Miércoles. No es el día más cargado de la semana, pero tampoco es nada ligero. Semana previa a las evaluaciones. Reunión de departamento a las 15:00. Comemos de bocadillo, aun así llegamos tarde y, gracias a nuestra capacidad para la distracción, la reunión se prolonga hasta las 17:00. No es demasiado, y más teniendo en cuenta que todavía me puedo refugiar en casa de mis padres, a 15 minutos del trabajo. Pero luego tengo que preparar pruebas para mañana, lo cual me lleva hasta las 18:40 y me deja mentalmente agotado. No acaba ahí la cosa. Tengo unos exámenes que corregir. Y un chaval me ha dejado el cuaderno (yo les dije que me lo dieran el lunes, y hoy es el día que peor me venía, desde luego). Necesito tomarme un respiro, aunque no termine de corregir los exámenes.
Creo que nunca conseguiré tener las notas a tiempo.
entra ternurilla, cuando lees algo como esto joe.
ResponderEliminardespués de tantos años (de los cinco a los diecisiete mínimo) pensando en que los profesores eran malos bicharracos uno se va dando cuenta de que son seres humanos; y luego lees cosillas como estas y ay...
ánimo compadre.
y conste en acta que yo hubiera querido ser professor.