Muchas veces nos sentimos en un puente como si hubiera dos noches de viernes, o dos sábados; en ocasiones, sin embargo, parece que hubiera dos domingos de resaca y tardes vacías...
¿La solución? Golfear un poco menos las dos primeras noches, para no arruinar la tercera...
Me gusta una frase de una canción que dice "No hay mucha diferencia entre un puente y una pared".
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