No te lo mereces.
No te mereces que haga nada por ti...
O, mejor, sí:
Sí que te mereces muchas cosas:
que piense por ti,
que por ti me olvide de que existes,
que me esfuerce en ignorarte,
que te desprecie,
que piense
que no tengo
nada qué ofrecerte
y que por lo tanto no te dé nada:
No te lo mereces.
(Es que ya lo he dicho: no te lo mereces).
Pero soy así de tonto
y mañana te daré otra oportunidad.
Lo que es peor:
aunque te merezcas
el dolor y el sufrimiento,
el desprecio,
el castigo,
el abandono,
—¡así soy de tonto!—
te daré lo que no te mereces.
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