(Voy a intentar volver a los cuentos o poemas semanales. Deseadme suerte)
Antes de que acabe el mundo y seamos engullidos por la lava o sepultados por los mares o aplastados por los meteoritos o abrasados por el sol o acabemos desfallecidos por la falta de alimentos o infartados por una dieta rica en grasas saturadas o ahogados en un barquichuelo huyendo de nuestro país o aislados en casa a causa de una enfermedad misteriosa que quizá tengan los de fuera o quizá nosotros mismos,
antes que el sistema solar reviente o desciendan los extraterrestres de sus naves espaciales o nuestros aliados norteamericanos de sus aviones o los ángeles vengadores de ese cielo donde el Señor los estaba reteniendo en su infinita miseriordia,
antes de que la lluvia ácida destruya nuestros bosques y la lluvia radiactiva nuestras cosechas y las partículas menores de diez micras nuestros pulmones y los plásticos los de las tortugas y el fracking contamine el agua dulce de la tierra y el petróleo el agua salada de los mares y el clorofluorocarbono destruya el agujero de ozono —beneficioso a diferencia del ozono troposférico—, y el monóxido de nuestra caldera nos provoque cianosis y muerte y el dióxido provoque el efecto invernadero, al igual que el metano de nuestra basura, nuestro ganado y en definitiva nuestros pedos,
antes de todas esas catástrofes,
agarra fuertemente a esa persona que tienes cerca, a esa tan querida, a esa a la que
nunca le dijiste nada
y abrázala,
no seas necio.
No es mala idea, tal y como se están poniendo las cosas.
ResponderEliminarUn abrazo.