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miércoles, 9 de marzo de 2005

Gramática parda

El escritor Rafael Torres firma hoy (9-2-2005) en la sección "Madrid" de El Mundo un artículo donde, tras rememorar su infancia en una corrala vallecana habitada por perdedores de la guerra, lanza un mensaje conservador como los que pusimos en solfa el otro día.

Y es que don Rafael dice que hoy no se sabe usar del subjuntivo. Pudiera ser, ciertamente.

Quizá se refiera su autor a que más de una vez, y más de dos, oímos en castellano indicativo por subjuntivo, presente por futuro o por pasado. Usos, por otra parte, perfectamente atestiguados en nuestra tradición literaria. O quizá esté aludiendo al abuso de las perífrasis, que han ido reemplazando, en el lenguaje coloquial, al sistema de tiempos del español. Pero no; no es eso.

Se trata del reemplazo del imperfecto de subjuntivo por el condicional, tiempo que quizá algunos de ustedes conocieron con el nombre de potencial.

Es cierto que hay muchos hablantes que caen en ese error. Yo mismo, si estaría en La Rioja en que me crié, acabaría utilizando ese tiempo en la prótasis o hipótesis, donde está vedado.

Mas, ¿es ese problema el que atormenta al autor del artículo? Tampoco. Se trata del reemplazo de uno por otro tiempo en fórmulas de deseo.

Rafael Torres recuerda con añoranza que uno de sus convecinos, al recibir el habitual saludo «¡Qué bien vives!», respondía con la frase «¡Mejor pudiera!», hoy reemplazada por «Mejor podría». Quizá sea por mis orígenes arriba mencionados, pero a mí no me es ajena la segunda solución, mientras la primera resulta propia de quien, como Valle Inclán, habla a través de imposturas. Ésta es elegante, no hay duda alguna; aquélla, sin embargo, se me aparece completamente compatible con la idea implícita en el potencial, e incluso podría suponerse que constituye la apódosis de una condicional no proferida. Pero, aun así, he notado en mi interior una cierta comezón y he decidido indagar acerca de ello en fuentes nada sospechosas de modernidad, y bien alejadas de la provincia de Burgos y sus aledañas.

Resulta, discreto lector, que Andrés Bello, quizá el mejor gramático que haya tenido nuestra lengua, escribió en su Gramática de la lengua castellana destinada al uso de los americanos, de 1847, las siguientes palabras:

Damos a veces a la oración optativa una estructura condicional valiéndonos de los verbos querer, desear, etc.; y empleamos entonces la negación implícita para expresar nuestros deseos con urbanidad y modestia.

«Señor caballero, me dijo en voz baja luego que acabamos de comer: quisiera hablar con usted a solas» (Isla). Este quisiera es condicional de negación implícita; pero se calla la hipótesis, que se expresa en el ejemplo siguiente: «Señor don Quijote, querría, si fuese posible, que vuestra merced me diese dos tragos», etc. Quiero que vuestra merced me de hubiera expresado, no un ruego, sino casi un absoluto mandato. (703, e)

Demostrado que las fórmulas de deseo son períodos hipotéticos reducidos, queda libre el hablante para usar en la apódosis el condicional o el imperfecto de subjuntivo. Otra cosa es que,suiguiendo una vieja nota de Rufino José Cuervo sobre el texto de Bello, percibamos la forma en -ra del imperfecto de subjuntivo como propia, en nuestros clásicos, de la apódosis, es decir, de la misma construcción en que se puede utilizar el condicional.

Por cierto que el mismo Cuervo añadía, a propósio de pudiera y pudiese:

En los casos en que es indiferente el uso de las dos, ha tomado creces entre los españoles el uso de la forma en se, y aun pudiera decirse que tiende a desaparecer la en ra; por el contrario, en América (a lo menos en Colombia) es de raro uso la en se en el habla ordinaria, y en lo escrito
sólo la emplean los que imitan adrede el lenguaje de libros españoles.

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