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miércoles, 18 de junio de 2008

De crisis, petróleos y otros

Llego a casa pensando en escribir un artículo sobre la crisis energética en el blog. Entonces pongo la TV mientras cuece mi almuerzo y veo a Bush en CNN+ hablando sobre el petróleo. ¿Coincidencia, o fatum?

El mensaje de Bush viene a decir lo siguiente:
Los malvados demócratas, con sus neuras ecologistas, han impedido que hagamos nuevas perforaciones en el Golfo de México (nombre técnico: Plataforma Continental) y en las reservas naturales de Alaska (nombre técnico: el Ártico). La tecnología actual permite que ahora perforemos en dichos lugares sin riesgos. Además, hay que crear nuevas refinerías (¿para qué, si no hay petróleo con que abastecerlas?), lo que crearía buenos puestos de trabajo (sí, ya imagino cuán buenos) en construcción (léase: curritos edificando), ingeniería (léase: curritos montando oleoductos) y refinado.
Finalmente, hace una alusión a que las petroleras se ven acosadas por juicios y ecologistas (supongo que sería mejor que los jueces dejasen el caso Exxon Valdez y otros similares pudriénose sobre la mesa de su despacho).

Dejando aparte el hecho objetivo de que sí, con más petróleo bajarían los precios, se nos viene a las mientes considerar:
1) Que el daño al medio ambiente producido por la extracción de petróleo no se debe sólo a la extracción en sí: también a la necesidad de dar alojamiento y comida a los trabajadores, al transporte (recuérdense los frecuentes casos de pérdida en oleoductos en Nigeria y la Amazonia, y de hundimientos de petroleros) y a la emisión de gases en el refinado.
2) Que si el refinado en EEUU se hace en las mismas condiciones que en España, no es un "buen trabajo", como tampoco lo es la construcción. ¿Se ha planteado Bush por qué en su juventud eligió ese gris trabajo de empresario que le condujo finalmente a la presidencia, en lugar de elegir la construcción? Como dice Gilbraith, "quienes más valoran el trabajo son quienes tienen trabajos menos fatigosos".
3) Que de las palabras de Bush se podría hacer un contrafacto adaptándolas a la droga, la prostitución, etc. La producción de cualquiera de estas mercancías aportaría "buenos trabajos" (si lo es el refinado, cualquier cosa lo es) y bajaría los precios del producto en cuestión. Eso sí: tendrían la misma oposición política y judicial que los benévolos trabajos petrolíferos que el Presidente del Mundo (pues, al fin y al cabo, lo es), propone.

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