De la primera (que no trata la realidad inmediatamente después del terremoto, como su título parece dar a entender, sino que trata de documentar la labor de las ONG durante varios meses) agradezco que se haya limitado la cantidad de imágenes espeluznantes, dejando cierto espacio para la esperanza. Así, junto a funerales, rezos sobre las ruinas de la catedral o imágenes de hombres rebuscando entre los escombros vemos a los jóvenes mutilados que siguen practicando el fútbol, fotografiados por Emilio Morenatti, o a dos niños que juegan con pompas de jabón multicolores, fotografiados por Marta Ramoneda.
Esta es, quizá, la fotografía que más me ha gustado de la exposición, tanto por el aspecto técnico (no debe de ser fácil conseguir que las irisaciones del jabón se impresionen sobre la fotografía) como por la sensación de alegría que transmite.
En cuanto a la exposición sobre arte y arquitectura en Rusia, está compuesta por seis tipos de materiales: escultura (dos en total, de las cuales una es en realidad una maqueta), dibujo constructivista, maquetas de edificios (creo recordar que en total eran tres), fotografías de edificios procedentes de archivo y fotografías de edificios tomadas en época moderna (1992-2000) por Richard Pare. A esto se añaden audiovisuales del mismo autor de las fotografías modernas.
Las fotografías muestran la concepción de los espacios, tanto los espacios utilitarios como los monumentales, de los arquitectos rusos, y añaden una curiosa excepción: un edificio privado que uno de los arquitectos pudo edificarse en pleno Moscú. Se insiste en que las líneas son en general las de la arquitectura norteamericana más vanguardista de la época, pero con mayores concesiones al utilitarismo.
Realmente sería interesante una exposición que comparase el arte de las diversas utopías de los años veinte, treinta y cuarenta, desde el democrático sueño americano hasta los regímenes comunistas y fascistas. No sé si, de la misma manera que se ha documentado hasta la saciedad la arquitectura rusa de la época, incluyendo no sólo bloques destinados a funciones de representación sino también viviendas populares, se habrá documentado fotográficamente la labor del Ministerio de Vivienda franquista: esos curiosos bloques miniajardinados que vemos en numerosos pueblos de España y en los barrios obreros de muchas ciudades.
Por otro lado, respecto a los detalles técnicos de la exposición, me ha fascinado que en casi todos los casos las fechas de las cartelas correspondientes a las fotografías antiguas corrigieran las de los archivos (en algún caso de forma claramente justificada, como cuando se trataba de tomas de un edificio que se sabía construido más tarde, pero en otros casos sin justificación aparente), y que los materiales empleados en una escultura fueran «lápiz sobre papel» (en escultura, en todo caso, supongo que sería «grafito Y papel», pero además la escultura en cuestión tenía un elemento dúctil que necesariamente debía ser metálico o textil, en ningún caso grafito).
En cualquier caso, si estáis ociosos en Madrid, como yo, os recomiendo que vayáis a visitarla.
Más información
- Haití, 35 segundos después
- Caixaforum Madrid, hasta el 2 de octubre 2011
- Construir la revolución
- Caixaforum Madrid, hasta el 18 septiembre de 2011.
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