Estoy quemado. He tratado de poner remedio a la situación, pero he probado todos los métodos y la situación, en lugar de mejorar, se agrava por momentos. Hoy he llegado prácticamente al límite. Voy a aguantar —claro que aguantáré: las he pasado más putas— pero no sé cómo acabaré. De momento veo que cuanto más me quemo más me invade la desidia, que aumenta el problema pero mitiga en mí sus efectos. Y eso es lo que realmente me preocupa.
Ánimo maestro!!!
ResponderEliminarUn beso gordo.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarSi se debe a la profesión que compartimos y que cada vez se nos hace más incomportable, ¿qué puedo decir? Así nos va a todos o a la mayoría, aunque me puedan decir aquello de: «mal de muchos, consuelo de tontos». Ánimo.
ResponderEliminarAgradezco sinceramente todas estas muestras de afecto que, además, me sirven para comprobar que aunque no dejáis comentarios, seguís pasándoos por aquí de vez en cuando.
ResponderEliminar