Siempre pensé que España acabaría estallando políticamente como consecuencia de una crisis económica, y esa hipótesis es la que barajaba en un esbozo de novela que escribí en los años 90, antes de que en Albania la quiebra masiva de bancos azuzara una revuelta que ya había prendido en los países vecinos.
Sin embargo, después de la pasividad general con que se enfrentó el pueblo a la reforma laboral primero, y a la subida de la edad de jubilación después, cambié este abril mi idea: el pueblo sólo se soliviantaría como consecuencia de la prohibición de la emisión de fútbol en abierto.
No llegué a terminar el guión de Scriptfrenzy en que se había convertido aquella novela, pero ahora me vino a las mientes como consecuencia de la protesta del movimiento que unos llaman "Democracia Real", otros "15 de mayo" y otros "primavera española".
Es cierto que hemos estado comulgando con ruedas de molino y tragando carros y carretas (¡cuántas expresiones tiene el español para aquello de tener más paciencia que el santo Job, a pesar del tópico de la furia latina!). Ruedas de molino como que no había inflación (véase este cartel que yo traduzco en una tabla de excel con la inflación real), como que a pesar de la ley D'Hont había democracia ("tantos años de cambio y aquí no cambia nada", decían los Piperrak hace mucho), como que los sindicatos ayudaban a los trabajadores (en los 90 James Petras denunciaba cómo se vendió a toda una generación de jóvenes para que sus padres pudieran tener doradas jubilaciones anticipadas), o como que la corrupción estaba siempre, siempre, en el otro partido.
Y hasta aquí hemos llegado.
Desde los primeros artículos de mi blog vengo pidiendo que se respete la jornada de reflexión. Creo que ha sido un error retrasar tanto las protestas. Creo que se debería haber movilizado España desde septiembre, o quizá desde mayo del año pasado. Es cierto que ahora es un buen momento, y que las protestas se van a oír por toda Europa.
Pero si hubiéramos protestado antes, quizá no hubiéramos acabado doblando la cerviz e hincando la rodilla. Y no habríamos ayudado a perpetuar el entimema. Pues aunque muchos antisistema son y han sido violentos, no es violento todo aquel que está en contra del sistema. Algunos sólo quieren que sus representantes se pongan manos a la obra y lo cambien, como prometieron en el 2004.
Pues sí, elecciones para que todo siga igual. Pero como sea, me alegro de que al fin estemos despertando por algo más que el fútbol.
ResponderEliminarOjalá sepamos como llevar adelante y a buen puerto las protestas.
Te suscribo por completo. Un saludo José.