silencio produce 40 decibelios». Siñeriz e Izaguirre deciden comprobarlo y se callan (lo cual se agradece), y después los técnicos de Cuatro se apresuran a comprobarlo, con un equipamiento que, obviamente, no está pensado para medir el ruido, sino la intensidad de la señal de entrada a los equipos de grabación, amplificadores de por medio. Es cierto que 40 decibelios son el «ruido silencios» de una biblioteca, pero una biblioteca llena de gente, con el pequeño ruido producido por los susurros, la gente que coloca y deja los libros, etcétera. Más interesante es que 50 decibelios son el límite legal de ruido que tiene que escucharse en el dormitorio de la vivienda situada encima de un bar (dentro del bar en sí habría unos 80 decibelios). Sospecho que a Boris, que seguramente tenga algún bar o se dedique a promocionar alguno, le interesaría conocer este dato. También le interesaría, seguramente, releer la sentencia, pues es probable que en ella ese límite de 50 dB se refiera al dormitorio, no a la calle.
¿Por qué medir el ruido en el dormitorio? Por algo que parece haber escapado al entendimiento de los dos tertulianos. Normalmente, quien se queja del ruido es quien está intentando dormir mientras nosotros molestamos. Pues aunque nosotros estemos de fiesta, hay gente que trabaja al día siguiente.
martes, 6 de febrero de 2007
Ventajas de la escritura
Una de las grandes ventajas de la escritura frente al lenguaje oral es que es menos inmediata. El emisor, al menos aquel que ha sido sometido a una cierta educación y no ha quedado tonto después, se ve forzado a reflexionar sobre las palabras con que manchará el papel. Es cierto que la ventaja anterior se pierde en los SMS y otros mensajes en que la dificultad material o la situación nos fuerzan a la velocidad y el descuido, pero, aun así, podemos considerar que se superpone a todo acto de escritura.
¿Y qué tiene de bueno reflexionar sobre lo que se va a escribir? Pongamos un ejemplo. Camino hacia mi casa el sábado pasado, dando un rodeo a causa de un grupo de gentes (banderas rojigualdas; sólo una con los colores de bolívar) que protestan menos por la muerte de un par de ecuatorianos (idos a vuestra casa, dijeron muchos de ellos hace tan sólo una semana en Alcorcón) que por la política, hasta el año pasado dialogante, del gobierno de la Madre Patria. Gallegos y cachupines es lo que tenemos, que no hay quien nos entienda. Obviamente, me caerían bien si no estuvieran estorbando mi paso, pero esa es otra cuestión. El caso es que escucho cómo una serie de oradores comienzan a proclamar desaforados sofismas tales como «no se puede hablar de paz porque esto no es una guerra» y otros similares, que atraen mi atención por defecto profesional de filólogo. Podría escribir algo sobre ello en mi bitácora, me digo.
Gracias a que no estoy tan loco como para escribir caminando, tengo tiempo de meditar sobre ello. Dejo el asunto macerar en mi mente hasta que llegue el momento de escribir sobre ello. Y el caso es que, cuando la ocasión se presenta, hay cientos de asuntos más importantes en mi mente, gracias a lo cual no escribo un artículo que pueda herir susceptibilidades. Bueno..., quizá lo haya hecho a pesar de todo. Pero, al menos, no me he dedicado a parodiar la pobreza oratoria que se da en uno y otro bando de la sociedad española (un Estudio de las Incorrecciones Ortográficas y Gramaticales en las Comunicaciones Institucionales de la Administración Española sería bonito tema de tesis, pero ¡tan fatigoso!). Así que puedo decir que es una ventaja que la escritura obligue a reflexionar —y la escritura en los blog, tan propensa a las faltas ortográficas, a releer.
¿Y qué tiene de bueno reflexionar sobre lo que se va a escribir? Pongamos un ejemplo. Camino hacia mi casa el sábado pasado, dando un rodeo a causa de un grupo de gentes (banderas rojigualdas; sólo una con los colores de bolívar) que protestan menos por la muerte de un par de ecuatorianos (idos a vuestra casa, dijeron muchos de ellos hace tan sólo una semana en Alcorcón) que por la política, hasta el año pasado dialogante, del gobierno de la Madre Patria. Gallegos y cachupines es lo que tenemos, que no hay quien nos entienda. Obviamente, me caerían bien si no estuvieran estorbando mi paso, pero esa es otra cuestión. El caso es que escucho cómo una serie de oradores comienzan a proclamar desaforados sofismas tales como «no se puede hablar de paz porque esto no es una guerra» y otros similares, que atraen mi atención por defecto profesional de filólogo. Podría escribir algo sobre ello en mi bitácora, me digo.
Gracias a que no estoy tan loco como para escribir caminando, tengo tiempo de meditar sobre ello. Dejo el asunto macerar en mi mente hasta que llegue el momento de escribir sobre ello. Y el caso es que, cuando la ocasión se presenta, hay cientos de asuntos más importantes en mi mente, gracias a lo cual no escribo un artículo que pueda herir susceptibilidades. Bueno..., quizá lo haya hecho a pesar de todo. Pero, al menos, no me he dedicado a parodiar la pobreza oratoria que se da en uno y otro bando de la sociedad española (un Estudio de las Incorrecciones Ortográficas y Gramaticales en las Comunicaciones Institucionales de la Administración Española sería bonito tema de tesis, pero ¡tan fatigoso!). Así que puedo decir que es una ventaja que la escritura obligue a reflexionar —y la escritura en los blog, tan propensa a las faltas ortográficas, a releer.
jueves, 1 de febrero de 2007
Aprovechando el apagón voluntario convocado para esta tarde, quería tratar de evitar el ocio electrónico. Media hora de lectura y una hora de siesta después de mi decisión, aquí estoy de nuevo.
En la tele un hombre asegura, casi a gritos «España no piensa en digital, piensa en analógico». El hombre que lo dice no debe tener ni idea. En primer lugar, digital no es sinónimo necesario de telecomunicaciones; en segundo, ¿qué puede haber más digital que un país en que estás conmigo o estás contra mí? La gracia de la tecnología digital está, precisamente, en que se basa en elementos para los que sólo existe uno o cero; blanco o negro; Madrid o Barça; populares o socialistas. Toda la zona gris es eliminada; gracias a ello, la compañía telefónica puede asegurar la integridad de los datos que llegan del emisor al receptor. Ojalá, por un día, pensásemos, de verdad, en analógico.
Magnífico el dilema ético planteado por esa mujer dedicada toda su vida a cuidar de una madre que murió centenaria, y ahora madre a su vez a una edad tardía. Conozco mujeres que han sufrido como ella la obligación de convertirse en criadas de su parentela anciana, y puedo imaginar cómo se llega a concebir la muerte como un descanso cuando de cien años (el caso que conozco fue la hija casi centenaria de una mujer que superó ampliamente los cien) se han vivido sesenta cuidando, con devoción pero con fatiga, de quien primero nos cuidó a nosotros. Es lógico que se acaricie la idea de tener unos hijos que cumplan esa obligación o que al menos llenen el hueco dejado por el anciano tutelado. Pero ofrecer a los propios hijos, desde la concepción, una triste perspectiva de la orfandad y la miseria es un precio demasiado alto.
Según Scenta News (la noticia es luego recogida por GameDev.net), una universidad británica ha decidido desarrollar un creador de juegos, llamado "Adventure Author", con la esperanza de que sirva para mejorar las habilidades narrativas de los niños y preadolescentes de 10 a 14 años.
Como trasfondo de la idea está la certeza de los problemas de comprensión lectora de los alumnos, que anima a los profesores a tratar de trabajar la narración desde otros puntos de vista (cómic, vídeo y ahora videojuego). La generalización del uso de ordenadores y la publicación de herramientas de creación de videojuegos cada vez más sencillas (como el creador de escenarios de Neverwinter Nights) hacen que el desarrollo de la narración a través del videojuego de rol sea incluso más fácil que la utilización del vídeo.
Sin embargo, experiencias de campo recogidas en los propios artículos del grupo de investigación muestran que los niños creadores de videojuegos de rol no se centran en el rol (creación de personajes y, por tanto, de historias y diálogos que los interrelacionen), sino en el combate (cualquiera que haya jugado a D&D en su niñez, antes de cambiar a juegos de rol de lápiz y papel más sofisticados, sabría esto, pero los autores no parecen haberse apercibido de ello). Por tanto, el grupo de investigación decidió crear un sistema de creación de juegos que fuerce a los jugadores a escribir diálogos e historias.
(Exceptuando el final del último artículo, esta entrada se redactó el 1/2/2007, aunque luego un fallo de blogger impidiera su publicación. Por eso las referencias al "apagón voluntario".)
* * *
En la tele un hombre asegura, casi a gritos «España no piensa en digital, piensa en analógico». El hombre que lo dice no debe tener ni idea. En primer lugar, digital no es sinónimo necesario de telecomunicaciones; en segundo, ¿qué puede haber más digital que un país en que estás conmigo o estás contra mí? La gracia de la tecnología digital está, precisamente, en que se basa en elementos para los que sólo existe uno o cero; blanco o negro; Madrid o Barça; populares o socialistas. Toda la zona gris es eliminada; gracias a ello, la compañía telefónica puede asegurar la integridad de los datos que llegan del emisor al receptor. Ojalá, por un día, pensásemos, de verdad, en analógico.
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Magnífico el dilema ético planteado por esa mujer dedicada toda su vida a cuidar de una madre que murió centenaria, y ahora madre a su vez a una edad tardía. Conozco mujeres que han sufrido como ella la obligación de convertirse en criadas de su parentela anciana, y puedo imaginar cómo se llega a concebir la muerte como un descanso cuando de cien años (el caso que conozco fue la hija casi centenaria de una mujer que superó ampliamente los cien) se han vivido sesenta cuidando, con devoción pero con fatiga, de quien primero nos cuidó a nosotros. Es lógico que se acaricie la idea de tener unos hijos que cumplan esa obligación o que al menos llenen el hueco dejado por el anciano tutelado. Pero ofrecer a los propios hijos, desde la concepción, una triste perspectiva de la orfandad y la miseria es un precio demasiado alto.
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Según Scenta News (la noticia es luego recogida por GameDev.net), una universidad británica ha decidido desarrollar un creador de juegos, llamado "Adventure Author", con la esperanza de que sirva para mejorar las habilidades narrativas de los niños y preadolescentes de 10 a 14 años.
Como trasfondo de la idea está la certeza de los problemas de comprensión lectora de los alumnos, que anima a los profesores a tratar de trabajar la narración desde otros puntos de vista (cómic, vídeo y ahora videojuego). La generalización del uso de ordenadores y la publicación de herramientas de creación de videojuegos cada vez más sencillas (como el creador de escenarios de Neverwinter Nights) hacen que el desarrollo de la narración a través del videojuego de rol sea incluso más fácil que la utilización del vídeo.
Sin embargo, experiencias de campo recogidas en los propios artículos del grupo de investigación muestran que los niños creadores de videojuegos de rol no se centran en el rol (creación de personajes y, por tanto, de historias y diálogos que los interrelacionen), sino en el combate (cualquiera que haya jugado a D&D en su niñez, antes de cambiar a juegos de rol de lápiz y papel más sofisticados, sabría esto, pero los autores no parecen haberse apercibido de ello). Por tanto, el grupo de investigación decidió crear un sistema de creación de juegos que fuerce a los jugadores a escribir diálogos e historias.
(Exceptuando el final del último artículo, esta entrada se redactó el 1/2/2007, aunque luego un fallo de blogger impidiera su publicación. Por eso las referencias al "apagón voluntario".)