La publicidad institucional (eufemismo por propaganda) es una de las cosas que mayor repugnancia me producen. Grandes publicistas institucionales o propagandistas hubo en los regímenes de Stalin y Hitler; grandes los hay en cualquier dictadura que se precie.
Consideremos la cuestión: la publicidad institucional está impulsada por el gobierno, que a su vez está formado por representantes del pueblo soberano. Siendo así, legítimamente no ha de defender otras ideas que aquellas que ya posee el pueblo. Por lo tanto, ha de ser inútil para ser legítima, o bien ilegítima para ser útil.
Ejemplos de esta publicidad los hay a montones. Pero últimamente es un ejemplo la publicidad sobre el tabaco. A ver: ¿cómo va a considerar el pueblo soberano que la prohibición de fumar es un incentivo para dejar de fumar si (1) el gobierno no financia los tratamientos contra el tabaquismo y (2) el gobierno no renunciará a obtener suculentos ingresos procedentes del tabaco? Que conste que yo, como profesor, he desarrollado cierta repugnancia hacia los cigarrillos, que me parecen algo vulgar. Y, como profesor, también he comprobado que a menudo la intolerancia funciona mejor que la autorregulación. Pero eso no obsta para que, como lingüista, el doublespeak me repugne.
Otro ejemplo de publicidad engañosa plagada de doublespeak es la campaña contra el pirate anunciada hoy día, basada en una contradicción: copiando evitas que la cultura se conserve. Cualquier fraile medieval hubiera escupido a quien dijera algo así, y se hubiera burlado de quien utilizara el argumento de los enanos subidos sobre hombros de gigantes para decir que las obras de los gigantes no habían de ser copiadas. ¿No podían los publicistas usar otro argumento? En mi humilde opinión, la sola campaña habría de bastar para retirar retroactivamente el título de bachillerato (supongo que lo poseen) a la ministra y a sus publicistas. Pero no es esa la única contradicción: otra más flagrante es el uso de materiales de dominio público en el spot. De esto, sin embargo, forse altri canterá con miglior plettro, porque el día es corto, la noche cae, el candil se apaga y tengo la cena quemándose en el horno.
2 comentarios:
EStoy de acuerdo en parte... Es muy difícil luchar contra las instituciones y que estas den la cara, suelen ser ambiguas cuando les conviene... Pero la intolerancia es una salida complicada, puede crear más problemas quye soluciones aunque es lo único realmente efectivo...
La publicidad institucional o corporativa no es un eufemismo de "propaganda". Son dos conceptos totalmente diferentes. La publicidad institucional es la realizada por una entidad (ya sea publica o privada) que desea transmitir una imagen de marca a sus publicos en linea con su identidad corporativa. Cuando esta comunicacion es llevada a cabo por instituciones publicas se suele hablar de "publicity" (a diferencia del "advertising"). La propaganda, sin embargo, es la transmision de ideas politicas o religiosas con fines no comerciales, concepto que se ajusta mucho mas a lo que parece querer transmitir.
Es importante conocer el verdadero significado de este tipo de terminos.
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