Si hay algo que demuestre que la Unión Europea está aún muy lejos de ser una auténtica unión, es esa mezcla de pánico, chauvinismo e ignorancia con que se afrontan las crisis sanitarias.
Hace unos meses fue España la que cerró las fronteras a la carne alemana, con motivo de unos análisis que mostraban trazas de dioxinas en ganado alimentado con piensos contaminados. Nada se hizo por asegurarse de que sólo se bloqueaba la carne de ganado alimentado con esos piensos, ni para asegurarse de que en España no se habían vendido piensos similares (fabricados en Alemania, en España o en un tercer país). Simplemente, se optó por cerrar las fronteras, guardar la cabeza como el avestruz y decir «lo de aquí es sano».
Pues bien, ahora ha llegado la revancha. Un lote de verduras concretas de una explotación concreta de España ha presentado contaminación de una variedad concreta de Escherichia coli. Antes de llegar la alerta a las autoridades españolas, el caso ha saltado a la prensa centroeuropea, y después a la de aquí. Antes incluso de ver si la contaminación se debía al cultivador (es posible que sea así: se trata de un cultivo ecológico, lo que sugiere el uso de estiércol, lo que concuerda con la contaminación fecal sugerida por la presencia de E. coli) o al intermediario, se ha actuado sobre todo tipo de verduras procedentes de todo tipo de explotaciones españolas. Por las malas prácticas de un productor (o del intermediario, que todo puede ser), pagarán todos los del mismo país. ¿Podemos quejarnos? No, porque nosotros hemos hecho lo mismo antes, en innumerables ocasiones.
Mientras el miedo a las enfermedades introducidas por la mala praxis en otros países europeos siga agitándose como una bandera para defender los productos nacionales de cada país, la UE seguirá siendo la desunión europea que siempre ha sido. Menos amedrentar a la población con lo que pasa en los otros países, y más controlar que no haya pasado también en este. Recordemos que, por ejemplo, en el caso de las vacas locas, muchas de las vacas españolas enfermas no estuvieron nunca en el Reino Unido: simplemente, se las alimentó con los mismos piensos de origen animal que allí habían estado produciendo lentamente la misma enfermedad.
Si seguimos sembrando dudas sobre lo que se hace en otros países de la unión y no lo tomamos como excusa para controlar lo que se hace en el nuestro, estaremos, cada uno de los socios, cavando nuestra propia tumba.
HOLA
ResponderEliminarESTOY DE ACUERDO , YO NO CREO EN LA UNION EUROPEA , CADA PAIS VA FAVOR DE SUS INTERESES.
y claro hay muchas venganzas y amenazas , cuando el problema de las vacas locas en 1996 por poco se hunde la comunidad europea , y ademas el reino unido habria amezado a algunos paises de la union para que votaran a favor de levantar el embargo de las vacas britanicas.