Quizá a algunos os suene Lem como autor de Solaris (1961), novela de ciencia ficción adaptada varias veces a la gran pantalla, la última hace no mucho. Pero, para mí, Lem es, sobre todo, el autor de un sinnúmero de cuentos humorísticos de ciencia ficción (a menudo hilados en obras mayores, como ocurre con los Diarios de las estrellas con que lo descubrí). Cuentos que, mucho más que los de autores supuestamente serios como Arthur C. Clarke, George Orwell o Aldous Huxley, presentan a las claras las contradicciones propias de la condición humana. Como el primer cuento de Ciberíada, donde un vendedor de armas ofrece una invencible al rey de un planeta para, una vez hecha la transacción, venderle el remedio contra lo que acaba de vender.
Leed a Lem. Está en la biblioteca de vuestro barrio, esperándoos. Y también, ¡qué caray! en las librerías.
Páginas especiales
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martes, 28 de marzo de 2006
domingo, 26 de marzo de 2006
Ya he evaluado (por el momento)
No sé si lo sabéis, pero este fin de semana lo tenía dedicado a corregir los exámenes de 2º de bachillerato y a evaluar. Agobiadico que estaba, sobre todo por mi manía de no apuntar las notas de los exámenes ni sumarlas siquiera hasta el último momento (total, el excel lo hace... si le dedicas unas horas a introducir datos).
Pero lo peor era el input de las notas de clase. En el grupo de refuerzo de lengua he introducido exactamente los datos que tenía apuntados (son 2 clases/semana y hemos perdido 2 por fiestas), pero en el grupo de lengua me he limitado a contar las notas de "muy mal comportamiento" —violencia contra los alumnos o contra mí; gritar por la ventana; hablar mientras un compañero lee un texto en voz alta; levantarse de su sitio...— y comprobar si los chicos trabajan con regularidad.
Además, estaba la necesidad de suspender a los que no se leyeron el libro (Charlie y la fábrica de chocolate) que empezamos a leer en la 1ª evaluación y seguimos leyendo en navidades. Una medida impopular, es cierto, pero lo siento mucho: hay que tomarla para que la gente lea. No sé si os comenté que puse preguntas "con trampa": preguntaba cosas que son distintas en el libro y la película, pero que en el libro quedaban más o menos claras por las ilustraciones (y que en muchos casos se habían leído en clase, qué caray!). Para compensarlo, no sólo advertí previamente de la existencia de esa trampa, sino que, además, hice 2 recuperaciones (que ya es bastante). Pues bien, *4* personas (de 13) leyeron el maldito libro (puede ser que otras 2 lo leyeran también, pero si se levantan en el examen no deben esperar aprobarlo).
Y, por último, está la cuestión de las fichas de clase. En el argot educativo, se llama ficha una hoja con ejercicios que el alumno debe devolver resuelta (yo la llamaba "fotocopia", hasta que los alumnos me enseñaron como se llamaba, hará unos años). Esta evaluación he entregado y recogido 8 fichas obligatorias, más otra opcional (a los dos alumnos que aprobaron el libro de lectura a la primera), y el alumno que más fichas me ha entregado me ha dado 8. Así que he puntuado, obviamente, las fichas: no tanto la perfección de su resolución (todas por debajo del 50% de aciertos) sino la cantidad de fichas resueltas.
Bueno, pues creo que el alumno que *aprobó el examen*, *aprobó el control de lectura (a la tercera)*, *se porta fatal* y *sólo me ha entregado dos fichas* no estará de acuerdo con que le suspenda.
Pero, ¡qué demonios! Quizá yo habría tratado de hacer algo por él si el viernes no se hubiese negado a darme su mp3.
En realidad, debería aprobarlo. Para que sea un vago toda su vida y le echen de todos los trabajos. Pero, por esta vez, seré responsable. Te quedas con un 4, majo.
(Como os habréis dado cuenta, comienzo este artículo hablando de mi agobio por la cantidad de datos que tenía que introducir y lo termino hablando del agobio que me produce la impopularidad de las notas... Incoherente que es uno)
Pero lo peor era el input de las notas de clase. En el grupo de refuerzo de lengua he introducido exactamente los datos que tenía apuntados (son 2 clases/semana y hemos perdido 2 por fiestas), pero en el grupo de lengua me he limitado a contar las notas de "muy mal comportamiento" —violencia contra los alumnos o contra mí; gritar por la ventana; hablar mientras un compañero lee un texto en voz alta; levantarse de su sitio...— y comprobar si los chicos trabajan con regularidad.
Además, estaba la necesidad de suspender a los que no se leyeron el libro (Charlie y la fábrica de chocolate) que empezamos a leer en la 1ª evaluación y seguimos leyendo en navidades. Una medida impopular, es cierto, pero lo siento mucho: hay que tomarla para que la gente lea. No sé si os comenté que puse preguntas "con trampa": preguntaba cosas que son distintas en el libro y la película, pero que en el libro quedaban más o menos claras por las ilustraciones (y que en muchos casos se habían leído en clase, qué caray!). Para compensarlo, no sólo advertí previamente de la existencia de esa trampa, sino que, además, hice 2 recuperaciones (que ya es bastante). Pues bien, *4* personas (de 13) leyeron el maldito libro (puede ser que otras 2 lo leyeran también, pero si se levantan en el examen no deben esperar aprobarlo).
Y, por último, está la cuestión de las fichas de clase. En el argot educativo, se llama ficha una hoja con ejercicios que el alumno debe devolver resuelta (yo la llamaba "fotocopia", hasta que los alumnos me enseñaron como se llamaba, hará unos años). Esta evaluación he entregado y recogido 8 fichas obligatorias, más otra opcional (a los dos alumnos que aprobaron el libro de lectura a la primera), y el alumno que más fichas me ha entregado me ha dado 8. Así que he puntuado, obviamente, las fichas: no tanto la perfección de su resolución (todas por debajo del 50% de aciertos) sino la cantidad de fichas resueltas.
Bueno, pues creo que el alumno que *aprobó el examen*, *aprobó el control de lectura (a la tercera)*, *se porta fatal* y *sólo me ha entregado dos fichas* no estará de acuerdo con que le suspenda.
Pero, ¡qué demonios! Quizá yo habría tratado de hacer algo por él si el viernes no se hubiese negado a darme su mp3.
En realidad, debería aprobarlo. Para que sea un vago toda su vida y le echen de todos los trabajos. Pero, por esta vez, seré responsable. Te quedas con un 4, majo.
(Como os habréis dado cuenta, comienzo este artículo hablando de mi agobio por la cantidad de datos que tenía que introducir y lo termino hablando del agobio que me produce la impopularidad de las notas... Incoherente que es uno)
viernes, 24 de marzo de 2006
¿Programas o Publicidad?
Hago una pausa en la corrección de exámenes para apagar la funesta Ana Rosa, que ha dejado mi madre ejecutándose (¡ojalá!) en la tele. Y, ya que me levanto, me pongo un trozo de brioche de El Corte Inglés (¡el mejor bollo que existe!) y decido escribir sobre algo que acabo de escuchar por enésima vez desde detrás del televisor.
Si hay algo que me revienta son esos anuncios publicitarios que se hacen pasar por miniprogramas de televisión. Supongo que se trata de un ardid para no contabilizar como tiempo de publicidad, pero también es cierto que hacer pasar la publicidad por información es una práctica desleal rechazada en el periodismo de papel (siempre ha de aparecer la palabra "remitido", y no en medio del artículo, sino al principio) y, que yo sepa, condenada por la Unión Europea (cuando todavía se llamaba Comunidad Económica Europea) en aquella directiva denominada "televisión sin fronteras" (que no sé si se llegó a aplicar alguna vez).
Desconozco, por tanto, la legalidad de mensajes como el siguiente:
Si hay algo que me revienta son esos anuncios publicitarios que se hacen pasar por miniprogramas de televisión. Supongo que se trata de un ardid para no contabilizar como tiempo de publicidad, pero también es cierto que hacer pasar la publicidad por información es una práctica desleal rechazada en el periodismo de papel (siempre ha de aparecer la palabra "remitido", y no en medio del artículo, sino al principio) y, que yo sepa, condenada por la Unión Europea (cuando todavía se llamaba Comunidad Económica Europea) en aquella directiva denominada "televisión sin fronteras" (que no sé si se llegó a aplicar alguna vez).
Desconozco, por tanto, la legalidad de mensajes como el siguiente:
Los nuevos tiempos imprimen a nuestra vida un ritmo vertiginoso: es necesario que nos movamos rápidamente, que estemos en mil lugares a la vez. Hemos perdido la paz y sosiego que reinaban en la sociedad tradicional. Sin embargo, todavía podemos aprovechar su sabiduría: hemos de buscar en la naturaleza el remedio a nuestras preocupaciones. Por ello, conviene buscar productos naturales, y desconfiar de los productos sintéticos, cuya fabricación consume grandes cantidades de energía.
(Publicidad) Desde tiempos de los fenicios, el petróleo siempre ha estado ahí. ¿Por qué, entonces, confiar en la pila de hidrógeno?
Este mensaje ha sido patrocinado por la asociación de productores de hidrocarburos.
jueves, 23 de marzo de 2006
Sun Grid, una supercomputadora al alcance de todos
Según la publicidad de Sun que he recibido, Sun Grid permite a cualquiera ejecutar un trabajo por lotes en una supercomputadora, pagando por las horas de uso (1$/cpu-hora; desconozco si eso quiere decir que para usar una computadora multinúcleo hay que pagar más). La supercomputadora puede ejecutar programas precompilados para solaris/x86 (una buena idea para promocionar ese sistema operativo) o java, y admite el envío de ficheros de trabajo y la selección de parámetros de ejecución.
Vaya, me pregunto qué pasará cuando los aficionados al criptanálisis descubran esto. Por de pronto, me resistiré a compilar weplab para solaris.
Vaya, me pregunto qué pasará cuando los aficionados al criptanálisis descubran esto. Por de pronto, me resistiré a compilar weplab para solaris.
domingo, 19 de marzo de 2006
Vida...
El mismo ocaso que cubre de tonalidades grises, añiles y doradas las nubes, ilumina de rojo la melena castaña de Sonsoles, que acompaña con el suyo al silencio de Diego. Desde el asiento de atrás, observo embobado los bosquecillos que pasan a ambos lados de la A-2. A mi lado, Julia echa una cabezadita. Probablemente soy el único que durmió lo suficiente anoche.
Venimos de una curiosa despedida de solteros: celebrada con dos amigos de nuestra pandilla, que se casan entre ellos. No ha habido boys ni strippers, sino una serie de juegos basados en su relación mutua y nuestra pandilla. También, por supuesto, un comer-beber-comer-beber que me dejó los intestinos suficientemente estropeados como para tomar la decisión de irme ayer a la cama cuando apenas eran tres de la mañana.
Sientes una sensación extraña cuando se casa alguien que conoces. Extraña porque, aunque no cambia su personalidad, deja en el camino un jalón, un hito que dice: "aquí decidí ser otro." Aun cuando, como ya he dicho, siga siendo él mismo. Porque los cambios, en realidad, son continuos, y nunca están marcados por señales.
Al pensar esto pienso, claro está, en mí mismo. Por ejemplo, la joven Julia, que —lo dije antes— duerme a mi lado, sigue siendo para mí una niña, aunque se haya examinado del MIR a la vez que Grialita, y haya tomado ya, a su edad, muchas decisiones adultas que yo probablemente no he tomado en mi vida. Y aquí, sentado en mi mismo asiento, va un individuo que realmente no acaba de comprender al resto de ocupantes del vehículo, todos menores de 30; no puede atravesar la barrera generacional, y no porque se sienta mayor, sino porque ha perdido el interés en muchas cosas que a sus compañeros de viaje les interesan, e incluso a él mismo interesaron vivamente en el pasado.
Esos intereses comunes crean una complicidad de la que él se autoexcluye. Es una complicidad que, la verdad, tuvo con muy poca gente, muy poco tiempo, y que está a punto de perder definitivamente con quienes todavía tratan de crear la ilusión de amistad íntima. Pero es hermoso —sí, lo es, ciertamente— contemplar esa relación que no busca nada, que nada pide, que se alimenta de sí misma. Qué hermoso contemplar el silencio con que se acompañan mutuamente los dos ocupantes de los asientos delanteros, y saber que es distinto de mi incapacidad para proferir palabra alguna.
Camino de Madrid, vamos los cuatro en silencio.
Venimos de una curiosa despedida de solteros: celebrada con dos amigos de nuestra pandilla, que se casan entre ellos. No ha habido boys ni strippers, sino una serie de juegos basados en su relación mutua y nuestra pandilla. También, por supuesto, un comer-beber-comer-beber que me dejó los intestinos suficientemente estropeados como para tomar la decisión de irme ayer a la cama cuando apenas eran tres de la mañana.
Sientes una sensación extraña cuando se casa alguien que conoces. Extraña porque, aunque no cambia su personalidad, deja en el camino un jalón, un hito que dice: "aquí decidí ser otro." Aun cuando, como ya he dicho, siga siendo él mismo. Porque los cambios, en realidad, son continuos, y nunca están marcados por señales.
Al pensar esto pienso, claro está, en mí mismo. Por ejemplo, la joven Julia, que —lo dije antes— duerme a mi lado, sigue siendo para mí una niña, aunque se haya examinado del MIR a la vez que Grialita, y haya tomado ya, a su edad, muchas decisiones adultas que yo probablemente no he tomado en mi vida. Y aquí, sentado en mi mismo asiento, va un individuo que realmente no acaba de comprender al resto de ocupantes del vehículo, todos menores de 30; no puede atravesar la barrera generacional, y no porque se sienta mayor, sino porque ha perdido el interés en muchas cosas que a sus compañeros de viaje les interesan, e incluso a él mismo interesaron vivamente en el pasado.
Esos intereses comunes crean una complicidad de la que él se autoexcluye. Es una complicidad que, la verdad, tuvo con muy poca gente, muy poco tiempo, y que está a punto de perder definitivamente con quienes todavía tratan de crear la ilusión de amistad íntima. Pero es hermoso —sí, lo es, ciertamente— contemplar esa relación que no busca nada, que nada pide, que se alimenta de sí misma. Qué hermoso contemplar el silencio con que se acompañan mutuamente los dos ocupantes de los asientos delanteros, y saber que es distinto de mi incapacidad para proferir palabra alguna.
Camino de Madrid, vamos los cuatro en silencio.
viernes, 17 de marzo de 2006
Necesito un red bull
Sólo he dormido media hora menos, pero estoy destrozado. Pensaba que lo había retrasado, pero el despertador me ha sonado a las ocho y, aunque he aguantado media horita en la cama como un campeón, al final me he dicho: "vamos, que no es para tanto" y me he levantado.
Craso error. Porque a eso de las diez, cuando el ordenador se ha colgado después de terminar de redactar el examen para 2º de bachillerato, ya sentía un clavo en la cabeza y comenzaba a ver chiribitas o, como Freud las llama, "imágenes hipnagógicas".
Mientras el ordenador reiniciaba me he puesto una coca-cola (añadiendo granadina: la coca-cola era light y necesito carbohidratos) y, después de arreglar el desaguisado del examen (no ha sido para tanto, tenía casi todo en la copia de seguridad) he intentado leer los blogs habituales.
Pero me ha costado más que comprender una tesis doctoral en astrofísica leída por la duquesa de Alba. Así que creo que, o me ducho de nuevo (esta vez con agua helada), o me tomo un red-bull, porque, en caso contrario, no voy a dar pie con bola en toda la mañana.
Craso error. Porque a eso de las diez, cuando el ordenador se ha colgado después de terminar de redactar el examen para 2º de bachillerato, ya sentía un clavo en la cabeza y comenzaba a ver chiribitas o, como Freud las llama, "imágenes hipnagógicas".
Mientras el ordenador reiniciaba me he puesto una coca-cola (añadiendo granadina: la coca-cola era light y necesito carbohidratos) y, después de arreglar el desaguisado del examen (no ha sido para tanto, tenía casi todo en la copia de seguridad) he intentado leer los blogs habituales.
Pero me ha costado más que comprender una tesis doctoral en astrofísica leída por la duquesa de Alba. Así que creo que, o me ducho de nuevo (esta vez con agua helada), o me tomo un red-bull, porque, en caso contrario, no voy a dar pie con bola en toda la mañana.
jueves, 16 de marzo de 2006
Preguntas intrascendentes (III)
(Centenarios)
Uno de mis compañeros de trabajo lo dice en el instituto, y me pregunto cómo no me di cuenta antes: Si lo que celebramos el año pasado era el cuarto centenario del Quijote, y no de su autor, ¿por qué no se ha aprovechado medida para rehabilitar la cuna del libro, ese taller de Juan de la Cuesta en la madrileña calle de Atocha, donde languidece la Sociedad Cervantina?
***
(Propaganda)
Leo en El Mundo de hoy (16/III/2005) un artículo sobre un hecho insólito: a un yanqui se le ha ocurrido acusar a la serie "24" de apología de la violencia antiterrorista. ¿Cómo es que ningún español se había dado cuenta antes de que prácticamente todas las series policiales estadounidenses (podríamos citar, por ejemplo, "CSI" o "Medium") defienden la "mano dura" y la pena de muerte?
* * *
(Adoctrinamiento)
En el Qué! (ese medio tan fiable), se comentaba ayer (15/III/2005) que el gobierno filma una serie de TV para enseñar a los españoles a ahorrar energía. A continuación, se reseñaban los programas "educativos" de los sucesivos gobiernos españoles (incluyendo los falaces García, aquellos de "con el euro, los precios no cambian"). Debajo de ellos, se habla de los programas de "adoctrinamiento" de Chavez.
Y no sé si viene al caso, pero ¿sabíais que saqué un 10 en un examen de oposición en el que sostenía que la educación en actitudes no es sino adoctrinamiento? Pero podéis respirar tranquilos: aquella vez no aprobé las oposiciones. Y además, he cambiado de opinión. Antes era demócrata.
* * *
(Bombas de carbono)
¿Por qué sólo Javier Ortiz ha recordado últimamente que no sólo Milosevic asesinó, torturó y violó a cientos de personas? Los reajustes de plantilla en RTVE, ¿no eran una ocasión propicia para mostrar que la televisión pública es una entidad al servicio de la propaganda y merece ser bombardeada por tropas al mando de ex-ministros españoles?
miércoles, 15 de marzo de 2006
Merchandising y datos personales.
Una de las pocas compañías que conozco que ofrece merchandising gratuito en internet es Sun Microsystems, la creadora de Java. Para mí, es estupendo que, por ceder mis datos personales a la compañía (operación necesaria para poder descargar Solaris, StarOffice y algunos entornos de programación para Java) me envíen, de vez en cuando, mensajes en que me ofrecen camisetas (ya tengo dos) o tazas de café (acabo de pedir una).
Sí, ya sé que dar mis datos es un precio demasiado alto por una camiseta, pero, ¿por descargar un sistema operativo? ¿por poder programar java para el móvil? ¿por una suite de oficina? Además, el ayuntamiento de Madrid pide más datos que Sun a cambio del mismo servicio (staroffice 7). Y muchas de las ofertas de antivirus descargables desde el sitio de microsoft (una de los cuales tiene licencia de un año) requieren los mismos datos, y no ofrecen camisetas a cambio.
Aunque nunca he conseguido hacer funcionar su sistema con mi tarjeta gráfica, me quedo con Sun. ¿Será por las camisetas?
Sí, ya sé que dar mis datos es un precio demasiado alto por una camiseta, pero, ¿por descargar un sistema operativo? ¿por poder programar java para el móvil? ¿por una suite de oficina? Además, el ayuntamiento de Madrid pide más datos que Sun a cambio del mismo servicio (staroffice 7). Y muchas de las ofertas de antivirus descargables desde el sitio de microsoft (una de los cuales tiene licencia de un año) requieren los mismos datos, y no ofrecen camisetas a cambio.
Aunque nunca he conseguido hacer funcionar su sistema con mi tarjeta gráfica, me quedo con Sun. ¿Será por las camisetas?
Contenedores.
Lo confieso. Tengo síndrome de Diógenes. Limitado sólo al sector informático, es verdad, pero, aun así, estoy enfermo. De los cuatro ordenadores y una placa base que tengo en mi cuarto, uno lo compré (hace años ya), otro recogí en un piso desalquilado, y el resto proceden de contenedores. Otro residuo de contenedores lo usé, hace años ya, para montarle un ordenador a Aurelio, un anciano muy simpático de mi pueblo. Lamentablemente, él me había dicho que lo quería para escribir, y no me aclaró que le gustaría poder ver unos CDs en él, por lo que no le coloqué ese adminículo.
Hará como mucho un mes que cogí la placa base de un AMD K6, extrayéndola de su caja, donde había quedado, vacía de unidades de disco (lógico), memorias (también lógico), e incluso de procesador. Era una placa muy chula, con un chipset gráfico nvidia y ethernet incorporada, y me dio penita que se quedara allí. Al menos me servirá de elemento ornamental. Me quedé también, de paso, con la fuente de alimentación ATX. Nunca se sabe cuándo se puede necesitar.
Y esta misma mañana, cuando iba a trabajar, me he encontrado con un ordenador con las tripas abiertas, que conservaba las cuatro memorias de 72 pin, el disco duro y (según he visto luego) la disquetera, una unidad de CD-ROM e incluso tarjeta de sonido. Vaya, ya tengo CD-ROM para Aurelio. Pero quizá le pase el ordenador entero, aunque no sé... Creo que a él le puse un 486 DX-4/100 y este es un 486DX-2/S. En todo caso, le pasaré la tarjeta de sonido (tengo el driver apropiado en un viejo CD de soundblaster) y la memoria.
O quizá simplemente me lo quede, e instale en su exiguo disco duro (450Mb) el Quake. Creo que es un buen uso para un ordenador, ¿no? Si conservo en el pueblo un 286 es porque es el único ordenador en el que puedo jugar a otro juego, el Midwinter.
Hará como mucho un mes que cogí la placa base de un AMD K6, extrayéndola de su caja, donde había quedado, vacía de unidades de disco (lógico), memorias (también lógico), e incluso de procesador. Era una placa muy chula, con un chipset gráfico nvidia y ethernet incorporada, y me dio penita que se quedara allí. Al menos me servirá de elemento ornamental. Me quedé también, de paso, con la fuente de alimentación ATX. Nunca se sabe cuándo se puede necesitar.
Y esta misma mañana, cuando iba a trabajar, me he encontrado con un ordenador con las tripas abiertas, que conservaba las cuatro memorias de 72 pin, el disco duro y (según he visto luego) la disquetera, una unidad de CD-ROM e incluso tarjeta de sonido. Vaya, ya tengo CD-ROM para Aurelio. Pero quizá le pase el ordenador entero, aunque no sé... Creo que a él le puse un 486 DX-4/100 y este es un 486DX-2/S. En todo caso, le pasaré la tarjeta de sonido (tengo el driver apropiado en un viejo CD de soundblaster) y la memoria.
O quizá simplemente me lo quede, e instale en su exiguo disco duro (450Mb) el Quake. Creo que es un buen uso para un ordenador, ¿no? Si conservo en el pueblo un 286 es porque es el único ordenador en el que puedo jugar a otro juego, el Midwinter.
martes, 14 de marzo de 2006
Miguel Ángel Asturias: Señor Presidente.
Miguel Ángel Asturias, Señor Presidente
Alianza Editorial, 1985,
300 págs.
La obra más conocida del guatemalteco Miguel Ángel Asturias es esta novela de dictadores, una de las mejores del género, en que se muestra la crudeza de los regímenes dictatoriales a través de una anécdota centrada en la muerte del General Parrales Sonriente (borracho, molesta a un mendigo idiota y sordomudo, que le mata accidentalmente), que servirá de excusa para implicar a varios personajes en el crimen.
Con este argumento tan simple se analizan las extrañas relaciones humanas de un mundo en el que perder el favor del Señor Presidente es algo peor que perder la vida. Ejemplo de ello son el Favorito, un sicario cuyo lado humano provocará la desconfianza del poderoso, y Camila, una joven condenada al ostracismo por su familia a causa de la enemistad entre su padre y el Presidente.
Otras novelas del género han diseccionado a fondo la figura del dictador, especialmente en su ocaso; yo me quedo con esta, que refleja tan fielmente el afecto de los adictos y la impotencia de las víctimas.
Alianza Editorial, 1985,
300 págs.
La obra más conocida del guatemalteco Miguel Ángel Asturias es esta novela de dictadores, una de las mejores del género, en que se muestra la crudeza de los regímenes dictatoriales a través de una anécdota centrada en la muerte del General Parrales Sonriente (borracho, molesta a un mendigo idiota y sordomudo, que le mata accidentalmente), que servirá de excusa para implicar a varios personajes en el crimen.
La voz del auditor se perdía como sangre chorreada en el oído del infeliz, que
sin poder asentar los pies, colgado de los pulgares, no cesaba de
gritar:
—¡Fue el idiota! ¡El idiota fue! ¡Por dios que fue el
idiota! ¡El idiota fue! ¡El idiota fue! ¡El idiota fue!... ¡El idiota
fue!
—¡Mentira! —afirmó el Auditor, y, a pausa de por
medio—, ¡mentira, embustero!... Yo le doy a decir, a ver si se atreve
a negarlo, quiénes asesinaron al coronel José Parrales Sonriente; yo se lo voy a
decir... El general Eusebio Canales y el licenciado Carvajal.
Con este argumento tan simple se analizan las extrañas relaciones humanas de un mundo en el que perder el favor del Señor Presidente es algo peor que perder la vida. Ejemplo de ello son el Favorito, un sicario cuyo lado humano provocará la desconfianza del poderoso, y Camila, una joven condenada al ostracismo por su familia a causa de la enemistad entre su padre y el Presidente.
Otras novelas del género han diseccionado a fondo la figura del dictador, especialmente en su ocaso; yo me quedo con esta, que refleja tan fielmente el afecto de los adictos y la impotencia de las víctimas.
Las bases de datos ponen en peligro las identidades encubiertas
Una investigación del Chicago Tribune reflejada en un artículo llamado Internet Blows CIA Covers muestra cómo es difícil mantener instalaciones en secreto cuando se inscribe su propietario real en el registro de la propiedad, y cómo se hace imposible el anonimato de los agentes cuando
éstos, que rellenan las solicitudes de tarjetas de crédito como empleados de compañías no existentes (¡o incluso de la propia CIA!) tienen un pasado como personal diplomático. Y si antes hacía falta recorrer numerosas oficinas para juntar todos estos datos, hoy en día se pueden consultar, previa suscripción, en bases de datos accesibles desde internet.
Via PeriodistaDigital < BBC Mundo < Chicago Tribune
éstos, que rellenan las solicitudes de tarjetas de crédito como empleados de compañías no existentes (¡o incluso de la propia CIA!) tienen un pasado como personal diplomático. Y si antes hacía falta recorrer numerosas oficinas para juntar todos estos datos, hoy en día se pueden consultar, previa suscripción, en bases de datos accesibles desde internet.
Via PeriodistaDigital < BBC Mundo < Chicago Tribune
sábado, 11 de marzo de 2006
Mi compra de hoy
- Una caja de herramientas
- Un juego de escoba y recogedor
- Un mocho de fregona
- Un palo de fregona
- Un Tenn limpiahogar
- Un mistol
- Dos estropajos
- Tres bayetas
- Media docena de rollos de cocina
- Dieciséis rollos de papel higiénico
- Un cubo de basura doble
- Un rollo de bolsas de basura
- Cuatro bombillas de bajo consumo
- Dos casquillos
- Una banqueta-escalera
- Un DVD de la princesa prometida
- Seis coca-colas light de dos litros
- Una caja de chiquilín
miércoles, 8 de marzo de 2006
Periodismo de Mierda
(A Nepión esto le va a sentar mal)
Antena 3. Informativo de la noche. Hacia las 22:30, es decir, hace unos 3 minutos. Noticia sobre la política contra la anorexia de la Junta de Andalucía, que pide la retirada de los maniquíes talla 34 de los escaparates. Los comerciantes dicen que el problema es de fondo (evidentemente lo es: debería restringirse la publicidad de moda, cosméticos y productos de higiene personal, productos dietéticos, alimentos inteligentes, y clínicas estéticas, amén de numerosas películas y series nacionales y extranjeras, para evitarlo, y aun así seguiría existiendo el problema).
A continuación, y sin solución de continuidad, una noticia sobre la obesidad infantil donde sale un grupo de tres chicos (uno más rellenito, pero ninguno claramente obeso) y después otro delgado zampándose, eso sí, una hamburguesa.
Podemos pensar dos cosas: que el director de informativos de antena 3 no piensa o que a Matías Prats lo lobotomizaron esta mañana.
Ese es el periodismo español: una mierda, señores. Espero que en otros lados sea distinto, pero no albergo la más mínima esperanza.
Antena 3. Informativo de la noche. Hacia las 22:30, es decir, hace unos 3 minutos. Noticia sobre la política contra la anorexia de la Junta de Andalucía, que pide la retirada de los maniquíes talla 34 de los escaparates. Los comerciantes dicen que el problema es de fondo (evidentemente lo es: debería restringirse la publicidad de moda, cosméticos y productos de higiene personal, productos dietéticos, alimentos inteligentes, y clínicas estéticas, amén de numerosas películas y series nacionales y extranjeras, para evitarlo, y aun así seguiría existiendo el problema).
A continuación, y sin solución de continuidad, una noticia sobre la obesidad infantil donde sale un grupo de tres chicos (uno más rellenito, pero ninguno claramente obeso) y después otro delgado zampándose, eso sí, una hamburguesa.
Podemos pensar dos cosas: que el director de informativos de antena 3 no piensa o que a Matías Prats lo lobotomizaron esta mañana.
Ese es el periodismo español: una mierda, señores. Espero que en otros lados sea distinto, pero no albergo la más mínima esperanza.
Preguntas intrascendentes (II)
Antes de volver al trabajo, unas preguntitas sobre tráfico y ecología:
¿Por qué el Servicio de Estacionamiento Regulado se llama así, cuando el 90% de los interesados no considera que se trate de una prestación, sino más bien lo contrario?
¿Por que sólo ha habido protestas contra el SER cuando se ha extendido a los barrios de la periferia? ¿Los habitantes del centro no tienen voz, o están ya acostumbrados a cualquier cosa?
¿Qué es un envase ligero? ¿Por qué se utiliza este término en la publicidad e incluso en la legislación sin definirlo previamente?
Si en España está prohibido vender o fabricar aparatos con baterías no reciclables (exceptuando marcapasos y material similar), ¿cómo se reciclará la batería de ese vibrador desechable que se coloca alrededor del pene? ¿O es que es tan fundamental para la vida como un marcapasos?
¿Por qué el Servicio de Estacionamiento Regulado se llama así, cuando el 90% de los interesados no considera que se trate de una prestación, sino más bien lo contrario?
¿Por que sólo ha habido protestas contra el SER cuando se ha extendido a los barrios de la periferia? ¿Los habitantes del centro no tienen voz, o están ya acostumbrados a cualquier cosa?
* * *
¿Qué es un envase ligero? ¿Por qué se utiliza este término en la publicidad e incluso en la legislación sin definirlo previamente?
Si en España está prohibido vender o fabricar aparatos con baterías no reciclables (exceptuando marcapasos y material similar), ¿cómo se reciclará la batería de ese vibrador desechable que se coloca alrededor del pene? ¿O es que es tan fundamental para la vida como un marcapasos?
martes, 7 de marzo de 2006
Cómo no copiar de Rincondelvago.com
Bien, reconozco que he tardado mucho en ponerme a corregir las valoraciones críticas sobre Tristana, de Benito Pérez Galdós. Corregir trabajos es siempre fastidioso, porque realizar esta tarea objetivamente es mucho más complicado que, por ejemplo, corregir los exámenes de preguntas cortas y explícitas (coloque una tilde aquí, escriba un verbo allá) de primer ciclo a los que estoy acostumbrándome por momentos.
He de confesar que cuando aterricé en 2º de bachillerato no tenía ni idea de lo que era una valoración crítica. Qué sea ésto ni aparece en los temarios de la oposición, ni lo estudié en mi carrera (donde "crítica literaria" era sinónimo de "teoría de la literatura"), y mi punto de anclaje era mi propia experiencia previa como alumno de enseñanzas medias. Mi intuición me dijo que se trataba de la reseña de un texto largo, utilizando el mecanismo escolar del comentario de texto. Así pues, tras currarme un guión de valoración crítica que, a posteriori, comprobé que coincidía al 99% con el de la jefa del departamento, lo repartí entre los alumnos y dediqué algunas clases al comentario de la obra, como había hecho en el trimestre anterior.
Para la corrección establecí diez puntos tomados de los nueve apartados tratados en el guión más otro para redacción; además, dejé espacio en las casillas de mi "tabla de calificaciones" para anotar, en cada una, por qué concedía el punto entero o sólo una parte a cada apartado.
Todo esto para nada.
En primer lugar porque, si bien en mi guión se establecía (y así lo repetí hasta la saciedad en los días en que aparecieron más estudiantes en mi clase de bachillerato nocturno) que la valoración "debía redactarse como un todo" y no limitarse a seguir el guión como si de preguntas de un examen se tratara, el 60% de los alumnos ha hecho esto último.
En segundo lugar porque hay 3 familias textuales diferentes tomadas de 3 artículos de Rincón del Vago sobre Tristana.
Los alumnos deberían darse cuenta de que sus trabajos se convierten en sospechosos si ocurre cualquiera de las siguientes cosas:
Como veis, en ambos casos es un detallito, una tontería, lo que me ha permitido rastrear los trabajos hasta el rincón del vago. Así que, si queréis evitar que vuestro profe huela el copieteo, recordad que hay que volver a redactar lo que uno encuentra por ahí, hasta dejarlo que no lo conozca ni la madre que lo parió. Os podrían dar unos consejos los alumnos de 2º de ESO de la profe.
He de confesar que cuando aterricé en 2º de bachillerato no tenía ni idea de lo que era una valoración crítica. Qué sea ésto ni aparece en los temarios de la oposición, ni lo estudié en mi carrera (donde "crítica literaria" era sinónimo de "teoría de la literatura"), y mi punto de anclaje era mi propia experiencia previa como alumno de enseñanzas medias. Mi intuición me dijo que se trataba de la reseña de un texto largo, utilizando el mecanismo escolar del comentario de texto. Así pues, tras currarme un guión de valoración crítica que, a posteriori, comprobé que coincidía al 99% con el de la jefa del departamento, lo repartí entre los alumnos y dediqué algunas clases al comentario de la obra, como había hecho en el trimestre anterior.
Para la corrección establecí diez puntos tomados de los nueve apartados tratados en el guión más otro para redacción; además, dejé espacio en las casillas de mi "tabla de calificaciones" para anotar, en cada una, por qué concedía el punto entero o sólo una parte a cada apartado.
Todo esto para nada.
En primer lugar porque, si bien en mi guión se establecía (y así lo repetí hasta la saciedad en los días en que aparecieron más estudiantes en mi clase de bachillerato nocturno) que la valoración "debía redactarse como un todo" y no limitarse a seguir el guión como si de preguntas de un examen se tratara, el 60% de los alumnos ha hecho esto último.
En segundo lugar porque hay 3 familias textuales diferentes tomadas de 3 artículos de Rincón del Vago sobre Tristana.
Los alumnos deberían darse cuenta de que sus trabajos se convierten en sospechosos si ocurre cualquiera de las siguientes cosas:
- El trabajo se presenta a ordenador y no sigue el guión. Una búsqueda literal de un texto tachado a boli sobre el texto de computadora (precariedad económica se casa, en el contexto "pero al final de la obra
y a causa de su precariedad económicase casa con su 'acogida'") revela que todo el texto está copiado de aquí, epígrafes incluídos. - El trabajo se presenta a mano y contiene extrañas erratas, como "Tristona" por "Tristana" (que no deberían aparecer si el autor ha leído el libro) o "Antonio Relees" por "Antonio Reluz". Buscando esos términos en google no aparece nada. Pero se trata de un simple ejercicio de heurística, porque buscando nació el 10 de mayo de 1843 en Las palmas de Gran canaria para ver de qué enciclopedia ha sacado el texto de la introducción (a todas luces sacado de una enciclopedia, pues aparecen detalles impertinentes, como que Galdós fue el menor de 10 hermanos), vemos un link a Rincón del Vago, para otra obra de Galdós. Le decimos a Google que nos muestre todas las coincidencias en dicha web, y ante nuestros ojos surge este texto, que nuestro alumno copió (el 90% de su texto sale de ahí) pero, por lo menos, trató de adecuar al guión previo. Y hemos de suponer que lo copió manualmente, pues las nuevas erratas no se encuentran en la Internet (¿quizá bajó un trabajo accesible sólo con emule, o una versión antigua ya corregida en la web de rincón del vago?).
- El trabajo se presenta a mano y sigue el guión. Es extraño que un alumno mediocre haya conseguido elaborar una redacción tan acertada (bueno, no tanto, hay fallos gramaticales) y haga un análisis tan minucioso de los personajes, pero quizá lo haya juzgado mal (puede ser mediocre en lengua y destacar en literatura). No es estraño, en cambio, que otra alumna, brillante, escriba un trabajo con análisis igual de minuciosos. Hay coincidencias en los párrafos, aunque en distintas ubicaciones. ¿Copiaron uno del otro? Quizá. Les daría el beneficio de la duda si no apareciera, en ambos trabajos, el error gramatical la mujer no tenía derechos algunos, que me hace pensar en que ambos alumnos copiaron esto y seleccionaron y reubicaron los datos siguiendo mi guión. Podría darlo por bueno (hay un trabajo de selección), pero, claro, nada me garantiza que se hayan leído el libro. Y, al fin y al cabo, una valoración crítica ha de ser personal.
Como veis, en ambos casos es un detallito, una tontería, lo que me ha permitido rastrear los trabajos hasta el rincón del vago. Así que, si queréis evitar que vuestro profe huela el copieteo, recordad que hay que volver a redactar lo que uno encuentra por ahí, hasta dejarlo que no lo conozca ni la madre que lo parió. Os podrían dar unos consejos los alumnos de 2º de ESO de la profe.
viernes, 3 de marzo de 2006
Matrículas...
Antes de aquel cambio de matrículas que hubo, recuerdo haber oído en televisión y leído en los medios toda una serie de informaciones que, finalmente, resultaron falsedades. Ojo, que no digo engaños, sino falsedades. La diferencia entre la falsedad y el engaño es que este pretende confundir (incluso utilizando la verdad), mientras que aquella puede ser simple producto de la ignorancia.
Ignorancia es lo que supongo poseía aquel director general de tráfico que dijo que las letras de la matrícula serían una combinación aleatoria de consonantes. Ignorancia, pues la serie BBB-BBC-BBD es cualquier cosa menos aleatoria. Se dijo también en aquel momento que la elección de consonantes tenía por objeto evitar la asociación de las matrículas con palabras. ¡Imagínense, en un momento en que los móviles, muchos de ellos desprovistos aún de correctores ortográficos, estaban propiciando la creación de abreviaturas en muchos casos consonánticas! Más bien creo yo que se estaba intentando que estas series de letras se deletreasen, en vez de ser pronunciadas. Si mi coche se apellida BBC (combinación que, obviamente, no coincide con el nombre de ninguna entidad de radiodifusión), tendré que pronunciarlo "BeBeCé" o "Barcelona Barcelona Cádiz"; en cambio, si se apellida "BAB", tendría la tentación de pronunciar la palabra sin deletrearla.
No quiero elaborar una lista de posibles matrículas con significado (aunque me gustaría reservarme la 1337-TGZ para cuando tenga el carnet), pero, para que veáis hasta qué punto llega la imprevisión de aquella decisión de las autoridades de tráfico, os diré que he visto hoy mismo un smart rojo de los controladores de la EMT con la matrícula 1394-DRY (el número puede ser otro). ¡Imagínense, ser parados por un automóvil cuya matrícula hace pensar inmediatamente en el grado de alcoholemia de su conductor!
Ignorancia es lo que supongo poseía aquel director general de tráfico que dijo que las letras de la matrícula serían una combinación aleatoria de consonantes. Ignorancia, pues la serie BBB-BBC-BBD es cualquier cosa menos aleatoria. Se dijo también en aquel momento que la elección de consonantes tenía por objeto evitar la asociación de las matrículas con palabras. ¡Imagínense, en un momento en que los móviles, muchos de ellos desprovistos aún de correctores ortográficos, estaban propiciando la creación de abreviaturas en muchos casos consonánticas! Más bien creo yo que se estaba intentando que estas series de letras se deletreasen, en vez de ser pronunciadas. Si mi coche se apellida BBC (combinación que, obviamente, no coincide con el nombre de ninguna entidad de radiodifusión), tendré que pronunciarlo "BeBeCé" o "Barcelona Barcelona Cádiz"; en cambio, si se apellida "BAB", tendría la tentación de pronunciar la palabra sin deletrearla.
No quiero elaborar una lista de posibles matrículas con significado (aunque me gustaría reservarme la 1337-TGZ para cuando tenga el carnet), pero, para que veáis hasta qué punto llega la imprevisión de aquella decisión de las autoridades de tráfico, os diré que he visto hoy mismo un smart rojo de los controladores de la EMT con la matrícula 1394-DRY (el número puede ser otro). ¡Imagínense, ser parados por un automóvil cuya matrícula hace pensar inmediatamente en el grado de alcoholemia de su conductor!
jueves, 2 de marzo de 2006
Extraña manía...
Entre mis extrañas manías hay una que no suelo confesar, ni siquiera en juegos en cadena. Se trata de mi tendencia para positivizar mis tres o cuatro defectos visuales.
Quienes me conozcáis en persona ya sabéis lo que podéis deducir quienes veis a draculín, a horterolo o al hombrecillo lector que me sirven de avatares. Tengo 17 dioptrías (no sólo de miopía, sino también de astigmatismo), no soporto las lentillas y, además, sufro hemeralopía y daltonismo.
A menudo, mis alumnos me preguntan: ¿no puedes ponerte unas gafas más finas? Yo les suelo decir que no, que llevo las más finas que hay. Y, al menos, lo eran en 1999: no venían en el catálogo de Grand Optical, donde me sablearon 80.000 pta. (aprox. 500 €) por unas Zeiss con 1.9 de refracción que Juank se cargó un día que, todo hay que decirlo, habíamos ingerido profusas cantidades de alcohol.
Lo que no les digo a los alumnos, a menos que esté muy cabreado, es que, gracias a mi miopía, puedo elegir no verles la jeta cuando voy por la calle; que gracias a mi daltonismo no siento horror cuando veo el color rojo (que al resto de la población le debe de causar espanto, pero le es imposible no ver, dadas las connotaciones de "color de aviso" que culturalmente se le aplican). Que mi hemeralopía me permite, estoy seguro, ver a las mujeres mucho más hermosas de lo que son, especialmente a esas horas de la noche en que todavía no te has terminado el primer cubata (después no es tan necesaria).
Por eso, a veces, me preocupa que la gente esté tan obsesionada con las apariencias (la fachada, de la que habla el post anterior, o el paisaje en cuanto elemento estético, del que hablaba Rafa en un comentario al mismo). Por ejemplo, ¿realmente preserva el paisaje levantar la calle de un pueblo para eliminar el tendido eléctrico aéreo? En el caso de los cables de alta tensión que cruzan los montes, comprendo la necesidad (son perjudiciales para las aves), pero los otros, quizá porque soy de Madrid, siempre me han parecido un elemento de rusticidad propio del campo. No sé, quizá sea que la estética me la refanfinfla.
Y esa es la razón de que, en tales casos, piense para mí un remedio muy simple contra la fealdad de la vida, propio para estetas, fashion-victims, metrosexuales y aquellas mujeres que, siguiendo el anuncio de cierta empresa de cosméticos, crean que lo propio de su sexo es la lucha contra la fealdad y la vejez.
¡Hombres-objeto y estetadictos de la vida! ¡Tengo la panacea para vosotros! ¡Una simple desoculación puede arreglar vuestros problemas!
Quienes me conozcáis en persona ya sabéis lo que podéis deducir quienes veis a draculín, a horterolo o al hombrecillo lector que me sirven de avatares. Tengo 17 dioptrías (no sólo de miopía, sino también de astigmatismo), no soporto las lentillas y, además, sufro hemeralopía y daltonismo.
A menudo, mis alumnos me preguntan: ¿no puedes ponerte unas gafas más finas? Yo les suelo decir que no, que llevo las más finas que hay. Y, al menos, lo eran en 1999: no venían en el catálogo de Grand Optical, donde me sablearon 80.000 pta. (aprox. 500 €) por unas Zeiss con 1.9 de refracción que Juank se cargó un día que, todo hay que decirlo, habíamos ingerido profusas cantidades de alcohol.
Lo que no les digo a los alumnos, a menos que esté muy cabreado, es que, gracias a mi miopía, puedo elegir no verles la jeta cuando voy por la calle; que gracias a mi daltonismo no siento horror cuando veo el color rojo (que al resto de la población le debe de causar espanto, pero le es imposible no ver, dadas las connotaciones de "color de aviso" que culturalmente se le aplican). Que mi hemeralopía me permite, estoy seguro, ver a las mujeres mucho más hermosas de lo que son, especialmente a esas horas de la noche en que todavía no te has terminado el primer cubata (después no es tan necesaria).
Por eso, a veces, me preocupa que la gente esté tan obsesionada con las apariencias (la fachada, de la que habla el post anterior, o el paisaje en cuanto elemento estético, del que hablaba Rafa en un comentario al mismo). Por ejemplo, ¿realmente preserva el paisaje levantar la calle de un pueblo para eliminar el tendido eléctrico aéreo? En el caso de los cables de alta tensión que cruzan los montes, comprendo la necesidad (son perjudiciales para las aves), pero los otros, quizá porque soy de Madrid, siempre me han parecido un elemento de rusticidad propio del campo. No sé, quizá sea que la estética me la refanfinfla.
Y esa es la razón de que, en tales casos, piense para mí un remedio muy simple contra la fealdad de la vida, propio para estetas, fashion-victims, metrosexuales y aquellas mujeres que, siguiendo el anuncio de cierta empresa de cosméticos, crean que lo propio de su sexo es la lucha contra la fealdad y la vejez.
¡Hombres-objeto y estetadictos de la vida! ¡Tengo la panacea para vosotros! ¡Una simple desoculación puede arreglar vuestros problemas!
miércoles, 1 de marzo de 2006
Una pregunta para mis amigos arquitectos
Una pregunta rápida, antes de irme a trabajar, para mis amigos arquitectos: la arquitectura, ¿es sólo fachada? Quiero decir: si tiramos todo el interior de la cúpula de San Pedro pero dejamos la fachada y la apariencia exterior del Vaticano, ¿estaríamos conservándolo? ¿Podemos conservar un castillo ensanchando todas las puertas, eliminando las cisternas, igualando la altura de todas las plantas? ¿Es acorde con una idea de conservación la posibilidad de remodelar el interior del Palacio de Comunicaciones de Madrid para hacer un Ayuntamiento?
En Logroño, en la Rúa Vieja quedaban tres edificios que conservaban la estructura edificativa de los edificios medievales. Eso no quiere decir que se conservase la fachada, sino que los materiales, el sistema constructivo, la distribución de los habitáculos interiores (incluyendo cuadras, patios, bodegas), e incluso la medida del solar era la de un edificio medieval. Uno de estos edificios tenía la protección máxima (es decir, la misma de una iglesia), y los otros la inmediatamente inferior.
Hacia 1999, el ayuntamiento publicó, en su hoja informativa, De buena fuente un proyecto según el cual se tirarían estos tres edificios, reconstruyendo piedra a piedra su exterior, pero no su interior. Uno de los tres se dedicaría a museo. No se supo más del tema.
Este otoño, una colabora de mi padre, miembro de la junta de patrimonio del ayuntamiento de la capital riojana, requirió su presencia urgente para protestar contra el proyecto, que había vuelto a la actualidad. No se pudo hacer nada. Además, ahora el proyecto contaba con una reforma: el museo ha sido sustituido por un hotel.
Desde el principal periódico local se defiende la intervención a capa y espada. Son muchos quienes creen, efectivamente, que dejar la fachada es sinónimo de conservación. Me pregunto qué pensarían desde el periódico local si alguien construyera tabiques entre los pilares de la concatedral (también protección 1), o la comprase para reformar su interior e instalar una macrodiscoteca.
Es cierto que la zona del casco antiguo ha de recuperarse para la vivienda, después de años de laissez faire con los bares de copas, política quizá encaminada a expulsar a los gitanos del barrio. Pero en Madrid, donde la vivienda es más cara, a nadie se le ocurriría destruir la estructura interior de una corrala —precisamente es esa estructura interior de las infraviviendas del siglo XIX lo que está protegido.
En Logroño, en la Rúa Vieja quedaban tres edificios que conservaban la estructura edificativa de los edificios medievales. Eso no quiere decir que se conservase la fachada, sino que los materiales, el sistema constructivo, la distribución de los habitáculos interiores (incluyendo cuadras, patios, bodegas), e incluso la medida del solar era la de un edificio medieval. Uno de estos edificios tenía la protección máxima (es decir, la misma de una iglesia), y los otros la inmediatamente inferior.
Hacia 1999, el ayuntamiento publicó, en su hoja informativa, De buena fuente un proyecto según el cual se tirarían estos tres edificios, reconstruyendo piedra a piedra su exterior, pero no su interior. Uno de los tres se dedicaría a museo. No se supo más del tema.
Este otoño, una colabora de mi padre, miembro de la junta de patrimonio del ayuntamiento de la capital riojana, requirió su presencia urgente para protestar contra el proyecto, que había vuelto a la actualidad. No se pudo hacer nada. Además, ahora el proyecto contaba con una reforma: el museo ha sido sustituido por un hotel.
Desde el principal periódico local se defiende la intervención a capa y espada. Son muchos quienes creen, efectivamente, que dejar la fachada es sinónimo de conservación. Me pregunto qué pensarían desde el periódico local si alguien construyera tabiques entre los pilares de la concatedral (también protección 1), o la comprase para reformar su interior e instalar una macrodiscoteca.
Es cierto que la zona del casco antiguo ha de recuperarse para la vivienda, después de años de laissez faire con los bares de copas, política quizá encaminada a expulsar a los gitanos del barrio. Pero en Madrid, donde la vivienda es más cara, a nadie se le ocurriría destruir la estructura interior de una corrala —precisamente es esa estructura interior de las infraviviendas del siglo XIX lo que está protegido.