Este relato corresponde a la propuesta «52 retos de escritura para 2020» del blog de Literup.com. Concretamente, este relato desarrolla la propuesta «4. Haz un relato que ocurra durante el Año Nuevo Chino.».
En el fondo del metro no hay cobertura. Es lo que tiene la línea seis. Es lo que tienen los barrios de pobres. Así que salgo a la superficie, y busco algún centímetro donde quedarme esperando a que mi hermana salga. Al poco, suena el móvil. Parece que hay otra boca de metro y ha salido por ella. ¿Cómo describirle dónde estoy? Al fin, decido ir a la acera de enfrente, menos saturada, le leo en voz alta el nombre de la calle y aguardo a que lo encuentre en el GPS.
Finalmente nos encontramos. Avanzamos por una calle de aceras estrechas con coches aparcados a ambos lados. Escaparates con carteles en caracteres orientales a ambos lados: tiendas de productos electrónicos, de menaje, de artículos de peluquería y de cosas que no logro identificar. También restaurantes, bares, pescaderías. Llegamos a la esquina de la calle principal. Contemplo el escaparate de una tienda de artículos de segunda mano. Mi hermana tira de mí. «Mira, vienen por allá». Buscamos un hueco. Desde aquí solo se ven lo que parecen minúsculos dragones (luego sabré que eran gallos). Corremos para adelantar al cortejo, esperando buscar un lugar desde donde se puedan hacer buenas fotos.
Por fin, un claro entre la multitud. Un buen punto desde donde hacer fotografías, buenas o malas. Tomo varias instantáneas del gran dragón que está avanzando. Después veo un niño pequeño y le cedo mi sitio. Al fin y al cabo, yo soy más alto. El padre me da las gracias.
Cuando nos cansamos de hacer fotos, buscamos un bar donde tomar algo. Está todo llenísimo. Encontramos finalmente hueco en una cafetería bastante apartada. Cerveza fría, tapa generosa. En esto estamos cuando veo pasar a Susana Wang.
—¡Hola, Susana!, ¿cómo por aquí?
—He venido con mis padres.
—Hola, encantado de conocerles. Soy el tutor de Susana.
Susana es la delegada de mi tutoría. Es una estudiante excelente y colabora con los demás. Me gustaría decirle todo eso a sus padres, pero me da un poco de apuro. En todo caso, me gusta conocerles, pues nunca han venido a las sesiones de entrega de notas.
—¿Tutor?
—En el instituto,en las clases. Su hija estudia mucho.
Se ve a Susana un poco azorada. El padre la mira con mala cara, pero no dice nada delante de mí. Decido que es buen momento para que mi hermana y yo nos retiremos.
El lunes, Susana me confiesa todo. Ha estado viniendo sin decírselo a sus padres, que creían que iba a trabajar al bazar de un tío suyo.
—¿Cómo acabó la cosa?
Han decidido que, como tengo buenas notas, seguiré viniendo. Pero que por las tardes tendré que ir a ayudarles en el bar.
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