Hace tiempo me suscribí a los servicios online de El Periódico de Catalunya. Quienes me conozcáis personalmente ya imaginaréis que no lo hice por catalanismo: soy un riojano afincado en Madrid. Pero El Periódico y La Vanguardia eran los dos últimos periódicos importantes que permitían al lector la consulta de artículos antiguos de la "versión impresa". En el caso de El Periódico, la cosa era aún mejor: me podía descargar los PDF de toda una semana, para leerme las tiras cómicas de Altuna (que me encantan).
Cuando recientemente me enviaron un mensaje de El Periódico de Catalunya en que me indicaban que iba a cambiar el sistema de subscripción online, me eché a temblar: imaginé que comenzarían a cobrar por el servicio que estaban prestando. Hoy, llegaba el ultimatum: a partir del 15 de mayo dejarían de funcionar las viejas cuentas de usuario. La excusa: uso de cuentas basadas en la dirección electrónica (que suele ser más fácil de recordar, especialmente cuando en unos sitios te llamas josemoya, en otros jmoysae, en otros questor, en otros urganda y en otros cosas raras como gorgonzola). Pero me he asustado cuando he visto casillas (afortunadamente no obligatorias) donde preguntaban el NIF o la dirección.
La traca final ha llegado en el último paso, la página de servicios publicitarios. Se exige la subscripción a anuncios relacionados con al menos cinco temas distintos (a mí sólo me interesaban un par: de La Vanguardia recibo "la cafetera rusa" sobre nuevas tecnologías, y ofertas de viajes). Pero es que la política de privacidad es aún peor:
Asimismo, Ud. consiente la comunicación de sus datos a terceras empresas así como a empresas del Grupo Zeta cuyas actividades se relacionen con los sectores editorial, formación, de cultura y de ocio, con el fin de que le informen, sobre los productos o servicios que comercialicen. A estos efectos, solicitamos su consentimiento para que dichas empresas le envíen información comercial a través de su cuenta de correo electrónico así como otros medios electrónicos equivalentes, con el fin de evitar la recepción de correspondencia no deseada. [!!]
Aquí aparece una de las características del lenguaje jurídico que les expliqué a los muchachos la semana pasada: la necesidad de detallar todo, e incluir en una afirmación todos los casos posibles. "terceras empresas" incluye todas las empresas del mundo (menos las del grupo Zeta, propietario de El Periódico). Después, se enumera qué empresas del grupo Zeta podrán enviar publicidad, pero al lector le da lo mismo, porque, una vez acepta que cualquier tercera empresa (GranAnunciante S.A., pongamos por caso) le envíe publicidad, ¿qué más le da recibir mensajes del grupo Zeta?
Lo siento, muchachos. Me parecería justo obligarme a recibir algo de publicidad. La recibo de Terra y de La Vanguardia, y no me importa porque está relativamente equilibrada con el servicio que me dan (Terra me mantiene una cuenta de correo desde tiempo inmemorial). Incluso suelo decirle al filtro de Hotmail que los mensajes publicitarios de La Vanguardia no son correo no deseado (al fin y al cabo, lo he solicitado). Pero no voy a pasar por el aro de suscribirme a CINCO servicios y que, encima, os ofrezcáis a darle mi dirección a terceras empresas. Hasta ahí podíamos llegar.
Es por eso que os dejo mi dirección de correo de mailinator (josemoya@mailinator.com) a donde podréis enviar cualquier mensaje. No hace falta contraseña para leer esa dirección, pero no os preocupéis por la seguridad: los mensajes son automáticamente destruidos, minutos después de llegar.
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