Durante la mañana de hoy se ha inaugurado la nueva Cuesta de Moyano, después de que durante 3 años los libreros hayan estado en el Paseo del Prado.
La nueva versión de la cuesta pierde la calzada para vehículos para ganar espacio peatonal. Pero, como le he comentado a un compañero de trabajo, el blanco del granito hace más evidente la falta de vegetación. Y es que hay pequeñeces que escapan a arquitectos y urbanistas. Espero que antes de junio se añadan unos maceteros, porque, en caso contrario, la calle, pavimentada en piedra refractaria, será intransitable.
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