Creó su víctima con un goteo de olvidos, desprecios, insultos, amenazas. Esperaba haber conseguido la completa docilidad, el dominio que mostrara ante toda la vecindad quién mandaba allí. Pero olvidó que en la vecindad también hay buenas personas, gente que tiene una palabra de apoyo, tiende su mano y, después de ayudar a escapar a quien sufre, procura que se haga justicia.
Siempre van de la mano, y la gente piensa que son felices. Él sonríe. Ella sonríe. Hay algo oscuro en su sonrisa. En la de él, cierta superioridad. En la de ella, cierta impostura. La dulzura de su voz se vuelve trueno por las noches, cuando vuelve a casa tras horas en la taberna. La dulzura de su voz se quiebra en llanto por las noches, cuando lo ve llegar a casa, tras horas temiendo que llegue el momento. Si solo tuviera el valor de irse... Pero no es fácil escapar de una cárcel que se nos ha metido dentro.
Este microcuento se creó para el concurso "relatos (des)generados" de 2013, donde no resultó seleccionado. Está registrado en safe creative con el código 1309045715801
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