Con una mahou y un par de amigos
y un paquete de lucky y quizá
con un fondo de música ratonera
podría alcanzar la inspiración
Pero es de día y no estan mis amigos
y no fumo y oigo radio tres
así que tendré que bajar sin dilación
al chino para comprar una litrona.
Páginas especiales
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sábado, 27 de marzo de 2010
martes, 23 de marzo de 2010
Sanidades...
Mientras nuestro presidente negociaba con las comunidades autónomas un recorte en el gasto sanitario, allende los mares se tomaba el camino contrario: ofrecer a los ciudadanos estadounidenses el disfrute efectivo del derecho 25 de la Declaración Universal suscrita por un organismo que, curiosamente, tiene su sede en Nueva York. Y es que sorprende una mentalidad tan cerrada que, del mismo modo que premia al empresario exitoso por su esfuerzo (del que, evidentemente, "tiene la culpa"), culpabiliza sin embargo al enfermo de su propia enfermedad, incluso en los casos en que ésta se debe a causas evidentemente ambientales y ajenas a los propios enfermos (el caso de los héroes del 11-S, con el cuerpo intoxicado por las dioxinas, es estremecedor). Tanto que ha sido necesario reducir el plan del presidente Obama a un seguro privado obligatorio parecido al de los automovilistas, algo que en Europa nos parecería una concesión impensable al liberalismo, y que, sin embargo, allá huele a marxismo.
Esperemos que con el incremento de los clientes de seguros, el astronómico precio de éstos se vea reducido. Esperemos también que éstos paguen cada vez una mayor cuota del precio de hospitalización (que el seguro privado pague el hospital y un extra para gastos, como aquí, supongo que les sonará a chino). Y esperemos que el americano medio comprenda, por fin, que a veces ser solidario no es una concesión sino un buen negocio: incluso una inversión.
"No somos una nación que haga lo fácil: somos una nación que se enfrenta a lo difícil"
Bravo, Obama. Muchos ciudadanos no lo saben todavía, pero te lo agradecerán en el futuro.
Esperemos que con el incremento de los clientes de seguros, el astronómico precio de éstos se vea reducido. Esperemos también que éstos paguen cada vez una mayor cuota del precio de hospitalización (que el seguro privado pague el hospital y un extra para gastos, como aquí, supongo que les sonará a chino). Y esperemos que el americano medio comprenda, por fin, que a veces ser solidario no es una concesión sino un buen negocio: incluso una inversión.
"No somos una nación que haga lo fácil: somos una nación que se enfrenta a lo difícil"
Bravo, Obama. Muchos ciudadanos no lo saben todavía, pero te lo agradecerán en el futuro.
lunes, 22 de marzo de 2010
Pellízcame, debo de estar soñando.
¿Quién no ha tenido alguna vez la sensación de estar soñando? La dificultad de distinguir entre la realidad y el sueño ha inspirado obras de arte muy variadas (desde La Vida es sueño hasta Ubik), pero también ha influido en la existencia de corrientes filosóficas como el solipsismo, la creencia en la vanidad del mundo, que se desintegrará con nosotros cuando muramos.
Y es que es difícil distinguir la realidad del sueño. Las palabras "pellízcame, estoy soñando" que aparecen en las películas americanas no parecen ofrecer un buen método para sustraerse al poder de morfeo. Tampoco parece ser buen método el empleado por Segismundo: lanzar al vacío a un criado, y comprobar después si alguien le acusa de su muerte. Ubik (y las películas inspiradas por esta novela) nos sugiere un método: comprobar que la realidad sea coherente. El problema es que mientras permanecemos dentro del sueño no solemos percibir dicha incoherencia, que, sin embargo, al despertar nos parecerá evidente.
Visitando las otras webs del autor de la tira ecol, me encontré con un artículo sobre los sueños lúcidos donde se dice algo muy interesante: los psicólogos han estudiado y clasificado las diversas maneras de descubrir si uno está despierto o soñando. ¿Para qué? Para que, practicándolas obsesivamente, logremos introducirlas en nuestros sueños hasta lograr lo que se denominan "sueños lúcidos", sueños en los que el durmiente despierta y asume el control. Aquí va una pequeña lista. Y no, la prueba de pellizcarse no está incluida.
Estamos en un sueño si...
Podéis encontrar una descripción detallada de cada una de estas condiciones en la página de Javier Malonda antes citada. Personalmente, me llama la atención que no aparezca esa que todos aprendemos de pequeños: "Estamos en un sueño si, varias veces después de ir al servicio, seguimos teniendo ganas de orinar, o, lo que es peor, nos despertamos empapados"
Y es que es difícil distinguir la realidad del sueño. Las palabras "pellízcame, estoy soñando" que aparecen en las películas americanas no parecen ofrecer un buen método para sustraerse al poder de morfeo. Tampoco parece ser buen método el empleado por Segismundo: lanzar al vacío a un criado, y comprobar después si alguien le acusa de su muerte. Ubik (y las películas inspiradas por esta novela) nos sugiere un método: comprobar que la realidad sea coherente. El problema es que mientras permanecemos dentro del sueño no solemos percibir dicha incoherencia, que, sin embargo, al despertar nos parecerá evidente.
Visitando las otras webs del autor de la tira ecol, me encontré con un artículo sobre los sueños lúcidos donde se dice algo muy interesante: los psicólogos han estudiado y clasificado las diversas maneras de descubrir si uno está despierto o soñando. ¿Para qué? Para que, practicándolas obsesivamente, logremos introducirlas en nuestros sueños hasta lograr lo que se denominan "sueños lúcidos", sueños en los que el durmiente despierta y asume el control. Aquí va una pequeña lista. Y no, la prueba de pellizcarse no está incluida.
Estamos en un sueño si...
- Podemos respirar con nariz y boca tapadas.
- Nuestro reflejo en un espejo no coincide completamente con nuestro reflejo real.
- Nos encontramos en una situación extraña y no podemos decir cómo hemos llegado a ella.
- Tenemos más de cinco dedos.
- Los carteles cambian cada vez que los leemos.
- Al mirar el reloj dos veces consecutivas, la hora no coincide.
- La luz sigue encendida por más que pulsemos el interruptor.
- Poseemos "poderes psíquicos".
- Los bordes de los objetos son borrosos o están mal definidos.
Podéis encontrar una descripción detallada de cada una de estas condiciones en la página de Javier Malonda antes citada. Personalmente, me llama la atención que no aparezca esa que todos aprendemos de pequeños: "Estamos en un sueño si, varias veces después de ir al servicio, seguimos teniendo ganas de orinar, o, lo que es peor, nos despertamos empapados"
lunes, 15 de marzo de 2010
La tía Tula (reseña dejada en google books)
En mi instituto tenemos la costumbre de hacer que los alumnos de cuarto de la ESO lean "clásicos" del siglo XIX y XX relacionados con la época de la literatura que están estudiando. Normalmente, cada trimestre hay un libro asequible, común para todos, y otro a elegir entre varios de distintas dificultades.
Entre los libros a elegir de estre trimestre había dos de Unamuno, y como soy un chico poco aplicado dejé su lectura para el final, de forma que (al igual que mis alumos) los he leído este fin de semana. Ahora que ya han hecho su examen, he dejado en mi página de Google Books una breve reseña de La tía Tula que podéis leer también bajo estas líneas.
Entre los libros a elegir de estre trimestre había dos de Unamuno, y como soy un chico poco aplicado dejé su lectura para el final, de forma que (al igual que mis alumos) los he leído este fin de semana. Ahora que ya han hecho su examen, he dejado en mi página de Google Books una breve reseña de La tía Tula que podéis leer también bajo estas líneas.
La tía Tula es uno de los libros más leídos de Miguel de Unamuno, quizá más que "Niebla" o "San Manuel Bueno, Mártir", a pesar de que (o quizá gracias a que) los anteriores suelen ser lecturas ...
Más recomendadas en los planes de lectura. El propio Unamuno achacaba su éxito a la existencia de una legión de mujeres lectoras que se identificaban con la protagonista; en los tiempos actuales, sería más complicado atribuir su éxito a dicha circunstancia.
El tema es muy curioso: una mujer no duda en que sacrificar su sexualidad a cambio de criar los hijos de su hermana, a pesar de que tiene pretendientes en su juventud, y a pesar de que también se le ofrece la posibilidad de convertirse en esposa legítima del padre de sus sobrinos. Tula, movida por una extraña frigidez que es más bien rechazo al macho, se quedará soltera, pero, como ella dice, no "para vestir santos", sino para vestir niños.
Esta defensa de la mujer soltera es muy revolucionaria para su época, pero ha quedado muy anticuada hoy en día. ¿Qué mujer (o qué hombre) renunciaría a su vida de pareja a cambio de criar a unos niños que no serán sus herederos biológicos, aunque sean sus herederos espirituales? Sin embargo, el libro se puede leer aceptando la convención de ficcionalidad y situándose en el corazón de una mujer que realiza tan extraña elección. Eso nos permite leer la obra como una magistral pintura de personajes, aunque centrada (como casi siempre sucede en el catedrático de Salamanca) en un solo aspecto de la personalidad.
Y es curioso que, en mi caso, la lectura de este libro haya coincidido con la de "Cinco horas con Mario", otra descripción de la personalidad femenina, muy posterior, y trazada en dirección opuesta. Todo lo que hay de vitalidad en la obra del recientemente fallecido Delibes es aquí tipo, figura, o acción. Y, sin embargo, la mujer de Unamuno es mucho más vital que la del vallisoletano.
viernes, 12 de marzo de 2010
Delibes...
Justo cuando me da por releer "Cinco horas con Mario", me entero de la muerte de Delibes, maestro de ese estilo llano del que suele nacer la mejor prosa castellana.
(*) La cita bíblica es de Ezequiel 24, 15
Hijo de hombre, voy a quitarte de repente lo que hace tus delicias, pero no te lamentes ni llores, no derrames una lágrima. Suspira en silencio sin llevar luto por el muerto; ponte el turbante en la cabeza y calza tus pies, no te cubras el rostro ni comas el pan del duelo(*) y no es por dármelas de adivina, Mario, pero cuando murió tu madre y te vi tan campante, como si nada, me di cuenta del orgullo que te recome. Y la pánfila de Esther todavía: "tu marido tiene una gran dignidad en el dolor" [...] Dignidad en el dolor, ¿qué te parece? También son ganas de trabucarlo todo.
(*) La cita bíblica es de Ezequiel 24, 15
jueves, 11 de marzo de 2010
Seis años
A veces pienso que con el diálogo no se arreglan los problemas,
y que hay que recurrir siempre a la violencia.
Rezad por que encuentre el buen camino.
y que hay que recurrir siempre a la violencia.
Rezad por que encuentre el buen camino.
martes, 9 de marzo de 2010
Violencia
Escribo estas entradas de manera programada, así que a la hora de escribirlas ignoro si la entrada anterior habrá suscitado reacciones. Supongo que sí, pero quiero seguir con el tema.
Lo que realmente se conmemora es la libertad de las mujeres, más que su igualdad. La igualdad, a mi modo de ver, no es sino un punto de partida para poder disfrutar realmente de esa libertad que la sociedad actual ofrece: libertad para trabajar, libertad para pensar, libertad para hablar, libertad para circular, libertad para disponer del propio cuerpo.
Durante siglos, la libertad fue cosa de hombres —obviamente, no de todos los hombres, ni de los que en principio nos parecerían más libres—. Sólo a principios del siglo XX estuvo occidente maduro para que comenzara a cambiar la situación. Y es cierto que quedan cosas que hacer, pero también lo es que se ha cambiado mucho.
Y, sin embargo, todavía quedan quienes tratan a la mujer como a un animal. Sigue habiendo quienes, desde el andamio o en un corro de machos en celo, arrojan soeces comentarios e incluso llegan a justificar la violación con argumentos salidos de la testosterona. Sigue habiendo quienes (previo viaje al extranjero o sin necesidad de él) casan a sus hijas antes de que éstas tengan edad para imponer su criterio. Y hay quienes humillan, con la violencia física, pero también con la psicológica, en lo que unas veces es un trabajo de erosión, gota a gota creando un surco de desprecio, y otras una explosión de brutalidad incontenida.
No sé si realmente habría que hablar en estos casos de violencia contra las mujeres. Es violencia del que se cree fuerte contra el que se cree débil. El pulcro caballero de la corbata que dedica unas palabras obscenas a la mujer que acaba de abandonar su despacho insonorizado, dedicará similares pensamientos a sus subalternos o amigos. Quien golpea a escondidas a su mujer, usará la misma violencia en las mismas condiciones de poder y anonimato. Por eso es tan importante la denuncia.
Porque la denuncia hace libres a esas mujeres. Libres del grillete impuesto por quien cree que debe decidir por ellas.
Lo que realmente se conmemora es la libertad de las mujeres, más que su igualdad. La igualdad, a mi modo de ver, no es sino un punto de partida para poder disfrutar realmente de esa libertad que la sociedad actual ofrece: libertad para trabajar, libertad para pensar, libertad para hablar, libertad para circular, libertad para disponer del propio cuerpo.
Durante siglos, la libertad fue cosa de hombres —obviamente, no de todos los hombres, ni de los que en principio nos parecerían más libres—. Sólo a principios del siglo XX estuvo occidente maduro para que comenzara a cambiar la situación. Y es cierto que quedan cosas que hacer, pero también lo es que se ha cambiado mucho.
Y, sin embargo, todavía quedan quienes tratan a la mujer como a un animal. Sigue habiendo quienes, desde el andamio o en un corro de machos en celo, arrojan soeces comentarios e incluso llegan a justificar la violación con argumentos salidos de la testosterona. Sigue habiendo quienes (previo viaje al extranjero o sin necesidad de él) casan a sus hijas antes de que éstas tengan edad para imponer su criterio. Y hay quienes humillan, con la violencia física, pero también con la psicológica, en lo que unas veces es un trabajo de erosión, gota a gota creando un surco de desprecio, y otras una explosión de brutalidad incontenida.
No sé si realmente habría que hablar en estos casos de violencia contra las mujeres. Es violencia del que se cree fuerte contra el que se cree débil. El pulcro caballero de la corbata que dedica unas palabras obscenas a la mujer que acaba de abandonar su despacho insonorizado, dedicará similares pensamientos a sus subalternos o amigos. Quien golpea a escondidas a su mujer, usará la misma violencia en las mismas condiciones de poder y anonimato. Por eso es tan importante la denuncia.
Porque la denuncia hace libres a esas mujeres. Libres del grillete impuesto por quien cree que debe decidir por ellas.
lunes, 8 de marzo de 2010
Día de la mujer trabajadora - Trabajo femenino (y masculino)
Que este día se dedique a la mujer trabajadora tiene algo de engaño. Lo que ha conquistado la mujer (donde ha conquistado algo, y sabiendo que todavía hay que dudar si entre ese territorio se encuentra España) es otra cosa. Trabajar, lo que se dice trabajar (es decir: sufrir —la palabra española es fiel a la biblia en equiparar labor y tripalium) siempre ha trabajado. Como muestran los datos de países del tercer mundo en que sigue el esquema social del siglo XIX, la mujer es y ha sido mano de obra barata en el campo, en la fábrica, en el mercado y en casa: otra cosa es que alguna vez se le haya pagado por ello.
No celebramos el trabajo femenino, sino la liberación de la mujer. El trabajo es una pequeña esclavitud; pero el salario (ese salario que tradicionalmente ingresó el padre o el marido) permite una cierta independencia: la sensación de que en caso de ruptura se poseerán medios para iniciar una nueva vida.
Supongo que las feministas me apalearán por lo que voy a decir, pero la idea occidental del trabajo femenino es una idea burguesa (y, como bien dijo Marx, son las ideas del grupo dominante las que quedan para el recuerdo). Pongamos, por ejemplo, un personaje galdosiano: Tristana. Muchos hacen una lectura feminista de la novela homónima y consideran que en ella se defiende la independencia de la mujer. Pero ¿qué independencia?
Las profesiones que se propone desempeñar la protagonista son empleos burgueses, como el de maestra. En ningún momento se le ocurre servir, o vender en la plaza (profesiones ambas que aparecen en esta y otras novelas del mismo autor). ¿Trabajar en la tabacalera, como los personajes de la Pardo Bazán? Ni pensarlo. El problema es que se busca un oficio decente.
Valiente problema el de la decencia, pues hay trabajos que parecen decentes pero no lo son tanto: ¿Es decente atender llamadas? ¿Es decente conducir un taxi? ¿Es decente ser periodista? ¿Es decente trabajar en la banca? Tripalium, todo tripalium. Lo decente, lo verdaderamente decente, es —sigue siendo— tener un capital y ponerlo a trabajar, mientras se nos llena la boca con grandes palabras sobre el mal estado de la economía y la pereza de los asalariados. Pero eso, lamentablemente, queda demasiado lejos de nuestro alcance. Del de los hombres, y del de las mujeres.
No celebramos el trabajo femenino, sino la liberación de la mujer. El trabajo es una pequeña esclavitud; pero el salario (ese salario que tradicionalmente ingresó el padre o el marido) permite una cierta independencia: la sensación de que en caso de ruptura se poseerán medios para iniciar una nueva vida.
Supongo que las feministas me apalearán por lo que voy a decir, pero la idea occidental del trabajo femenino es una idea burguesa (y, como bien dijo Marx, son las ideas del grupo dominante las que quedan para el recuerdo). Pongamos, por ejemplo, un personaje galdosiano: Tristana. Muchos hacen una lectura feminista de la novela homónima y consideran que en ella se defiende la independencia de la mujer. Pero ¿qué independencia?
Las profesiones que se propone desempeñar la protagonista son empleos burgueses, como el de maestra. En ningún momento se le ocurre servir, o vender en la plaza (profesiones ambas que aparecen en esta y otras novelas del mismo autor). ¿Trabajar en la tabacalera, como los personajes de la Pardo Bazán? Ni pensarlo. El problema es que se busca un oficio decente.
Valiente problema el de la decencia, pues hay trabajos que parecen decentes pero no lo son tanto: ¿Es decente atender llamadas? ¿Es decente conducir un taxi? ¿Es decente ser periodista? ¿Es decente trabajar en la banca? Tripalium, todo tripalium. Lo decente, lo verdaderamente decente, es —sigue siendo— tener un capital y ponerlo a trabajar, mientras se nos llena la boca con grandes palabras sobre el mal estado de la economía y la pereza de los asalariados. Pero eso, lamentablemente, queda demasiado lejos de nuestro alcance. Del de los hombres, y del de las mujeres.
domingo, 7 de marzo de 2010
Abandonando haloscan...
Dado que haloscan se ha transferido a echo, que es un servicio de pago, he decidido abandonar el uso de comentarios halo (que, por otro lado, casi nadie usaba: sólo había unos trackback de etanisla y un comentario de Horacio Bouan).
Los comentarios y trackbacks almacenados en la copia de seguridad que me ha proporcionado ECHO los he incorporado como comentarios en mis artículos, añadiendo la fecha original.
Los comentarios y trackbacks almacenados en la copia de seguridad que me ha proporcionado ECHO los he incorporado como comentarios en mis artículos, añadiendo la fecha original.
Sobre la elección de navegador en Windows
Supongo que habréis notado que una de las últimas actualizaciones de Windows consiste en la creación de un enlace a la página www.browserchoice.eu, donde el usuario puede elegir su navegador, de forma que éste no sea necesariamente internet explorer. Si leéis la declaración de privacidad, veréis que esta decisión obedece a la resolución de un conflicto sobre competencia en que la Unión Europea obligó a la empresa de Redmont a ofrecer a sus clientes acceso a los navegadores de la competencia.
Sin embargo, la solución se me aparece un poco absurda. En primer lugar, hasta que el usuario no tiene Internet Explorer instalado, no puede acceder a la página web de donde se descargan los navegadores, por lo que la cuestión de fondo (si ya tengo un navegador, ¿para qué quiero otro?) sigue sin resolverse. [Está claro que si la alternativa es considerablemente mejor, los usuarios cambiarán de navegador, como sucede en la ofimática en la competencia entre works y office; pero la resolución del tribunal europeo de la competencia se basaba en la incorporación de un navegador por defecto.]
En segundo lugar, aunque Internet Explorer puede desinstalarse (según lo que dice la página: la verdad es que siempre que he ido a desinstalarlo de un ordenador, la cantidad de amenazas emitidas por Windows era suficiente para desanimarme), el motor de internet explorer seguirá en el equipo (lo cual es lógico, puesto que varios de los navegadores ofrecidos requieren el motor de explorer).
Y en tercer lugar, está el problema de que en la página son todos los que están, pero no están todos los que son. Por ejemplo, me llama la atención la ausencia de multivalent (un navegador escrito en java con soporte nativo para DjVu, PDF y otros formatos de libro electrónico) o lynx, el navegador en modo texto. Y son precisamente estos navegadores minoritarios los que necesitarían cierta "protección", no Chrome (publicitado en cada visita a Google) ni Firefox (presente en muchos medios de comunicación, y heredero del navegador que levantó la liebre contra Microsoft, el viejo Netscape Navigator), ni Safari (incluido por defecto en Mac OSX).
En definitiva: una solución insatisfactoria para un problema que, en todo caso, tiene difícil solución.
Sin embargo, la solución se me aparece un poco absurda. En primer lugar, hasta que el usuario no tiene Internet Explorer instalado, no puede acceder a la página web de donde se descargan los navegadores, por lo que la cuestión de fondo (si ya tengo un navegador, ¿para qué quiero otro?) sigue sin resolverse. [Está claro que si la alternativa es considerablemente mejor, los usuarios cambiarán de navegador, como sucede en la ofimática en la competencia entre works y office; pero la resolución del tribunal europeo de la competencia se basaba en la incorporación de un navegador por defecto.]
En segundo lugar, aunque Internet Explorer puede desinstalarse (según lo que dice la página: la verdad es que siempre que he ido a desinstalarlo de un ordenador, la cantidad de amenazas emitidas por Windows era suficiente para desanimarme), el motor de internet explorer seguirá en el equipo (lo cual es lógico, puesto que varios de los navegadores ofrecidos requieren el motor de explorer).
Y en tercer lugar, está el problema de que en la página son todos los que están, pero no están todos los que son. Por ejemplo, me llama la atención la ausencia de multivalent (un navegador escrito en java con soporte nativo para DjVu, PDF y otros formatos de libro electrónico) o lynx, el navegador en modo texto. Y son precisamente estos navegadores minoritarios los que necesitarían cierta "protección", no Chrome (publicitado en cada visita a Google) ni Firefox (presente en muchos medios de comunicación, y heredero del navegador que levantó la liebre contra Microsoft, el viejo Netscape Navigator), ni Safari (incluido por defecto en Mac OSX).
En definitiva: una solución insatisfactoria para un problema que, en todo caso, tiene difícil solución.
lunes, 1 de marzo de 2010
Sugerencia: Opción en el menú para ver todos los artículos sin etiquetar.
Acabo de hacer mi primera sugerencia en el foro de blogger: que se añada una opción en el menú para ver todos los artículos sin etiquetar. Si queréis hacer presión, podéis hacerlo en el foro de blogger...