Páginas especiales
domingo, 28 de junio de 2009
Guías rápidas
Es una lástima que la editorial sea estadounidense y publique sólo en inglés, pues en caso contrario quizá comprase para mis propios alumnos un par de guías sobre redacción y argumentación que serían muy útiles en caso de estar adaptadas a nuestro idioma y gramática.
Para quienes nos defendemos leyendo inglés (aunque seamos muy torpes hablando o escribiendo en dicho idioma), parecen bastante interesantes las guías de cocina. En el apartado de descargas, por ejemplo, está disponible una "guía de cocina para colegio mayor" ("Dorm Room Recipes") que explica cómo alimentarse a base de comida enlatada y microondas, ofreciendo una dieta ecléctica que combina la obsesión por evitar las grasas en el aliño de la ensalada con la profusión de mantequilla, salsas prefabricadas e hidratos de carbono de absorción rápida en el resto de platos.
Otra idea curiosa de esta editorial es la elaboración de tarjetas de felicitación útiles que recogen, por ejemplo, recetas de cócteles, consejos para el cuidado de los niños o juegos para entretener a los más pequeños durante los viajes. No me parecen muy bien buscados los temas de las tarjetas, pero la idea de convertir las tarjetas de felicitación en algo útil que se pueda conservar me ha parecido interesante.
¿Conocéis vosotros alguna editorial (real u online) dedicada a la elaboración de guías rápidas?
jueves, 25 de junio de 2009
Fin de las usenet news en España...
Usenet news, news o "newsgroups" es uno de los protocolos más antiguos de la red, un tablón de anuncios global que permitía que los mensajes circulasen entre ordenadores de distintas redes. La información estaba jerarquizada, y cada jerarquía (por ejemplo es.) decidía qué subgrupos incorporaba.
Frente a los "foros", usenet tenía la ventaja de que toda la información se vertía en el mismo sitio, lo que sin duda ayudó bastante a su éxito en la época en que los motores de búsqueda ofrecían resultados menos fiables y muchos de los foros web quedaban en la "internet oculta". Lamentablemente, ahora es mucho más fácil buscar con google, que nos ofrecerá cientos de foros en que se ha planteado previamente nuestra pregunta.
Otra ventaja era la posibilidad de utilizar una conexión lenta y seleccionar qué mensajes queríamos leer antes de que nuestro ordenador los descargara. Sin embargo, el protocolo de usenet era bastante rígido y no permitía (al menos, en teoría) el envío de mensajes con formato (aunque ciertos clientes podían enviarlos, estos eran muy mal recibidos en los foros, donde quedaba mucha gente que usaba terminales de texto puro). Para los que preferían imágenes, se creó una jerarquía de "binarios".
Contra lo que dice el artículo de El País, los binarios no aparecieron como alternativa al P2P. Habían estado ahí, con el mismo contenido polémico —recuerdo cuando, en los tiempos en que 'napster' era el único programa P2P de uso habitual, una profesora de informática nos mostró que el 90% del porno de internet usaba las news en lugar de la web—: sin embargo, es cierto que la popularidad de NNTP (network news transfer protocol) se vio incrementada cuando los usuarios se dieron cuenta de que podrían transmitir "partes" de los archivos a los newsgroups binarios, y completar los archivos mediante su programa P2P habitual.
Ese fue el principio del fin de las news. Un protocolo pensado inicialmente para liberar a la red de la sobrecarga que constituían las listas de correo, se convirtió en un quebradero de cabeza para los administradores en el momento en que los servidores se saturaron de archivos de 2 gigabytes o más que, para adecuarse al protocolo, habían sido convertidos a texto de 7 bits y divididos en multitud de mensajes pequeños, derrochando con ello enormes cantidades de espacio.
Y las news, como el correo electrónico pop, requerían que cada proveedor colaborase almacenando los mensajes en sus servidores.
Finalmente, muchos servidores terminaron por deshacerse de la jerarquía binaria. Pero en el ínterim, las news habían sido heridas de muerte. Por un lado, estaban las nuevas generaciones de internautas, que habían crecido sin conocer las news o accediendo a ellas a través de gestores orientados a las news binarias, que no mostraban éstas como foros de conversación, sino como una fuente más de descargas. Por otro, foros web cada vez más populares, que, además, enviaban a sus usuarios información de actualizaciones con el nuevo sistema de RSS. Para terminar, la extensión cada vez mayor de clientes, como Outlook (no confundir con Outlook Express), que no admitían el protocolo nntp, y que llevaron a muchos usuarios a utilizar servicios mixtos como Google Groups, donde se mezclan los newsgroups con el concepto de foro.
Así, los proveedores pudieron, silenciosamente, ir dejando de proporcionar el servicio.
He de confesar que yo mismo he puesto mi granito de arena en la destrucción de las news. Los grupos que en tiempos solía consultar, news:es.rec.ficcion.misc y news:es.rec.humanidades.gramatica, los dejé porque, en un caso, tenían demasiado tráfico y me perdía en las conversaciones (algo que explica que no use twitter) y, en el otro caso, porque la tasa intervenciones/spam había ido inclinándose del lado del spam.
¿Mataron los spammers a los newsgroups? No sabría qué decir. Los mató, en todo caso, la negligencia de los administradores: Google Groups, que funciona como un newsgroup, tiene un mecanismo simple, rápido y eficaz para marcar el spam como tal.
Me inclino más a pensar que la muerte de los newsgroups fue cosa de la estética. Las lucecitas y las animaciones no nos dicen nada, pero nos hipnotizan. En esta era de la web 2.0, la web "interactiva", hemos provisto de interactividad a algo que debía ser estático y, a cambio, hemos abandonado gradualmente las news y el correo pop, concebidos desde un principio como interactivos.
miércoles, 24 de junio de 2009
El cuento del miércoles. La espera (Derecho a Matar III)
—Dígame: ¿ha oído usted hablar de la hermandad negra?
—¿La hermandad negra? ¿Ese grupo terrorista? Vagamente. Decían que se dedicaban a asesinar cruelmente a la gente respetable. Pero no recuerdo que hayan reivindicado ningún atentado en los últimos años.
—Eso es porque ya no se dedican a cometer atentados. Ahora, realizan sus acciones en la más perfecta legalidad.
—¡Dios mío! ¿No estará usted tratando de asustarme?
—No, claro que no. Verá: usted tiene ya unos setenta años, ¿verdad?
—Setenta y dos, para ser exactos.
—Y a lo largo de estos años no ha necesitado hacer uso de su derecho constitucional a utilizar las armas.
—Digamos que estaba reservándome para una ocasión especial.
—¿Quizá para ajustarle las cuentas a Mario, que le robó su novia en el instituto?
—Mario... El pobre murió hace quince años, en un accidente de tráfico.
—¿O a su rival, el señor Mauro?
—Ya sabe que hace cinco años compré la mayor parte de sus empresas.
—¿Quizá a Julio, su yerno, que nunca le ha caído simpático?
—Se llevó a mi hija, es cierto... Pero ha sufrido lo suyo. Y ha terminado siendo un ejecutivo valioso. Cualquier día de estos le haré un hueco en el consejo de administración.
—Se habrá dado cuenta, entonces, de que es probable que ya nunca tenga ocasión de ejercer un derecho que miles de ciudadanos invocan a diario. Ahí es donde entra en juego la hermandad, es decir, yo.
—¡Cielo santo! ¿Pertenece a la hermandad, Bonilla? Nunca lo hubiera esperado de usted.
—No es ningún desdoro. La hermandad ya no está constituida por cuatro desharrapados vengativos, como en el momento en que se fundó. Hoy en día es una organización filantrópica. Se sorprendería si supiera los nombres de nuestra cúpula. Está representada la flor y nata de nuestra nación y, a título honorífico, algunos miembros extranjeros.
—¿Cómo es eso posible?
—A la entrada en vigor de la ley reguladora del derecho al homicidio, una serie de personajes creyeron oportuno establecer una organización que asistiera a las personas en la práctica de éste. No aprovechar la infraestructura creada por la Hermandad Negra hubiera sido un desperdicio de medios humanos y materiales. Así que dieron un nuevo sentido al personal de la organización.
—¿Me quiere decir que los convencieron así, sin más?
—Un generoso donativo ayudó, por supuesto. Pero ello no viene al caso. Nuestra organización no concibe el derecho al homicidio como una simple oportunidad, sino como una responsabilidad e incluso un deber. Fíjese en su caso: espera durante años, evitando vengarse de sus enemigos, para, llegado el caso, poder defenderse de ellos, y ¿qué pasa al final? que se ha quedado sin enemigos. Si los acontecimientos siguieran su curso, usted fallecería sin haber aprovechado la ocasión de mejorar el mundo que nuestro legislador —en su sabiduría— le ofrece.
—Y, concretamente, ¿cómo ha de asistirme su organización?
—Es muy sencillo. Someteremos a su consideración una serie de fichas de personajes que están amparados por la ley pero, objetivamente, deberían morir: pederastas, violadores, usureros, guardias de tráfico, cantantes de ópera. Hemos estudiado previamente sus gustos y sabemos que no sentiría ningún remordimiento en matar a las personas que componen nuestra selección, pero preferimos que sea usted quien elija el objetivo concreto.
—¿Sólo eso? ¿Me dan una lista de personas por si no sé a quien matar? No tiene mucho sentido: para eso, puedo disparar a alguien al azar.
—Se trata de una lista de calidad. Contiene direcciones, teléfonos, horarios, planos de sus barrios y sus domicilios... Todos los candidatos han desperdiciado ya su derecho; por tanto, no ha de esperar que opongan demasiada resistencia. Además, con el equipo que le proporcionaremos, usted se asegura de matarlos bien muertos. No quiere usted enfrentarse a demandas por lesiones, ¿verdad?
—Entiendo... me parece muy interesante. Dígame, ¿no tendrá usted algo de ese equipo, para que pueda examinarlo?
—Claro que sí. Mire esta Santa Bárbara Electro Especial. Pequeña, ligera... —¿a que no ha notado que la llevaba en mi bolsillo?— y, sin embargo, mortífera. 400 Kilovoltios recorriendo el cuerpo de su víctima. Diseño ergonómico. Ya sabemos que comienza a tener temblores en la mano...
—Dicen que, aunque son muy pequeñas, resultan incómodas... ¿Me permite que compruebe el peso?
—Claro, tómela. La traía para usted. Pero si prefiere algo más grande, tengo un MK5 en el coche. ¿Quiere que vaya por él?
Bonilla se levanta de la mesa y se dirige hacia la puerta. Entonces, repentinamente, se queda rígido. Después, su cuerpo cae, el cabello erizado y cubierto de humo, al suelo de la cafetería. En su silla de siempre, el Presidente juguetea con la pistola. Gracias a Dios, ya no tendrá más dudas. La espera valió la pena.
(Primero en la serie - Anterior)
domingo, 21 de junio de 2009
La tentación picaresca...
La sección "Historias con nombre y apellidos" de La Nación recogía ayer la apasionante biografía de Carlos Frattini, un ladrón de guante blanco que, a pesar de su talento para la pintura, volvió a recaer una y otra vez en el crimen, y sólo se reformó después de perder a su familia tras una larga condena.
Parece un cuento con moraleja, ¿verdad? Sin embargo, no es sino un reflejo de la conducta humana. Es difícil renunciar a los talentos y habilidades por siniestros que sean...
Jorge Fernández Díaz
domingo, 14 de junio de 2009
Usar hexdump para leer ficheros binarios...
Mi objetivo era leer un par de datos de los ficheros crid producidos por mi grabador personal de video (PVR), que ejecuta un pequeño linux. Normalmente haría esto con C, porque en cualquier ordenador con linux suele haber un compiladorcillo de C. Pero el grabador personal lleva una versión reducida de linux (busybox) que no incluye compilador, ni cabeceras del kernel, ni una idea sobre qué versión de las bibliotecas de C utiliza. Así que prefiero no experimentar con compiladores.
El reto era usar hexdump para leer no el fichero entero sino sólo un par de bytes del archivo, convirtiéndolos después en una cifra que indicaba la longitud del primer campo de texto. A continuación, a partir de ese dato obtenía la ubicación del segundo campo de texto, cuya longitud debía volver a leer. Finalmente, leía los dos campos de texto y los mostraba en pantalla.
#!/bin/bash
# This file uses expr instead of $[ ] to be compatible with busybox
if [ -z "$1" ]; then
#
# No se nos ha proporcionado ningún argumento.
#
echo "Crid file identifier"
echo "Usage: $0 cridfile.crid"
exit 1
else
#
# Asigna el primer argumento a input.
#
input=$1
fi
#Obtener la longitud del primer campo de texto:
# Lee 2 bytes desde el byte 48,
# y usa 1 iteración de 2 bytes para mostrar
# un valor decimal de 2 bytes.
# Asigna el resultado a ltitle
#
ltitle=$(hexdump -s 48 -n 2 -e '1/2 "%2d\n"' $input)
#
#obtener la longitud del segundo campo de texto:
# Lee 2 bytes desde el byte 48 +ltitle + 8,
# y usa 1 iteración de 2 bytes para mostrar
# un valor decimal de 2 bytes.
# Asigna el resultado a ltitle
#
lfmpg=$(hexdump -s $(expr \( 48 \+ 8 \+ $ltitle \) ) -n 2 -e '1/2 "%2d\n"' $input)
#
#Obtener el primer campo de texto:
# Lee ltitle bytes desde el byte 48+2,
# durante $ltitle iteraciones de 1 carácter,
# almacena el resultado en $ltitle.
#
title=$(hexdump -s $(expr \( 48 + 2 \) ) -n $ltitle -e "$ltitle/1 \"%c\"" $input)
#
#Obtener el primer campo de texto:
# Lee ltitle bytes desde el byte 48+10 + ltitle,
# durante $lfmpg iteraciones de 1 carácter,
# almacena el resultado en $ltitle.
#
fmpgfile=$(hexdump -s $(expr \( 48 \+ $ltitle \+ 10 \) ) -n $lfmpg -e "$lfmpg/1 \"%c\"" $input)
#
echo \[ $title \] is \[ $fmpgfile \]
Por su interés para la gente que tenga un PVR, he subido el script a www.todopvr.com
miércoles, 10 de junio de 2009
El cuento del miércoles: Derecho a matar (II)
—Hemos de reconocer que el principal recurso de Frestugal es el turismo, especialmente el de playa. Muchos de los extranjeros que nos visitan conocen solamente la costa mediterránea: Marsella, Ibiza, Marbella. Y quienes optan por el Atlántico suelen hacerlo en el soleado Algarve. Pero a mí me gusta recorrer el soleado norte y gozar de un día de lluvia mientras degusto ostras en un restaurante costero, por ejemplo en Arcachon. Mucho mejor, está claro, que una paella.
Dirán ustedes que soy muy raro. Es cierto que no todo el mundo puede trabajar de probador de hoteles para la guía Bridgestolín, pero tampoco hace falta ser el hombre escrupuloso y relamido que todos imaginan. Admito que me siento feliz degustando una Espuma de Chapapote al Vil Metal en Can Polònia, o una Salade d'Huître à la Vapeur de Vin Blanc en Chez Larry; sin embargo, en mi tiempo libre puedo comer perfectamente un pa amb tomàquet en cualquier bar de carretera, o encargar una pizza al telechino.
Cuando visito un hotel, lo primero que hago es examinar la servicialidad del portero, el recepcionista y el botones. ¿Quizá piensan que un botones es algo trasnochado? Créanme: una plataforma levitante quita todo el glamour al mejor de los hoteles. Lo mismo ocurre con el servicio de habitaciones: es absurdo hacer que las persianas se levanten automáticamente a las seis de la mañana, cuando puede aparecer Marta con su uniforme perfectamente planchado y despertarme con el aroma de la bollería recién horneada. Lamentablemente, la gente no sabe gastar su dinero en lo que realmente merece la pena.
Una vez en mi habitación, paso minuciosamente un paño limpio por todos los muebles, y hago lo mismo con un algodón en el baño, donde, además, me aseguro de que haya artículos de aseo y la grifería funcione correctamente. Seguidamente, compruebo la pulcritud de la cama y después la deshago para asegurarme de que las sábanas tengan una blancura inmaculada. Por último, pruebo el colchón.
Fue precisamente durante la evaluación de la Pousada de Calahorra cuando encontré, en el desagüe de la bañera, una pequeña mancha. Además, aunque el WC parecía funcionar perfectamente, había un desagradable olor a corrupción en el ambiente. Aquella dejadez en las funciones del personal me alarmó, pero mi sorpresa fue mayúscula cuando, al levantar el colchón para el examen rutinario, encontré el cadáver en descomposición de lo que parecía una camarera. Anoté mis observaciones en mi libreta y después les llamé a ustedes, por si resultara que se trataba de un homicido sin declarar. Les he traído una copia de mi libreta, por si la necesitan.
—¿Eso es todo?
—No, por supuesto que no. El director de la Pousada insiste en que pague la habitación. ¿No cree que es indignante?
(Anterior - Siguiente)
lunes, 8 de junio de 2009
Marcel Schwob: El libro de Monelle y La cruzada de los niños
144 páginas
Género: Cuento.
Precio: 14,02 US$ (librería El Pez Volador, Córdoba, AR, vía Abebooks)
ISBN: 84-7720-161-7
87 páginas
Género: Histórico / Fantasía.
Precio: 8,41 US$ (librería Biblos, Málaga, ES, vía Abebooks)
No sé si en este blog he llegado a comentar Vidas imaginarias, un delicioso libro de Schwob en el que están inspiradas mis Cartas del Vampiro. El caso es que el autor francés me sorpendió y me quedé con las ganas de leer algo más de él, pero no llegué a buscar en internet un listado de sus obras.
Varios años después, me he encontrado con un poema sobre el autor, escrito por Luis Alberto de Cuenca, en que se citaban sus amores con Louise, origen del libro de Monelle. Leyéndolo, decidí rastrear en Abebooks (una empresa que ofrece servicios de venta por internet a los libreros de viejo) la obra del autor, y me compré El libro de Monelle, en edición argentina, y una edición de La cruzada de los niños realizada por una editorial especializada en ocultismo y fantasía.
El primero de los dos libros que leí es La cruzada de los niños, que contiene, además del relato que le da título, otros cinco: "El rey de la máscara de oro", una parábola sobre la búsqueda de la verdad; "el incendio terrestre", una historia poética sobre el amor entre dos niños; "Las embalsamadoras", un cuento de terror; "La máquina de hablar", una especie de fábula sobre la ciencia; y "La ciudad dormida", un relato fantástico que de alguna manera me recuerda a Borges.
El lector accede a la historia de la cruzada a través de los relatos de personajes variopintos de la edad media: ciegos, clérigos, papas, historiadores y los propios protagonistas; resulta todo un ejercicio de perspectivismo, y a la vez recuerda a Vidas imaginarias por la selección de los personajes. Así el leproso:
Puesto que el Señor no ha querido dármelo, tengo avidez de tomar lo que me pertenece. He aquí por qué aceché a los niños que descendían del país de Vendôme hacia este bosque del Loira. Tenían cruces y estaban sometidos a Él. Sus cuerpos eran Su cuerpo y Él no me ha hecho parte de su cuerpo. Me rodea en la tierra una condenación pálida. Aceché, para chupar en el cuello de uno de sus hijos sangre inocente. Et caro nova fiet in die iræ. El día del terror será nueva mi carne.
Si en La cruzada de los niños se habla del hombre a través de la aventura inverosímil (¡pero verdadera!) de aquellos inocentes lunáticos que perecieron en su camino a Tierra Santa, El libro de Monelle es una reivindicación de la inocencia a través de la figura purificadora (y nihilista) de Monelle y de sus viciosas hermanas: la egoísta que manda a su novio a buscar cangrejos en una noche de tormenta; la voluptuosa, que juega a que su novio sea Barba Azul; la perversa Magda, que niega el alimento al pobre; la desilusionada Mahot, que busca las selvas del sur en el mediodía de Francia; la salvaje amiga de Bûchette; Jeanie, la enamorada fiel, que se pierde en la busca de su novio; Ilsée, predestinada a tener celos de sí misma; Marjolaine la soñadora, que tiene tan vacío el cerebro como la despensa; Cice, la complacida en la desgracia; la princesa Morgana, la insensible, amiga de la sangre; y Lily, la sacrificada, que vuelve a su tierra después de vagar en busca de un remedio innecesario.
En todas ellas hay un aspecto de la personalidad de Monelle: una personalidad que se nos presenta desde las primeras páginas, a través de una especie de prólogo titulado "Palabras de Monelle":
Tengo piedad de ti, tengo piedad de ti, tengo piedad de ti, mi amado.
Sin embargo, volveré al seno de la noche; pues es necesario que me pierdas, antes de volverme a encontrar. Y si me encuentras, huiré de ti nuevamente.
Pues yo soy la que está sola
Pronto, este prólogo se convierte en manifiesto de una manera de concebir el mundo:
He aquí la palabra: Destruye, destruye. Destruye en ti mismo, destruye a tu alrededor. Haz lugar para tu alma y para las otras almas.
Si las palabras de Monelle combinan el aforismo, la sentencia y el deseo de epatar, el estilo de los cuentos adquiere tintes líricos, como en la aparición de la niña salvaje:
Cierta mañana de otoño en que las cimas del bosque estaban aún encendidas por la aurora, Bûchette vio que delante de la Becerra se estremecía un objeto verde: tenía brazos y piernas, y la cabeza parecía pertenecer a una niñita de la edad de Bûchette.
Y es que El libro de Monelle es una obra que pertenece antes al campo de la lírica que al de la narrativa. Sus narraciones están al servicio de la evocación, del recuerdo de esa Louise a la que el joven Schwob perdió en su juventud. Sus personajes son, como ellas, flores malditas de una venenosa fragilidad.
Es preciso / Es precisa
No es habitual ver ante nuestros ojos un proceso de lexicalización y reconocerlo como tal; por eso me parece interesante este caso, que aparece en un recuadro destacado de los mapas de cercanías de Renfe de Madrid. El uso de es preciso seguido del infinitivo tener, por un lado, y de se precisa con o sin tal infinitivo, por otro, han causado la inmovilización del adjetivo (o participio irregular, según como se quiera ver) que debería concordar con el sujeto, como sucedería en es necesaria o en es requerida.
El proceso me recuerda vagamente a otros que no he podido vivir, como la conversión de los participios "bastante", "mediante" y "durante" en adverbios (e incluso en preposiciones). El lenguaje formulario hace que incluso el verbo, supuesto rey de la oración, se degrada hasta vaciarse de flexión y sentido.
miércoles, 3 de junio de 2009
Un hombre bueno
Las Torres
Si tenéis suerte, podréis ver también las cocheras de la Renfe, en Av. de Asturias con San Aquilino... lo malo es que el guardia no deja tomar fotos, por eso de la seguridad...
Ver Madrid con ojos de turista II- De Plaza de Castilla al Parque de La Ventilla en un mapa más grande